MegaFauna Web. Gigantes Prehistóricos del Periodo Oligoceno.
 
   

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*** Paleontología Internacional ***

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Gigantes Prehistóricos del Periodo Oligoceno.

El Oligoceno es la tercera división del periodo terciario del cenozoico, que se inició hace unos 35,4 millones de años y finalizó hace unos 23,3 millones de años. Al igual que el eoceno, que lo precedió, y que el mioceno, que vino a continuación, el oligoceno (del griego, 'poca vida') fue definido en función del porcentaje de especies modernas de moluscos y crustáceos (10-15%) presentes en los estratos correspondientes a esta era.

Según la teoría de la tectónica de placas, las colisiones entre las placas de la corteza terrestre continuaron sin pausa desde el eoceno. En el hemisferio oriental, los restos afroárabes e indios del anterior supercontinente de Gondwana chocaron con Eurasia al norte, cerrando el extremo oriental del mar de Tetis y dejando en su lugar un residuo muy mermado, el Mediterráneo. Las fuerzas de compresión generadas por la colisión contribuyeron a elevar un extenso sistema de cadenas de montañas, desde los Alpes en el Oeste hasta el Himalaya en el Este.

Mientras tanto, la placa australiana chocaba contra la indonesia, y la norteamericana había empezado a solaparse sobre la del Pacífico. Como resultado, el proceso de expansión de suelo marino originado en la dorsal del Pacífico oriental se desvió a una dirección perpendicular al eje de la dorsal. Se produjo una gran falla —la famosa falla de San Andrés, en San Francisco, generadora de terremotos— para compensar este cambio en el movimiento entre placas. El clima siguió siendo subtropical y húmedo en toda Norteamérica y Europa, pero había comenzado una tendencia al enfriamiento global a largo plazo, que culminaría en los periodos glaciales del pleistoceno.

América África Europa Asia Oceanía
Poebrotherium Arsinoitherium Plesictis Anagale Kairuku
Icaronycteris Phiomia Amphicyon Embolotherium  
Hesperocyon Moeritherium Eusmilus Indricotherium  
Cynodesmus   Dinohyus    
Mesohippus   Paraceratherium    
Brontotherium  

Palaeonictis

   
Daeodon        
Protoceras        
Brontops        

Leptictis

       
Paraphysornis        
Andrewsornis        
Anthropornis        
Parastrapotherium        
Pyrotherium        
Nesodon        
Trachytherus        
Proborhyaena        
Tremacebus        
Pseudhapalops        
Peltephilus        
Clypeotherium        
Argyrocetus        
Archaeogeryon        

Poebrotherium wilsoni. Leidy, 1847.

Poebrolherium Poebrolherium Poebrolherium Poebrolherium Poebrolherium Poebrolherium Poebrolherium Poebrolherium

   

Nebraska, Dakota del Sur (USA). Los camellos de ahora son un pequeño grupo, que incluye los de una y dos jorobas de África y Asia, así como a las lla­mas y vicuñas de América del Sur. En el Mioceno, entre hace 25 y 5 millones de años, eran un exitoso grupo extendido por todo el mundo. Uno de los camellos más antiguos fue el Poebrotherium, un animal del tamaño de una cabra, con patas largas y esbeltas y cuello largo, como en las formas actuales. Las patas largas y los pies pequeños muestran que el Poebrotherium era un veloz corredor. Los pies tenían pequeños cascos en los dos dedos, pero tales cascos se perdieron en la evolu­ción del camello y fueron sustituidos por anchos cojinetes, característica que les permite caminar en la arena blanda. El Poebrolherium tenía mandíbulas largas y los dientes frontales sobresalían un poco, como en los camellos modernos, lo que les permitía morder plantas en lugares muy cercanos a la raíz.


Icaronycteris index. Jepsen and McPhee 1966.

Icaronycteris Icaronycteris Icaronycteris Icaronycteris Icaronycteris Icaronycteris Icaronycteris Icaronycteris Icaronycteris Icaronycteris

              

América del Norte (Wyoming). Tenia 14 cm de longitud, 37 cm de envergadura. Icaronycteris debió de ser casi idéntico a los micromurciélagos modernos, pero todavía conservaba algunos rasgos muy primitivos. Las alas eran relativamente cortas y anchas, y la boca incluía una gran cantidad de dientes, distribuidos como los de los insectívoros. No tenía el cuerpo tan rígido como los murciélagos actuales y la cola era larga y no estaba conectada con las patas traseras por medio de una membrana de piel. Tanto el pulgar como el primer dedo estaban provistos de una garra (mientras que los murciélagos actuales sólo tienen garras en el pulgar), para poder colgarse verticalmente de las paredes de las cavernas o de otros soportes. Incluso en una etapa tan primitiva de su evolución, los murciélagos descansaban cabeza abajo. Es indudable que Icaronycteris vivía igual que los micromurciélagos modernos, atrapando insectos con las alas, probablemente mientras volaba cerca del agua al atardecer, cuando había pocas aves por allí. Se han encontrado algunos murciélagos en un estado de conservación sorprendente, en los depósitos de esquistos petrolíferos de Messel, cerca de Frankfurt-am-Mein, en Alemania. Incluso se pueden ver las membranas de las alas, y los restos que se han encontrado dentro del estómago del murciélago confirman que se trataba de un insectívoro.


Hesperocyon gregarius. Cope 1873.

Hesperocyon Hesperocyon Hesperocyon Hesperocyon Hesperocyon Hesperocyon Hesperocyon Hesperocyon Hesperocyon

América del Norte (Nebraska). Tenia 80 cm de longitud Hesperocyon, un animal pequeño y activo, con aspecto de mangosta o civeta, fue uno de los miembros más primitivos de la familia de los cánidos. Es posible que no se pareciera demasiado a un perro, con el cuerpo y la cola largos y flexibles, las patas cortas y débiles y los pies abiertos, dotados de cinco dedos. Sin embargo, la estructura de los huesecillos del oído y la distribución de sus dientes demuestran, sin ninguna duda, que se trataba de un cánido primitivo. Los fósiles del cráneo de esta criatura indican que las partes del oído interno estaban encerradas en hueso, y no en un cartílago; ésta es una característica propia de los perros, que diferencia a Hesperocyon de otros carnívoros más primitivos. Los dientes de Hesperocyon demuestran que le faltaba el último molar a cada lado de la mandíbula superior, con lo cual se totalizan 42 dientes, en lugar de los 44 habituales. El último premolar superior y el primer molar inferior de cada lado estaban modificados en forma de cuchillas para cortar carne, típicas de los perros y de la mayor parte de los carnívoros auténticos (es decir, los que se incluyen dentro del orden de los carnívoros).


Cynodesmus thooides. Scott 1893.

