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Importante:
Algunas de las imágenes que acompañan a los textos son
ilustrativas. |
Los norteafricanos se hibridaron con los
neandertales.
Publicado
en la Revista
Paleo.
Año 10. Numero 80. Diciembre de 2012.
Un equipo de
investigadores con participación del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (España) ha constatado que las
poblaciones del norte de África muestran en sus genes la huella de
hibridación con los neandertales (Homo neanderthalensis). Hasta
ahora se pensaba que esta señal de mezcla entre esta especie
desaparecida hace entre 30.000 y 24.000 años y el Homo Sapiens podía
hallarse sólo en humanos no africanos.
Los investigadores del CSIC, que publican sus resultados en la
revista PLOS ONE, han llevado a cabo un análisis genómico en siete
poblaciones del norte de África, desde Egipto hasta el Sáhara
Occidental. Tras estudiar 780.000 marcadores genéticos del genoma de
125 personas, han detectado un exceso de variantes compartidas con
los neandertales respecto a los genomas de africanos subsaharianos
que han usado como referencia.
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Para
delimitar el origen del componente neandertal, los
investigadores han aislado aquellas poblaciones con un
sustrato local más antiguo, anterior a hace 40.000 años, y
han constatado que estas son precisamente las que tienen más
señales de cruce con los neandertales.
“Los
resultados indican que los únicos humanos modernos sin
rastro genético de los neandertales son las poblaciones
africanas situadas al sur del Sáhara”, destaca el
investigador del CSIC Carles Lalueza-Fox, que trabaja en el
Instituto de Biología Evolutiva, un centro mixto del CSIC y
la Universidad Pompeu Fabra. |
El trabajo sugiere,
por tanto, que las poblaciones norteafricanas, modeladas por una
compleja historia evolutiva marcada por diversos movimientos
migratorios, son el resultado de una migración de vuelta a África,
tras el contacto de los humanos modernos con los neandertales en
Oriente Próximo.
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“Estos
resultados no significan que hubiera neandertales en el
continente africano, ya que las evidencias del registro
fósil norteafricano muestran poblaciones arcaicas, pero sin
rasgos neandertales”, aclara Lalueza-Fox.
Hace dos
años, un grupo de investigadores del Proyecto Genoma
Neandertal con participación del CSIC constató que las
poblaciones de Europa, Asia y Melanesia poseen casi un 2,5%
del genoma procedente de los neandertales. |
El
hecho de que todas las poblaciones no africanas muestren este rastro
genético de hibridación ha permitido calcular que el encuentro entre
los antepasados de la especie humana y los neandertales tuvo lugar
en Oriente Próximo hace entre 40.000 y 80.000 años.
Para el investigador del Instituto de Biología Evolutiva Federico
Sánchez Quinto, “el porcentaje exacto del genoma neandertal que
portan las diferentes poblaciones humanas, dentro y fuera de África,
podrá afinarse en el futuro con genomas completos
del norte de África y con un genoma neandertal con una mayor calidad
de secuencia”. (Fuente: CSIC)
Paranthropus, el homínido que se extinguió
por ser solo vegetariano.
Publicado
en la Revista
Paleo.
Año 10. Numero 79. Diciembre de 2012.
Hace un millón de
años, mucho antes del surgimiento de Homo sapiens, que acabaría
colonizando el mundo, varias especies de homínidos compartían
África. Cada una de ellas tenía unas características que
determinarían su éxito o su fracaso, y entre esas características
son muy relevantes los hábitos alimenticios. Ahora, un grupo de
investigadores de Francia y Sudáfrica han utilizado el esmalte de
los dientes de tres especies de aquellos homínidos, Paranthropus,
Homo y Australopithecus, para conocer su dieta.
De estos tres tipos
de primate, habitualmente se atribuye a los ancestros más cercanos a
los humanos actuales, los Homo, una dieta variada y a los
Paranthropus como exclusivamente vegetarianos. Esta especialización
se considera una de las causas que contribuyeron a la extinción de
esta última especie al limitar su capacidad de adaptación a los
cambios medioambientales que se produjeron hace un millón de años.
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Sin
embargo, los datos obtenidos por los investigadores a partir
de dientes encontrados en Sudáfrica confirman que los
Paranthropus comían solo plantas, pero parecen indicar que
también los Homo tenían una dieta poco variada, aunque en su
caso era carnívora, y por lo visto en los milenios
posteriores esta especialización no le dio malos resultados.
Por último,
los investigadores observaron que los Australopithecus
tenían una dieta mixta de carne y vegetales. |
Sobre el éxito del
carnivoro Homo y el fracaso del vegetariano Paranthropus, Vincent
Balter, investigador de la Escuela Normal Superior de Lyon y autor
del estudio, explica que “la primera ventaja de comer carne es que
para el desarrollo del cerebro, que es el sello distintivo de la
evolución de los Homo, se requiere comida de gran calidad”. No
obstante, Balter cree que nuestros ancestros primero tuvieron una
dieta más especializada que se fue haciendo variada con el tiempo.
“El panorama es probablemente diferente hace 1,5 millones de años y
hace un millón de años. Los Homo se especializarían en principio en
comer carne, pero es probable que después también comiesen plantas”,
añade.
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Para llegar
a estas conclusiones, los autores del estudio midieron la
presencia de estroncio en el esmalte de los dientes. Una
mayor cantidad de este elemento indica una dieta vegetariana
y su ausencia apunta que el individuo al que pertenecía la
pieza dental era carnívoro.
Además
de conocer cómo eran las diferentes dietas de los homínidos,
los científicos querían comprobar si, como mantienen algunas
hipótesis, una dieta más estrecha implica también un hábitat
más limitado. |
En este caso, el artículo indica que no es así para los Homo y los
Paranthropus, que pese a comer solo carne o solo vegetales, se
movían por áreas tan amplias como los Australopithecus con su
diversificada alimentación. Para Balter, la clave es que Homo y
Paranthropus ”vivieron juntos en el mismo lugar y en el mismo
momento porque su nicho era diferente. Al no depender de la misma
comida, no había competencia entre ellos”, dice.
Purgatorius, el primer ancestro humano
parecía una pequeña ardilla.
Publicado
en la Revista
Paleo.
Año 10. Numero 79. Diciembre de 2012.
Un grupo de
científicos han descubierto los huesos fosilizados de uno de los
primates más antiguos y primitivos, el Purgatorius, el cual pasaba
el tiempo comiendo fruta y trepando árboles.
Los fósiles, descritos en la reunión 72° de la Sociedad de
Paleontología de Vertebrados en Raleigh, Carolina del Norte, son los
primeros huesos descubiertos que corresponden al cuerpo del animal,
lo cual entrega nueva pistas acerca de la forma y comportamiento de
la especie. Hasta ahora solo se habían encontrado los fósiles de sus
dientes.
"Los huesos del tobillo muestran que tenía articulaciones similares
a las que tienen los primates de hoy que viven sobre árboles" señaló
el co-autor de la investigación, Stephen Chester, de la Universidad
de Yale. "Esta articulación permite que el pie rote en diferentes
direcciones para que se ajuste a los distintos ángulos presentes en
los árboles y ramas".
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Luego de
analizar los fósiles, los investigadores creen que los
huesos del tobillo del Purgatorius fue un elemento clave en
la evolución y sobrevivencia de los primeros primates.
"Estos nuevos fósiles apoyan la teoría que señala que los
primeros 10 millones de años de la evolución de los primates
ocurrió durante un período intenso de diversificación de
plantas. Estos animales trepaban por ramas para recolectar
frutas y otros productos de los árboles" señaló Bloch al
Discovery News. |
De acuerdo a los
expertos, los fósiles descubiertos indican además que los primeros
primates no tenían tobillos largos como los primates de hoy. Chester
realizó el estudio junto a Jonathan Bloch, del Museo de Historia
Natural de Florida, y William Clemens, profesor de la Universidad de
California.
Si bien hasta ahora existen muchas preguntas acerca del Purgatorius,
se espera que el fósil pueda entregar más detalles del animal y la
evolución de los primates. El Purgatorius vivió durante el
Paleoceno, poco después de la extinción de los dinosaurios no
aviarios. Se cree que este mamífero era pequeño y de color castaño.
Con 36 gramos de peso, su tamaño era similar a los actuales lémures
de Madagascar
Este mamífero
además tenía muchos dientes, incluyendo molares muy bajos que
seguramente le permitían comer frutas. El fósil encontrado es el
ejemplar más antiguo conocido hasta ahora, y tiene una edad entre 65
a 66 millones de años. latercera.com
El Homo antecessor se comía a niños de otros
grupos para defender el territorio.
Publicado
en la Revista
Paleo.
