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Franz Nopcsa von Felső-Szilvás, un rey entre los paleontólogos.

Por Mariano Magnussen Saffer. Director de Grupo Paleo y Presidente de la Asociación de Amigos del Museo Municipal Punta Hermengo. marianomagnussen@yahoo.com.ar. Magnussen Saffer, Mariano (2012). Franz Nopcsa von Felső-Szilvás, un rey entre los paleontólogos. Paleo, Revista Argentina de Paleontología. Boletín Paleontológico. Año 10. 74: 19-22. 

Franz Nopcsa,  fue un húngaro aristócrata, aventurero, erudito, y paleontólogo. Es ampliamente considerado como uno de los fundadores de la Paleobiología y de los estudios de en Albania.

Nació el 3 de mayo de 1877 como heredero de una familia de aristócratas húngaros en Hateg, una zona conocida desde tiempos antiguos como “Las puertas de hierro de Transilvania”, región estratégica puntuada por ciudadelas medievales. Es la Transilvania de Vlad el Empalador y de su heredero literario, el Conde Drácula, cuya historia publicaría Bram Stoker en 1897 cuando nuestro personaje tenía ya veinte años.

Es la imagen de un aristócrata de la mítica Transilvania, también conocido como Ferenc Nopcsa, que empezó como paleontólogo, realizó importantes descubrimientos y desarrolló novedosas hipótesis sobre cómo vivían los dinosaurios y reptiles antiquísimos que la ciencia empezaba a conocer y realizó importantes aportes a la geología. 

Barón Ferenc Nopcsa de Felső-Szilvás (también Baron von Nopcsa Felsö-Szilvás, Baron Nopcsa, Ferenc Nopcsa, Nopcsa Ferenc, Barón Franz Nopcsa, Y Franz Barón Nopcsa)

Fue en las tierras de la familia donde en 1895, la hermana menor de Nopcsa de Ilona descubre huesos de dinosaurio, en la finca de la familia en Szentpéterfalva en Săcele (Szacsal), Transilvania. Esto dio lugar a la inscripción de Nopcsa en la Universidad de Viena, llevó los fósiles al geólogo Eduard Sues, y comenzo a estudiar la fosilización de huesos. Avanzó rápidamente en sus estudios, le dio su primera conferencia académica a la edad de veintidós años.

Además de Mesozoico reptiles, Los intereses Nopcsa incluido nación para Albania, Entonces una mera provincia de la comunidad turco-balcánica de Imperio Otomano, Pero la independencia aspirantes. Fue uno de los pocos extranjeros que se aventuraban en las zonas montañosas de Albania, en el norte de Albania.

Lo que distinguió a Nopcsa de sus coetáneos dedicados a la floreciente ciencia de la paleontología fue su interés en saber cómo vivían los animales que habían sido dueños de esos huesos fosilizados, si eran de sangre caliente o fría, si sus bocas podían darnos datos sobre qué comían, e incluso cuánto, si había diferencias entre los machos y hembras (dimorfismo sexual) perceptibles en el estudio de los fósiles. Le interesaban tanto la estructura interna de los huesos de los dinosaurios como los animales que vivieron alrededor de ellos, otros reptiles y anfibios.

Ya en 1899 publicó la descripción de su primera especie de dinosaurio y dio su primera conferencia en la Academia de Ciencias de Viena sobre los restos de dinosaurios en Transilvania. Así, intrigado por el pequeño tamaño de los dinosaurios transilvanos, comparados con ejemplares similares de otras zonas, mucho más grandes, desarrolló la hipótesis de que estos dinosaurios se habían desarrollado en islas del mar de Tetis durante el cretácico. Hoy sabemos que el aislamiento en islas provoca que la evolución tienda a tallas más pequeñas como la de los famosos elefantes pigmeos que vivieron en Chipre.

Fue además el primero que vislumbró la posibilidad de que algunos dinosaurios cuidaran de sus crías, el primero en identificar que los restos de un pequeño dinosaurio a la altura del abdomen de otro era evidencia de depredación y, de modo espectacular, anticipó que las aves procedían de dinosaurios bípedos terrestres de sangre caliente, algo que no se validaría sino hasta la década de 1970.

Más tarde, durante la Primera Guerra Mundial, Nopcsa era un espía de Austria-Hungría. También dirigió un grupo de Albania los voluntarios durante la guerra. Sin embargo, con la derrota de Austria-Hungría en la final de la guerra, Nopcsa nativo Transilvania fue cedida a Rumania. Como consecuencia, la Barón de Felső-Szilvás perdieron sus tierras y otras posesiones. Obligado a encontrar un empleo remunerado, consiguió un trabajo como el jefe de la Instituto Geológico de Hungría.

