MegaFauna Web. Agualinda. Un tesoro Paleontológico en Colombia. Dinosaurios poiquilotermos u homeotermos. ¿Eran o no de sangre caliente?. Origen y diversidad de los mamíferos durante el Terciario, desde el Periodo Paleoceno al Periodo Pleistoceno. Los mamíferos dientes de sable y su paso en la historia biológica.
 
   

Aqui encontraras informacion paleontologica de las principales criaturas prehistoricas de todos los continentes.

 

*** Paleontología Internacional ***

I Pagina Principal I Presentación I Agregar en Mis Favoritos I Imprimir  I Copyright  I Correo I Colabore I Gmail I Grupo Paleo

 

 

 

Los mamíferos dientes de sable y su paso en la historia biológica.

Por Mariano Magnussen Saffer. Grupo Paleo. Museo Municipal Punta Hermengo de Miramar. Fundación Argentavis. marianomagnussen@yahoo.com.ar. Tomado de; Magnussen Saffer, Mariano. 2015. Los mamíferos dientes de sable y su paso en la historia biológica. Paleo Revista Argentina de Paleontología. Boletín Paleontológico. Año XIII. 132: 13-18. 

Desde hace unos 35 millones de años hasta hace 12 mil años antes del presente (Pleistoceno superior), vivieron en distintas edades geológicas y distintos continentes un grupo muy peculiar de mamíferos, los cuales desarrollaron como parte de un proceso evolutivo increíble, la presencia de dos caninos (colmillos) superiores altamente desarrollados.

Estas especies adquirieron sus característicos dientes de sable de forma totalmente independiente, aun teniendo poco parentesco, geografía y edad geológica. La morfología de los dientes es un excelente ejemplo de evolución convergente o evolucion paraslela en otros casos, ya que ha ocurrido repetida e independientemente en por lo menos cuatro grupos diferentes de mamíferos: los macairodontes (Machairodontinae), una subfamilia de los felinos que incluye al famoso Smilodo s.p.; los nimrávidos (Nimravidae), una familia emparentada con los felinos, pero diferente; y finalmente, un par de casos aislados dentro de los creodontos (que no son considerados carnívoros auténticos) y los boriénidos, una familia extinta de marsupiales sudamericanos.

El consenso general de acuerdo a su dentadura es que se usaban para cazar denotando con ello una alimentación carnívora, la forma exacta en la que se usaban ha sido motivo de debate desde la década de 1880, cuando el Smilodon fue descrito por primera vez.

Algunos paleontólogos creen que el propósito principal era el de agarrar y sujetar presas grandes. La evidencia sin embargo no da suficiente respaldo a esta teoría, ya que se ha demostrado que unos dientes tan largos usados de esa forma podrían romperse con facilidad, y los cráneos fósiles con los dientes rotos son raros.

Una hipótesis más aceptada sugiere que los dientes de sable se usaban para dar mordiscos en la garganta o el abdomen de presas grandes, o para causar heridas punzantes profundas que desangrarían al animal.

Hoplophoneus. Cope, 1874.

Vivieron en Norte América durante el Eoceno-Oligoceno (hace 38 - 33,3 millones de años). Existiendo durante aproximadamente 4,7 millones de años.

Hoplophoneus era similar a los félidos, aunque no lo eran. La estructura de los huesos del oído interno son diferentes; los félidos tienen una estructura externa denominada bulla auditiva separada por un tabique en dos cámaras; los nimrávidos carecen de bulla.

Poseían además un surco en la mandíbula inferior donde se acomodaban los largos caninos en forma de sable de la mandíbula superior. Tenía el tamaño de un leopardo, con un cuerpo robusto y patas cortas.

El espécimen más grande que se conoce fue examinado por Sorkin (2008) para establecer su masa corporal, la cual se estimó en 160 kilogramos.

Paramachairodus. Pilgrim, 1913.

Paramachairodus (alternativamente Paramachaerodus) es un género extinto de gato dientes de sable de la subfamilia Machairodontinae, que era endémica en Europa y Asia durante el Mioceno tardío 15-9 Ma.

Paramachairodus es uno de los gatos dientes de sable verdaderos conocidos más antiguos. Se descubrió una gran cantidad de fósiles en el Cerro de los Batallones, un yacimiento de fósiles del Mioceno tardío, cerca de Madrid, España.

Dos especies de leopardo son conocidos, Paramachairodus ogygia y Paramachairodus orientalis. Una tercera especie, Paramachairodus maximiliani, se considera sinónimo de Paramachairodus orientalis por la mayoría de autores

Los animales tenian 58 centímetros de alto en el hombro, similar a un leopardo, pero con un cuerpo más flexible. La forma de sus extremidades sugiere que puede haber sido un escalador ágil, y podría haber cazado presas relativamente grandes.

Metailurus. Zdansky, 1924.

Es un género extinto de felino dientes de sable, perteneciente a la tribu Metailurini, que vivió en América del Norte, África, Europa y Asia desde el Mioceno al Pleistoceno, viviendo desde hace 9 millones de años hasta hace 11,000 años.

Metailurus fue nombrado por Zdansky (1924). Fue asignado a la familia Felidae por Carroll (1988).

Metailurus es conocido como el felino "diente de sable falso" debido que no poseía verdaderos dientes de sables, sino que tenía una especie de mezcla entre los caninos alargados, delgados y en forma de cuchillo de los verdaderos dientes de sable (Machairodontinae) y los caninos más cortos y cónicos de los felinos actuales.

Los caninos son mayores incluso que los del leopardo nebuloso pero significativamente más cortos que los de los dientes de sable verdaderos y más cónicos que aplanados. Debido a que muchos de los fósiles de Metailurus son fragmentarios, el número de especies es objeto de debate

Machairodus. Kaup, 1833

Es un género extinto de mamíferos felinos de la subfamilia Machairodontinae. Eran félidos dientes de sable que vivieron en Europa, Asia, África y Norteamérica, aproximadamente desde hace 12 millones de años a 200 mil años

Las especies fósiles asignadas al género Machairodus fueron divididas por Turner en dos grupos de desarrollo evolutivo - M. aphanistus y el "Nimravides" catacopis de Norteamérica representan el grado más primitivo, y M. coloradensis y M. giganteus (Amphimachairodus giganteus) representan el grado más derivado.

Las características del grado más avanzado incluyen el relativo alargamiento del antebrazo y el acortamiento de la región lumbar de la columna que se parecía a la de los actuales felinos panterinos. Estas tendencias serían más desarrolladas en Homotherium, el cual se cree que evolucionó de Machairodus.

Sus dientes estaban bien arraigados a su boca y no eran demasiado delicados, a diferencia de la mayoría de los felinos dientes de sable de la época, que tenían colmillos extremadamente largos que sobresalían de la boca. Los colmillos de Machairodus, sin embargo, eran capaces de encajar cómodamente en su boca aún siendo largos y efectivos para la caza.

Dinofelis. Zdansky 1924.

Es un género de felinos dientes de sable que pertenece a la tribu Metailurini. Estaban muy extendidos en Europa, Asia, África y América del Norte, desde hace 5, hasta alrededor de 1,2 millones de años (principios del Plioceno y comienzos del Pleistoceno).

Los fósiles del Dinofelis y los huesos se han encontrado en Sudáfrica, junto con babuinos que posiblemente cazaba.

Los huesos de varios ejemplares de Dinofelis y babuinos fueron encontrados en una trampa natural. Dinofelis puede haber entrado en el lugar para alimentarse de los animales capturados o simplemente penetró al sitio y no fue capaz de escapar de nuevo.

Varios sitios de fósiles de Sudáfrica parecen demostrar que Dinofelis pudo haber cazado Australopithecus afarensis y Paranthropus, ya que albergaban restos fosilizados de Dinofelis, estos homínidos y otros animales grandes de la época.

Tenían un tamaño intermedio entre un leopardo y un león modernos, la mayoría poseía el tamaño de un jaguar (70 cm de altura y hasta 120 kg de peso), de tamaño, de gran alcance, que tenía dos dientes de sable prominentes. Dos especímenes fueron examinados por Legendre y Roth para calcular la masa corporal. En el primer ejemplar se estimó un peso de 31,4 kg. El segundo se estimó con un peso de 87,8 kg

Homotherium. Fabrini, 1890.