Año 10. Numero 77. Diciembre de 2012
Desde hace años se sabe que el Homo antecessor, una especie homínida
que vivió hace unos 800.000 años en Atapuerca (Burgos), practicaba
el canibalismo, pero nunca ha quedado claro por qué lo hacía. Un
estudio publicado en el Journal Human Evolution sugiere que el
infanticidio y el canibalismo se practicaron por la defensa y
ampliación de un territorio rico en recursos, una conducta que se
observa ahora en los chimpancés.
El Homo antecessor contemplaba en su dieta ejemplares de otros
homínidos, sobre todo individuos inmaduros a los que sometía a los
mismos procesos de carnicería que a los animales. Así se constata en
un nuevo estudio que aporta más hipótesis sobre el porqué del
canibalismo que practicaba este homínido en la sierra de Atapuerca
hace unos 800.000 años.
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Para
llegar a estas conclusiones, el equipo de investigación,
liderado por el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y
Evolución Social (IPHES), ha comparado el canibalismo
practicado por chimpancés, humanos modernos y casos
arqueológicos con las evidencias del nivel TD6 del
yacimiento de la Gran Dolina (Sierra de Atapuerca) para
"explorar las posibles causas que motivaron esta conducta en
el Pleistoceno inferior", indica Palmira Saladié, autora
principal del estudio e investigadora del IPHES.
Según el
trabajo, publicado recientemente en Journal Human Evolution,
no se observan diferencias en el tratamiento de la carne de
las carcasas o de los huesos de Homo antecessor con el de
otros animales. |
Los investigadores
compararon las marcas de corte y fracturas de los huesos de estos
homínidos para el consumo del tuétano (sustancia blanca en el
interior de los huesos) con las localizadas en otros animales.
"Las modificaciones encontradas en Homo antecessor y los huesos de
otros animales indican que el proceso de carnicería fue el mismo
sobre las diferentes especies y que los restos una vez consumidos se
descartaban sobre el suelo de hábitat de la misma manera", apunta
Saladié.
"Esto sugiere, tal y como ya se publicó en 2010 en la revista
Current Anthropology, que los homininos que utilizaron Gran Dolina
como campamento cazaban y consumían individuos de otros grupos de
manera recurrente, incluyendo esta conducta en su sistema cultural",
añade la misma investigadora.
Aunque hay un
número creciente de restos humanos con claras evidencias de
canibalismo en yacimientos prehistóricos de Europa, este tipo de
registro es aún escaso para extraer conclusiones generales. En el
caso de conjunto de TD6, la información es la siguiente: "En primer
lugar, los diferentes eventos de características similares se
llevaron a cabo sucesivamente, y segundo, el consumo de los restos
era para fines nutricionales. Ambas inferencias sugieren la
naturaleza funcional del canibalismo en este lugar", subraya la
experta.
Por otro lado, el equipo observó que los homininos consumidos eran
sobre todo individuos inmaduros, entre los que se encuentran varios
niños, "lo que indica el consumo de individuos relacionados con un
menor riesgo para el agresor durante su captura".
La 'caza' se podría haber producido en un intento de proteger el
territorio de grupos de vecinos o de nuevos grupos entrantes en la
misma zona. "En el momento del asalto, los atacados probablemente
pudieron ser pocos individuos, incluidos niños y adolescentes,
acompañados de machos y hembras adultos", señala la científica.
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La
distribución de edades de los homininos canibalizados no es
consistente con la que muestran otros casos de
exocanibalismo practicado por grupos de homininos o humanos.
En cambio, es similar a los perfiles de edad que se observan
en el canibalismo asociado con la agresión intergrupal en
los chimpancés.
"Utilizamos
una analogía con la conducta de estos primates para proponer
que los homininos de TD6 llevaban a cabo ataques de bajo
riesgo sobre miembros de otros grupos para defender el
acceso a los recursos dentro de los propios territorios y
tratar de ampliar estos espacios en detrimento de los grupos
vecinos", apunta Saladié. |
Según los
investigadores, el canibalismo se realizó entre sociedades
productivas, estructuradas y jerárquicas, y con cargas simbólicas
muy complejas, que poseían mitos en los que el canibalismo se
incluía dentro de su concepción del mundo. "Esta complejidad
-explica Saladié- no se puede transferir directamente a las
sociedades cazadoras y recolectoras del Pleistoceno, para quienes la
práctica de esta costumbre puede haber sido impulsada por
circunstancias ecológicas, o por la combinación de ambas razones,
aunque no son fácilmente visibles en el registro arqueológico".
(Fuente: IPHES)
Los hombres prehistóricos alteraban huesos
con los dientes sin utilizar herramientas.
Publicado
en la Revista
Paleo.
Año 10. Numero 77. Diciembre de 2012.
Un equipo de
investigación español ha efectuado un estudio comparativo entre las
marcas de dientes observadas en huesos descubiertos en Atapuerca,
concretamente en los niveles TD6 (800.000 años de antigüedad) y TD10
de la Gran Dolina (350.000 años), y el MIR4 de la Cueva del Mirador
(4.000), con mordeduras humanas realizadas experimentalmente. El
trabajo está liderado por investigadores del Institut Català de
Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES) y contó con la
participación del alumnado del Máster en Arqueología del Cuaternario
y Evolución Humana que se imparte en la Universitat Rovira i Virgili
de Tarragona.
Entre las conclusiones del estudio destaca la gran capacidad de los
homininos para modificar los huesos sin necesidad de utilizar
herramientas líticas, y la gran similitud de las mordeduras
realizadas por humanos con las producidas por algunos carnívoros.
"En los conjuntos
arqueológicos cuando han actuado varios agentes (carnívoros grandes,
pequeños, homininos) puede existir un volumen importante de marcas
de dientes de las que no se pueda discriminar quién las ha
producido. Sin embargo, los carnívoros tienen dientes secodontos
(con cúspides cónicas y puntiagudas) y los homininos bunodontos (con
múltiples coronas bajas y redondeadas)", explican los expertos.
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Estas
diferencias morfológicas se trasladan a las marcas
producidas por los dientes, lo que ha posibilitado
establecer un modelo conformado por criterios morfológicos
para identificar las marcas de dientes (tooth marks)
humanos.
Tradicionalmente, éstas han sido atribuidas a una autoria no
humana, generalmente carnívoros, pero también a otros
animales omnívoros o roedores. “Sin embargo, trabajos
anteriores de tipo experimental y también de base
etnoarqueológica habían constatado que los humanos pueden
realizar numerosas modificaciones (tipos de mordeduras) que
quedan registradas sobre los huesos durante la masticación”,
explica Palmira Saladié. “En nuestro estudio experimental
–añade- hemos podido evidenciar que el rango de
modificaciones es más amplio de lo que se pensaba”. |
Así se ha visto que
las mordeduras producidas por los sujetos sobre huesos de cerdos,
ovejas y conejos incluyen tipos conocidos en la terminología
tafonómica como furrowing (pérdidas de tejido), scooping-out
(vaciados), crenulated and saw-toothed edges (bordes crenulados y
aserrados), longitudinal crackers (fisuras longitudinales), crushing
(aplastamientos), peeling (fracturas por flexión) y tooth marks
(depresiones, improntas y surcos). Hasta ahora sólo se tenía
constancia de algunas de ellas, con lo que se amplía el repertorio y
se constata la gran capacidad de los homínidos para producir
modificaciones sin el uso de herramientas.
El interés en la
identificación de marcas de dientes humanos se encuentra
principalmente en tres líneas de investigación: la observación de la
participación de los homínidos (con y sin tecnología) en la
formación de conjuntos óseos de animales; la identificación de
canibalismo (ya que la prueba más fiable para la inferencia de
consumo de los cuerpos es la presencia de mordeduras) y la
resolución de los posibles problemas que se pueden derivar de
inferir que hayan sido otros animales los que han producido las
señales en los huesos.
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Las
morfologías y dimensiones de algunos tipos de mordeduras,
como las depresiones y los surcos, fueron estudiadas
mediante microscopía electrónica y tratadas
estadísticamente. Con el fin de obtener modelos que sirvan
de base interpretativa a la hora de estudiar materiales
arqueológicos, los experimentos se realizaron con sesiones
de consumo de carne cruda, cocida y asada por parte de
investigadores y del alumnado antes mencionado. Las
morfologías y dimensiones de algunos tipos de mordeduras,
como las depresiones y los surcos, fueron estudiadas
mediante microscopía electrónica y tratadas
estadísticamente. |
Con el fin de
obtener modelos que sirvan de base interpretativa a la hora de
estudiar materiales arqueológicos, los experimentos se realizaron
con sesiones de consumo de carne cruda, cocida y asada por parte de
investigadores y del alumnado antes mencionado.
