Smilodon populator, el gran tigre dientes de sable de las pampas.
Por Mariano
Magnussen Saffer, Integrante del Museo Municipal
Punta Hermengo de Miramar, Provincia de Buenos
Aires, Republica Argentina. Publicado en Paleo -
Revista Argentina de Paleontología. Ilustraciones de Daniel
Boh.
marianomagnussen@yahoo.com.ar
El tigre dientes de sable fue
uno de los grandes triunfos evolutivos de los mamíferos depredadores.
Smilodon significa “dientes de sable”, característica que evidencia su
acentuada especialización en la cacería de presas grandes, como el megaterio y
el mastodonte, enormes mamíferos hoy desaparecidos.
Los dientes de sable se suelen
asociar con los felinos macairodontinos, pero esta característica ha aparecido
en forma independiente (evolución convergente) como mínimo en cuatro tipos
diferentes de mamíferos; los macairodontinos, los nimrávidos, los creodontos, y
los borhiénidos. Dentro de los grupos mencionados, Smilodon poseía
los dientes de sable más largos; en el caso de Smilodon populator llegaban
a medir hasta veinte centímetros.
El primer hallazgo de un
smilodonte en nuestro país fue realizado por el naturalista Francisco
Javier Muñiz en 1844, en la barranca del Río Luján, lo bautizo como Muñisfelis bonaerense, pero fue desestimado ya que dos anos
antes y sin saberlo ya se había descubierto la especie. En
realidad fue en 1842, el paleontólogo danés, Peter Lund, halló fósiles
en unas cavernas del sur brasileño.
<<<Cráneo y mandíbula de Smilodon
populator. Museo de Ciencias Naturales de Miramar.
Estos grandes felinos habitaron
en varios continentes y se originaron en África en el Mioceno, o sea unos 20
millones de años y en América del Norte a finales del Plioceno, hace 3 millones
de años y se extinguió en América del Sur durante el Gran intercambio biótico
americano, cuando ambas américas se volvieron a unir por medio del istmo de
Panana, lo que genero el intercambio faunístico entre ambos continentes.
El Smilodonte vivía en las
grandes planicies que existían tanto en Norteamérica (Smilodon fatalis de menor tamaño) como en Sudamérica (Smilodon populator, de
mayor tamaño). La abundancia y la calidad de los alimentos vegetales permitía
que prosperaran especies de mamíferos grandes como elefantes y perezosos
gigantes entre otros; la flora del Pleistoceno era especialmente nutritiva.
El Smilodon
superaba el peso y tamaño que el león actual; sin embargo, sus proporciones
corporales diferían de las de cualquier félido moderno. Las extremidades
posteriores del Smilodon populator (“populator” significa algo así
como “el que asola los campos”), eran más cortas y robustas, su cuello
proporcionalmente más largo, y el lomo más corto. La extraordinaria peligrosidad
de este félido se debía al gran desarrollo de la parte anterior de su cuerpo y
al tamaño asombroso de sus caninos superiores, que llegaban a sobresalir más de
veinte centímetros.
Esqueletos de Smilodon populator, saltando sobre un Gliptodonte
para atacar a un perezoso gigante. Montaje con la colaboración.
Museo de Ciencias Naturales de Miramar.
Smilodon
populator, fue la mayor de todas las
especies de tigres dientes de sable, y que vivió en nuestro territorio.
Podría haber pesado hasta 300 kilogramos, rivalizando de este modo con
el tigre moderno por el título de mayor félido de todos los tiempos
A diferencia de la mayoría de
los félidos, tenía un rabo corto, como el lince o el gato montés actual. Todo su
cuerpo tenía una estructura poderosa y los músculos de los hombros y del cuello
estaban dispuestos de tal manera que su enorme cabeza podía lanzarse hacia abajo
con gran fuerza.
Las mandíbulas se abrían
formando un ángulo de más de 120 grados, permitiendo que el par de los inmensos
dientes de sable que tenía en el maxilar superior se pudiera clavar en sus
víctimas. Los dientes de sable eran ovales en sentido transversal, lo que
aseguraba una mínima resistencia cuando se hundían en su presa. También estaban
aserrados por el extremo posterior, permitiendo atravesar la carne de la víctima
con mayor facilidad.
Su método de caza posiblemente
difería de los actuales tigres y leones, puesto que estos persiguen a su presa y
saltan sobre ella, buscando asfixiar y romper el cuello de la víctima con sus
potentes mandíbulas. En cambio se supone que el Smilodon esperaba
y emboscaba a los gigantes. En este caso se cree que cortaba arterias para
desangrar a su presa y ahí estaba la utilidad de sus largos colmillos.