Es un género de felinos fósiles que vivieron entre hace 5 millones y 10.000 años, durante los periodos Plioceno y Pleistoceno, conocidos popularmente como dientes de sable.

En el momento de su mayor expansión habitaron en la mayor parte de África, Eurasia, Suramérica y Norteamérica. Tan vasta distribución y el hallazgo de cientos de restos en numerosas localidades han permitido la identificación de muchas especies, siendo las más conocidas el Homotherium serum de América del Norte y la especie europea Homotherium latidens. La especie H. serum fue una de las últimas de dientes de sable en desaparecer, junto con las de otro género más popular, Smilodon.

Los largos colmillos típicos de los macairodontes están presentes, aunque ni de lejos tan desarrollados como en Smilodon o Megantereon, sino que son mucho más cortos, curvos (por lo que a veces se llama a los homoterios "felinos - cimitarra") y finos.

Cuando el animal mantenía la boca cerrada, sólo se les veía la punta. Siguiendo con la tónica general del grupo, los homoterios también tenían los cuartos delanteros muy desarrollados, con el fin de vencer la resistencia de las presas de que se alimentaban antes de clavarles los colmillos en el cuello.

Los hallazgos de varios esqueletos juntos, en ocasiones acumulados durante generaciones en un mismo lugar, y entre los que se encuentran sujetos con fracturas curadas y enfermedades, sugieren que al menos las especies más tardías vivían en manada y cooperaban para cazar.

Megantereon. Cuvier, 1824.

Es un género extinto de felino dientes de sable perteneciente a la subfamilia Machairodontinae.

Este mamífero tenía un tamaño similar al leopardo actual, pero era más robusto y musculoso, y poseía unos colmillos superiores alargados y ligeramente curvos que pudo emplear en la caza de presas tipo mastodonte. Vivió en Eurasia, África y Norteamérica desde el Mioceno Superior hasta el Pleistoceno Medio.

A día de hoy no existe consenso entre los científicos sobre el lugar de origen de este género.

Se tienen evidencias fidedignas de su presencia en África desde hace 3,6 millones de años, durante el Plioceno medio, pero existen restos asiáticos de dudosa clasificación que podrían adelantar su existencia hasta el Mioceno.

En norteamérica los restos más antiguos conocidos datan de unos 4,5 millones de años, pero algunos autores no consideran este registro perteneciente al género Megantereon. En Europa el registro más antiguo del género data, según autores, entre 3,5 y 2,5 millones de años. Este género es considerado por algunos el ancestro de Smilodon.

Xenosmilus. Martin, et al, 2000.

Es un género extinto de mamífero macairodontino, es decir un felino diente de sable. Dos especimenes casi intactos fueron hallados por recolectores aficionados de fósiles en 1983 (1981 según algunas fuentes) en las minas de calizas de Haile en el Condado de Alachua, Florida.

En 1994 los fósiles fueron examinados, y se decidió que pertenecían a un nuevo género de félido. Los fósiles datan entre 1.8 a 0.3 millones de años durante el Pleistoceno. Hasta la fecha solo se reconoce una especie, X. hodsonae.

Este felino medía entre 1.7 a 1.8 metros de longitud con un cuerpo sumamente musculoso que probablemente pesaría entre 230 a 400 kilogramos.

Entre las demás especies de felinos dientes de sable solo Smilodon populator era de un tamaño mayor. Antes de su descubrimiento, se pensaba que todos los felinos dientes de sable caían en dos categorías.

Una incluía a los dientes de sable con largos dientes caninos superiores y patas cortas y robustas. Los felinos dientes de cimitarra en cambio tenían caninos moderadamente alargados y patas largas. Xenosmilus por su parte poseía tanto patas robustas y musculosas como caninos cortos y anchos. Junto a los dos esqueletos originales se hallaron docenas de huesos de pecaríes. Parece probable que estos fueran la presa principal de X. hodsonae, a los que atraparía gracias a su robusta constitución.

Smilodon. Lund, 1842.

es un género extinto de félido dientes de sable de la subfamilia de los macairodóntinos. El macho más grande de la especie Smilodon populator pudo pesar hasta 300 kg, rivalizando con el tigre moderno por el título de félido más grande de todos los tiempos.

Apareció en América del Norte a finales del Plioceno y se extinguió en América del Sur durante el Gran intercambio americano. La característica más distintiva son sus enormes caninos, que lo convierten en uno de los mamíferos prehistóricos más popular.

En la época de transición entre el Plioceno y el Pleistoceno, los continentes se encontraban prácticamente en la misma posición que tienen actualmente. Las placas tectónicas sobre las que reposan probablemente no se han movido más de 100 km en relación las unas a las otras desde principios del Pleistoceno.

A veces se les denomina «gatos de dientes de sable» (término impreciso, ya que existieron otros felinos dientes de sable que no estaban relacionados) o «tigres de dientes de sable» (también incorrecto porque tampoco eran tigres). Se extinguieron a raíz de los cambios climáticos que tuvieron lugar a finales del Pleistoceno y la modificación de los ecosistemas que ocasionaron estos cambios, pero es posible que la llegada de los humanos también contribuyera a su extinción.

Thylacosmilus. Riggs, 1933.

Si hay una prueba validad de convergencia adaptativa, es Thylacosmilus, el único marsupial del mundo con dientes de sable. Es un género extinto de mamíferos marsupiales perteneciente a los Sparassodonta. Fue un supedepredador tipo dientes de sable que vivió durante el Mioceno hace aproximadamente 7 millones de años. Los restos de estos animales han sido hallados en América del Sur.

Fue un importante carnívoro marsupial de la Era Cenozoica, muy parecido al Smilodon invasor procedente de Laurasia, pero sin parentesco alguno, ya que este último es un placentario.

Es otro ejemplo de evolución paralela o convergencia evolutiva, fenómeno por el cual dos especies sin parentesco evolutivo y que nunca habitaron el mismo continente acaban siendo similares ya que ambas cumplían el mismo rol en el ecosistema que habitaban.

Pese a que este animal evolucionó de animales similares a la zarigüeya en Sudamérica cuando ésta era un continente-isla, sus características le hacían casi idéntico a los Machairodontinae (tigres dientes de sable) que paralelamente evolucionaban en Norteamérica.

Es muy posible que sus víctimas fueran los grandes mamíferos notoungulados como Trigodon (semejante al rinoceronte), los cuales mataban con un simple mordisco en el cuello, interrumpiendo el flujo sanguíneo al cerebro.

Bibliografía sugerida.

Garrido, G. y Arribas, A. (2008). «Generalidades sobre los carnívoros del Villafranquiense superior en relación con el registro fósil de Fonelas P-1». Cuadernos del Museo Geológico y Minero de España (10): 85–146.

J. J. Flynn and H. Galiano. 1982. Phylogeny of early Tertiary Carnivora, with a description of a new species of Protictis from the middle Eocene of northwestern Wyoming. American Museum Novitates 2725:1-640

L. D. Martin J. P. Babiarz, V. L. Naples, J. Hearst: Three Ways To Be a Saber-Toothed Cat. In: Naturwissenschaften. 87, 1, 2000, , S. 41–44,

Legendre, S.; Roth, C. (1988). «Correlation of carnassial tooth size and body weight in recent carnivores (Mammalia)». Historical Biology 1 (1): 85–98.

H. N. Bryant. 1991. Phylogenetic relationships and systematics of the Nimravidae (Carnivora). Journal of Mammalogy

Magnussen Saffer, Mariano.2015. La Era de Hielo; desde la gran pantalla a la sala del museo. Paleo Revista Argentina de Paleontología. Boletín Paleontológico. Año XIII. 127: 16-28. 

Rincón, A., Prevosti, F., & Parra, G. (2011). New saber-toothed cat records (Felidae: Machairodontinae) for the Pleistocene of Venezuela, and the Great American Biotic Interchange. Journal of Vertebrate Paleontology, 31 (2), 468-478

Riggs, E.C. 1934: A new marsupial saber-tooth from the Pliocene of Argentina and its relationships to other South American predacious marsupials. Transactions of the American Philosophical Society 24, 1–32.