“La combinación del
tipo de modificaciones y algunas de las características morfológicas
nos han permitido establecer analogías con mordeduras presentes en
distintos materiales arqueológicos de yacimientos Holocenos y
Pleistocenos de la Sierra de Atapuerca”, afirma Palmira Saladié.
“En este trabajo hemos encontrado claros paralelos entre las
mordeduras humanas realizadas experimentalmente y otras localizadas
en los yacimientos antes mencionados. Gracias a ello se ha podido
establecer un patrón de las modificaciones efectuadas con la
dentición de los homininos sin el uso de herramientas”, asevera la
misma investigadora. (Fuente: IPHE)
Hallan el primer ejemplo de fósil moderno en
Asia.
Publicado
en la Revista
Paleo.
Año 10. Numero 76. Diciembre de 2012.
Un antiguo cráneo,
hallado en una cueva de las montañas Anamitas, al norte de Laos, es
el fósil del humano moderno más antiguo encontrado en el sudeste de
Asia, según ha publicado un equipo de investigadores en la revista «PNAS».
Este descubrimiento
hace retroceder el reloj de la migración humana moderna en 20.000
años, e indica que los nómadas antiguos, fuera de África,
abandonaron la costa y habitaron diversos hábitats mucho antes de lo
que se pensaba anteriormente.
Los científicos que
encontraron el cráneo en 2009, han sido los primeros en excavar en
busca de huesos antiguos en Laos desde principios de 1900, cuando un
equipo halló cráneos y esqueletos de varios seres humanos modernos
en otra cueva de las montañas Anamitas.
Los fósiles
encontrados en 1900 tenían unos 16.000 años, por lo que eran mucho
más recientes que el cráneo recién descubierto, que tiene una edad
de entre 46.000 y 63.000 años.
«Se trata de un
antiguo fósil humano particularmente moderno, y también
particularmente antiguo para esta región», afirma la autora
principal del trabajo, Laura Shackelford. La investigadora añade que
«existen otros fósiles de humanos modernos en China o en el sudeste
asiático insular que pueden ser de la misma edad, pero que no
muestran rasgos humanos modernos definitivos. Sin embargo, este
nuevo cráneo es muy antiguo, y aun así, muestra características
humanas modernas muy concluyentes».
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Los
investigadores no encontraron artefactos junto al cráneo, lo
que sugiere que la cueva no era un lugar de habitación o
entierro, y que es más probable que la persona muriese en el
exterior y el cuerpo acabase en la cueva en algún momento
posterior.
El hallazgo
revela que los primeros humanos modernos migrantes no solo
habitaron la costa y las islas del sudeste de Asia y
Australia, como algunos investigadores han sugerido, sino
que también viajaron hacia el norte, señala Shackelford. |
Según los
científicos, este hallazgo apoya la teoría «Fuera de África» de los
orígenes de los humanos modernos, en lugar de un modelo multi-regionalista.
Teniendo en cuenta su edad, los fósiles en este entorno podrían ser
antepasados directos de los primeros emigrantes a Australia, pero
también es probable que el sudeste asiático continental fuese un
cruce de caminos hacia varias rutas migratorias.
El descubrimiento
también refuerza los estudios genéticos que indican que los humanos
modernos ocuparon esta parte del mundo hace 60.000 años. La
investigadora afirma que «esta es la primera evidencia fósil que
apoya los datos genéticos».
Los expertos
utilizaron técnicas de datación por radiocarbono y luminiscencia
para determinar la edad de las capas de tierra, encima, debajo y
alrededor de la calavera, que fue encontrada a unos dos metros y
medio por debajo de la superficie de la cueva.
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Posteriormente, se utilizó la datación por uranio-torio para
determinar la edad del cráneo, la cual fue determinada en
63.000 años de antigüedad. La investigadora Kira Westaway,
llevó a cabo los análisis de luminiscencia. Esta técnica
mide la energía retenida en partículas cristalinas en el
suelo, para determinar cuánto tiempo ha transcurrido desde
que el suelo fue expuesto por última al calor o la radiación
solar. Así, Westaway observó que la capa de tierra que
rodeaba el fósil había entrado en la cueva entre 46.000 y
51.000 años atrás. «Esas fechas son un poco más recientes
que la datación del fósil, lo cual es de esperar, ya que no
sabemos el tiempo que pasó el cuerpo fuera de la cueva»,
explica Shackelford. |
Los investigadores
concluyen que este nuevo fósil indica que la migración fuera de
África, hacia Asia oriental y sudoriental, se produjo a un ritmo
relativamente rápido, y que, una vez allí, los humanos modernos no
se limitaron a habitar lugares en los que habían vivido antes.
Ahora, hay una
evidencia fósil para demostrar que los humanos modernos ocuparon
estos lugares mucho antes de lo que se pensaba.
Hallazgo de un fósil muy completo de
Australopithecus sediba.
Publicado
en la Revista
Paleo.
Año 10. Numero 76. Diciembre de 2012.
Se ha comunicado
oficialmente el hallazgo de una roca que contiene partes
significativas del esqueleto de un antiguo ancestro humano. Se cree
que el esqueleto corresponde a los restos mortales de un
Australopithecus sediba.
El equipo de Lee Berger, del Instituto de Evolución Humana adscrito
a la Universidad del Witwatersrand en Johannesburgo, Sudáfrica, ha
descubierto fragmentos de una mandíbula y elementos importantes del
cuerpo, incluyendo lo que parece ser un fémur, así como costillas,
vértebras y otros componentes importantes de las extremidades,
algunos de los cuales nunca antes habían aparecido tan completos en
el registro fósil humano.
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Este
esqueleto hallado es casi con toda certeza el más completo
que se haya descubierto de un ancestro humano tan antiguo.
Los restos fósiles son invisibles para un observador profano
o poco prevenido, y están incrustados en una roca de
aproximadamente un metro de diámetro.
En realidad, esta roca fue descubierta hace casi tres años,
pero no recibió la atención que merecía durante su
permanencia en los laboratorios del citado instituto. La
situación cambió sólo recientemente. |
El profesor Berger
y su esposa Jackie Smilg, radióloga en el Hospital Charlotte Maxeke,
que está llevando a cabo su doctorado en el escaneo mediante
tomografía computerizada de material fósil alojado dentro de materia
pétrea, escanearon la singular roca valiéndose de un avanzado
escáner de tomografía computerizada.
A partir de aquí, ha sido posible conocer en todos sus detalles el
esqueleto y su naturaleza, revelándose gracias a ello la gran
importancia de este conjunto de piezas fósiles.
Hallan en Kenia fósiles de desconocida
especie de homínido.
Publicado
en la Revista
Paleo.
Año 10. Numero 75. Septiembre de 2012.
Tenía un
cráneo grande y rostro plano y alargado y cohabitó hace dos
millones de años con Homo Habilis y Homo
Erectus.
Hace cuatro
décadas fue descubierto, en Kenia, el fósil de un ancestro
del hombre, cuya inusual morfología generó un debate de
décadas entre los científicos. KNM-ER 1470, como se le
bautizó, era un cráneo (sin mandíbula inferior ni dientes)
que se caracterizaba por ser muy grande y revelar una cara
larga y plana. Algo muy distinto a todo lo descubierto hasta
entonces. ¿Se trataba de una especie desconocida o sólo de
variaciones sexuales o ambientales de otros homínidos?
El hallazgo
de tres nuevos fósiles -al este del lago Turkana, en Kenia-
permiten concluir que 1470 es efectivamente una especie
distinta y que cohabitó el mundo con el Homo Habilis y
Erectus hace dos millones de años. El estudio, publicado en
Nature, analizó los fósiles de una cara, una mandíbula
inferior muy completa y la parte de una mandíbula inferior,
descubiertos entre 2007 y 2009 a unos 10 km de la ubicación
de 1470, y que tienen entre 1,78 millón y 1,95 millón de
años. “Estos fósiles confirman las características únicas de
la cara de 1470 y nos muestran cómo habrían sido sus dientes
y mandíbula inferior”, dice en Nature, Meave Leakey, co-líder
de la investigación del proyecto Koobi Fora y miembro del
Turkana Basin Institute de Nairobi (Kenia).
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Los
científicos buscaron por años en las riberas del
Turkana otros fósiles que se parecieran a 1470. Pero
no tuvieron éxito, sino hasta 2007, cuando Robert
Moru encontró el fósil de una parte de una mandíbula
inferior que conservaba varios incisivos, bautizado
como KNM-ER 62003. A ese fósil se sumaría, en 2009,
el hallazgo de una mandíbula inferior (KNM-ER
60000), que es la más completa encontrada hasta
ahora en un homínido y que corresponde a un adulto.