Sus extremidades eran muy potentes; las
anteriores estaban dotadas de músculos, lo que le resultaba
especialmente útil si se tiene en cuenta la dificultad que le
representaría sostener a sus grandes presas acostadas sobre el suelo
mientras las sometía. Como en la mayoría de felinos, sus garras eran
retráctiles, lo que se vio en las huellas encontradas en la ciudad de
Miramar y conservadas en el museo local.
<<<
Mariano Mgnussen y Daniel Boh, con las huellas de Felipeda miramarensis.
Además de que por un fenómeno
de convergencia evolutiva también existieron otros mamíferos carnívoros de
dientes de sable, que no estaban en absoluto relacionados con los
macairodontinos, como por ejemplo el género marsupial Thylacosmilus,
que también fue encontrado en esta zona. Pero en realidad se trataba de un
mamífero marsupial, cuya hembra daba a luz a embriones apenas desarrollados que
terminaban su gestación en una bolsa externa, como el canguro australiano o la
zarigüeya sudamericana. El Thylacosmilus abría desarrollados
dientes semejantes a los de Smilodon, debido a que ambos ocuparían
los mismos nichos ecológicos o ambientes similares a pesar del aislamiento
geográfico.
Cuando Smilodon
llego a Sudamérica en el Gran Intercambio Biótico Americano, el
Thylacosmilus ya se había extinto cientos de miles de años antes, por lo
cual, ni siquiera coexistieron.
En septiembre de 2015, Mariano
Magnussen, encontró las primeras huellas del mundo de un gran tigre dientes de
sable, y fueron extraídos en conjunto con Daniel Boh, ambos del Museo de
Ciencias Naturales de Miramar. En 2018, se realizan estudios sobre las mismas
por un grupo interdisciplinario conformado por investigadores de la Fundación
Azara, Museo Argentino de Ciencias Naturales de Buenos Aires, Conicet y Museo de
Ciencias Naturales de Miramar, y asignaron a la nueva icnoespecie como
Felipeda miramarensis, en honor a la ciudad.
Las especies del género Smilodon se
extinguieron con probabilidad a raíz de las extinciones masivas de
megafauna que tuvieron lugar a finales del Pleistoceno y la consecuente
modificación radical de los ecosistemas que ocasionaron estas
extinciones. Se considera hoy en día que la causa más probable de estas
extinciones sea la llegada de los humanos a continentes a los que nunca
antes habían tenido acceso.
<<<Smilodon atacando a un
perezoso gigante. Por Daniel Boh.
Efectivamente, estos fenómenos
de extinción masiva de especies de relativamente de gran tamaño coinciden casi
invariablemente con la aparición de la especie humana en Europa, Asia
Septentrional, Oceanía, y las Américas del Norte y del Sur
Así vivió el Smilodonte desde
hace algo más de un millón de años, hasta que la llegada del hombre y la
desaparición de las grandes presas provocó a su vez la extinción del tigre
dientes de sable hace apenas entre 10 y 8 mil años.
Bibliografía sugerida.
Agnolin Federico
L., Chimento Nicolás R., Campo Denise H., Magnussen Mariano, Boh Daniel & De
CianniFrancisco(2018)Large
Carnivore Footprints from the Late Pleistocene of Argentina,Ichnos,
AMEGHINO, F. 1888. Rápidas
diagnosis de mamíferos fósiles nuevos de la República Argentina. Buenos Aires,
Obras Completas, 5:471-480.
AMEGHINO, F. 1889. Contribución
al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina. Actas de la
Academia Nacional de Ciencias de Córdoba, 6:1-1027.
BERTON, Michael. (1992).
Dinosaurios y otros animales prehistóricos. Ediciones Lrousse Argentina S.AI.C.
BERMAN, W.D. 1994. Los
carnívoros continentales (Mammalia, Carnivora) del Cenozoico de la Provincia de
Buenos Aires. Tesis Doctoral inédita, Facultad de Ciencias Naturales y Museo,
Universidad Nacional de La Plata, La Plata, Argentina.
CIONE, A.L. &
TONNI, E.P. 1995a. Bioestratigrafía y cronología del Cenozoico superior de la
región pampeana. In: Alberdi, M.T.; Leone, G. & Tonni, E.P. (Eds.), Evolución
climática y biológica de la región Pampeana durante los últimos cinco millones
de años. Un ensayo de correlación con el Mediterráneo occidental. Museo Nacional
de Ciencias Naturales, Consejo Superior de Investigaciones Científicas,
Monografías, 12:47-74.