Steenhuysen, Jules (2007). «Smilodon had wimpy bite but teeth to die for». Reuters. Consultado el 19 de abril de 2008.

Turner, Alan (1997). The Big Cats and their fossil relatives. New York: Columbia University Press. p. 60.

Werdelin, Lars & Lewis, Margaret E. (2001), «A revision of the genus Dinofelis (Mammalia, Felidae)», Zool. J. Linn. Soc. 132 (2): 147–258,

 

Los Peces Celacantimorfos o Celecantos, nadadores arcaicos o fósiles vivientes.

Por Mariano Magnussen Saffer. Director de Grupo Paleo y Presidente de la Asociación de Amigos del Museo Municipal Punta Hermengo. marianomagnussen@yahoo.com.ar. Paleo, Revista Argentina de Paleontología. Boletín Paleontológico. Año 9. 63: 16-18. 

No todos los días aparece un fósil viviente en las redes de un pescador. Pero así sucedió en 1938, cuando Marjorie Courtenay-Latimer, conservadora de un museo sudafricano, observó una insólita criatura con gruesas escamas, extrañas aletas y un lóbulo de más en la aleta caudal, entre una captura de peces corrientes. Aunque no lo supo de inmediato, había redescubierto el celacanto, que se creía extinguido desde finales del cretácico pero que en realidad sobrevivió a muchos de sus coetáneos prehistóricos y había seguido habitando las profundidades del océano, imperturbable –e invisible– durante milenios.

Los celacantimorfos (Coelacanthimorpha) o celacantos son peces de aletas lobuladas (Sarcopterigios) que se creían extintos (se trata también por tanto de un relicto) desde el período Cretácico hasta que, en 1938, un ejemplar vivo fue capturado en la costa oriental de Sudáfrica. Y otra especie que se localizó en Célebes (Indonesia) en 1998. Junto con los peces pulmonados, son los seres vivos marinos más cercanos de los vertebrados terrestres. Aparecieron en el período Devónico, hace 400 millones de años, aunque la mayor cantidad de restos fosilizados pertenecen al período Carbonífero, es decir, hace 350 millones de años.

El 22 de diciembre de 1938 se descubrió el primer ejemplar contemporáneo de este grupo fósil, 80 millones de años después del último registro fósil en que aparecían ejemplares de este grupo. Fue capturado por pescadores a unos 60 metros de profundidad ante la desembocadura del río Chalumna, en el Sur de África. Medía 1,5 metros de longitud y pesaba unos 50 kg. Fue desembarcado en el puerto de East London, en la República de Sudáfrica.

El ejemplar fue analizado por J. L. B. Smith, de la Rhodes University de Grahamstown (Sudáfrica), que concluyó que se trataba de un ejemplar perteneciente al grupo de los celacantos. Lo llamó Latimeria chalumnae, haciendo referencia al río Chalumna, y referenciando en el nombre genérico a la conservadora del museo de East London, Marjorie Courtenay-Latimer, que le envió el ejemplar junto a una serie de dibujos al darse cuenta de la rareza del animal. Los dibujos se convirtieron en algo fundamental, al conservarse únicamente el esqueleto al llegar a manos de Smith.

Smith puso carteles en varios idiomas por las costas del Sudeste africano para intentar conseguir otros ejemplares. En 1952, un capitán mercante obtuvo un ejemplar capturado por un pescador en las islas Comores, situadas en el Océano Índico, entre Madagascar y Mozambique. Estas quedan a 2500 km de Sudáfrica, y no había vuelos regulares. Smith se desplazó hasta allí con un avión de la fuerza aérea sudafricana, tras convencer de la importancia científica del hecho al primer ministro de Sudáfrica. Gracias a esta rapidez en el transporte, en este segundo ejemplar ya se pudo realizar un análisis interno.

En 1987 se tomaron las primeras imágenes submarinas del Celacanto en su medio natural, mediante un sumergible. Fue realizada por M. N. Brenton (del instituto J. L. B. Smith de ictiología) y Hans Fricke, y patrocinada por la National Geographic Society, y por la revista alemana Geo. En 1998 Mark V. Erdmann, biólogo de la Universidad de Berkeley encontró Celacantos en las Islas Célebes a casi 10.000 kilómetros de distancia de las Islas Comores. Esto demostró que la región donde habitan es muy amplia. Tras este descubrimiento, se han descubierto otras poblaciones a lo largo del Océano Índico y mares interiores.

En la actualidad, se han capturado numerosos ejemplares en las zonas próximas a las dos islas del archipiélago de las Comores, así como en las Célebes (Indonesia), Kenya, Tanzania, Mozambique, Madagascar, Islas Célebes y en el St. Lucia Wetland Park (Sudáfrica). Incluso se han citado casos de ejemplares diferentes, algunos con bioluminiscencia. El problema del estudio de estos ejemplares estaba en que reventaban a menudo debido a las diferencias de presión, y las muestras eran muy defectuosas.

En la actualidad, se han capturado numerosos ejemplares en las zonas próximas a las dos islas del archipiélago de las Comores, así como en las Célebes (Indonesia), Kenya, Tanzania, Mozambique, Madagascar, Islas Célebes y en el St. Lucia Wetland Park (Sudáfrica). Incluso se han citado casos de ejemplares diferentes, algunos con bioluminiscencia. El problema del estudio de estos ejemplares estaba en que reventaban a menudo debido a las diferencias de presión, y las muestras eran muy defectuosas.

El celacanto de Comores mide entre 1,5 y 1,8 metros y llega a pesar entre 65 y 98 kilogramos. Presenta una coloración negra, un poco azulada, con manchas blancas y ligeramente rosas. Tiene una complexión de depredador al acecho, ya que no está adaptado a la velocidad. A pesar de ser un pez sarcopterigio, con una base muscular de las aletas, no se arrastra por el fondo marino, sino que nada lentamente. Su cola es trilobulada, una característica insólita. Sus escamas son duras, grandes y gruesas. Posee una segunda aleta dorsal cercana a la cola. Su cabeza es grande, con una boca ancha y ojos grandes y negros. El cráneo posee bisagras. La vejiga natatoria no es funcional y está llena de grasa. Es un pez que pare vivas a sus crías, tras un largo período de gestación, aunque su reproducción sigue siendo un misterio. Las hembras son más grandes que los machos 

No se conoce con exactitud su comportamiento reproductivo. Se cree que la madurez sexual no ocurre antes de los 20 años. La forma de reproducción es ovovivípara, con fecundación interna, y huevos que llegan a medir 10 cm de largo y pesar hasta 300 g. El período de gestación es de alrededor de 13 meses tras el cual la hembra da a luz entre 5 y 25 crías bastante desarrolladas, capaces de sobrevivir, sobre las cuales no se realiza ningún tipo de cuidado parental.

Son peces depredadores. Durante el día habitan en cuevas situadas en zonas profundas (de 150 a 300 m), subiendo por las noches a la superficie, donde se alimentan de peces de arrecife.

Bibliografía sugerida.

Jewett, Susan L., "On the Trail of the Coelacanth, a Living Fossil", The Washington Post, 1998-11-11, Retrieved on 2007-06-19.

pages 63-82, Weinberg, Samantha. 2006. A Fish Caught in Time: the Search for the Coelacanth. HarperCollins Publishers, New York, NY.

 

Origen y diversidad de los mamíferos durante el Terciario, desde el Periodo Paleoceno al Periodo Pleistoceno.