Según explica Fred Spoor, paleontólogo del Instituto
Max Planck de Antropología Evolutiva, de Alemania, y
líder de los análisis científicos, la combinación de
estos dos fósiles con 1470 permiten dar una imagen
completa de su rostro y confirmar que se trata de
una especie distinta. “La morfología de los huesos
indica que estos individuos tendrían una cara
alargada y más plana y un paladar con forma de U,
que se diferencia del resto de los homínidos de su
época con forma de V”, dice Spoor. |
El tercer
fósil, KNM-ER 62000, es un rostro casi completo muy similar
a 1470, descubierta en 2008 y que corresponde a un niño de
unos ocho años. Por eso, esta última tiene una arcada dental
distinta. Eso significa que Homo Habilis,
Homo Erectus y 1470 cohabitaron en el mismo
espacio, aunque se cree que lo más probable es que se
evitaran.
Los
expertos dicen que esto revela la diversidad de ancestros
humanos que vivieron durante el pleistoceno. “Como
resultado, ahora está claro que dos especies de Homo
vivieron junto al Homo erectus. Los nuevos
fósiles serán de gran ayuda para desentrañar cómo nuestra
rama de la evolución humana surgió por primera vez y
floreció casi dos millones de años atrás”, dijo Spoor.
El genero Afrotarsius y un nuevo origen
asiático de los primates superiores.
Publicado
en la Revista
Paleo.
Año 10. Numero 75. Septiembre de 2012
Un equipo internacional de investigadores ha anunciado el hallazgo del
Afrasia djijidae, un nuevo primate fósil
encontrado en Myanmar (Birmania) que brinda datos
reveladores sobre un paso crítico en la evolución de
antropoides del pasado.
El
Afrasia, de 37 millones de años de antigüedad, se parece
mucho a otro antropoide antiguo, el Afrotarsius
libycus, descubierto recientemente en un
yacimiento paleontológico de edad similar en un sector
del desierto del Sahara en Libia. La gran similitud
entre el Afrasia y el Afrotarsius
indica que África fue colonizada por antropoides sólo un
poco antes de la época de la que datan los fósiles
encontrados de estos animales. Esta colonización de
África fue un paso fundamental en la evolución de
primates y humanos, porque sentó las bases para que
posteriormente evolucionaran allí monos antropomorfos
más avanzados, y finalmente los humanos.
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Durante décadas, los científicos pensaron que la
evolución de los antropoides tenía sus raíces en
África. Sin embargo, hallazgos de fósiles más
recientes en China, Myanmar y otros países
asiáticos están haciendo cambiar de opinión con
rapidez a la comunidad científica sobre la
cuestión de dónde evolucionó originalmente este
grupo de ancestros distantes de los humanos. El
Afrasia es el último de una serie de hallazgos
fósiles que están trastocando el concepto de que
África fue el punto de partida de la evolución
de los primates antropoides. |
Los
paleontólogos han estado divididos respecto a
exactamente cómo y cuándo viajaron de Asia hasta África
los antropoides asiáticos tempranos. El viaje no pudo
ser fácil, porque el Mar de Tethys, una versión más
extensa del Mediterráneo moderno, separaba a África de
Eurasia en aquel entonces.
Aunque el descubrimiento del Afrasia y la
subsiguiente investigación realizada por el equipo del
paleontólogo Christopher Beard del Museo Carnegie de
Historia Natural, en Pittsburgh, Pensilvania, Estados
Unidos, no determinan la ruta exacta seguida por los
antropoides tempranos para llegar a África, sí sugieren
que el evento de colonización se produjo con suma
rapidez, sólo un poco antes de la época de la que datan
los primeros fósiles de antropoides presentes en el
registro fósil africano.
El Homo heidelbergensis era sólo un poco
más alto que el neandertal.
Publicado
en la Revista
Paleo.
Año 10. Numero 73. Julio de 2012.
La
reconstrucción de 27 huesos completos de extremidades
humanas encontrados en Atapuerca (Burgos, España) ha
servido para determinar la estatura de varias especies
del Pleistoceno. Homo heilderbergensis,
como los neandertales, tenía una altura similar a la de
las actuales poblaciones mediterráneas.
Junto a su enorme cantidad de fósiles, uno de los
aspectos importantes de la colección de la Sima de los
Huesos (SH) de Atapuerca, en Burgos, es el magnífico
estado de conservación que presentan, que ha hecho
posible la reconstrucción de 27 huesos completos de hace
500.000 años.
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“La increíble colección nos permite hacer
estimaciones de la estatura en especies como
Homo heidelbergensis –que habitó
Europa durante el Pleistoceno Medio y es
antepasado de los neandertales–, basándonos
exclusivamente en huesos largos completos, como
todos los del brazo y la pierna”, explica a SINC
José Miguel Carretero Díaz, investigador del
Laboratorio de Evolución Humana de la
Universidad de Burgos y autor principal del
estudio que publica el Journal of Human
Evolution. Además, al estar los huesos
completos, los investigadores han podido
atribuir cada uno a un sexo determinado para
calcular la estatura en algunos hombres y
mujeres. |
“Las
estimaciones que habíamos hecho hasta ahora se basaban
en huesos incompletos, cuya longitud había que estimar,
y utilizábamos fórmulas basadas en una sola población de
referencia, que no sabíamos si era o no la más
adecuada”, señala el investigador.
Dado que no conocían cuál sería la afinidad racial y
ecológica más adecuada para estos humanos, los
científicos utilizaron fórmulas multirraciales y
multisexuales para estimar la estatura con todos ellos
para reducir el margen de error y acercarse más a la
realidad. “Calculamos un promedio general para la
muestra y uno para cada sexo. Lo mismo se ha hecho con
los fósiles de neandertales y cromañones”, apunta
Carretero Díaz.
Sus resultados indican que tanto los hombres como las
mujeres de la población de la Sima de los Huesos eran
sólo ligeramente más altos en promedio que los hombres y
mujeres neandertales. “Ni unos ni otros pueden
calificarse como humanos de baja estatura, sino que se
sitúan dentro de las categorías de individuos medianos y
supermedianos, aunque entre ellos haya también
individuos altos”, aseguran los expertos.
|
 |
La estatura de estas dos especies se parece
mucho a la que presentan las poblaciones
actuales que viven en latitudes medias, como las
de Europa central y mediterránea.
Los humanos que llegaron a Europa en el
Paleolítico superior, y que sustituyeron a las
poblaciones neandertales, son los ‘cromañones’ o
humanos anatómicamente modernos. Presentan una
estatura significativamente superior a la de las
otras especies humanas, con promedios más
elevados que caen dentro de la categoría de
individuos muy altos en los dos sexos. |
Según
los investigadores, dejando al margen las especies de
biotipo pequeño como Homo habilis (Este de África),
Homo georgicus (Georgia) y Homo
floresiensis (Isla de Flores), todos los humanos
conocidos del Pleistoceno Inferior y Medio que habitaron
África (Homo ergaster, Homo
rhodesiensis), Asia (Homo erectus)
y Europa (Homo antecessor, Homo
heidelbergensis y Homo neanderthalensis)
parecen presentar durante la mayor parte de este período
también estaturas medianas y supermedianas, “aunque
entre todas ellas podamos encontrar siempre algún
individuo alto o muy alto”, señalan.
En su opinión, esto quiere decir que la estatura del
género Homo ha permanecido más o menos estable en el
tiempo durante casi 2 millones de años, hasta la
aparición hace tan sólo 200.000 años en África “de una
especie rompedora en este sentido”, el Homo
sapiens, cuyos primeros representantes eran
significativamente más altos que los de cualquier otra
especie que hubiera existido hasta ese momento
“La
explicación la encontramos en el cambio morfológico general
del biotipo corporal que protagonizó nuestra especie
respecto a las anteriores. El Homo sapiens
presenta un cuerpo más estrecho, huesos más ligeros,
estatura más elevada y piernas más largas”, añade el
investigador.
Se han apuntado varias ventajas para que el biotipo del
sapiens fuera más adaptativo, entre ellas las de
carácter termorregulador, obstétrico y nutricional, pero a
juicio de los expertos, la mayor ventaja de este nuevo
cuerpo es de tipo energético.
“Unas piernas más largas, una cadera más estrecha, una mayor
estatura y unos huesos más ligeros, además de significar un
menor peso corporal (menor masa muscular), favorecen una
zancada más larga, mayor velocidad y menor coste energético
para mover el cuerpo, caminar y correr”, indica Carretero
Díaz.
Estudian si el Homo habilis fue victima de
ataques de cocodrilos.
Publicado
en la Revista
Paleo.
Año 10. Numero 73. Julio de 2012.
Los caminos
para estudiar la evolución humana llevan a lugares
insospechados, como el recinto del parque zoológico Faunia
de Madrid. Un equipo de investigadores españoles ha
descubierto el papel de los cocodrilos ('Crocodylus
niloticus') en la historia de la Humanidad acudiendo
a alimentar a un grupo de estos saurios en el parque
zoológico.