MAGNUSSEN MARIANO &
BOH DANIEL. (2016).
Huellas de un tigre dientes de sable en el Pleistoceno tardío de Miramar,
provincia de Buenos Aires, República Argentina. XXX
Jornadas Argentinas de Paleontología de Vertebrados. Buenos Aires. Mayo de
2016. Libro de Resúmenes. Pag. 33.
NORIEGA, J.I.; CARLINI, A.A. &
TONNI, E.P. 2001. Vertebrados del Pleistoceno tardío de la cuenca del arroyo
Ensenada (Departamento Diamante, provincia de Entre Ríos, Argentina).
Bioestratigrafía y paleobiogeografía. Ameghiniana, 38(4), Resúmenes: 38R.
NOVAS, F. 2006. Buenos Aires
hace un millón de años. Editorial Siglo XXI, Ciencia que Ladra. Serie Mayor.
SOIBELZON,
L.H.; ZURITA A.E.; MORGAN, C.C.; RODRÍGUEZ, S.; GASPARINI, G.M.; SOIBELZON, E.;
SCHUBERT, B.W. & MIÑO-BOILINI, A.R. 2010. Primer registro fósil de Procyon
cancrivorus (G. Cuvier, 1798) (Carnivora, Procyonidae) en la Argentina. Revista
Mexicana de Ciencias Geológicas, 27(2):313-319
TONNI, E.P. & FIDALGO, F. 1978.
Consideraciones sobre los cambios climáticos durante el Pleistoceno
tardío-Reciente en la provincia de Buenos Aires. Aspectos ecológicos y
zoogeográficos relacionados. Ameghiniana, 15(1-2):235-253
TONNI, E. P. Y FIDALGO, F. 1982.
Geología y Paleontología de los sedimentos del Pleistoceno en el área de Punta
Hermengo (Miramar, prov. Bs. As, Repub.
Argentina);
Aspectos paleoclimaticos. Ameghiniana 19 (1-2): 79-108.
El patrimonio histórico
y natural de la región esta
protegido desde 1988 por una Ordenanza Municipal.
En 1988 el Honorable
Consejo Deliberante de General Alvarado dispuso, mediante la Ordenanza 248/88, que la Municipalidad sea la responsable y
protectora de los bienes
históricos, culturales y de las reservas naturales, públicas o
privadas, existentes en el partido.La ordenanza determina las siguientes categorías:
a) Monumentos
históricos, museos, sitios y conjuntos arquitectónicos o de otra
especie, lugares históricos, yacimientos arqueológicos,
antropológicos y
paleontológicos.
b) Reservas naturales, paisajes, flora y fauna autóctona,
reservas minerales.
c)
Bienes culturales debido al genio individual y colectivo,
referidos a las bellas artes,
literatura, música, ciencia, tecnología, arquitectura y cualquier
otra expresión cultural
representativa del presente o pasado de esta comunidad.
La política de
conservación y difusión del patrimonio que se engloba en alguna de
las citadas categorías está a cargo del Museo Municipal y de su
Asociación Amigos, contando con el apoyo y asesoramiento de la
Secretaría de Obras Públicas y de la Dirección de Asuntos Legales, y
con el control efectivo de la Policía local.
Que debo hacer
cuando encuentro un fósil?
GUÍA RÁPIDA DE LA LEY
NACIONAL 25.743 PARA
PROFESIONALES Y PUBLICO EN GENERAL.
En el año 2003, se
promulgo la nueva ley del Patrimonio Paleontológico y Arqueológico de la
Republica Argentina, que limita e impide la extracción, la colección, la
venta o destrucción de sitios y objetos de interés patrimonial.
1-
Es objeto de la presente ley
25.743,
la preservación, protección y tutela del Patrimonio
Arqueológico y Paleontológico. La
presente ley será de aplicación en todo el
territorio de la Nación Argentina.
2- Debe tener en cuenta que cualquier resto
fósil que encuentre, halle u obtenga por regalo o
donación, es
parte integrante del Patrimonio Cultural de la
Nación y el aprovechamiento científico y cultural
del mismo. Por lo cual, un resto fósil, no es un
objeto personal ni privado, es de cada ciudadano de
nuestro país.
3-
Las personas que por cualquier motivo descubran
materiales paleontológicos en forma casual en la
superficie o seno de la tierra o en superficies
acuosas, deberán denunciarlos y entregarlos de
inmediato al organismo competente, al museo,
facultad, o institución competente de su región.