Tomado por; Magnussen Saffer, Mariano (2010). Origen y diversidad de los mamíferos durante el Terciario, desde el Periodo Paleoceno al Periodo Pleistoceno. Paleo, Boletín Paleontológico. Año 8. 45: 17-20. marianomagnussen@yahoo.com.ar  

Los mamíferos (Mammalia) son una clase de vertebrados amniotas homeotermos (de "sangre caliente"), con pelo y glándulas mamarias productoras de leche con la que alimentan a las crías. La mayoría son vivíparos (con la notable excepción de los monotremas: ornitorrinco y equidnas). Se trata de un taxón monofilético; es decir, todos descienden de un antepasado común que se remonta a finales del Triásico, hace más de 200 millones de años. Pertenecen al clado sinápsidos, que incluye también numerosos "reptiles" emparentados con los mamíferos, como los pelicosaurios y los cinodontos. Se conocen unas 5.416 especies actuales, de las cuales 5 son monotremas, 272 son marsupiales y el resto, 5.139 son placentarios. La ciencia que estudia los mamíferos se denomina teriología, mamiferología ó mastozoología.

Se desconoce con exactitud, cuándo y dónde aparecieron los monotremas en la Tierra. La mayor parte de los fósiles han sido encontrados en Australia, si bien recientemente han sido descubiertos en Argentina dientes fósiles de un ornitorrinco perteneciente al género Monotrematum sudamericanum lo que sugiere que se distribuían por las regiones más meridionales de Gondwana. El fósil más antiguo del que se dispone de un monotrema data de más de 100 millones de años. Se trata de una porción de la mandíbula de un Steropodon galmani, un antepasado del ornitorrinco que debía de ser del tamaño de un gato.

Los primeros metaterios eran parecidos a las actuales zarigüeyas (Didelphimorphia) y surgieron sobre las tierras de la actual Norteamérica hace entre 80 y 100 millones de años. Desde allí se extendieron por todos los continentes, pero fue al sur donde proliferaron sin dificultad y a través de la unión de estas tierras con el continente Australiano, lo colonizaron poco antes de que ambos se separaran definitivamente, quedando aislados del resto de los mamíferos. Por su parte, los primeros euterios eran similares a las actuales musarañas (Soricomorpha). Se desconoce su origen cierto y durante algunos millones de años tuvieron que convivir con los dinosaurios, evolucionando lentamente hasta que éstos acabaron por desaparecer y los mamíferos tuvieron que evolucionar para colonizar la totalidad de la tierra, prácticamente a su disposición.

El Cretáceo termina con la desaparición de los dinosaurios hace alrededor de 65 millones de años, el clima frío dominante va suavizándose y la supremacía de los primitivos mamíferos, más evolucionados que los reptiles, con capacidad para regular la temperatura corporal, un sistema nervioso central más desarrollado y un organismo preparado para adaptarse fácilmente a las condiciones ambientales hace que éstos se diversifiquen y evoluciones rápidamente para aprovechar los recursos de un planeta que los dinosaurios al desaparecer han dejado virtualmente a su disposición.

El primer primate conocido, el Purgatorius, aparece en Norteamérica a finales de este periodo y era parecido a las actuales tupayas (Macroscelidea).

 De época similar es el Meniscotherium¸ representante de la extinta orden Condylarthra, de la que surgieron ungulados y carnívoros. Así durante el Terciario, una vez que metaterios y euterios han diferenciado sus características, se produce la explosión de los primeros, debido fundamentalmente al mayor grado de desarrollo de los recién nacidos y de independencia de las crías, lo que aumenta las posibilidades de supervivencia de la especie.

Es en el continente australiano donde, el aislamiento y la ausencia de competidores placentados, hizo que alcanzaran su mayor grado de desarrollo y evolución. Durante el primer periodo de la era Terciaria, el Paleoceno, los mamíferos mantienen las mismas características del Cretáceo, apareciendo los desdentados en América del Sur de los que derivarán las órdenes Pilosa y Cingulata.

No obstante, al comienzo del Eoceno, siguiente periodo de la era Terciaria, ya habían aparecido todas las órdenes actuales. Los creodóntidos, carnívoros del tamaño entre un perro y un león, sentaron las bases para la posterior evolución de los carnívoros. También datan de esta época los fósiles de Zeuglodon, un antepasado de las ballenas que llegaba a medir veinte metros, y los de uintaterios y titanoterios, parecidos a los actuales rinocerontes, y los de calicoteros, precursores de los ungulados. También surge el Eohippus que es considerado el precursor de todos los équidos actuales. El Mesohippus, del tamaño de un cerdo y sin probóscide, es considerado predecesor de los modernos elefantes y habitaba en las tierras del actual Egipto. El Icaronycteris es el más antiguo murciélago conocido y sus restos han sido hallados en Norteamérica. Pero fueron los primates los que conocieron mayor grado de evolución durante esta época, adquiriendo hábitos arborícolas, y aunque sin el desarrollo de los actuales simios, si podrían compararse a los lémures y társidos actuales.

Durante el siguiente periodo, el Oligoceno, se expandieron los animales surgidos durante el Eoceno. Los elefantes aumentaron su tamaño y se dispersaron. El Eohippus dio paso al Mesohippus, de mayor tamaño. Los roedores y lagomorfos evolucionaron hasta alcanzar estados similares a las actuales ratas, conejos y liebres. Evolucionaba el Hyaenodon, precursor de las actuales hienas y surgieron el primer félido, el Dinictis, y el primer cánido, el Pseudocynodictis. De este periodo son los fósiles del mamífero terrestre más grande conocido, el Indricotherium, encontrados en Asia, con una envergadura superior a los cinco metros y una longitud de ocho. Los primitivos Condylarthra fueron dejando paso a los actuales artiodáctilos, siendo el más antiguo conocido el Oreodontos, de hábitos acuáticos y poblador de Norteamérica. Los antracoterios, o hipopótamos primitivos se expandieron sustituyendo a los rinocerontes acuáticos. Los dos últimos periodos del Terciario conocieron el mayor florecimiento de los mamíferos debido fundamentalmente a un enfriamiento del clima que permitió el surgimiento de grandes extensiones de pradera capaces de sustentar a gran número de herbívoros que servían a su vez de sustento a otro nutrido grupo de carnívoros.

Durante el Mioceno, el intercambio de especies entre Eurasia y África debido al encuentro de ambas placas continentales hizo posible que los elefantes llegaran hasta Norteamérica, mientras que félidos, cánidos y ungulados vegetarianos invadieron África. En este periodo La Tierra adquirió el aspecto actual y la diversidad animal conoció un esplendor no repetido en épocas anteriores ni posteriores. Numerosos ungulados adquirieron sus formas actuales, y existían además otros con las más variadas y extrañas cornamentas, como el Synthetoceras norteamericano con un solo cuerno en forma de Y o el Syndyoceras en forma de V.

Los elefantes eran muy numerosos y existía una considerable diversidad de especies, el caballo continúa su evolución a través del Merychippus y el Pliohippus. Los más espectaculares animales de la época eran sin duda los tigres dientes de sable de los géneros Machairodus y Smilodon y como otros carnívoros, fueron evolucionando a lo largo del Mioceno y el Plioceno. También en el Mioceno, los primates sufrieron una fuerte evolución, además de los hábitos arbóreos, colonizaron sabanas y estepas y dieron lugar a la aparición de los antepasados de los homínidos, considerándose al Ramapithecus el predecesor de todos ellos. 

Con la llegada del Pleistoceno, comienza la era Cuaternaria, caracterizada por la aparición de los homínidos que coincide con una recesión drástica de la diversidad de especies de mamíferos. Durante este periodo la evolución cambió de rumbo y en lugar de proceder a incrementar la diversidad de especies, éstas fueron reduciéndose en pro de una mayor capacidad de adaptabilidad a los rápidos cambios climáticos que estaban sucediéndose. Desaparecieron así numerosas especies y se perfeccionaron las existentes hasta llegar a la aparición del hombre (Homo sapiens) actual, causante directo de la rápida desaparición de numerosas especies animales sean o no competidoras de la suya.

Bibliografía sugerida.

Brands, S.J. (comp.) (2005) Systema Naturae 2000. The Taxonomicon Universal Taxonomic Services, Amsterdam, Holanda. Acceso: 31 de octubre de 2007.

MacDonald, D. (2001). The Encyclopedia of Mammals. New York. Facts on File.

Martin, R.E., Pine, R.H. and DeBlase A.F. (2001). A Manual of Mammalogy. McGraw-Hill. San Francisco.