Nopcsa dejó una cantidad considerable de publicaciones científicas y diarios privados. Los diarios de pintar un cuadro de un hombre complejo, con gran intuición, pero sin la capacidad de comprender los motivos de los demás. Su dedicación a la causa de la Albaneses estaba en contraste con su falta de sensibilidad sociópatas. En sus diarios que escribió acerca de su indiferencia intento por convertirse en rey de Albania:

La actividad académica de Nopcsa derivó también hacia la política. Fascinado por Albania, participó en la resistencia contra el control turco de la zona, estuvo implicado en la preparación de acciones militares contra Serbia y Montenegro (que no se llevaron a cabo) en 1908 y 1909 e intervino en la primera guerra de los Balcanes en 1912 que finalmente expulsaron a los turcos y después se sumieron en conflictos internos continuos. En el Congreso Albanés de Trieste convocado para decidir el futuro de Albania, fue uno de los principales aspirantes a la corona del nuevo país, que al final se entregó a Guillermo de Wied, que reinó algo menos de seis meses.

Ferenc Nopcsa publicó al menos 186 trabajos en las más diversas áreas, y para homenajearlo, cinco especies de animales llevan su nombre: Nopcsaspondylus, unos saurópodos de Argentina; Elopteryx nopcsai, un dinosaurio terápodo de la familia de las aves, encontrado en Rumania; Tethysaurus nopcsai, un reptil marino de Marruecos; Hyposaurus nopcsai, un driosaurio con forma de cocodrilo cuyos restos han aparecido en América y África occidental, y Mesophis nopcsai, una serpiente que desapareció a fines del cretácico.

Pero la tenencia de la Nopcsa en el Instituto Geológico fue de corta duración. Se trasladó a Viena estudiar fósiles. Sin embargo, se encontró con dificultades financieras y se distrae en su trabajo. Para cubrir sus deudas, vendió su colección de fósiles a la Museo de Historia Natural en Londres. Pronto se convirtió en depresión. Desesperado y deprimido, le administró a su amante un somnífero y, cuando quedó dormida, le disparó en la cabeza y después se suicidó. En la nota que dejó explicaba sobre Doda que “no deseaba dejarlo atrás enfermo, miserable y sin un céntimo, porque habría sufrido mucho”. La mente que había desentrañado tanto sobre la vida de los dinosaurios también había planeado meticulosamente sus últimos momentos.. Su final llego el 25 de abril 1933)

Bibliografía sugerida

David B. Weishampel; C. M. Jianu. 1995. The centennial of Transylvanian dinosaur discoveries: A reexamination of the life of Franz Baron Nopcsa. Journal of Vertebrate Paleontology 15 (3, Suppl.): p.60A.

Gëzim Alpion. 2002. Baron Franz Nopcsa and his Ambition for the Albanian Throne. British Education Studies Association Journal, vol. 6, Nº 3, pp. 25-32

István Fõzy, A. Fogarasi, O. Szives (2001), Baron Franz Nopcsa and the Dinosaurs of the Carpathian-basin.

Jaroslav Mareš. 1993. Záhada dinosaurů (El misterio de los dinosaurios). Praga, Svoboda-Libertas,

Nopcsa báró és a Kárpát-medence dinoszauruszai' (Baron Franz Nopcsa y los Dinosaurios de la cuenca Carpatiana), por Istvãn Főzy, Alfadat-Press, Tatabánya.

 

Edward Drinker Cope.

Un competidor y apasionado buscador de fósiles.

 Fragmento de; Magnussen Saffer, Mariano (2010). Edward Drinker Cope. Un competidor y apasionado buscador de fósiles. Paleo, Boletín Paleontológico. Año 8. 45: 09-11. marianomagnussen@yahoo.com.ar 

Edward Drinker Cope nació el 28 de julio de 1840, el hijo mayor de Alfredo y Hanna Cope.  La muerte de su madre cuando tenía tres años de edad parece haber tenido poco efecto en el joven Eduardo, como lo menciona en sus cartas que no tenía ningún recuerdo de ella. Su madrastra Rebecca Biddle llenó el papel maternal; Cope se refiere a su gusto, así como su hermanastro menor, James Biddle Cope.

Alfred, un miembro ortodoxo de la Sociedad Religiosa de los Amigos o cuáqueros, operaba un negocio lucrativo transporte marítimo iniciado por su padre, Thomas P. Cope en 1821. Era un filántropo que donó dinero para la Sociedad de Amigos, el Jardín Zoológico de Filadelfia y el Instituto de la Juventud de colores.