Los
científicos del Instituto de Evolución en África (IDEA)
buscaban demostrar, y así lo han conseguido, que los
ancestros humanos de hace dos millones y medio de años, los
'Homo habilis', se asentaron en lo que serían los
primeros campamentos de la especie, en la
Garganta de Olduvai (Tanzania) porque los cocodrilos no eran
una amenaza, como defienden paleontólogos de la Universidad
de Rutgers (EE.UU.)
 |
Los arcosaurios
son de los carnívoros más primitivos y,
además, han evolucionado poco en los últimos cuatro
millones de años. Los americanos han mantenido, en
algunos estudios, que los primeros 'Homo' eran
carroñeros que no llegaron a tener asentamientos
fijos en Olduvai (en concreto en un yacimiento
llamado FLK) porque la zona estaba infestada de
cocodrilos, que podían devorarles. Para probarlo,
mencionaban varios fósiles de 'habilis' que habrían
sido mordisqueados por estos saurios. Pero en el
IDEA no lo creen así y querían confirmar sus tesis.
Por ello, acudieron durante
semanas a alimentar con carne a los cocodrilos de
Faunia, recogiendo después los
restos que dejaban. |
"Fue muy
interesante acercarse a estos animales, que siempre me han
atraído", comenta Enrique Baquedano, director del Museo
Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid, uno de los
autores del artículo publicado en 'Journal of Archaeological
Science'.
Junto con
Manuel Domínguez-Rodrigo, profesor de Prehistoria de la
Universidad Complutense de Madrid y Charles Musiba, de la
Universidad de Colorado Denver, comprobaron después, por
microscopio, las marcas de los dientes que habían dejado y las
compararon con las que hay en los fósiles de Olduvai.
"Esta prueba experimental nos sirvió para comprobar que los
dos restos de 'Homo habilis' a los que se
referían análisis anteriores no fueron devorados por
cocodrilos. Estaban ya muertos cuando se los comieron",
señala Baquedano. En concreto, se refiere a los
fósiles de un pie izquierdo y una pierna, de hace 1,8
millones de años, en las que no hay las
marcas típicas de estos animales.
La
experimentación se llevó a cabo en 2011 con ocho
cocodrilos del parque zoológico, a los que
les alimentaron con pedazos de vaca, potro, cabra, cerdo y
jabalí.
Un homínido desconocido también era capaz de
caminar sobre dos piernas hace 3,4 millones de años.
Publicado
en la Revista
Paleo.
Año 10. Numero 71. Julio de 2012.
El análisis
de un fósil descubierto recientemente en África Oriental
indica que el Australopithecus afarensis, un pariente
evolutivo antiguo de los humanos modernos, pudo no ser el
único homínido que caminaba hace unos 3,4 millones de años
por las llanuras y bosques de lo que hoy es la región de
Afar, en Etiopía.
En la comunidad científica, ya se barajaba desde hace tiempo
la idea de que el Australopithecus afarensis, la especie a
la cual pertenece el famoso fósil conocido como "Lucy", no
fue el único homínido que vivió durante el Periodo Plioceno
Tardío en África. Los huesos de Lucy dieron pruebas de que
ella y quizás otros homínidos antiguos podían andar
erguidos, pero se ha debatido mucho sobre si la especie de
Lucy fue la única que vivió en aquel periodo particular de
tiempo.
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Ahora, el equipo de Yohannes Haile-Selassie, jefe de
Antropología Física en el Museo de Historia Natural
de Cleveland, en Ohio, Estados Unidos, ha
determinado que los restos óseos de un pie
recientemente analizados en detalle pertenecieron a
un antiguo ancestro humano que no era el
Australopithecus afarensis ni otro homínido llamado
Kenyanthropus platyops, una criatura que algunos
paleoantropólogos sostienen que es un segundo
homínido que vivió en el mismo periodo en que lo
hizo el Australopithecus afarensis. |
Los restos
óseos del nuevo espécimen denotan adaptaciones locomotoras
más similares a las del Ardipithecus ramidus, un homínido
anterior que data de hace 4,4 millones de años, el cual fue
descubierto entre 1992 y 1993 en la zona del valle de Awash,
Etiopía. Algunas de las proporciones óseas del pie del nuevo
espécimen se parecen más a las de humanos y gorilas que a
las de los chimpancés.
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La
identificación y la denominación de la especie a la
que pertenece el pie estudiado tendrán que esperar
hasta que se encuentren más fósiles, como por
ejemplo piezas dentales y craneales.
Sin
embargo, los investigadores están seguros de que no
pertenece a la especie de Lucy, el Australopithecus
afarensis. Probablemente descienda de una especie
relacionada con el Ardipithecus ramidus. |
En la
investigación también han trabajado Beverly Z. Saylor y
Bruce M. Latimer de la Universidad Case Western Reserve en
Cleveland, Ohio; Alan Deino del Centro de Geocronología de
Berkeley en California; Naomi E. Levin de la Universidad
Johns Hopkins en Baltimore, Maryland; y Mulugeta Alene, de
la Universidad de Addis Abeba en Etiopía.
El Homo sapiens pudo provocar un
genocidio neandertal.
Publicado
en la Revista
Paleo.
Año 10. Numero 70. Julio de 2012.
El
mecanismo de la extinción de los neandertales es un tema
polémico de gran interés entre la comunidad científica.
Ahora, dos investigadores del Instituto Catalán de
Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES),
Bienvenido Martínez-Navarro (paleontólogo) y Policarp
Hortalà (biólogo), aportan una nueva hipótesis, con
datos ecológicos y etológicos, según la cual los
Homo neanderthalensis habrían sido, muy
probablemente, víctimas de un genocidio provocado por
Homo sapiens.
Los autores consideran que los neandertales habrían sido
una presa más en la cacería de los miembros de nuestra
especie, matando para consumir, o bien, para acabar con
la competencia. Desde un punto de vista más ecológico,
con los neandertales habría pasado lo mismo que con la
megafauna del Cuaternario (mamuts, rinocerontes lanudos,
megaterios sudamericanos, etc.), que desapareció por la
presión de los Homo sapiens. Así lo recoge
la prestigiosa revista Quaternary International en un
artículo reciente que firman Bienvenido Martínez-Navarro
y Policarp Hortalà del IPHES.
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Para los autores, y desde el punto de vista de
la estrategia de competencia ecológica de los
consumidores de carne, "cualquier muerte del
competidor o su depredación, sea con el consumo
de la misma o no, tiene dos ventajas: primera, a
menos competidores, más presas disponibles, y
segunda, a más presas disponibles (incluyendo en
esta categoría otros consumidores de carne, como
los neandertales), menos competidores", explica
Hortolà. "Esta estrategia no es un
comportamiento humano distintivo, sino que está
generalizada entre los mamíferos carnívoros,
cuando dos especies se superponen", observa el
mismo investigador. "Somos una especie única,
pero de ninguna manera una especie separada del
mundo natural", complementa Martínez-Navarro. |
La
competencia entre los humanos anatómicamente modernos y
los neandertales no ha sido demostrada. Sin embargo, "la
expansión geográfica del Homo sapiens -indica Bienvenido
Martínez-Navarro - parece haber conducido a una
rivalidad directa que llevó a la extinción neandertal".
En este sentido, el registro paleontológico y los datos
cronométricos obtenidos en la Grotta del Cavallo (sur de
Italia) confirman una rápida dispersión de los humanos
modernos a través de Europa antes de la desaparición de
Homo neanderthalensis. "Un ejemplo de
posible competencia por los recursos entre neandertales
y sapiens se encuentra en el área limitada que comprende
el abrigo neandertal de Mezzena Riparo i la Grotta di
Fumane proto-aurinyaciana (norte de Italia)", añade el
mencionado paleontólogo.
En
el estudio se indica que muy posiblemente los
neandertales se extinguieron por las mismas causas que
la megafauna, ya que estas especies tienen una muy baja
tasa de reproducción y, sometidas a la presión
cinegética de un supercazador foráneo con tecnología
avanzada como era el Homo sapiens, se iban extinguiendo
gradualmente.
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Además, hay que tener en cuenta que la tasa de
reproducción de Homo neanderthalensis
era muy baja, como en todas las especies de
homínidos y como en la megafauna. "Por eso, en
competencia con Homo sapiens,
estaba condenado al ocaso", subraya
Martínez-Navarro. Así, los neandertales fueron
parte de los grandes mamíferos potencialmente
perseguidos como presas para nuestra especie,
del mismo modo que, históricamente, aún lo son
los orangutanes, los gorilas y los chimpancés,
todos ellos miembros de nuestra propia familia
taxonómica. |
"Lo
más posible es que el mismo fenómeno sucediera cada vez
que una especie del género Homo tecnológicamente más
evolucionada se superpuso a otra tecnológicamente menos
avanzada, como el Homo erectus o el
Homo floresiensis", indica Hortolà.