Cynodesmus Cynodesmus Cynodesmus Cynodesmus Cynodesmus Cynodesmus Cynodesmus Cynodesmus Cynodesmus

   

América del Norte (Nebraska). Tenia 1 m de longitud. Cynodesmus fue uno de los primeros cánidos que realmente se parecía a los perros actuales. Tenía más o menos el tamaño y la forma de un coyote, Canis latrans, como los que se encuentran en la actualidad en América del Norte y América Central. La cara, sin embargo, era más corta (el hocico largo, propio de los perros, llegaría en una etapa muy posterior de su evolución), y tenía el cuerpo bastante largo, con una cola pesada. Las patas de Cynodesmus eran semejantes a las de los perros, pero no corrían tan bien como las de los perros actuales. Las praderas abiertas de América del Norte no se habían formado todavía: su aparición estimuló la evolución de mamíferos de movimientos veloces que se alimentaban de hierba, lo cual produjo, a su vez, la inmediata evolución de los cazadores de pies ágiles, como los perros. Todavía había cinco dedos en cada una de las patas de Cynodesmus, si bien los primeros eran más cortos que los demás. Las garras eran estrechas y retráctiles en parte, como las de los gatos, en vez de las estructuras gruesas, romas y resistentes que se desarrollarían en los perros posteriores. Es probable que Cynodesmus tuviera la costumbre de emboscar a sus presas, al estilo gatuno, en lugar de perseguirlas y echárseles encima, como hacen los perros.


Mesohippus bairdii. Leidy, 1850.

Mesohippus Mesohippus Mesohippus Mesohippus Mesohippus Mesohippus Mesohippus Mesohippus Mesohippus Mesohippus

   

América del Norte. Tenia 60 cm de altura en la cruz. En los lugares donde los bosques cedían paso a zonas más abiertas, los caballos dejaron de estar confinados a retozar por el bosque bajo y comenzaron a desarrollar la capacidad de trotar y de galopar. Mesohippus tenía un tamaño similar al del galgo y el cuerpo medía 1.2 m de largo; era algo más grande que sus predecesores, pero las patas, provistas de tres dedos, eran más ágiles. El dedo central era más grande que los demás. Los premolares comenzaban a parecerse a los molares, lo cual aumentaba la superficie de masticación y, por ende, su eficacia, aunque las coronas seguían siendo bajas. Estos dientes requerían una mandíbula poco profunda, por lo que la cabeza era bastante larga y puntiaguda.


Brontotherium hatcheri. Osborn, 1908.

Brontotherium Brontotherium Brontotherium Brontotherium Brontotherium Brontotherium Brontotherium Brontotherium Brontotherium

   

Dakota del Sur (USA), Europa y Asia. Los brontoterios fueron un grupo de grandes herbívoros que se parecían mucho a los rinocerontes, pero que sólo estaban lejanamente emparentados con ellos. El Brontotherium y sus parientes se alimentaban de hojas de árboles y arbustos, y generalmente vivían en los bosques templados que cubrían América del Norte, Europa y partes de Asia. El Brontotherium era más grande que cualquier rinoceronte actual, y tenía en el hocico un notable "cuerno" bifurcado cuya forma recuerda una catapulta. Tal "cuerno" era mayor en los machos que en las hembras; tal vez servía para peleas, como los cuernos de los ciervos y antílopes de ahora. Los brontoterios se extinguieron cuando los bosques fueron reemplazados por grandes pastizales. No podían alimentarse de los nuevos pastos, y su lugar lo ocuparon caballos, rinocerontes y otros animales que sí podían hacerlo.

Daeodon hollandi. Peterson, 1905.

Daeodon Daeodon Daeodon Daeodon Daeodon Daeodon Daeodon Daeodon Daeodon Daeodon Daeodon Daeodon Daeodon

América del Norte, Usa. Tenia 3 metros de longitud. Daeodon era un gigante mamífero que se alimentaba de vegetales, carroña y de animales pequeños. Vivía en praderas y bosques abiertos. Estos animales grandes, parecidos a los cerdos, que probablemente tuvieron su origen en Asia a fines del Eoceno, se hicieron frecuentes en Europa y Asia y se dispersaron hacia América del Norte. Tuvieron su etapa de mayor proliferación durante el Oligoceno, pero algunos sobrevivieron en América del Norte hasta el comienzo del Mioceno, hace unos 20 millones de años. Algunos eran inmensos, llegando a alcanzar las proporciones de un hipopótamo. Una característica destacada de los entelodóntidos, como Daeodon era la presencia de dos pares de prominencias óseas que sobresalían de los costados de la mandíbula inferior.

Protoceras celer. Marsh, 1891.
Protoceras Protoceras Protoceras Protoceras Protoceras Protoceras Protoceras Protoceras Protoceras Protoceras Protoceras

América del Norte (Dakota del Sur). Tenia 1 m de longitud Este animal pequeño y gracioso, semejante al ciervo, vivía en los bosques de las tierras altas del oeste de América del Norte. Era uno de los primeros miembros de la familia y todavía era bastante primitivo, por cuanto tenía cuatro dedos en las patas delanteras y las traseras. La característica mas notable de Protoceras y, en realidad, de todos los protocerátidos, y la que mas los distingue de los ciervos, era la disposición de Ios cuernos en la cara. A diferencia de la ornamentación del ciervo, no se trataba de astas, ni se mudaban cada año. tampoco es correcto llamarlos «cuernos», puesto que no estaban recubiertos de esta sustancia. En realidad, eran protuberancias -óseas que, probablemente estaban cubiertas de piel, como los caronas de las jirafas. Es evidente que la disposición de los cuernos respondía a algún tipo de estructura de adorno que se utilizaba para el acoplamiento o para alejar a los rivales. Es probable que las prominencias fueran más efectivas vistas desde los lados que desde el frente. Los primeros protocerátidos conservaban los incisivos superiores en la parte anterior. Sin embargo, cuando apareció Protoceras, éstos se habían perdido, de modo que los dientes inferiores funcionaban contra una callosidad ósea situada en la mandíbula superior, igual que en los ciervos y los bóvidos actuales.

Brontops robustus. Marsh, 1887.

Brontops Brontops Brontops Brontops Brontops Brontops Brontops Brontops Brontops Brontops Brontops Brontops Brontops

   

América del Norte. Tenia 2,5 m de altura en la cruz. Cuando el Eoceno se convirtió en Oligoceno, los brontoterios se volvieron enormes, más grandes que cualquiera dé los rinocerontes vivos, y desarrollaron en el hocico las protuberancias óseas que los caracterizan. Se han encontrado esqueletos de Brontops con heridas a medio cicatrizar en las costillas, lo cual apoya la teoría de que los machos utilizaban estas prominencias craneanas en las luchas por el dominio. Las heridas sugieren que el animal había recibido en los flancos un golpe muy fuerte que le propinara un rival, ya que allí no había en esa época ningún otro animal que fuera capaz de infligir un daño semejante. El movimiento de la caja torácica durante la respiración habrá impedido que los huesos rotos se uniesen de forma adecuada. Uno de los famosos esqueletos de Brontops se encontró en unas rocas que se habían formado en una ciénaga. Es evidente que el animal vivía en un bosque Cenagoso y que murió al quedar atrapado en el lodo.