4-
La omisión del deber de denuncia y ocultamiento hará
pasibles a sus autores de un apercibimiento y, si
mediare reincidencia, de una multa. En todos los
casos procederá el decomiso de los materiales
reunidos por parte del organismo oficial.
5-
Las personas que realicen por sí, u ordenaren
realizar a terceros, tareas de prospección, remoción
o excavación en yacimientos paleontológicos sin
solicitar la correspondiente autorización ante la
autoridad competente, serán pasibles de multa,
aunque aleguen adquisición de buena fe.
6-
Las personas que, con posterioridad a la
promulgación de la presente ley, se apropien y/o
comercialicen objetos paleontológicos y aquellos que
los recibieren, aunque aleguen buena fe, serán
pasibles de una multa y el decomiso de los bienes.
7- Es necesario, en lo posible, que la persona
particular u aficionado a la paleontología, que
encuentre un resto fósil, denuncie inmediatamente su
ubicación y naturaleza, a un organismo local, como
un museo, facultad u otra institución similar que se
encuentre en su localidad o en la región.
8- En todos los casos, siempre es bueno que el
material sea retirado in-situ por el personal a
cargo de una institución oficial en donde usted
realizo la denuncia del material. Aconsejamos, que
usted no retire el material del sedimento, su falta
de conocimiento durante la extracción pudiera
destruir evidencias.
9- También es real, que en la mayoría de los
casos, los restos fósiles que se encuentran
en la superficie, subsuelo o sumergidos en aguas
jurisdiccionales, se hallan en alto peligro de
destrucción ambiental o depredadora. Si usted
encuentra un fósil suelto en la superficie, o semi-expuestos
en el subsuelo (bordes de barrancos a punto de
perderse, sobre calles de tierra en el yacimientos,
o material que ha sido extraído y abandonados por
terceros), debe ser, en lo posible, registrado
fotográficamente, y trasladado a la institución
competente mas cercana a su domicilio. También
denuncie a terceros que extraigan fósiles en forma
depredadora.
10- Aconsejamos en todos los casos, el
seguimiento del material encontrado y denunciado.
Verificar si el organismo local y nacional se
preocuparon en el rescate del resto fósil en
cuestión, de ser así, usted tiene el derecho de
saber si mismo sufrió daños irreparables para su
estudio, su estado de conservación durante el
procesamiento de laboratorio, siglas y numero de
inventario, y todo aquello que garantice su
preservación perpetua. En el caso, en que los
organismos oficiales no hallan cumplido o al menos
intervenido luego de que usted los allá advertido,
debe denunciarlo en todas las instancias que crea
necesario, como organismos estatales, provinciales,
municipales y en los medios de prensa, en caso de
ser necesario, incluyendo en la Web. Usted
también es responsable de nuestro patrimonio!!!
Huellas del tiempo: años
atrás hubo descubrimientos
en la ciudad de Miramar de
un investigador de la
Universidad Nacional de La
Plata que permiten inferir
cómo eran las condiciones
climáticas bonaerenses hace
cientos de miles de años.
En los alrededores de Punta
Hermengo, cerca del muelle
de pesca de Miramar, el
doctor Eduardo Tonni
(profesor de paleontología)
de vertebrados en la
Facultad de Ciencias
Naturales y Museo de la
Universidad Nacional de La
Plata) realizó un inusual
descubrimiento que permitió
conocer las condiciones
climáticas que existieron en
el lugar hace varios
centenares de miles de años.
Lo que halló Tonni fueron
los restos de la comida de
una lechuza ancestral, que
consistían en varias
agrupaciones de pequeños
huesos de roedores,
comadrejas y aves contenidos
dentro del sedimento que
rellenaba una antigua cueva.
Las lechuzas, búhos
y otras aves rapaces
muchas veces devoran
sus presas enteras.
Los pelos, plumas,
huesos, dientes,
cutículas de
insectos y piel que
no son digeridas se
apelmazan, formando
masas compactas
esféricas u
ovoidales conocidas
como bolos de
regurgitación,
regurgitados o
egagrópilas. Estos
bolos son expelidos
al exterior por vía
oral en el nido o
cerca de algún
posadero.
El estudio de los
restos óseos
contenidos en los
regurgitados de
lechuzas y búhos
permite hacer un
relevamiento de la
fauna de la cual se
alimentan. Fue
justamente lo que
quedó de varios
bolos de
regurgitación de una
milenaria ave de
rapiña, de tamaño
similar a la lechuza
de los campanarios o
al lechuzón
campestre, lo que
descubrió Tonni en
Miramar.