Novak, R.M. (1999). Walker’s Mammals of the World. John Hopkins University Press. Baltimore.

Vaughan, T., Ryan, J., and Czaplewski, N. (1999). Mammalogy. Saunders College Publishing. Philadelphia.

Grzimek, B., Schlager, N. y Olendorf, D. (2003). Grzimek's Animal Life Encyclopedia. Thomson Gale.Detroit.

Pough, F. H., C. M. Janis, and J. B. Heiser. Vertebrate Life. 6th ed. Upper Saddle River, NJ: Prentice Hall, 2001.

Soriano; Pascual J. y Ochoa G, José. 1997: “Lista actualizada de los mamiferos de Venezuela”. En: La Marca, E. (Editor): Vertebrados actuales y fósiles de Venezuela. Serie Catalogo Zoológico de Venezuela. Vol. 1. Museo de Ciencia y Tecnología de Mérida. Mérida – Venezuela. Pp:205-227.ISBN 980-221-877-4

Young, J. Z. 1977. La vida de los vertebrados. Editorial Omega, Barcelona, 660 pp.

 

Agualinda, Colombia. Un tesoro Paleontológico

en peligro de desaparecer.

agualinda colombia fosiles paleontologia agualinda colombia fosiles paleontologia agualinda colombia fosiles paleontologia

Por Jorge Villamizar. diovenganza@gmail.com.

Articulo completo publicado originalmente en Paleo, Boletín Paleontológico. Año 5. Numero 28: 13 - 15.

agualinda colombia fosiles paleontologia agualinda colombia fosiles paleontologia agualinda colombia fosiles paleontologia

Quisiera contarles a través de este artículo la importancia de esta zona  para el mundo arqueológico, paleontológico y ecoturistico, un lugar que se puede considerar como un tesoro que guarda en su interior joyas y secretos de gran importancia para el interés científico y cultural de Colombia y el mundo.

Agualinda esta ubicada en el Departamento de Norte de Santander en el municipio de Los Patios- Colombia, es un lugar con una belleza única que muy pocos ven en realidad ya que nadie se atreve a ver mas allá de sus intereses económicos y no ven el legado cultural que destruyen a diario digo esto porque Agualinda es una zona rica en arcilla y canteras de piedra caliza y las empresas que trabajan en la zona no tienen un control de explotación adecuado y cada vez se expanden mas, reduciendo las posibilidades de conservación y estudio.

Pero no todo es malo existe una persona que se enamoro de esta tierra así como de su esposa  alguien que conoce su belleza y secretos como ninguno y que muy pocos cuestionan el conocimiento y la experiencia que posee de la región, su nombre es Saddy Molina Escalante o el señor de los fósiles, una persona que no es de esta región pero que llego a ella y se quedo y que durante mas de 40 años se ha dedicado a recolectar y estudiar las diferentes piezas fósiles que conforman el museo que con esfuerzo y dedicación a creado.

El museo posee alrededor de 230 piezas de diferentes periodos geológico entre las que encontramos:

FÓSILES MARINOS; Ammonites del periodo jurasico, Bivalvos  del periodo cretácico, Gardiolas interruptas (siluriano  superior), Ganoideos (Devoniano), Amnatos del periodo Cretácico, Cola de pez teleósteos (Eoceno), Cabeza de pez teleósteo (Eoceno).

FÓSILES SIN IDENTIFICAR; Fragmentos de costillas (pertenecen a un reptil marino), Diente de reptil sin identificar, Esqueleto casi completo de un reptil marino de  7 metros sin identificar y que a un no a sido extraído del lugar de yacimiento.

Por el momento todos se preguntaran que tiene de especial este lugar ya que los  fósiles que les acabo de mencionar se consiguen en las mayorías de yacimientos  del mundo pues les diré porque este lugar es muy  importante para Colombia como yacimiento paleontológico.

MEGAFAUNA; Superfamilia: Glyptodontoidea, familia gliptodóntidae genero y especie indeterminada aunque el material encontrado es pobre (4 placas incompletas)  no obstante, es posible que las placas puedan referirse a la subfamilia Sclerocalyptinae. Por otra parte es necesario resaltar la importancia del descubrimiento, pues constituye el primer registro de gliptodóntido pliocénico de Colombia.

También existe material recolectado  de especies como Toxodonte de la especie Mixotoxodon larensis, Odocoileus (orden artiodactyla), también existen restos de Mastodonte (Haplomastodon waringi).

Pero el mas importante de todos los descubrimientos en cuanto a megafauna es el del Eremotherium (Pseudoeremotherium) cucutense Porta 1961 según los registros Porta en el año de 1961 describe restos de megaterinos  procedentes de Cúcuta; considera que el material encontrado constituye una nueva especie y propone la especie como Eremotherium (Pseudoeremotherium) cucutense años después ilustran dientes aislados  de Eremotherium que fueron recolectados  en el lugar denominado las piletas, dentro de la vereda Agualinda, municipio de Los Patios

También se ha recolectado material lítico de los primeros humanos que habitaron esta zona (cazadores recolectores)

ECOTURISMO

Agualinda no solo es una tierra rica en yacimiento fósiles también posee un atractivo muy especial  unos colosos que descansan entre el follaje  de la zona ellos son Los Estoraques formaciones de arcilla que han sido talladas cuidadosamente por el viento y el agua los cuales contrastan con el paisaje de la zona cautivando a los visitantes con su tamaño y misterio

Como ven es una tierra con un gran potencial arqueológico, paleontológico y ecoturistico que lo único que necesita mayor apoyo en investigación y recursos ya sean nacionales o internacionales lo importante es conservar este lugar para la prosperidad.

Actualmente solo se esta trabajando en un proyecto de grado con los estudiantes de la Corbes, Natalia Masmela, Yajaira Abreu y su servidor Jorge Villamizar y con la colaboración de don Saddy Molina Escalante  el cual consiste en creación de un parque arqueológico y paleontológico  en donde se pueda mostrar al visitante las maravillas de este lugar.

Pero por el momento solo esta en el papel ya que no existen recursos ni ayudas de ningún tipo por eso si algún lector esta interesado o conoce alguna empresa que ayude a la conservación de estos lugares especiales me escriban a mi correo jvm49@hotmail.com se les agradece su colaboración.

agualinda colombia fosiles paleontologia agualinda colombia fosiles paleontologia agualinda colombia fosiles paleontologia

 


Dinosaurios poiquilotermos u homeotermos. ¿Eran o no de sangre caliente?

Tomado de;  Magnussen Saffer, Mariano (2010). Dinosaurios poiquilotermos u homeotermos. ¿Eran o no de sangre caliente?. Paleo, Boletín Paleontológico. Año 8. 43: 13-16. marianomagnussen@yahoo.com.ar

Un animal de sangre caliente sería aquel que normalmente mantiene su temperatura corporal casi constante, dentro de estrechos límites. Y si los dinosaurios están estrechamente emparentados con las aves (algo de lo que quedan ya muy pocas dudas, en vista del abrumador número de pruebas que se han ido acumulando), es posible que su temperatura fuera realmente alta, ya que las aves son los vertebrados que tienen ajustado su termostato interno a mayor temperatura, en muchos casos a más de 42 º C

El nombre correcto de estos seres es poiquilotermos y abarca a todos los reptiles. Una lagartija toma el sol para calentar su cuerpo y así poder moverse más rápido, lo que significa que en un día frío será más lenta. Lo contrario ocurre con los animales de “sangre caliente” u homeotermos, los cuales mantienen una temperatura constante en sus cuerpos independientemente de las condiciones del medio ambiente (tal es el caso de los seres humanos y todos los mamíferos).

Cuando se descubrieron los primeros fósiles de dinosaurio, todo el mundo comprendió que eran reptiles. Y como todos los reptiles actuales son de “sangre fría”, muchos expertos piensan que ése también fue el caso de los dinosaurios. Sin embargo, algunos científicos creen que muchos de ellos tuvieron que ser veloces y ágiles cazadores de “sangre caliente” e incluso que algunas especies estaban cubiertas de plumas o de pelo. En la actualidad, los científicos mantienen un animado debate sobre estas dos teorías sin llegar a un acuerdo concreto.