Leptictis  acutidens. Leidy, 1868.

Leptictis  acutidens Leptictis  acutidens Leptictis  acutidens Leptictis  acutidens Leptictis  acutidens Leptictis  acutidens

   

América del Norte.  Es un género extinto de mamíferos euterios de la familia Leptictidae. Ha vivido en Norteamérica entre los período Oligoceno y Eoceno superior Chattiano de Estados Unidos. Estaba emparentado con el Leptictidium, un género muy común. Algunas de estas especies fueron estudiadas y descritas por Joseph Leidy en la segunda mitad del siglo XIX. Otros análisis más recientes emparentan este género con las musarañas elefantes, más que con los insectívoros. Se conocen fósiles en los estados del centro-norte de Estados Unidos, de los periodos Oligoceno y el Cretácico tardío, de las especies Leptictis acutidens, Leptictis haydeni, Leptictis leidy, Leptictis dakotensis Sobre todo, piezas dentales y diversas partes del cráneo.

Andrewsornis abbotti.  Patterson, 1941.

 

Cráneo recreado a partir de los restos encontrados en la Quebrada Fiera, inmediaciones de Malargüe. Museo de la ciudad de Mendoza.   Aspecto Andrewsornis de la gigantesca ave hallada en el Oligoceno de la Provincia de Mendoza. (*)

Patagonia Argentina. Vivió en Oligoceno medio y superior de Argentina. Tenia 1,70 metros de altura. Reconocido como un Phorusrhacidae es un clado extinto de aves cariamiformes conocidas también como aves del terror, porque sus especies más grandes eran depredadores en las diversas regiones que habitaron. Eran aves de gran tamaño, carnívoras y no voladoras; fueron los depredadores dominantes en América del Sur durante el Cenozoico, entre 62 y 2,5 millones de años. Sus alas habían evolucionado para utilizarlas como brazos para voltear una presa en movimiento. Eran corredores rápidos. Sus parientes más cercanos hoy en día son las chuñas de la familia Cariamidae. Restos de esta ave fueron exhumados en el Oligoceno de Quebrada Fiera, inmediaciones de Malargüe, provincia de Mendoza.


Physornis fortis. Ameghino, 1895.

 

Imagen ilustrativa de Paraphysornis brasiliensis, emparentado directamente con Physornis fortis del Oligoceno de Argentina. Esqueleto montado en el MEF.   Aspecto en vida de Physornis fortis. (*)

Patagonia Argentina. Fue una especie extinta de aves gigantes no voladoras depredadores de la familia Phorusrhacidae o "aves del terror", dentro de la subfamilia Brontornithinae, que vivían en Argentina. Vivió entre los 28 a 23 millones de años, durante el Oligoceno. Sus restos fósiles proceden de la provincia de Santa Cruz.


Anthropornis nordenskjoeldi.  Wiman, 1905.

Anthropornis Anthropornis Anthropornis Anthropornis Anthropornis Anthropornis Anthropornis Anthropornis Anthropornis
Restos fósiles del pingüino Anthropornis nordenskjoldi hallados en Tierra del Fuego. (*) Humero de Anthropornis sp. Museo de La Plata. Aspecto del primitivo pingüino Anthropornis nordenskjoldi del Oligoceno del sur Patagonico. (*)

Patagonia Argentina. Los pingüinos actuales constituyen un grupo muy particular de aves no voladoras, adaptadas para la natación y buceo, preferentemente en aguas frías y templadas. Su distribución geográfica se restringe al hemisferio sur en varias regiones entre la Antártida y las islas Galápagos. De manera semejante a su distribución actual, los hallazgos de pingüinos fósiles también están restringidos al hemisferio sur, y en particular el conocimiento paleontológico de este grupo de aves está basado en material fósil registrado en Nueva Zelanda, Australia, Sudáfrica, Antártida y Argentina. Los pingüinos fósiles más antiguos, aproximadamente entre 50 y 40 millones de años, se conocían para Nueva Zelanda y Antártida. Algunos de ellos fueron verdaderos gigantes y alcanzaron una talla entre 1,6 y 1,80 m, como el Anthropornis nordenskjoeldi, una especie fósil hallada en la isla Marambio (Seymour), Antártida, por la célebre expedición de Otto Nordenskjöld en 1903, en la cual también participó el argentino José M. Sobral. En la actualidad la isla Marambio, situada en el extremo norte de la península Antártica, se encuentra separada del continente americano por el pasaje de Drake, y aproximadamente a unos 1.200 km de distancia de Tierra del Fuego. Sin embargo, hace unos 40 millones de años, edad del material fósil fueguino, el pasaje de Drake no existía y la península Antártica estaba físicamente conectada al extremo austral de América del Sur. El hallazgo en Tierra del Fuego de pingüinos fósiles de edad semejante a la del material de la isla Marambio en Antártida es consistente con esta antigua geografía y apoya otras evidencias climáticas del pasado, por ejemplares el marcado incremento en la abundancia de polen de Nothofagus y las señales isotópicas en conchillas marinas, que indican el comienzo de una larga y continua tendencia de enfriamiento de las aguas oceánicas australes hacia los 40 millones de años. A pesar de la asociación popular de los pingüinos con las frías regiones polares, existen especies de estos pájaros que viven también más cerca del ecuador. Los más primitivos, por tanto, debieron haberse desarrollado en climas más cálidos, para adaptarse lentamente a sus hábitats cuando éstos se helaron.


Parastrapotherium martiale. Ameghino 1901.

 

Rama mandibular y pieza tipo de Parastrapotherium, colectada por Ameghino y exhibida en el MACN.

 

 Reconstrucción del posible aspecto (*)

Patagonia Argentina. Es uno de los elementos faunístico más característicos de la Edad Mamífero Deseadense (Oligoceno tardío) de Patagonia. Parastrapotherium reveló que este género sólo presenta un premolar inferior más que Astrapotherium, el cual es muy semejante a este ultimo. Los astrapoterios, constituyen un orden reducido pero bien representado de herbívoros de cuerpo bajo, que sobrevivieron desde fines del Paleoceno hasta mediados del Mioceno. Algunos de ellos eran tan grandes como los rinocerontes y tenían colmillos y una trompa pequeña. Era herbívoro, alimentándose principalmente de raíces, las cuales encontraba a orillas de los paleopantanos donde pasaban la mayor parte de su vida. Poseía un par de caninos bien desarrollados y una pequeña trompa. Parastrapotherium holmbergi y Parastrapotherium ephebicum.


Pyrotherium romeroi.   Ameghino, 1889.
Pyrotherium Pyrotherium Pyrotherium   Pyrotherium Pyrotherium Pyrotherium

Cráneo de Pyrotherium en el MEF.

Mandíbula. Foto Conicet.