Los sedimentos en los que
Tonni hizo tan singular
hallazgo constituían el
relleno de una cueva que
tenía un diámetro máximo de
1,20 metros y que fue
habitada hace algunos
centenares de milenios por
un armadillo de gran tamaño,
similar a los actuales tatú
carreta. En esta paleocueva,
el investigador encontró
cinco bolos fósiles que
contenían 59 restos
craneanos en total y gran
cantidad de otros restos de
esqueletos. Más de la mitad
de estos cráneos
correspondían a tucu-tucos,
un género de pequeños
roedores que en la
actualidad comprende más de
sesenta especies. Un tercio
de los restos craneanos
encontrados pertenecen a la
familia de los roedores
cricétidos, que incluye
lauchas y ratones que hoy
constituyen una plaga
agropecuaria, además de ser
portadores de la fiebre
hemorrágica argentina o mal
de los rastrojos. El
investigador también
identificó restos de un cuis
chico y de un ave
emparentada con los
chingolos y jilgueros,
además de seis restos de
cráneo de una comadrejita
patagónica.
Las investigaciones
que realizó Tonni
junto con sus
colaboradores, Diego
Verzi, Susana Bargo
y Ulyses Pardiñas,
permiten inferir
cuáles eran las
condiciones
climáticas en la
zona de Miramar en
la época en que
vivían estos
animales, de los
cuales se
alimentaban las
lechuzas y los
búhos. En efecto, la
presencia de la
comadrejita
patagónica, de una
pequeña laucha de
campo y de un cuis
chico, así como la
abundancia de tucu-tucos,
sugieren ambientes
más áridos que los
presentes.
Actualmente, la comadrejita
patagónica (Lestodelphis
halli) vive en Santa
Cruz, mientras que la laucha
baya, un pariente cercano de
la laucha de campo del
género Eligmodóntia
que formaba parte de
la alimentación de la
lechuza de Punta Hermengo,
hoy es habitante común del
Parque Nacional Nahuel
Huapi. El cuis chico (Microcavia
australis), un
roedor estrechamente
emparentado con el descripto
por Tonni, Verzi, Bargo y
Pardiñas, está distribuido
en nuestros días en las
zonas áridas del país. En
cuanto a los tucu-tucos,
poseen una amplia
distribución en América del
Sur, pero en general
prefieren los suelos
arenosos y secos, ya que el
agua constituye uno de sus
peores enemigos.
La distribución actual de la
fauna de la cual se
alimentaba la lechuza
ancestral fue la clava que
posibilitó a los
paleontólogos del Museo de
La Plata inferir que, en la
zona de Miramar, hace
centenares de miles de años
había condiciones climáticas
áridas y frías, posiblemente
similares a las que hay en
la Patagonia actual. Esta
conclusión también es
confirmada por las
características geológicas
de los sedimentos en los que
se encontraron los bolos de
regurgitación.
Cuando
nuestra ciudad fue fundada,
se tuvo en mente las
características naturales
que la podrían hacer un
lugar exitoso. Es difícil
imaginar cómo era este
paisaje hace miles o
millones de años, cuando
nada era como ahora.
Es
bien conocido que los
continentes se mueven muy
lentamente y que este
movimiento genera el
levantamiento de cordilleras
y el hundimiento de otras
zonas. Este movimiento a
veces se hace evidente
mediante los terremotos o la
erupción de volcanes pero,
en nuestra región esto no es
tan visible y las pruebas de
importantes acontecimientos
sólo es posible gracias al
trabajo de los geólogos y
los paleontólogos.
Debajo
de nuestro suelo se
encuentran rocas que están
entre las más antiguas de la
tierra y son parte de una
formación que se generó hace
unos 2000 millones de años.
Estas son posibles de ver en
las Sierras de Tandil y en
la isla Martín García. En
esos lejanos tiempos existía
un gran continente que
abarcaba América del Sur,
África y Antártida. La parte
que correspondería a nuestro
país terminaba en la
provincia de Buenos Aires y
la Patagonia era una isla
que se agregó hace 300
millones de años.
Este
lento choque “cocinó” los
sedimentos que se fueron
acumulando sobre las
antiguas capas y provocó
unas grandes “arrugas”, las
que conocemos hoy como las
Sierras de Ventana y Tandil.
Al mismo tiempo nuestro
continente se fue separando
de África y se empezó a
crear lo que hoy conocemos
como Océano Atlántico.
Este movimiento hace
que se vaya
hundiendo el centro
del continente,
provocando que se
genere un mar que
avanzó por todo el
interior y llegara
hasta Venezuela, por
lo que nuestras
sierras se
convirtieron en
islas.