Ésta y otras preguntas tratan de ser contestadas por los paleontólogos, que son las personas encargadas de estudiar los fósiles. Aunque te parezca divertida, esta labor puede ser realmente muy difícil, ya que en la mayoría de los casos los restos de un animal prehistórico se encuentran diseminados en un terreno muy extenso (de hecho, los fósiles de esqueletos enteros son muy raros). Los paleontólogos identifican la especie a la que pertenecieron los huesos fósiles, los extraen del terreno, los ordenan como si formaran parte de un rompecabezas y determinan su antigüedad.

Los dinosaurios se encuentran entre los animales de mayor éxito en la historia de nuestro planeta. Dominaron la tierra durante más de 160 millones de años... un período extraordinariamente largo, sobre todo si consideramos que los seres humanos apenas existimos desde hace tres millones de años.

Las tomografías computerizadas que se realizaron a este ejemplar mostraron un órgano en la cavidad torácica que parece corresponder (las dudas son escasas) a un corazón. Se observan 4 cámaras y una única aorta, como en aves y mamíferos y a diferencia de los reptiles. Esto sugiere que poseía unos sistemas circulatorio y pulmonar separados y un metabolismo más rápido que el de los reptiles, lo que podría permitirle mantener alta su temperatura.

Al parecer la fama de que los grandes terópodos carnívoros como el Tyranosaurus, Gigantosaurus, el Carnotaurus y otros mas pequeños como el Velocirraptor (solo por citar algunos) de haber sido unos depredadores de sangre fría es infundada, así lo demuestra un reciente estudio el cual sugiere que su sangre era caliente, como la de las aves y mamíferos.  Los paleontólogos han debatido durante décadas acerca del metabolismo de los dinosaurios : ¿Estos antiguos y pesados animales utilizaban principalmente en el calor del sol para regular su temperatura corporal como los reptiles y anfibios de hoy, o podrían generar su propio calor corporal  como los mamíferos y las aves?.

Ahora, usando un modelo biomecánico que predice el coste energético de caminar y correr en función del tamaño de los huesos de las patas de un animal, los investigadores han demostrado que los mayores dinosaurios no habrían conseguido tener esos huesos sin un metabolismo de sangre caliente. De los estudios realizados sobre animales vivos, podemos calcular la relación entre el diseño de las extremidades y la cantidad de músculos que un animal necesita para soportar su peso corporal.

"El tamaño del músculo sirve para predecir la cantidad de energía que necesita, porque a su vez en el músculo, necesita oxígeno. Debido a que los animales de sangre caliente tienen una capacidad aeróbica mayor que sus homólogos de sangre fría, la búsqueda de músculos más grandes y mayores demandas de energía en los dinosaurios estaría a favor de la hipótesis de que eran animales de sangre caliente.  De hecho cuando se analizaron los modelos anatómicos de 14 especies diferentes dinosaurios, sorprende al encontrar que incluso a paso lento, la mayoría de los dinosaurios necesitan más energía para desplazarse que la producida por un metabolismo de sangre fría.

Para sacar conclusiones acerca de dinosaurios extintos hace millones de años basado en  un modelo de animales que existen en la actualidad es necesario hacer algunas suposiciones. Algunos investigadores reconocen que es posible dinosaurios tuviesen una fisiología completamente diferente a todos los seres vivos de hoy, un metabolismo de sangre fría que proporcione la energía suficiente para satisfacer sus necesidades aeróbicas. Esa es una limitación de este análisis, y tal vez una limitación de cualquier análisis similar basado en animales de la actualidad.

La nueva investigación concuerda con un estudio previo sobre la anatomía cardiovascular de los dinosaurios, basado en una tomografía computarizada de un corazón fósil de 66 millones de años. Las imágenes revelaron un corazón de doble bomba con una sola aorta, en esencia, el corazón de un mamífero de sangre caliente o un pájaro, y no un reptil de sangre fría. Sin embargo, otros estudios anatómicos han llevado a conclusiones diferentes: un estudio sobre la nariz de los dinosaurios, comprobó que carecía de unos huesos llamados cornetes, que protegen contra la pérdida de agua durante la respiración rápida y se encuentran en 99 por ciento de los animales de sangre caliente.

El ser humano está dentro de este grupo, ya que como todos sabemos, tenemos una temperatura cercana a los 37º C. Nuestro organismo trata de mantener siempre esta temperatura porque es la óptima para que trabajen nuestras células, y por tanto para nuestra supervivencia. En cambio, los animales de sangre fría siempre habían sido agrupados como los que varían su temperatura interna en función de las condiciones ambientales, dejando a un lado cualquier control interno. Dentro de este grupo podríamos encontrar los lagartos. Algunos de estos animales, incapaces de controlar su temperatura interna, necesitan acumular calor durante las horas de sol para mantenerlo en las horas más frías.

En un extremo, los animales con gran control de su temperatura interna. En el otro, los que son incapaces de realizar cualquier control interno, por lo que son totalmente dependientes del ambiente exterior. Lo que era “sangre caliente”, pasó a distribuirse en tres grandes grupos: Endotermia, Homeotermia y Taquimetabolismo. Y lo que se entendía como “sangre fría”, pasó a separarse en lo siguiente: Ectotermia, Poiquilotermia y Bradimetabolismo.

Pues bien, desde los años setenta, Ostrom y Bakker mantienen que los dinosaurios eran animales de sangre caliente, como los mamíferos y las aves, iniciando una larga controversia aún no resuelta, hoy dormida, aunque el hallazgo, este año, de dinosaurios celurosaurios con plumas, a mi modo de ver, la zanja parcialmente a favor de los dinosaurios de sangre caliente. Al menos estos lo eran sin lugar a dudas, puesto que el aislamiento térmico que suponen las plumas sería contraproducente para un animal de sangre fría, que dependiera del calor exterior para mantener su temperatura.

Las pruebas principales a favor de la endotermia de los dinosaurios son cinco: La estructura interna de los huesos. El hueso es una estructura activa, en crecimiento y fisiológicamente importante, puesto que en su médula se fabrican células sanguíneas y el tejido óseo es un reservorio de calcio movilizable para la contracción muscular y otros procesos importantes. Los animales con un alto nivel metabólico y procesos fisiológicos acelerados exigen mayor rendimiento de los huesos. En los animales endotermos que conocemos, los vasos que penetran en los huesos largos son numerosos y densamente agrupados; en los reptiles y anfibios, son escasos. Los conductos de Havers, donde se da el intercambio de calcio entre el hueso y la sangre son más numerosos en los huesos de mamíferos y aves que en los reptiles y anfibios. Ricqlès (1969) afirmó que la estructura interna de los huesos de los dinosaurios se parecía más a la de los mamíferos y aves que a la de reptiles y anfibios. Aunque sus apreciaciones son objeto de discusión.

Ausencia de anillos de crecimiento en los huesos de los dinosaurios que vivieron en latitudes elevadas. Esas latitudes, aunque más cálidas que las actuales, no dejarían de tener fríos inviernos y grandes variaciones estacionales de temperatura. En la estación fría, el hueso de los reptiles y de los anfibios crece más lentamente, debido a un metabolismo muy ralentizado, que en la estación cálida, dando lugar a anillos de crecimiento. Dado que los huesos de los dinosaurios de esas latitudes no presentan tales anillos, no debían de ser de sangre fría.

La visión que se tiene actualmente de los dinosaurios como criaturas activas, con los miembros situados bajo el cuerpo en vez de salir horizontalmente del mismo, a diferencia de lo que sucede con los reptiles actuales. Esto les asemejaría a los mamíferos corredores en la postura y en las proporciones de sus extremidades. Una postura y una locomoción de este tipo no podrían mantenerlos unos animales ectotermos, de bajo metabolismo, del tamaño de la mayoría de los dinosaurios.

En nuestra era, ningún gran animal ectotermo vive en latitudes elevadas. El tiempo que necesitarían para recuperar su temperatura óptima sería larguísimo (sin contar que cada día tiene su noche). Sin embargo, hay fósiles de grandes dinosaurios en lo que fue en su tiempo el círculo ártico, con su medio año de ausencia de sol. Se ha aducido que emigrarían. Pero la emigración supondría más de 800 km. ¿Podría resistirlo un animal de sangre fría?