Reconstrucción de Pyrotherium romeroi. (*)

Patagonia Argentina. Tenía unos 3 metros de largo y pesaría tres tonelada y media. Su nombre significa "Bestia de fuego" ya que los primeros restos hallados por Florentino Ameghino en 1889, provenían de depósitos sedimentarios de origen volcánicos. Algunos mamíferos fósiles de Sudamérica eran extraños, pues, evolucionaron aislados del resto de los continentes. Pyrotherium se veía como un elefante primitivo en algunos aspectos, pero poseía características propias muy llamativas. Tenía patas muy fuertes para soportar el enorme peso de su cuerpo. Su cabeza estaba dotada de una trompa y sus mandíbulas estaban acompañadas por seis colmillos, no dos como los elefantes modernos o como algunas formas fósiles. Eran cortos y en forma de cincel, los cuales eran utilizados para excavar la tierra en busca de raíces y bulbos. Los esqueletos se conocen imperfectamente, las especies más comunes halladas muestran un cuerpo alargado y bajo. Algunas características recuerdan al grupo de grandes herbívoros primitivos, los xenungulados del Paleoceno, con los que se supone que están emparentados. Sin embargo, el estudio completo del tarso de Pyrotherium no apoya esta relación. En un estudio, no se observaron las características más derivadas del mismo en otros mamíferos examinados exceptuando al Arsinoitherium del Paleógeno de África. Sus restos, hallados en Sudamérica (Brasil, Argentina y Perú), datan del Oligoceno.


Nesodon conspurcatus.  Ameghino, 1887.
     

Vista inferior del cráneo in-situ. (*)

Cráneo completo de Nesodon en el MEF.

Aspecto del extinto Nesodon. (*)

Patagonia Argentina. Es un género extinto de mamíferos notoungulados de la familia Toxodontidae que vivieron en el Oligoceno - Mioceno medio. El aislamiento de América del Sur permitió la evolución separada de estos grupos de mamíferos, muchos de los cuales se diversi­ficaron en nichos ecológicos que, en otras partes del mundo, ocuparon otros grupos. El Nesodon se parecía a los rinocerontes y los hipopótamos. La relación entre ellos se confirma tanto por la distribución de las cúspides de los dientes como por los huesos del oído, que son exclusivos de este orden de mamíferos. Nesodon se tenía el cuerpo robusto y grande. Nesodon, en el continente sudamericano. Alcanzaba un tamaño relativamente grande, pesando más de 600 kilogramos y alcanzaba 1.5 metros de altura a los hombros. El aspecto de estos animales era impresionante. Su cuerpo era parecido al de un bisonte, con la espalda arqueada y dotada de grupa.  Las pezuñas eran pequeñas y la cabeza de gran tamaño, casi desproporcionada con el resto del cuerpo. Nesondon medía aproximadamente 2 metros, siendo un herbívoro que probablemente viviera en las praderas sudamericanas.  Se alimentaba de vegetales en zonas áridas. Es una de las especies más características del Oligoceno de Patagonia Argentina.


Trachytherus spegazzinianus. Ameghino, 1889.

Cráneo de un Trachytherus s.p (ilustrativo) del Museo de Historia Natural de Lima. Oligoceno de Perú.

El técnico Mariano Magnussen Saffer, junto a restos de Trachytherus spegazzinianus, recreados a partir de un cráneo del oligoceno de Patagonia. Museo Municipal de Miramar.

Aspecto de Trachytherus s.p. (*)

Patagonia Argentina. El género Trachytherus tiene un valor crono y bioestratigráfico muy importante. Se trata de otro genero de los ungulados nativos sudamericanos o Notoungulata, es decir herbívoros con pezuñas nativos (a diferencia del ganado actual que también tienen sus pezuñas). El notoungulado mesoterio Trachytherus según todos los indicios era un animal con pezuñas muy diferente. Tenía dientes de crecimiento permanente parecidos a los que presentan los roedores. Adicionalmente  Su distribución parece circunscribirse solamente al Oligoceno tardío y su distribución estratigráfica se restringe a la parte superior del «miembro Puesto Almendra» de la «formación Sarmiento» en la cuenca del golfo de San Jorge, provincia del Chubut, y a los «estratos de Salla», en la cuenca de Salla-Luribay, Bolivia. En Patagonia, Pyrotherium romeroi tiene la misma distribución estratigráfica que la de Trachytherus spegazzinianus. Se ha recomendado también a esta especie para caracterizar la fauna del Oligoceno asignada a la «edad deseadense» en la Patagonia y Bolivia, al contar con un completo registro estratigráfico. Su paracrón comprende desde 27,6 millones de años en Pico Truncado, Argentina, hasta 24,8 millones de años en Salla, Bolivia. Era un animal de mediado tamaño. Usaban sonidos para comunicarse entre ellos, posiblemente para emparejarse y advertir del peligro. Eran primariamente herbívoros y se desplazaban según su hábitat, en busca de hojas, raíces, flores, cortezas, frutos, etc.; también comían insectos y pequeños animales. A partir de una copia del cráneo descripto por Ameghino, el técnico en paleontología Mariano Magnussen Saffer, recreo parte del esqueleto para una exhibición educativa en el Museo Municipal Punta Hermengo de Miramar.


Proborhyaena gigantea.  Ameghino, 1897.
  proborhyaena proborhyaena proborhyaena proborhyae

Esqueleto de borienido, en el MEF. Cráneo exhibido in-situ en el parque paleontológico Bryn Gwyn. (*) Reconstrucción en vida. Tomado de Prehistoric Fauna.

Patagonia Argentina. Era parecido a un oso, con las patas planas. Fue un marsupial carnívoro del orden Sparassodonta del tamaño de un lobo, de 1,5 a 2 metros de longitud. Como muchos metaterios, probablemente las hembras poseían una bolsa para llevar a las crías en desarrollo. Los borhiénidos tenían fuertes y potentes mandíbulas, capaces de triturar huesos. Eran depredadores muy importantes durante el Oligoceno de la patagonia Argentina, los cuales se alimentaba de mamíferos notoungulados y armadillos. Las patas cortas señalan que no era un animal corredor, pero seguro que asechaba a sus victimas en los antiguos bosques que existían hace 30 millones de años en los actuales desiertos de la provincia de Chubut. Originalmente, la familia Borhyaenidae fue uno de los grupos más extensos entre los esparasodontes, incluyendo a todas las especies que no fueron incluidas originalmente en Thylacosmilidae. Sin embargo, en años recientes, otros grupos de esparasodontes han sido elevados al rango de familia y esto junto al descubrimiento de que los borhiénidos están más cercanamente relacionados con los proborhiénidos y los tilacosmílidos que a otros esparasodontes, la familia ha sido reducida a seis especies en tres géneros


Tremacebus harringtoni.  Rusconi, 1933.