Es notable que no se
han podido encontrar
en la provincia
terrenos más jóvenes
que 400 millones de
años (por ejemplo
falta la era de los
dinosaurios, etc.),
excepto los últimos
30 millones, de los
cuales 3,5 son
posibles de ver en
nuestra región.
<<<Trazas
fosiles atribuibles
a Anelidos Marinos,
480 millones de
años.
La
cordillera se empezó a
formar hace unos 100
millones de años pero hace
unos 5 millones lo hizo más
rápido y terminó por
desalojar aquel mar
interior, también llamado
Mar Paranaense. Al mismo
tiempo los glaciares que
descendían de las montañas
iban erosionando la piedra
hasta convertirla en polvo,
el cual era llevado por el
viento (durante siglos el
viento del Oeste era
predominante) y los cursos
de agua, se terminó de
depositar en la zona
pampeana, generando ese
paisaje plano tan típico.
UNA
TIERRA DE CAMBIOS
Cuando
nuestro continente se
termina de separar del
resto, hace unos 65 millones
de años, el mismo se
convierte en una gran isla,
por lo tanto su fauna
evolucionó en forma
particular. Esto sucedió
casi al mismo tiempo que la
desaparición de los
dinosaurios por lo que aún
los mamíferos eran pequeños
pero, al correr de los
siglos generaron los más
extraños y gigantescos
seres.
Puesto
que el último continente en
estar en contacto con el
nuestro fue Australia,
compartimos a los
marsupiales, hoy
representados por las
zarigüeyas. Sin embargo
existieron otros parientes
de estas que semejaban
lobos, osos o tigres.
También existían
gigantescas aves
corredoras de más de
dos metros de alto,
cóndores de 7 metros
de envergadura,
también animales
semejantes a
rinocerontes y a
extrañas jirafas,
tales como el
Toxodon y la
Macrauchenia.
Los animales más
particulares de esta
región eran los
Edentados (grupo de
animales con pocos
dientes), conformado
por los muy
conocidos
Gliptodontes,
gigantescos
armadillos parientes
lejanos de los
peludos y los
perezosos, cuyos
antiguos
representantes
tenían formas
enormes de hasta 7
metros de largo y 5
toneladas de peso
como el Megaterio.
El
clima también fue cambiando
pero hace unos 2,5 millones
de años se empieza a hacer
más frío y cambiante. Se
alternan también períodos
más cálidos pero el frío es
predominante y aún se
estudian sus causas. Al
mismo tiempo se forma el
puente entre las dos
Américas, permitiendo la
entrada de fauna del
hemisferio norte la cual
compite con la local. Así
llegan los Mastodontes,
Tigres dientes de sable,
caballos, ciervos, pumas,
guanacos, etc.
IMPORTANCIA DE LA ZONA
Dentro del área que
comprende la costa del
Partido de General Alvarado
es posible apreciar los
últimos 3 millones y medio
de años de evolución del
territorio. Una
particularidad es que los
estratos se hunden en el
suelo a medida que se avanza
desde Chapadmalal hacia Mar
del Sud.
Esto se debe a que en algún
momento, hace más de un
millón de años, la parte
terminal de las sierras de
Balcarce que llegan hasta el
mar, se han levantado debido
a alguna presión de la
corteza terrestre, por lo
que hoy podemos observar que
los acantilados en esa zona
son muy altos.
Esto
permite observar sedimentos
muy antiguos y algunos
restos y acontecimientos
anteriores a la llegada de
la fauna norteamericana.
Especialmente lo que
llama la atención es
la presencia de
escorias y tierra
cocinada, que
durante un siglo
fueron un misterio y
ahora se cree que
son la evidencia del
impacto de un
meteorito de gran
tamaño, ocurrido
hace 3,3 millones de
años. El lugar del
suceso ahora está
erosionado por el
mar, ya que la
orilla se encontraba
a unos 300
kilómetros hacia el
Este.
Debido a este arqueamiento
de los estratos es posible
ir siguiendo la historia de
los terrenos mientras se
avanza hacia el sur, ya que
se van haciendo
progresivamente más jóvenes.
Esto permite observar los
cambios en la fauna y el
clima hasta hace unos 3000
años. De esta manera muchos
científicos han elegido
nuestra zona para realizar
sus investigaciones desde
hace más de un siglo.
MIRAMAR TIENE SU PROPIA
FORMACIÓN GEOLÓGICA
Durante el transcurso de los
siglos el sedimento
arrastrado por el viento
desde la cordillera y los
cursos de agua han ido
acumulándose en el
territorio de la zona
pampeana. No todo se fue
depositando de la misma
manera, puesto que hubo
períodos muy húmedos,
seguidos de otros fríos y
secos, momentos con vientos
predominantes de algún
sector, actividad de
animales y vegetación, etc.