Ambos
admiten que aunque en la etapa actual de conocimiento del
registro arqueológico, el principal supuesto de esta
investigación sólo puede ser considerado como una hipótesis
de trabajo, "lo que da sentido a la explicación sugerida (el
genocidio neandertal debido a la matanza y depredación como
parte habitual de la estrategia de la competencia de los
sapiens) es consecuencia de nuestro secular comportamiento
como primate carnívoro territorial y social". (Fuente: IPHES)
Pseudoloris cuestai. Han descubierto una
nueva especie de primate fósil.
Publicado
en la Revista
Paleo.
Año 10. Numero 68. Mayo de 2012.
Una
nueva especie de primate ha sido encontrada en Soria y
bautizada como Pseudoloris cuestai. Sus restos fósiles
dentales, hasta 22 piezas en general muy completas,
pertenecen a la colección del Institut Català de
Paleontologia Miquel Crusafont (ICP), donde trabajan sus
descubridores.
Pseudoloris cuestai habría sido un primate medio dentro
de su género y se diferencia claramente de los restos
encontrados en las cuencas pirenaicas como P. isabenae
de Capella (La Ribagorza aragonesa), P. parvulus de
Sossís (el Pallars Jussà catalán) o P. pyrenaicus de
Sant Jaume de Frontanyà (el Berguedà catalán).
Estas
diferencias dan más fuerza a la teoría de que las faunas
de mamíferos de las cuencas occidentales de la Península
Ibérica eran muy endémicas, tal y como ya lo mostraba el
hallazgo de otras especies de perisodáctilos,
artiodáctilos, roedores y primates adapiformes como el
género Mazateronodon, descrito por los mismos
investigadores en el año 2010.
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Las diferentes especies extintas de Pseudoloris
eran primates pequeños, de unos 40 gramos, y
tendrían un modo de vida similar a los actuales
gálagos: de vida nocturna y con una dieta que
incluiría insectos y otros pequeños animales. La
proporción de insectos en su dieta sería más
importante que en otros pequeños primates, como
los adapiformes. Pseudoloris tendría algunos
rasgos morfológicos muy parecidos a los actuales
tarsios.
Esta nueva especie del género Pseudoloris ha
sido bautizada en honor del paleontólogo Miquel
Ángel Cuesta Ruiz-Colmenares de la Universidad
de Salamanca, en reconocimiento a sus trabajos
en vertebrados del Eoceno en España.
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Los
primeros restos de Pseudoloris documentadas en la
Península Ibérica se deben a Miquel Crusafont, en 1967,
cuando identificó restos de Pseudoloris parvulus en
Sossís, y describió dos nuevas especies P. reguanti a
partir de restos fósiles de Sant Cugat de Gavadons y P.
isabenae de Capella.
Los
tres investigadores que firman este artículo, Raef
Minwer-Barakat, Judit Marigó y Salvador Moyà, han
publicado en los últimos meses otros trabajos sobre
primates adapiformes y omomiformes, que representan las
formas más antiguas del orden de los primates y que
fueron abundantes y variadas en el hemisferio norte
durante todo el Eoceno.
En
junio de 2010, estos investigadores publicaron en la
revista Journal of Human Evolution la descripción de
Mazateronodon endemicus, un nuevo género de primate
adapiforme, descrito a partir de restos recuperados en
el yacimiento de Mazaterón en Soria. En octubre del
mismo año se publicaba en la revista American Journal of
Physical Anthropology una nueva especie primate,
Pseudoloris pyrenaicus, esta vez a partir de los restos
fósiles recuperados en Sant Jaume de Frontanyà (Berguedà).
 |
Pocos meses más tarde, en abril de 2011 y otra
vez en el Journal of Human Evolution, se
publicaba la descripción del primate adapiforme
Anchomomys frontanyensis, a partir de la
dentición más completa de este género en el
mundo recuperada también en St. Jaume de
Frontanyà.
El yacimiento de Mazaterón se encuentra situado
a unos 40 kilómetros al sudeste de Soria
(Castilla y León), en la Cuenca de Almazán.
|
Su
secuencia fosilífera es la más antigua de esta cuenca,
de hace unos 40,5 millones de años. En este yacimiento
se han recuperado los restos de fauna más ricos de todo
el Eoceno continental de la Cuenca del Duero: se han
identificado hasta 27 vertebrados, que incluyen peces,
tortugas, cocodrilos, perisodáctilos, artiodáctilos,
primates y roedore
Destacan
las tres formas de primates encontradas hasta ahora:
Mazateronodon endemicus, restos de un adapiforme mayor
asignado de manera tentativa a Adapis, y las 22 restos que
se presentan en este estudio y que han permitido describir
la nueva especie Pseudoloris cuestai.
Los neandertales europeos estuvieron al filo
de la extinción antes de la llegada de los humanos modernos.
Publicado
en la Revista
Paleo.
Año 10. Numero 68. Mayo de 2012.
Un estudio
genético publicado en la revista Molecular Biology and
Evolution pone de manifiesto que los neandertales
desaparecieron de la mayor parte del continente europeo hace
unos 50.000 años y que, posteriormente, un pequeño grupo
recolonizó Europa central y occidental, donde sobrevivieron
otros 10.000 años antes de que los humanos modernos entraran
en escena. El estudio ha sido llevado a cabo por
investigadores suecos y españoles en Uppsala, Estocolmo y
Madrid, en el marco de un proyecto internacional en el que
ha participado Juan Carlos Díez Fernández-Lomana,
responsable del Grupo de investigación Arqueología
Prehistórica de la Universidad de Burgos.
|
 |
“El hecho de que los neandertales de Europa casi se
extinguieran para luego recuperarse, y que todo eso
sucediera mucho antes de que tuvieran contacto con
los humanos modernos, fue una completa sorpresa para
nosotros, ya que indica que los neandertales
pudieron ser más sensibles a los dramáticos cambios
climáticos que ocurrieron durante la última edad del
hielo de lo que se pensó previamente”, explica Love
Dalén, del Museo Sueco de Historia Natural en
Estocolmo. |
Al realizar
los análisis de ADN sobre fósiles de neandertales
encontrados en el norte de España, entre ellos la mandíbula
de un adolescente neandertal hallada en la cueva burgalesa
de Valdegoba, los investigadores notaron que la variación
genética entre los neandertales europeos fue extremadamente
limitada durante los 10.000 años que precedieron a su
desaparición. Fósiles europeos y asiáticos más antiguos
muestran mayores niveles de variación genética, los mismos
que se encuentran en otras especies que han sido abundantes
durante mucho tiempo en un mismo territorio.
“La
diversidad genética de los neandertales más antiguos y de
los asiáticos era tan alta como la de los humanos modernos
como especie, mientras que la variación de los últimos
neandertales europeos no alcanzaba a la de los humanos
modernos de Islandia”, asegura Anders Götherström, de la
Universidad de Uppsala.
|
 |
Los resultados presentados en el estudio se basan
exclusivamente en ADN muy degradado, por lo que los
análisis requirieron el uso de metodologías
avanzadas tanto de laboratorio como de procesamiento
de datos.
Debido a ello, el equipo de investigación involucró
a especialistas de varios países incluyendo
estadísticos de Dinamarca y Estados Unidos, expertos
en secuenciación moderna de ADN de Dinamarca, y
paleontólogos de España.
Sólo cuando todos los miembros del equipo
internacional revisaron sus hallazgos, tuvieron la
certeza de que los resultados revelaban una
importante y hasta entonces desconocida parte de la
historia de los neandertales. |
“Este tipo
de estudios interdisciplinares es extremadamente valioso
para el avance de la investigación en evolución humana. El
ADN de humanos prehistóricos ha aportado hallazgos
inesperados en los últimos años. Es muy emocionante imaginar
qué nuevos descubrimientos se producirán en los próximos
años en este campo”, concluye Juan Luis Arsuaga, profesor de
Evolución Humana de la Universidad Complutense de Madrid y
co-director del proyecto Atapuerca. (Fuente: CGP/DICYT)
Nuevas investigaciones apoyan la teoría de
que el ‘Homo antecessor’ tuvo una relación directa con los
neandertales.
Publicado
en la Revista
Paleo.
Año 10. Numero 68. Mayo de 2012.
Aunque el
equipo científico no puede establecer si este húmero
corresponde a un hombre o a una mujer, dado que sus
dimensiones “no son concluyentes”, sí ha determinado que
muestra, al igual que el del niño, “signos inequívocos del
proceso de canibalismo que tuvo lugar en la cueva hace
900.000 años”. La investigación constata que el húmero del
adulto, correspondiente a un brazo izquierdo, fue quebrado
con un golpe para obtener la médula, lo que le produjo una
típica rotura en espiral de un hueso fresco.