Tremacebus Tremacebus Tremacebus Tremacebus Tremacebus Tremacebus Tremacebus Tremacebus Tremacebus Tremacebus

Cráneo de Tremacebus, un primate primitivo procedente del Oligoceno. (*) Cráneo de Tremacebus harringtoni. (*)

Aspecto posible del primate de la desaparecida selva patagonica. (*)

Patagonia Argentina. Fue un primitivo primate (monos) aloctono, cuyos ingreso al continente fue hace 38 millones de años según la evidencia fósil reunida hasta el momento. A diferencia de los monos del Viejo Mundo, los monos del Nuevo Mundo no parecen haberse dado a la vida en las praderas y siguieron siendo animales de selva. Una gran diferencia entre ambos, es que los primeros no poseen cola, mientras que los sudamericanos poseen unas vértebras caudales extensas y adaptadas como un quinto miembro para poder trepar. Tremacebus harringtoni, es un representante del periodo Oligoceno tardío (23,5 millones de años) en la Patagonia Argentina, y se parecía a un mono Buho moderno. Otros pequeños simios del territorio argentino son Homunculus patagonicus y Killikaike blakei, entre otros. Los primates mas primitivos por ahora en América del sur es Branisella, del oligoceno temprano (33,7 millones de años) de Bolivia. Mientras que dos parientes del actual mono araña, el Protopithecus y el Caipora, vivieron en Brasil durante el Pleistoceno. Era omnívoro y tenia una variada dieta.  Este género fue descrito originalmente por el paleontólogo Hershkovitz en el año 1974. La única especie en que está basado fue descrita originalmente por el paleontólogo Carlos Rusconi en el año 1933. Se incluye en la familia de los aótidos (Aotidae), exclusiva del Neotrópico, que comprende un solo género viviente, con un total de 11 especies, siendo los únicos monos nocturnos. Carlos Rusconi recibió la muestra en el año 1932 enviada por Harrington Thomas, quien lo recogiera junto con otros restos fósiles de mamíferos de la «edad Colhuehuapense», a unos 12 km al suroeste del cerro Sacanana, en el centro-norte de la provincia del Chubut, en el centro de la Patagonia argentina.


Pseudhapalops observationis. Ameghino, 1891.
 

Esqueleto casi completo de Pseudhapalops s.p, exhibido en el Museo de La Plata. Oligoceno-Mioceno temprano de Santa Cruz. Copia de cráneo y mandíbula de Pseudhapalops s.p, en el Museo Municipal Punta Hermengo de Miramar. Oligoceno-Mioceno temprano de Santa Cruz. Aspecto en vida de Pseudhapalops s.p, cuando la Patagonia era una selva tropical. (*)

Patagonia Argentina. A finales del Oligoceno, hace 24 millones de años, los Xenarthros estaban bien representados y adaptados en América del sur, el cual, en el Mioceno se encontraba geográficamente bien distribuido por la actual patagonia Argentina. Pseudhapalops era de tamaño chico, media hasta un metro de largo, a diferencia de sus gigantescos parientes del Pleistoceno que superaban los cuatro metros de altura. Tenia garras muy desarrolladas y curvas (una característica común entre los mamíferos edentados) seguro debe haberse visto desplazarse sobre sus nudillos anteriores. Es muy probable que pasara la mayor parte de su tiempo en las copas de los árboles, sujetándose de sus garras y alimentándose de frutos suculentos en los tupidos bosques sub tropicales del Oligoceno. Como todos los edentados, Pseudhapalops tenia pocos dientes y sin esmalte. Sus mandíbulas solo tenían cuatro pares de dientes. Si bien hoy en día la Patagonia Argentina es un gran desierto, durante el Oligoceno y Mioceno estaba constituida por grandes y extensas selvas, evidenciado por la diversidad faunistica y botánica recuperada. Otras especies relacionadas; Eucholoeops ingens y Pelecyodon s.p.


Peltephilus pumilus. Ameghino, 1904.
Peltephilus Peltephilus Peltephilus Peltephilus Peltephilus Peltephilus Peltephilus Peltephilus Peltephiluhilus

 

 

Cráneo y mandíbula de Peltephilus. MACN. Reconstrucción en vivo . (*).

Patagonia Argentina. Fue un "Dasipodido" (peludos y mulitas). Tenia una coraza formada por placas óseas, las cuales avían evolucionado de placas térmicas, formando un caparazón recubierto de cornea y con bandas móviles, lo que le brindaba movimientos rápidos. Peltephilus, poseía en en el hocico un par de cuernos largos, que en vida se encontraban recubiertos por piel y tejido corneo, lo que facilitaba su utilización en momentos de defenderse de sus depredadores. Algunos científicos sostienen que este animalito que tenia unos 60 centímetros de largo, tal vez poseía otro par de pequeños cuernos córneos en el hocico. Con respecto a otros "edentados", Peltephilus tenia unos dientes gruesos y largos, muy parecidos a caninos, lo que podría indicar que era un animal carnívoro o carroñero.


Clypeotherium magnum.  ScillatoYané, 1977.

 

Coraza de Clypeotherium magnum. del Oligoceno de Chubut, Argentina. Museo de La Plata.

 

Posible aspecto de Clypeotherium magnum.

Patagonia Argentina. Este enorme armadillo comparable con los que vivieron durante el Pleistoceno, pertenece a la familia extinta Glyptodontidae de mamíferos placentarios del orden Cingulata, emparentados con los actuales armadillos extintos y actuales. Originarios de Sudamérica, se diferenciaron en el Eoceno Superior. Tenían un cráneo y un caparazón formado por muchas piezas pequeñas fusionadas y, en ocasiones, una cola cubierta. Muestran una notable convergencia con las tortugas y algunos dinosaurios (anquilosauros). Tenían una adaptación a la dieta herbívora y conversión de sus bandas acorazadas del dorso en una suerte de único caparazón defensivo. Perteneció a la subfamilia de los Glyptatelinae, gliptodontes primitivos conocidos en el Oligoceno de Argentina, que aparentemente pudieron sobrevivir de manera relictual en el norte de Sudamérica en el Neógeno. Su coraza tiene un grosor de 4 centímetros, y por el margen de esta, estaba constituidas por placas puntiagudas.


Argyrocetus patagonicus. Lydekker, 1894.

 

Cráneo y mandíbula del Oligoceno tardío - Mioceno temprano de Chubut. Museo de la Plata.   Aspecto de un integrante de la familia Eurhinodelphinidae (*).

Patagonia Argentina. Los delfines de la familia extinta Eurhinodelphinidae son odontocetos que vivieron del Oligoceno hasta el Mioceno. Argyrocetus patagonicus, es el miembro mas primitivo de esta familia de cetáceos. Los miembros de familia poseían una prolongación de la mandíbula superior con apariencia similar a un pez espada. De alimentación carnívora y oportunista. La historia evolutiva de los cetáceos estuvo marcada por al menos tres radiaciones adaptativas. La segunda radiación (Oligoceno-Mioceno Temprano) marcó la aparición de los Neoceti (Odontoceti y Mysticeti), y estuvo principalmente influenciada por la apertura del Océano Austral y cambios en el ecosistema oceánico y su productividad. Algunos de estos materiales mas modernos, provienen del Oligoceno Tardio - Mioceno Temprano en la Formación Gaiman y con una antigüedad de 20 millones de años antes del presente.