Todos estos
acontecimientos
quedan de alguna
manera grabados en
el terreno y es
posible observarlos
especialmente en los
acantilados
costeros, ya que las
olas los van
erosionando
permanentemente en
los lugares en donde
se encuentran más
expuestos, en un
trabajo de siglos,
ya que la orilla se
hallaba a muchos
kilómetros mar
adentro.
El nombre de
“Formación Miramar”
fue asignado por el
investigador Lucas
Kraglievich en los
años 50. En el
momento geológico
mencionado, en esta
zona habría cursos
de agua y lagunas
que acumularon este
sedimento y que los
mismos fueron más
tarde tapados por el
polvillo que
anunciaba un clima
más seco.
<<<Vista geológica
de Punta Hermengo,
Miramar.
Los mismos son difíciles de
observar para el ojo no
experimentado, tal como
ocurre en la mayoría de las
capas geológicas
bonaerenses, pero aún pueden
verse cerca de la torre del
faro de Punta Hermengo y en
la zona de la salida de las
cloacas. Las mismas capas
han sido identificadas
también en inmediaciones de
Mar Chiquita y otras
localidades, siempre con el
mismo nombre, el de nuestra
ciudad.
Bibliografía
recomendada.
Los
mamíferos fósiles de Buenos
Aires, R.C. Pasquali, E. P.
Tonni. Editorial Universitas
2004
Buenos Aires,
un millón de años atrás.
Fernando Novas, Editorial
Siglo XXI, Colección ciencia
que ladra... 2006
Nuestro
distrito es uno de los pocos
en los que no se ha
implementado un área natural
protegida a pesar que tiene
las condiciones necesarias.
Ahora bien ¿por qué se ha
elegido el sector entre Mar
del Sud y Centinela del Mar?
La historia tiene varios
caminos que han convergido
en ese lugar. Ya en 1987 los
científicos del Conicet y el
Museo de La Plata , Eduardo
Tonni, Walter Berman,
Francisco Fidalgo, Francisco
Goin y Juan Quiroga habían
propuesto que la variedad y
asociación faunística fósil
del lugar tenía sus
particularidades por lo que
se la denominó “Unidad
Mamífero Centinelense”.
Además de esto existen
evidencias de la caída de
dos meteoritos hace 200.000
y 400.000 años estudiadas
por científicos de varios
países. En el año 2006
realizamos una excursión
programada por el Centro de
Geología de Costas
dependiente de la
Universidad Nacional de Mar
del Plata. En esa
oportunidad el entonces
Director del mismo, el
Geólogo Federico Isla nos
planteó la necesidad y la
importancia de preservar el
sector de los acantilados en
Centinela del Mar debido a
sus características
especiales, particularmente
por la presencia de estratos
de hace unos 120.000 años
correspondiente al
denominado Piso
Belgranense, momento en
que el clima era más cálido
y el mar tenía una altura
mayor que la actual. Por
esto se depositó una playa y
médanos con restos fósiles
marinos. Estos datos nos
impulsaron a generar una
ordenanza de protección del
lugar (Nº 203/08) para luego
empezar los trámites ante la
provincia y lograr una
Reserva Natural Provincial.
Esta
idea se vio
reforzada en 2011
con la presentación
de un trabajo (Protección
de costas y pérdida
del patrimonio
paleontológico: el
caso de Punta
Hermengo, Miramar,
provincia de Buenos
Aires) de los
paleontólogos Marcos
Cenizo, Esteban
Zoibelzon y Eduardo
Tonni, en el que al
principio critican
la colocación de
piedras en el
acantilado del
Vivero.
Las mismas
son para la protección del
caño de las cloacas pero los
autores desconocían ese
dato. Luego, en ese mismo
artículo proponen la
creación de una reserva en
el sector entre Centinela
del Mar y Mar del Sud ya que
sus características
geológicas y paleontológicas
son similares a las de Punta
Hermengo.
Posteriormente se fueron
sumando personas interesadas
en el tema, por lo que se
elaboró un proyecto integral
que sume a la importancia
geológica y paleontológica
del lugar, la protección de
la cadena de médanos aún sin
forestar.
¿Para qué
sirve un médano?