“El impacto
y un trocito de hueso que quedó adherido a la diáfisis aún
se aprecian a simple vista”, asegura el investigador, quien
añade que las marcas de corte para extraer las masas
musculares “son numerosas y espectaculares”. Además, los dos
cóndilos de la epífisis distal, donde se insertan numerosos
músculos que permiten flexionar el brazo y los dedos, fueron
destrozados a golpes para separar esas masas musculares.
 |
A
pesar de los daños el equipo científico ha podido
analizar varios de los caracteres anatómicos de la
pieza, lo que ha permitido seguir explorando la
posición filogenética de Homo antecessor. “El húmero
RAFA pasará a la historia de la evolución humana con
todos los honores. El estudio de los rasgos
anatómicos de la epífisis distal de los húmeros es
sorprendente y nos dice que la especie Homo
antecessor está sin duda relacionada con los
homínidos de la Sima de los Huesos de Atapuerca y
con los neandertales. Estos caracteres anatómicos se
suman a otros rasgos encontrados en los dientes y en
el cráneo, que también aparecen en los
neandertales”, explica Bermúdez de Castro.
|
Con todo
ello, los investigadores plantean que el Homo antecessor
tuvo una relación “directa” con los neandertales, como ya
propusieron en 1997. “Volveríamos así a considerar que la
especie de la Gran Dolina es el ancestro común de los
neandertales y de los humanos modernos, una hipótesis que
fue rechazada frontalmente por nuestros colegas. Sin
embargo, existen explicaciones alternativas”, subraya el
director del Cenieh.
 |
Así, los supuestos rasgos neandertales de Homo
antecessor podrían, a su juicio, ser “caracteres
anatómicos que aparecieron hace tal vez un millón de
años en un homínido desconocido, muy posiblemente de
origen euroasiático”. “El homínido misterioso legó
estos caracteres a sus descendientes. Homo
antecessor, Homo heidelbergensis, Homo
neanderthalensis y quizá otras especies todavía por
descubrir, serían “hijas" de este padre común,
nacidas en momentos diferentes de la historia de la
evolución humana”. |
De este
modo, “todas ellas serían especies hermanas, ligadas por un
parentesco común, que nos tocará averiguar en el futuro. El
nivel TD6 de Gran Dolina tiene muchas respuestas, tan sólo
queda esperar el feliz momento de volver a excavar en este
fascinante lugar de la Sierra de Atapuerca”, concluye.
(Fuente: CGP/DICYT)
Encuentran fósil clave para entender el
origen del ser humano.
Publicado
en la Revista
Paleo.
Año 10. Numero 68. Mayo de 2012.
Tras 70
años de misterio e infructuosas búsquedas, un nuevo
estudio histórico llevado a cabo por expertos de China y
Sudáfrica asegura que los restos perdidos del "Hombre de
Pekín", uno de nuestros más antiguos antepasados, se
encuentran enterrados en una zona sobre la que hay
actualmente un aparcamiento.
Así lo afirma el profesor sudafricano Lee Berger, de la
Universidad de Witwatersrand, quien ayudado por dos
investigadores chinos del Instituto de Paleontología de
Pekín intenta acabar con uno de los grandes enigmas
arqueológicos del siglo XX, el paradero de unos fósiles
clave para entender el origen del ser humano.
Éstos se extraviaron durante la Segunda Guerra Mundial,
en 1941, cuando el ejército estadounidense los intentaba
sacar de China para protegerlos de los invasores
japoneses, pero su pista se perdió en el puerto de
Qinhuangdao, en el fragor de la batalla, cual Arca
Perdida o Santo Grial en las películas de Indiana Jones.
 |
Tras más de siete décadas, los expertos de China
y Sudáfrica afirman que los restos del "Homo
Erectus Pekinensis" podrían hallarse en una zona
ahora densamente urbanizada de Qinhuangdao (el
puerto del norte de China donde la Gran Muralla
da al mar), donde en aquel entonces había una
base militar chino-estadounidense.
El estudio, publicado este mes en el "South
African Journal of Science" y del que hoy se
hace eco el oficial "China Daily", basa esta
teoría en un marine estadounidense de esa época,
Richard Bowen, quien afirma haber visto los
famosos fósiles en 1947.
Bowen, que ahora tiene más de 80 años, estaba
destinado en la base durante la guerra civil
entre los nacionalistas del Kuomintang, a los
que apoyaba EEUU, y los comunistas liderados por
Mao Zedong, que rodearon la instalación con
250.000 soldados en su avance hacia Pekín. |
En la
noche anterior a la captura de la base, Bowen recuerda
haber visto enterradas cajas con fósiles que ahora los
expertos relacionan con los restos del "Hombre de
Pekín":
"Cavamos un montón de agujeros para colocar
ametralladoras, y en uno de ellos encontramos cajas
llenas de huesos. Era de noche y nos dio un poco de
miedo, así que rellenamos aquel agujero e hicimos
otro... Después fuimos evacuados a Tientsin (la actual
Tianjin) y luego a Estados Unidos", contó el ex marine a
los expertos.
Éstos
creen más que probable que los huesos pertenezcan a los
preciados fósiles, ya que seis años antes estaban en
manos de militares también estadounidenses y en la misma
ciudad, entonces conocida en Occidente como Chinwangtao.
Gracias a las precisas informaciones del marine, el
estudio ha determinado que el lugar más probable donde
se encuentran ahora enterradas esas cajas es un
aparcamiento de unos almacenes de la Compañía de
Exportación e Importación de Comida de Hebei, la
provincia vecina a Pekín donde se halla Qinhuangdao.
Los restos del "Hombre de Pekín", pertenecientes a al
menos seis antepasados (dos de ellos adolescentes),
fueron hallados entre 1929 y 1937 por antropólogos
suecos, canadienses y austríacos en el yacimiento de
Zhoukoudian, al sur de Pekín, que desde 1987 está en la
lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO.
 |
Estos restos de entre 300.000 y 500.000 años
de antigüedad, según algunos paleontólogos,
están emparentados con el "Hombre de Java"
(aunque hay corrientes científicas que no
reconocen a éste como un humano verdadero) y
podrían ser las primeras muestras de "Homo
Erectus" en el planeta y dar claves sobre la
expansión del hombre por la actual Asia.
Aunque los restos se perdieron, los científicos
continúan estudiándolos, usando fieles copias de
los fósiles realizadas en los años treinta, así
como nuevos hallazgos que se encontraron
posteriormente en ese lugar, ya en la época
comunista, aunque no tan completos.
Los restos perdidos, estudiados sobre todo por
el canadiense Davidson Black, desaparecieron en
1941 precisamente en Qinhuangdao, cuando el
ejército de EEUU intentaba enviarlos por barco a
América para protegerlos de la invasión
japonesa, con el permiso expreso del Gobierno de
la República de China (Kuomintang) |
Hay teorías
para todos los gustos, desde la que asegura que los
japoneses los robaron y los tienen actualmente, hasta que
traficantes de fósiles, un importante mercado negro en el
mundo, esperan al mejor postor para sacarlos del olvido.
Tanto el Gobierno de EEUU como el de China han lanzado
campañas de búsqueda durante décadas, e incluso ofrecieron
grandes recompensas a quien pudiera recuperar estos
importantes restos de nuestros antepasados.
Aunque por ahora no han conseguido sus frutos, quizá pronto,
bajo un aparcamiento, se logre resolver el gran misterio.
Robert Broom, un medico africano en busca del
origen de la humanidad.
Publicado
en la Revista
Paleo.
Año 10. Numero 67. Marzo de 2012.
Por el Lic.
Mariano Magnussen Saffer. Director de Grupo Paleo y
Presidente de la Asociación de Amigos del Museo Municipal
Punta Hermengo.
marianomagnussen@yahoo.com.ar
Fuente:
Magnussen Saffer,
Mariano (2012). Robert
Broom, un medico africano en busca del origen de la
humanidad. Paleo,
Revista Argentina de Paleontología. Boletín Paleontológico.
Año 10. 66: 16-17.
Robert
Broom, junto con Louis Leakey y Raymond Arthur Dart forma la
terna de paleoantropólogos pioneros en buscar los orígenes
del hombre en el continente africano, contra la opinión de
la comunidad científica de su tiempo. Broom centró su
actividad en Sudáfrica.
El profesor
Robert Broom, nacido el 30 de noviembre de 1866 en Paisley,
Escocia.fue un médico y paleontólogo sudafricano. Se recibió
de médico en 1895 y rindió su doctorado en 1905 en la
Universidad de Glasgow. En 1893 se casó con Mary Baird
Baillie.