Carcharodon megalodon. Agassiz, 1843.

Diente de Carcharodon megalodon.  (*)

Mandíbula de Megalodon recreada a tamaño natural en el Museo Paleontológico de Bariloche.

 Reconstrucción en vivo  (*)

Patagonia Argentina. Se trata de un enorme tiburón prehistórico que habito en los antiguos mares del territorio Argentina y distintas partes del mundo. Poseían un esqueleto cartilaginoso, el cual rara vez se preserva, pudiendo agregar que los hallazgos de este tipo de estructura se pueden contar con los dedos de las manos. La única parte del esqueleto que podemos hallar perfectamente preservado, son los dientes con esmalte, los cuales varían desde 2 a 15 centímetros. Su raro esqueleto se distinguen claramente del gran número de especies de peces teleósteos (óseos) por su esqueleto cartilaginoso. Los tiburones son peces versátiles y tienen sentidos muy agudos; muchas de sus especies son capaces de cazar y devorar a casi cualquier otro animal marino, tanto en mares profundos como en mares poco profundos. Estos dos rasgos explican su larga historia evolutiva; muchas de las especies de tiburones de nuestros días son muy similares a especies que nadaban en los mares del cretácico, hace más de 100 millones de años. Su alimentación estaba constituida por grandes reptiles marinos de la época, peces y mamíferos marinos primitivos. Un sitio muy conocido en nuestro país donde se han hallado restos dentarios de la especie, es Cerro Gualicho en la Provincia de Rió Negro.


Archeogeryon fuegianus.  d'Orbigny, 1842.

 
Archaeogeryon peruviensis Archaeogeryon peruviensis Archaeogeryon peruviensis Archaeogeryon peruviensis

Archaeogeryon peruviensis, Oligoceno superior y Mioceno de la Provincia de Santa Cruz, Argentina. (*) El segundo ejemplar Archeogeryon fuegianus se exhibe en el Museo Paleontológico Egidio Feruglio de Trelew (MEF):

Patagonia Argentina. Se trata una especie de cangrejo marino muy abundante en el registro fosilífero, aunque generalmente solo se hallan pequeños fragmentos, y rara vez formas completas. Estos vivían en los antiguos mares que se hallaban sobre los actuales sedimentos de Patagonia.  Poseen un cuerpo similar a las especies vivientes, formado por reducción del abdomen y el ensanchamiento y aumento de tamaño de la parte anterior (delantera) del cuerpo. El abdomen sirve como bolsa de cría para los huevos, que en el hembra es mas notorio por su tamaño. El cuerpo está más o menos cubierto por un caparazón quitinoso, con una cubierta cerúlea. El cuerpo segmentado del cangrejo tiene varios pares de apéndices, de los cuales cinco suelen servir para la locomoción y dos hacen las veces de antenas sensoriales. Las patas delanteras estaban equipadas con pinzas que le servían para alimentarse, defenderse y realizar exhibiciones rituales de apareamiento. Los cangrejos son capaces de tolerar cambios en su medio ambiente, los que les permite prosperar en hábitats muy hostiles, por ello se lo considera junto a los artrópodos como formas exitosas y primitivas.  Sus hábitos alimentarios son variados. Algunos fósiles de Archeogeryon fuegianus fueron hallados muy completos recientemente en los afloramientos geológicos del Oligoceno de Península de Valdes en la Provincia de Chubut, como así también en sedimentos de Caleta Olivia en la Provincia de Santa Cruz.


Arsinoitherium zitteli.  Breadnell, 1920.

Arsinoitherium Arsinoitherium Arsinoitherium Arsinoitherium Arsinoitherium Arsinoitherium Arsinoitherium Arsinoitherium

      

Egipto, Malí y Senegal. Uno de los fósiles más antiguos de mamíferos debe ser el Arsinoitherium, un extraño animal parecido al rinoceronte. Se le conoce por medio de cráneos y esqueletos bien conservados de los mismos depósitos del Moeritherium, en Egipto, y algunos otros más deteriorados del Medio Oriente. Su característica más obvia son los dos grandes "cuernos" que se levantan sobre el hocico. Se funden en la base y son huecos. En los machos eran puntiagudos y en las hembras y jóvenes más pequeños y romos. En los animales vivos, los cuernos estaban cubiertos de piel, lo que se deduce de la presencia de vasos sanguíneos en la parte exterior del hueso, así que deben haberse visto más como los cuernos de una jirafa que como los de un rinoceronte. El Arsinoitherium tenía dientes altos, probablemente para triturar plantas duras. Otras especies: Arsinoitherium andrewsii, Arsinoitherium giganteum y Arsinoitherium zitteli.

Phiomia serridens. Andrews & Beadnell, 1902.

Phiomia Phiomia Phiomia Phiomia Phiomia Phiomia Phiomia Phiomia Phiomia Phiomia Phiomia Phiomia Phiomia Phiomia

  

África (Egipto). Tenia 2.5 m de altura Phiomia evolucionó al mismo tiempo que su primo lejano, más pequeño, Moeritherium, aunque es poco probable que compitieran por el mismo tipo de alimentos. Lo más factible es que Phiomia ramoneara en los bosques, mientras su contemporáneo se bañaba en las ciénagas. Su nombre quiere decir «criatura de la provincia del lago», por referencia a la zona de Fayún, en Egipto, donde se encontraron sus restos. Tanto la mandíbula superior como la inferior eran largas, y los colmillos aplanados del maxilar inferior formaban una prolongación acucharada que se utilizaba para juntar los alimentos. Es probable que el labio superior se extendiera para formar una trompa primitiva que funcionara junto con este extraño aparato de la mandíbula superior. Los colmillos más cortos de la mandíbula superior tal vez se utilizaran como armas defensivas.

Moeritherium chehbeurameuri.  Delmer et al., 2006.

Moeritherium Moeritherium Moeritherium Moeritherium Moeritherium Moeritherium Moeritherium Moeritherium Moeritherium

Senegal y Malí. Durante mucho tiempo se consideró que el Moeritherium era el elefante más antiguo que se conocía, pero en 1984 se reportaron restos aún más viejos en Argelia. Están mucho menos completos que los ejemplares de Moeritherium, algunos de los cuales provienen de los mismos yacimientos de Egipto de donde salieron esqueletos de Arsinoitherium. El Moeritherium probablemente se veía como un hipopótamo pigmeo y carecía de colmillos y trompa. Los molares y otras características del cráneo y del esqueleto muestran que era un elefante primitivo, pero probablemente una línea lateral de la que siguieron las formas modernas. El Moeritherium tenía largos dientes frontales que sobresalían, tanto en la mandíbula inferior como en la superior, parecidos a los colmillos dobles que se observan en los gomfodontes, animales de mayor tamaño que surgieron después. Los fósiles de Moeritherium provienen de rocas de la boca de un río cercana al mar, por lo que debe haber vivido buena parte del tiempo en el agua, arrancando plantas acuáticas con sus dientes.