Nosotros tal vez podríamos darnos por satisfechos con todas estas pruebas y admitir ya que los dinosaurios eran de sangre caliente, pero los científicos son tremendamente meticulosos, puntillosos y desconfiados (los que no han presentado estas características han metido la pata en incontables ocasiones) y seguirán buscando más pruebas. Además, quedan aún muchas preguntas pendientes que los mantendrán entretenidos presumiblemente durante décadas: ¿Cuál era su temperatura corporal y su rango de variación? ¿De qué medios se valían para absorber y disipar calor? ¿Regulaban su temperatura de forma diferente los dinosaurios grandes y los pequeños?. El debate sigue abierto pero este parece volcarse para el lado de que los dinosaurios de gran tamaño tenían sangre caliente en sus venas.

Bibliografía sugerida

Andrés, J.A. y Pérez-Lorente, F. (2005): La declaración de los yacimientos de icnitas de dinosaurio de la Península Ibérica como patrimonio mundial (IDPI). XXI Jornadas de la Sociedad Española de Paleontología. Gestión e Investigación de la Paleontología en el XXI. Sevilla 4-8 de octubre del 2005.

Bravo, A.M., Vila, B., Galobart, A. y Oms, O. (2005): Restos de huevos de dinosaurio en el Cretácico superior del sinclinal de Vallcebre (Berguedà, provincia de Barcelona). Revista Española de Paleontología, Número extraordinario, 10: 49-57.

Le Loeuff, J. y Martínez, A. (1997): Afloramiento de icnitas de Titanosauridae en la zona de Fumanya (Maastrichtiense, Pirineo oriental): estudio preliminar. Geogaceta, 21: 151-153.

Sanz, J.L. (1999): Los dinosaurios voladores. Historia evolutiva de las aves primitivas. Ediciones Libertarias/Prodhufi, S.A. Mundo Vivo. 239 págs. Sanz, J.L. (1999): Mitología de los dinosaurios. Editorial Taurus. Pensamiento. 206 págs.

Sanz, J.L. (2007): Cazadores de dragones. Historia del descubrimiento e investigación de los dinosaurios. Editorial Ariel. 420 págs. Sanz, J.L. y Buscalioni, A.D. (Coords.) (1992): Los dinosaurios y su entorno biótico. Ayuntamiento de Cuenca, Instituto "Juan de Valdés". Actas académicas, 4. 397 págs.

Sanz, J.L., Buscalioni, A.D., Moratalla, J.J., Francés, V. y Antón, M. (1990): Los reptiles mesozoicos del registro español. C.S.I.C. Museo Nacional de Ciencias Naturales. Monografías, 2. 79 págs.

Zaera, Julio Loras. Reptiles de sangre caliente? http://fortanete.cjb.net/_cms_repcal.html

agualinda colombia fosiles paleontologia agualinda colombia fosiles paleontologia agualinda colombia fosiles paleontologia

 


Algunas consideraciones sobre las icnitas como testimonio fósil.

Tomado de;  Magnussen Saffer, Mariano (2012). Algunas consideraciones sobre las icnitas como testimonio fósil. Paleo, Revista Argentina de Paleontología. Boletín Paleontológico. Año 10. 67: 30-33. marianomagnussen@yahoo.com.ar

Una icnita es cualquier huella o señal producto de la actividad biológica, especialmente pistas, rastros, pisadas, madrigueras, orificios, perforaciones, señales de mordeduras, etc. Se clasifican en icnotaxones. La disciplina que estudia las icnitas se denomina Icnología (Paleoicnología para el caso particular de las fosilizadas).

Las icnitas pueden ser las marcas de desplazamiento, como los rastros continuos dejados por el avance de un crustáceo o gusano, o las marcas de las pisadas de un dinosaurio. Y aunque generalmente no se sepa qué especie fue la que produjó la huella, si es posible determinar el grupo de dinosaurios al que pertenece, e incluso, tras un estudio detallado, obtener información sobre el tamaño, comportamiento y ecología del animal que la produjo, especialmente si se encuentran formando un rastro.

Las señales pueden ser de origen biogénico al igual que los restos fósiles, pero también pueden ser generadas por los restos, es decir, por el organismo una vez muerto y, por tanto, no son de origen biogénico sino que tendrían un origen tafogénico. En otras ocasiones las huellas son producidas por los organismos pero condicionadas por elementos externos (condiciones climáticas). Por ejemplo, las estructuras circulares que forman plantas sobre sedimentos blandos por efecto del viento o marcas dejadas por la lluvia sobre ceniza volcánica.

Las primeras icnitas del mundo fueron encontradas en 1802 en Massachusetts, en una graja a 15 millas al norte de Connecticut (en South Hadley), por un chico llamado Pliny Moody; encontró un bloque de piedra con cinco huellas tridáctilas que su familia usó como ornamento durante algún tiempo. Más gente de la zona encontró huellas similares, que fueron interpretadas como las de un pájaro gigante antiguo, algunas de ellas similares a las de un pavo. Los ciudadanos de Greenfield, en 1835, decidieron colocar estas piedras en el pavimento de la ciudad, y esto llamó la atención del Dr. Edward Hichtcock, un sacerdote profesor del Amherst College entre 1825 y 1864, que comenzó a estudiar las huellas y dedujó, observando su variedad y analizando miles de ellas, que pertenecían a diversos grupos de organismos, que erroneamente atribuyó a aves; su trabajo, hoy un clásico, describe con precisión y minucioso detalle las huellas encontradas, y fue publicado en 1858 bajo el título Ichnology of New England.

En Europa fue Henry Duncan (1774-1846) el pionero; era un clérigo, filósofo, escritor, arqueólogo y otras varias más; en 1824, mientras ejercía como sacerdote en Ruthwell (Escocia), le presentaron un bloque de arenisca roja procedente de Corncockle Muir en Annandale que tenía varias huellas. Sabiendo que eran las huellas de un animal, escribió al reverendo William Buckland, geólogo de la Universidad de Oxford, para pedirle su opinión, y éste le urgió para publicar su descubrimiento, lo que tuvo lugar en 1831, siendo ésta la primera publicación de la evidencia fósil de huellas de dinosaurio.

Pero la personalidad más importante en paleoicnología ha sido Roland T. Bird, que, a pesar de no tener una formación en paleontología, le encantaba buscar fósiles en el oeste americano entre 1930 y 1950. Fue un importante investigador en Howe Quarry, Wyoming, el principal yacimiento de huesos de dinosaurios del mundo, pero es mundialmente conocido por haber descubierto y estudiado los rastros de dinosaurios del Cretácico en Glen Rose, Texas, que son los mayores encontrados en EEUU. Sus estudios han puesto de manifiesto comportamientos en los dinosaurios hasta entonces no conocidos, entre ellos el gregarismo

Los icnofósiles se caracterizan por tener una distribución temporal larga, lo que genera señales de morfología más sencilla. Hay un rango de facies restringido, lo que permite la identificación de facies análogas de intervalos temporales no iguales, gracias a esto se pueden realizar caracterizaciones paleoambientales. No sufren procesos de transporte, aunque puede haber desplazamiento de las señales si se produce una mineralización temprana. Los icnofósiles son casi la única fuente de información sobre los organismos de cuerpo blando.

Se clasifican según el grado de consolidación del sustrato: blando, viscoso, firme y endurecido. Un sustrato blando laminado adquiere heterogeneidad por perturbaciones, llegando a una homogeneidad total si éstas son muy intensas. En un sustrato blando se pueden encontrar dos tipos de estructuras: Texturas de bioturbación. Reestructuración de las partículas del sedimento blando, por ejemplo la acción de determinados gusanos que acumulan partículas gruesas a determinada profundidad (no se ven los tubos). Se da una estratificación biogénica. Estructuras de bioturbación. Generan señales de cuerpos con morfología y estructura reconocibles. Si el sustrato está más consolidado las cavidades permanecen estables aunque sean muy verticales y, se ven las "excavaciones" ya que los organismos han de perforar, dejando límites erosivos. Se habla de excavación (burrow, galería) en sustrato firme y, de perforación (boring) en sustrato endurecido. En un sustrato firme se produce una reestructuración de las partículas.