Si bien a
principios del siglo XX se
consideraba un enemigo a
domar, el médano y en
general el ambiente arenoso
costero es un ambiente
particular del cual queda
muy poco y es muy fácil de
alterar por medio de la
forestación y la
urbanización, además de no
ser muy valorado. Lo primero
que debemos tener en cuenta
es que la arena de nuestras
playas se va creando en las
costas más al sur de la
provincia y hasta de la
Patagonia. En una lenta pero
continua molienda, los
granos que son llevados por
las olas en su vaivén,
llegan a un tamaño en el que
el viento puede arrastrarlos
hacia el continente en donde
siguen su camino formando
las conocidas dunas hasta
que se topan con un arroyo
que las lleva de vuelta al
mar.
A
veces una parte
sigue sobre el
continente formando
un paisaje ondulado
que permite la
retención de las
aguas de lluvia
formando a veces
grandes bañados con
abundancia de aves
migratorias. Con el
correr de los siglos
se ha generado una
flora y fauna
adaptada a estos
ambientes que a
simple vista
aparentan ser áridos
pero que esconden
una variedad
biológica muy
grande.
Ciertas
especies de aves nidifican y
viven en estos lugares,
pequeñas lagartijas se
mimetizan con la arena, las
plantas sobreviven a la
escasez de tierra fértil y
al aire marino. También
preservan y a su vez
permiten observar, debido a
su movilidad, los restos
fósiles que se hallan sobre
el terreno o las pruebas del
paso de los antiguos seres
humanos.
En los
últimos años se están
realizando muchas
investigaciones sobre las
formas de vida presentes en
las áreas medanosas y las
mejores maneras de preservar
las mismas. Por ejemplo
recientemente un grupo de
trabajo de la Fundación
Azara se hizo acreedor a un
premio convocado por el
Fondo para la Conservación
Ambiental patrocinado por
el Banco Galicia y cuya
área de trabajo será
justamente en los
alrededores de Centinela del
Mar.
¿Qué se puede
hacer en una reserva?
Una reserva
natural se puede visitar
siempre bajo ciertas reglas.
Se podrá seguir paseando en
esa zona o ir a pescar pero
habrá vigilancia para evitar
que se tire basura o se
circule con exceso de
velocidad o fuera de los
circuitos permitidos.
¿El Vivero
puede ser una reserva
natural?
Es una
pregunta que muchos hacen y
la respuesta es simple, no
es un lugar natural, sino
que fue creado por la mano
del hombre. Su protección
depende más del sentido
común de las autoridades
municipales y la
preocupación de los vecinos
y no las leyes provinciales
en cuyo articulado no
encaja, además de haber sido
cedido por la Provincia a la
Municipalidad en 1979. El
bosque debe ser cuidado y
respetado como el espacio
público más importante que
tenemos y que nos identifica
con respecto a otras
localidades balnearias y por
ello hay que crear los
reglamentos necesarios para
su correcto uso.
La creación
de la Reserva Natural
Centinela del Mar es un
esfuerzo de muchas personas
y organismos para preservar
uno de los pocos paisajes
naturales que nos quedan.
Parte del
texto de la
Ley 10907
sobre Áreas
Protegidas
de la
Provincia de
Buenos
Aires.
ARTICULO 4º:
Podrán ser
declaradas
reservas
naturales,
aquellas
áreas que
reúnan, por
lo menos,
una de las
características
que se
enumeran a
continuación:
a) Ser
representativas
de una
Provincia o
Distrito
fito y/o
zoográfico o
geológico.
b) Ser
representativa
de uno o
varios
ecosistemas
donde los
hábitats
sean de
especial
interés
científico o
encierre un
paisaje
natural de
gran belleza
o posean una
gran riqueza
de flora y
fauna
autóctona.
c) Alberguen
especies
migratorias,
endémicas,
raras o
amenazadas,
especialmente
cuando
constituyan
hábitats
críticos
para su
supervivencia.
d) Provean
de lugares
para
nidificación,
refugio,
alimentación
y cría de
especies
útiles,
especialmente
cuando éstas
se hallen
inmersas en
zonas
alteradas o
de uso
humano
interno.
e)
Constituyan
áreas útiles
para la
divulgación
y educación
de la
naturaleza o
de valor
para el
desarrollo
de
actividades
recreativas
o turísticas
asociadas a
la
naturaleza.
f) Posean o
constituyan
sitios
arqueológicos
y/o
paleontológicos
de valor
cultural o
científico.
g) Presenten
sitios de
valor
histórico
asociados
con o
inmersos en
un ambiente
natural.
Para más
datos se
puede ver el
perfil de
Facebook:
Reserva
Natural
Centinela
del Mar –
Web, en
donde se
exponen
todos los
trabajos
relacionados
con este
tema y las
novedades
que se van
conociendo.