Plesictis huilidens. Dehm, 1950.
Plesictis  Plesictis  Plesictis  Plesictis  Plesictis  Plesictis  Plesictis  Plesictis  Plesictis  Plesictis Plesictis Plesictis Plesictis Plesictis

    

Asia (China), Europa (Francia) y América del Norte (Estados Unidos). Tenia 75 cm de longitud. Este cazador arborícela tenía los ojos grandes, tal vez para poder cazar de noche, y una cola larga que le servía para mantener el equilibrio. Era semejante al basarisco (Bassctriscus sumichrasti) actual, y es posible que fuese su antepasado directo. Tal vez llevaba la misma forma de vida, subiendo y bajando por los troncos de los árboles, saltando de un árbol a otro y corriendo por las ramas. Como en todos los prociónidos, las cúspides de los dientes eran romas, y los molares eran cuadrados, si se examinaban en sentido transversal, lo cual indica que es probable que tuviera una alimentación omnívora, devorando los huevos de las aves, insectos y plantas, aparte de cazar mamíferos pequeños y aves.

Amphicyon ingens. Matthew, 1924.

Amphicyon Amphicyon Amphicyon Amphicyon Amphicyon Amphicyon Amphicyon Amphicyon Amphicyon Amphicyon

Europa (Francia y Alemania) y América del Norte (Nebraska). Tenia 2 m de longitud Amphicyon era un «perro oso» típico. Es probable que se pareciera a un oso de gran tamaño, con los dientes fuertes y afilados de un lobo. Tenía el cuello grueso, patas poderosas y una cola pesada. Es posible que viviera como los osos pardos o grises modernos, alimentándose de una gran variedad de plantas y animales, y matando a sus presas con fuertes golpes de las patas delanteras. Amphicyon fue sin duda un adversario temible para cualquier otra criatura que viviera en las planicies del hemisferio norte a mediados del Terciario, hace unos 30 millones de años. Una especie fósil, Amphicyon giganteus, que vivió en Europa durante el Mioceno, era del tamaño de un tigre actual.

 Hoplophoneus (Eusmilussicarius. Sinclair and Jepsen, 1927.

Eusmilus Eusmilus Eusmilus Eusmilus Eusmilus Eusmilus Eusmilus Eusmilus Eusmilus Eusmilus Eusmilus Eusmilus Eusmilus

Europa (Francia) y América del Norte (Colorado, Nebraska, Dakota del Norte y del Sur y Wyoming).  Tenia 2,5 metros de longitud. Este felino del tamaño de un leopardo tenía el cuerpo bastante largo y las patas bastante cortas si lo comparamos con los felinos modernos. Apareció por primera vez en Europa hacia el final del Eoceno, hace unos 40 millones de años, y se difundió hacia el este, a América del Norte, a través del istmo de Bering, durante el Oligoceno. Eusmilus era un miembro característico del grupo de los félidos de dientes de sable. El par de caninos superiores se había alargado para formar unos «sables» afilados y bien desarrollados. Los caninos inferiores eran insignificantes y había perdido muchos de los otros dientes. Eusmilus sólo conservaba 26 dientes en sus mandíbulas, en comparación con el máximo de 44 que aparecen en algunos carnívoros. La articulación de la mandíbula estaba modificada para abrirse hasta formar un ángulo de 90°, gracias a lo cual los dientes de sable podían realizar su trabajo. Las mandíbulas inferiores tenían unas cubiertas óseas que protegían a los «sables» cuando se cerraba la boca. En esto se parecían a Thylacosmilus, el diente de sable marsupial de Argentina, aunque estos mamíferos no estaban relacionados entre sí. La similitud es un ejemplo de evolución convergente.
Eusmilus y otros falsos felinos de dientes de sable habitaban los mismos lugares del mundo, al mismo tiempo, y existen pruebas fósiles de que sus caminos se cruzaron. En América del Norte se ha encontrado un cráneo de Nimravus con un agujero en la región frontal que corresponde exactamente a las dimensiones del diente de sable de un Eusmilus. Sin embargo, la herida no fue fatal, ya que Nimravus sobrevivió a la pelea durante el tiempo suficiente para que la herida cicatrizara.

Dinohyus hollandi. Peterson, 1905.

Dinohyus Dinohyus Dinohyus Dinohyus Dinohyus Dinohyus Dinohyus Dinohyus Dinohyus Dinohyus Dinohyus Dinohyus Dinohyus

América del Norte (Nebraska y Dakota del Sur). Tenia 3 metros de longitud. Los enrelodontos alcanzaron su mayor tamaño con el omnívoro Dinohyus, de América del Norte. Este animal era muy parecido a. Archaeotherium, pero tenía un tamaño similar al de un toro. Si bien tenía las mismas proporciones corporales que el cerdo, se supone que la cara debía de ser bastante diferente; por ejemplo, la nariz no era plana y las fosas nasales se abrían a- os lados del hocico y no en la parte anterior. Como ,Archaeotherium, Dinohyus se alimentaba cerca del suelo, compensando con el hocico largo la escasa longitud del cuello.

Paraceratherium transouralicum. Pavlova, 1922.

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Europa y Asia. Los rinocerontes hiracodontos sin cuernos, de los que existen alrededor de una docena de géneros, fueron la familia más antigua y más primitiva del grupo. Es probable que evolucionaran a partir de un tapiroide próximo a Hyrachyus. Las muelas, largas y eficaces, eran similares a las de los tapires, pero los incisivo y los caninos estaban modificados de distintas maneras. Los hiracodontos primitivos tenían una estructura parecida a la de los caballos y las extremidades delgadas y alargadas. Los miembros posteriores de esta familia desarrollaron una forma más robusta. Todos sabemos que el mayor animal que camina hoy día sobre tierra firme es el elefante africano, Loxodonta africana, protagonista de tantos documentales que cualquier dato que pudiera yo dar aquí resultaría completamente redundante. Pero, en el pasado, caminaron seres mucho mayores sobre la Tierra. El honor de ser el mayor mamífero terrestre es disputado entre dos herbívoros estrechamente relacionados, los rinocerontes gigantes del Mioceno y Oligoceno, como el Indricotherium y el Paraceratherium, este ultimo, con una altura máxima de unos 6 m hasta los hombros, una longitud de unos 9 m y un peso de 18 o 20 Toneladas. En comparación, los mayores machos de elefante africano pesan hasta 6 Tm, con una altura de hasta 4 m. Estos antecesores de los rinocerontes y los tapires, relacionados también con los actuales caballos, llevaban posiblemente una vida muy parecida a la de los elefantes de hoy en día, con la salvedad obvia de que podían comer hojas de árboles más altos. Se encuentra ligeramente relacionado con el genero Forstercooperia.