La clasificación estratinómica se realiza en función de la posición de las huellas en el sustrato. Epirrelieve: estructura biogénica en el techo de la capa o del estrato. Hiporrelieve: estructuras biogénicas que se observan el muro de la capa o del estrato. Ambos pueden ser convexos o cóncavos. Endorrelieves: estructuras biogénicas en el interior del sustrato.

Clasificación etológica basada en el tipo de actividad reflejada en la estructura biogénica. Cubichnia: señales de reposo. Depresiones de contorno cerrado y poco profundas realizadas por animales que se han apoyado y parado sobre un sustrato no endurecido. Generalmente el contorno de la depresión reproduce el contorno ventrolateral del cuerpo del animal productor o de la parte del cuerpo usada para apoyarse. Ejemplos: Rusophycus, huella de contorno cerrado de un trilobites, huellas de estrella de mar.

Domichnia: cavidades de habitación o de morada. Son estructuras de bioturbación o perforación usadas de forma más o menos permanente por el organismo, generalmente suspensívoro aunque también puede tener otra alimentación. Tubos de gusanos, en forma de U, verticales o con una porción distal horizontal, con doble abertura o con una sola abertura y verticales como en el grupo de los Skolitos. Morfologías talasinoides: En todos los casos el sustrato es más o menos firme para evitar el colapso de la cavidad, pero la morfología depende de los diversos grados de consolidación del sustrato. Así, Ophiomorpha se da en sustratos más blandos o inestables (taludes con pendiente) y Spongeliomorpha se da en sustratos menos blandos. En los límites de la cavidad se acumulan mucosidades que producen una cementación temprana. Ejemplo:Callianassa, estrecha la boca del tubo para estabilizar la cavidad.

Si se produce aporte de sedimentos alarga el tubo o la zona estrecha de éste. Si se produce erosión generalmente cierra la cavidad y genera otra próxima y más consistente.

Fodinichnia: estructuras de bioturbación realizadas en el interior del sedimento, inicialmente como huellas de alimentación, pero también como cavidades de habitación. Se trata de estructuras de bioturbación con patrones geométricos densos producidos por organismos endobentónicos que se alimentan del y dentro del sedimento y, de este modo, quedan protegidos de los depredadores mientras se alimentan. El ejemplo más común es el de los Chondrites, en el que el organismo ocupa un tubo principal del que va haciendo nuevas aberturas dispuestas paralelamente a la laminación. Rara vez pasan dos veces por el mismo sitio o por donde han pasado antes otros.

Pascichnia: pistas de alimentación. Son señales de alimentación en la superficie del sedimento que corresponden a huellas o surcos discontinuos, a menudo simples y muy próximos entre sí. Rara vez están superpuestos y suelen presentar patrones geométricos densos, lo que refleja un máximo aprovechamiento de los nutrientes distribuidos en la superficie del sedimento.

Suelen ser generadas por organismos limnófagos o micrófagos. Ejemplos:Helminthoida, huella muy densa; y,Cosmorhaphe, de trayecto irregular y menos denso.

Repichnia: restos o señales de locomoción más o menos continuas. Son huellas dejadas por organismos que se desplazan sobre el sustrato. Son surcos o huellas horizontales, alineadas o de distribución sinuosa que, pueden estar superpuestas, divididas o ramificadas. En el caso de los Trilobites se distinguen dos tipos de huellas, Rusoficus (reposo) y Cruziana (movimiento). LaAmbulichnia es un caso de Repichnia discontínua.

Agrichnia: pistas de alimentación complejas. Referencia a cuidado y cultivo de organismos. Suelen darse en zonas de máxima batimetría donde los nutrientes son escasos y se recurre a "plantaciones" de bacterias y hongos para la bioquimiosíntesis de materia orgánica (Paleodictyon). Típicas estructuras de bioerosión que se producen sobre un sustrato duro. 

Praedichnia: estructuras de predación. Perforación debida a un gasterópodo en el Mioceno.

Fugichnia: estructuras de escape. Se trata de trazas que son el resultado de una rápida y brusca migración del productor en dirección vertical y oblicua a la estratificación, a través del sedimento y como consecuencia de una sedimentación rápida, una erosión o el escape frente a un depredador. Esto suponen un cambio brusco de medio.

Lecturas sugeridas

Bayon, C. Y Politis, G., 1996, "Estado actual de las investigaciones en el sitio Monte Hermoso 1 (Prov. de Buenos Aires)", en Arqueología (Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofia y Letras, Universidad de Buenos Aires), 6:83-116.

Bromley, R. G. 1990. Trace fossils, biology and taphonomy. Unwin Hyman, London; 280 pags.

Liñán, E. y Gámez Vintaned, J. A. 1996. Introducción a la paleoicnología de invertebrados. Zubía, 14, 65-77, 4 fig. Logroño. ISSN: 0213-4306. [Artículo basado en la conferencia leída en Enciso (La Rioja) en 1993.]

Gámez Vintaned, J. A. y Liñán, E. 1996. Revisión de la terminología icnológica en español. Revista Española de Paleontología, 11 (2), 155-176, 3 fig., 1 ap. Madrid. ISSN: 0213-6937.

Politis, G., 1989, "¿Quién mató al megaterio ?", en Ciencia Hoy; 1,2: 26-35.

 

Ver mas Artículos de Divulgación Paleontológica Internacional

 

Usted es el visitante numero que consulta esta sección.


En tu hogar

Formato PDF

Archivo

Tu Homepage

En tu mail

En tu PDA
Bajar Zip   Imprimir
RSS

Volver a la Pagina Anterior 

^ Arriba

Pagina Principal del Grupo Paleo

Principal MegaFauna Web Agregar en Mis Favoritos Contáctese a MegaFauna Web

Copyright  ©  2006-2015. MegaFauna Web. Todos los derechos reservados. Sitio de Divulgación Científica del Grupo Paleo.  www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/megafauna/

 

 

Política de privacidad   Objetivos   Declaración de responsabilidad   Aviso Legal   Colaboraciones   Contactos   Salir

 

En tu Facebook

se el primero de tus amigos

 
 

It selects Language

 

+  idiomas / + Language

 
 

Desea informar un error o aportar información al sitio web: grupopaleo@gmail.com

Aviso Legal 

 
 
 

 

 
Grupo Paleo
PaleoArgentina
Agregar a Mis Favoritos 
Presentación
Objetivos
Colaboraciones
Copyright 
Política de privacidad 
Declaración de responsabilidad 
Aviso Legal
 

Buscanos en

como

 
Introducción
PaleoGuia
Precámbrico
Paleozoico
Triasico 
Jurasico
Cretácico
Paleoceno
Eoceno
Oligoceno
Mioceno
Plioceno
Pleistoceno
Holoceno
 
 
Pioneros en el Mundo
Videos Paleontológicos
Paleopalinología
Animatronica
Wallpaper
Evolución
Paleontólogos Kids
Museos del Mundo
Paleo Divulgación
Noticias del mundo
Paleo Hemeroteca
Paleo Glosario
 

 

 

 

 

 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

 
Grupo Paleo
PaleoArgentina
Agregar a Mis Favoritos 
Presentación
Objetivos
Colaboraciones
Copyright 
Política de privacidad 
Declaración de responsabilidad 
Aviso Legal
 

Buscanos en

como

 
Introducción
PaleoGuia
Precámbrico
Paleozoico
Triasico 
Jurasico
Cretácico
Paleoceno
Eoceno
Oligoceno
Mioceno
Plioceno
Pleistoceno
Holoceno
 
 
Pioneros en el Mundo
Videos Paleontológicos
Paleopalinología
Animatronica
Wallpaper
Evolución
Paleontólogos Kids
Museos del Mundo
Paleo Divulgación
Noticias del mundo
Paleo Hemeroteca
Paleo Glosario