Entre 1903
y 1910 fue profesor de Zoología y de Geología en el Victoria
College de Stellenbosch (Sudáfrica), y posteriormente se
convirtió en conservador de paleontología de los vertebrados
en el Museo Sudafricano de Ciudad del Cabo. Broom se dio a
conocer por primera vez por su estudio de los reptiles
mamiferoides. Después del descubrimiento de Raymond Dart del
niño de Taung, un australopiteco juvenil, el interés de
Broom en la Paleoantropología aumentó.
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La
carrera de Broom parecía acabada, y se estaba
hundiendo en la pobreza, cuando Dart escribió a Jan
Smuts para explicarle la situación. Smuts presionó
el gobierno sudafricano y consiguió obtener un
puesto para Broom, en 1934, como ayudante de
Paleontología del Museo del Transvaal en Pretoria.
Durante los años siguientes, hizo una serie de
descubrimientos espectaculares, incluyendo
fragmentos de seis homínidos en Sterkfontein, que
llamó Plesianthropus transvaalensis,
coloquialmente llamado Sra. Ples, pero que más
adelante fueron clasificados como adultos de
Australopithecus africanus . |
También
hizo más descubrimientos en Kromdraai y Swartkrans. En 1937,
Broom hizo su descubrimiento más célebre, el de
Paranthropus robustus . Estos descubrimientos
contribuyeron a apoyar las afirmaciones de Dart sobre la
especie de Taung.
El resto de
la carrera de Broom la dedicó a la exploración de estos
yacimientos y la interpretación de los numerosos restos de
homínidos primitivos que se encontraron. En 1946 propuso la
subfamilia de los australopitecinos. Continuó escribiendo
hasta sus últimos días. Poco antes de morir, acabó un
monográfico sobre los australopitecinos y remarcó a su
sobrino: Ahora ya está acabado... y yo también.
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Sin dudas, su principal contribución al estudio del
origen de los humanos, lo logro en el año 1937,
cuando encontró el fósil de Paranthropus
robustus, un homínido fósil que vivió en Sudáfrica hace entre 2 y 1,2
millones de años, en las edades Gelasiense y
Calabriense (Pleistoceno inferior a medio). Fue la
primera especie descubierta del género
Paranthropus, aunque durante un tiempo se
consideró perteneciente al género
Australopithecus.
La
denominación de robustus se debe a que
los primeros hallazgos, en el sur de África, eran
restos de mandíbula de gran tamaño, lo que hizo
pensar que el resto del cuerpo seria enorme.
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Pero los
descubrimientos han rechazado esta teoría, y P.
robustus tenía una corpulencia similar a la de sus
antepasados Australopithecus. La especie
Paranthropus robustus sólo ha sido hallada en
Sudáfrica, y su especialización parece ser menor que la de
su primo el Paranthropus boisei, quizás porque
no vivió en medios tan secos como aquél.
La vida del
Paranthropus robustus se desarrolló en un
periodo 2 y 1,2 millones de años por lo que también pudo
convivir con otras especies de nuestro linaje.
Robert
Broom falleció el 6 de abril de 1951.
Bibliografía Sugerida:
Broom, R. (1938). «The Pleistocene anthropoid apes of South
Africa» Nature 142: pp. 377-379.
Broom, R. (1950). «The genera and species of the South
African fossil ape men» . American Journal of Physical
Anthropology 8: pp. 1-14.
D. M. S. Watson, "Robert Broom. 1866-1951" Obituary
Notices of Fellows of the Royal Society, Vol. 8, No. 21
(Nov., 1952), pp. 36-70.
Johanson, Donald & Maitland Edey. Lucy: The Beginnings of
Humankind.
New York: Simon & Schuster, 1990 ISBN 0-671-25036-1
Mayr, E. (1963) Animal
species and evolution. Cambridge, Massachusetts: Belknap
Press, Harvard Univ.
Press. pp. 797.
Hispanopithecus laietanus, detalles de su
extinción.
Publicado
en la Revista
Paleo.
Año 10. Numero 67. Marzo de 2012.
Hace 10
millones de años vivía en Cataluña, Jordi. Era un hominoideo,
un primate sin cola, con la nariz con los orificios nasales
hacia abajo, no muy grande y con aspecto pues de mono.
Jordi
era un Hispanopithecus laietanus, el
único ejemplar del que se tiene constancia. Ahora un equipo
de paleontógos del Instituto Catalán de Paleontología Miquel
Crusafont presentan las causas de la extinción de este
primate del pasado, de este primer catalán. Los publica la
revista Journal of Human Evolution.
Jordi
fue descubierto en 1990 en el yacimiento de Can Llobateres,
en Sabadell, por un equipo liderado por Salvador Moyà, que
hoy es el director del ICP pero entonces investigador del
Instituto Paleontológico de Sabadell. Los paleontólogos
recuperaron parte de un cráneo y de un esqueleto de esta
especie. Y estos restos son los conocidos como Jordi.
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Ahora
sabemos, después de analizar los huesos que Jordi se movía y
tenía un tipo de vida parecida a la de los actuales
orangutanes, es decir, podía suspenderse de las ramas de los
árboles y desenvolverse en las alturas con agilidad y
también caminar por el suelo a cuatro patas.
Los
científicos, liderados por el paleobotánico Josep Marmi, han
reconstruido a partir de fósiles de plantas hallados el
ambiente que dominaba en la cuenca del valle del Penedés
cuando vivió Jordi. |
Han
averiguado que predominaban dos paisajes, una zona abierta
pero llena de árboles, en su mayoría de hoja caduca y otra
zona, más típica subtropical, o sea, bosque húmedo y cercano
a alguna masa de agua, ya fuera el mar o algún lago o
pantano. En este último vivía Jordi. Abundaban las palmeras,
los ficus, los helechos y el carrizo.
Allí
Jordi podía encontrar comida todo el año. Él comía vegetales
, hojas, hierbas, cortezas, frutos y probablemente de vez en
cuando picaba algún invertebrado. Todo iba bien y la comida
abundaba mientras este fue el paisaje. Pero llego un
momento, en el que el clima cambió, desapareció la parte
húmeda tropical y empezó a dominar el paisaje de árboles
caducifolios. Así el alimento del Jordi empezó a escasear y
lo condujo a la extinción.
La desaparición local del elefante hizo
surgir a los humanos modernos en detrimento del Homo
erectus.
Publicado
en la Revista
Paleo.
Año 10. Numero 64. Marzo de 2012.
Los
elefantes fueron durante mucho tiempo parte de la dieta
del Homo erectus. Pero la importancia de esta fuente
específica de alimento, en relación con la supervivencia
del Homo erectus y la evolución de los humanos modernos,
ha sido pasada por alto, hasta ahora.
Los investigadores Ran Barkai, Miki Ben-Dor y Avi Gopher,
del Departamento de Arqueología y Estudios del Antiguo
Oriente Próximo, en la Universidad de Tel Aviv,
examinaron y analizaron datos publicados que describen
los huesos de animales asociados con el Homo erectus en
el yacimiento arqueológico acheuliano de Gesher Benot
Ya'aqov, ubicado en el norte de Israel.
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Como resultado de su análisis, determinaron que
los huesos de elefante representaban tan sólo
entre un 2 y un 3 por ciento del total. Sin
embargo, este pequeño porcentaje es engañoso,
según los autores de la nueva revisión de datos.
Aunque el animal de seis toneladas puede estar
representado por sólo un pequeño porcentaje de
huesos en el citado yacimiento, realmente
proporcionó a sus cazadores humanos alrededor
del 60 por ciento de las calorías de origen
animal presentes en la dieta de esas personas. |
El
elefante, un enorme paquete de carne que es
relativamente fácil de localizar y cazar, si un grupo
numeroso y bien coordinado de humanos le ataca,
desapareció de Oriente Medio hace 400.000 años. Este
acontecimiento debió producir una considerable merma en
los recursos nutricionales del Homo erectus.
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El equipo del profesor Israel Hershkovitz, de la
facultad de medicina en la citada universidad,
relacionó esta evidencia dietética con otras
pistas culturales y anatómicas, llegando a la
conclusión de que los nuevos homínidos
recientemente descubiertos en la Cueva de Qesem
en Israel (que debían ser más ágiles y astutos
para satisfacer sus necesidades dietéticas con
presas más pequeñas y rápidas) se impusieron en
Oriente Medio, y acabaron por reemplazar al Homo
erectus. |
Los
hallazgos hechos en el nuevo estudio sugieren que la
desaparición de los elefantes en la región hace 400.000 años
fue la razón de que los seres humanos modernos aparecieran
en Oriente Medio y se impusieran aquí.