Palaeonictis occidentalis. Osborn 1892.

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América del Norte y Europa. Es un género extinto de mamíferos creodontos de la familia Oxyaenidae que vivió desde el Paleoceno Superior hasta el Eoceno Inferior en América del Norte y Europa. Se cree que era un animal omnívoro, pero que dieta se basaba en carne. Eran animales similares a gatos con locomoción plantígrada, al contrario de los carnívoros actuales (a excepción de los osos y mapaches) que son digitigrados. Se caracterizaban por un cráneo corto y ancho, mandíbulas fuertes y dientes diseñados para triturar en lugar de cortar, a diferencia de los hienodóntidos. Eran carnívoros especializados que se alimentaban de aves, mamíferos pequeños, huevos e insectos; la evidencia fósil sugiere que eran capaces de trepar a los árboles.

Anagale gobiensis. Simpson 1931.
Anagale Anagale Anagale Anagale Anagale Anagale Anagale Anagale Anagale Anagale Anagale Anagale Anagale Anagale

   

Asia (Mongolia). Los anagalidios eran mamíferos parecidos a los conejos, escarbadores, que se conocen desde el comienzo del Terciario, en el este de Asia. En una época se creyó que estaban relacionados con las musarañas elefantes, pero hoy se considera que tienen más en común con los roedores y los conejos. Es posible que Anagale se pareciera a los conejos actuales, pero tenía una cola larga y, probablemente, orejas cortas. Además, corría en vez de saltar como hacen los conejos. Esto se deduce de las proporciones de los huesos de sus patas traseras. Las patas traseras de Anagale eran un poco más largas que las delanteras, y los pies estaban equipados con unas garras que parecían espadas. Es probable que Anagale revisara el suelo en busca de escarabajos, orugas, gusanos y otros insectos. El hecho de que, en muchos de los especimenes que se han encontrado, los dientes estuvieran muy gastados, sugiere que tal vez se comiera también la tierra, lo cual tal vez sea el método más sencillo para extraer de ella los alimentos.

Embolotherium andrewsi. Osborn, 1929.

Embolotherium Embolotherium Embolotherium Embolotherium Embolotherium Embolotherium Embolotherium Embolotherium

     

Asia (Mongolia). Tenia 2,5 metros de altura.  La cabeza de Embolotherium presenta las formas grotescas típicas que desarrollaron los últimos brontoterios. Desde la parte posterior del cráneo se prolongaba hacia adelante formando un hueco profundo y después se elevaba en un «cuerno» único situado sobre la nariz. Los ojos estaban situados en la parte anterior, justo detrás de las fosas nasales, y en la base del cuerno. El cráneo angosto dejaba poco sitio para el cerebro; como en otros brontoterios enormes, el cerebro no era más grande que el puño humano. La aparición de Embolotherium en el desierto de Gobi, en Asia, indica lo difundidos y prósperos que fueron los brontoterios en su época de mayor auge.

Indricotherium transouralicum. Pavlova 1922.

Indricotherium Indricotherium Indricotherium Indricotherium Indricotherium Indricotherium Indricotherium Indricotherium

Asia (Pakistán y China). Tenia 8 metros de longitud. Parece imposible que un animal tan pequeño, ligero y ágil como Hyracodon pudiera convertirse en el mamífero terrestre más grande que se conoce, aunque todas las pruebas apuntan en esa dirección. Indricotherium, también conocido con el nombre de Baluchitherium, por el estado pakistaní en donde se encontraron los ejemplares más importantes, era un animal inmenso. Su peso se estima en 30 toneladas, el doble que el mamut más grande que se conoce y más de cuatro veces el peso del elefante moderno. Sólo el cráneo medía 1,3 m de largo, pero su tamaño era pequeño en relación con el cuerpo en general. Las vértebras dorsales y cervicales estaban llenas de agujeros y puntales, como las de los mayores dinosaurios, para aligerar el peso conservando la fuerza. Las patas eran como las de los elefantes, pero parece que el peso del cuerpo lo soportaban apenas tres dedos, como suele ocurrir en los rinocerontes. Tampoco tenía cuernos; en realidad, los huesos nasales eran bastante endebles. Los dientes anteriores de los rinocerontes fósiles varían considerablemente, pero los de Indricotherium eran, sin ninguna duda, muy extraños. Sólo tenía dos dientes frontales en la parte superior y otros dos en la parte inferior; el par superior estaba dirigido hacia abajo, como si fueran colmillos, mientras que el par inferior iba hacia adelante. Como existen algunas pruebas de que tenía un labio superior grande y flexible, es probable que esta disposición haya posibilitado que Indricotherium ramoneara, como las jirafas, en las copas de los árboles, a más de 8 m del suelo. Es probable que Indricotherium viviera en pequeños grupos familiares, aprovechando los árboles dispersos que quedaban en las llanuras abiertas y áridas. Se halló un esqueleto en unas rocas formadas por barro cenagoso. Resulta fácil imaginar las dificultades que una criatura tan inmensa habrá encontrado en un pantano.

Kairuku waitaki. Ksepka et al. 2012.

Kairuku Kairuku Kairuku Kairuku Kairuku Kairuku Kairuku Kairuku Kairuku Kairuku Kairuku Kairuku Kairuku Kairuku Kairuku

   

Nueva Zelanda. Fue un pingüino gigante vivió hace 27 a 24 millones de años, cuando Nueva Zelanda estaba en su mayor parte bajo el agua y estaba constituida por afloramientos rocosos aislados, que les ofrecían a estos animales protección contra los depredadores y abundancia de alimentos, dijeron los investigadores. Los primeros rastros de los pingüinos, llamados 'Kairuku' –palabra maorí para denominar al nadador que regresa con la comida– fueron encontrados en un acantilado en Waimate, en la Isla Sur, en 1977, por el paleontólogo Ewen Fordyce, de la Universidad de Otago. Con los años, Fordyce descubrió restos más completos e invitó en 2009 al especialista de la Universidad de Carolina del Norte, de EEUU, Dan Ksepka para que lo ayudara a reconstruir el animal. Ambos expertos determinaron que el ave era mucho más grande que el mayor de los pingüinos modernos, el emperador, que alcanza hasta un metro, y pesaba hasta 60 kilos, el doble que el emperador. Kairuku era un ave elegante para los estándares de pingüinos, con un cuerpo delgado y aletas largas, aunque tenía piernas y pies cortos y gruesos. Esta ave de gran tamaño estaba adaptada para poder nadar más y bucear más profundo que sus pares actuales.


 

(*) Imagen de autor u origen desconocido. Ver sobre nuestras Políticas de uso de imágenes.

 

Bibliografía Utilizada.

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Ver mas bibliografía utilizada para hacer la presente Pagina; AQUÍ.            Ver bibliografía de divulgación sugerida; AQUÍ.

Video; Mundo Paleolítico-46-El valle del pasado.

 

Ver los principales fósiles del Oligoceno de Argentina.

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