Cope asistió a la Universidad de Pensilvania en el 1861 y / o 1862 años académicos, ,el estudio de la anatomía comparativa en virtud de Joseph Leidy, uno de los anatomistas de mayor influencia y paleontólogos de la época. Cope pidió a su padre a pagar por un tutor en alemán y francés, "no tanto por su propio bien", escribió Edward, "pero en cuanto a su valor en lo que me permite leer sus libros de carácter literario o científico."  Durante este período él tenía un trabajo recatalogación de la colección herpetológica en la Academia de Ciencias Exactas y Naturales, en la que se convirtió en miembro de Leidy instancias. Trabajo de Cope duró dos años y visitó el Instituto Smithsoniano, en ocasiones, cuando conoció a Spencer Baird, que era un experto en el campo de la ornitología y la ictiología. 

En 1861 publicó su primer artículo sobre la clasificación Salamandridae; en los próximos cinco años publicó sobre todo en los reptiles y anfibios. Miembros de Cope en la Academia de Ciencias Exactas y Naturales y la American Philosophical Society le dieron puntos de venta de publicar y anunciar su trabajo, y muchos de sus primeros trabajos paleontológicos fueron publicados por la Sociedad Filosófica. Alrededor de esta época estaba afiliado al Club del Megaterio en la Institución Smithsoniana, en Washington, D.C.. Formado parcialmente en la Universidad de Pensilvania, luego de continuar sus estudios en Europa fue nombrado curador de la mencionada Academia en 1865, posición que mantuvo hasta 1873.

Entre 1864 y 1867 se desempeñó como profesor de ciencias naturales en el Colegio Haveford. En 1889 fue designado profesor de geología y paleontología por la Universidad de Pensilvania. En 1863-1864 durante la Guerra Civil estadounidense, Edward viajó por Europa, teniendo la oportunidad de visitar los museos más estimados y las sociedades de la época. Inicialmente, Edward parecía interesado en ayudar en un hospital de campaña, pero en las cartas a su padre después de la guerra esta aspiración parecía desaparecer, sino Edward consideró que trabajan en la América del Sur para ayudar a los liberados afro-americanos. Davidson sugiere que la correspondencia con Edward y Leidy Ferdinand Hayden, que trabajaba como cirujano de campo durante la guerra, podría haber informado a Eduardo de los horrores de la ocupación. Edward estuvo involucrado en una relación amorosa, su padre no lo aprobaba.  si Edward o la mujer sin nombre (a quien en algún momento la intención de casarse) rompió la relación es desconocida, pero se tomó la ruptura mal.

El biógrafo y paleontólogo Henry Fairfield Osborn atribuye la repentina partida de Edward para Europa como un método de mantenerlo de ser reclutado en la Guerra Civil. Cope le escribió a su padre de Londres el 11 de febrero 1864 que, "voy a volver a casa a tiempo para atrapar y ser atrapados por el nuevo proyecto. No voy a arrepentir para ello, como sé que a ciertas personas que se entenderá lo suficiente como para decir que he ido a Europa para evitar la guerra.

A pesar de su sopor, Edward procedió con su gira por Europa, y se reunió con algunos de los científicos más preciados del mundo durante sus viajes por Francia, Alemania, Gran Bretaña, Irlanda, Austria, Italia y Europa del Este, muy probablemente con introductoria cartas de Leidy y Spencer Baird. En el invierno de 1863, Edward se reunió Othniel Charles Marsh, mientras que en Berlín. Se celebró dos títulos universitarios en comparación con la falta de Edward de dieciséis años la enseñanza formal el pasado, pero Edward había escrito 37 artículos científicos en relación a dos de Marsh obras publicadas. Mientras que más tarde se convertirían en rivales, sobre la reunión de los dos hombres se presentaron a tomar gusto el uno al otro.

Después de que Edward abandonó Berlín los dos correspondencia mantenida, el intercambio de manuscritos, fósiles y fotografías.  Edward quemó muchos de sus diarios y cartas de Europa a su regreso a los Estados Unidos. Los amigos intervinieron y detuvieron a Cope de la destrucción de algunos de sus dibujos y notas, en lo que el autor Url Lanham considerado un "suicidio parcial".

Finalmente Cope tomó el enfoque pragmático y esperó fuera del conflicto, que puede haber sufrido de la depresión leve durante este período, ya menudo se quejaba de aburrimiento.

En 1858 empezó su competencia con Othniel C. Marsh por hallar más fósiles de dinosaurios, esta fue la llamada "Guerra de los Huesos", que trataremos con mas detalle en el próximo numero de “Paleo“, en la que los dos descubrieron varias especies. A pesar de su derrota, Cope se hizo célebre por el papel que desempeñó en torno al descubrimiento de los dinosaurios más famosos del mundo actual, tales como el Triceratops, Diplodocus, y Stegosaurus, y estuvo al frente de la mayoría de hallazgos célebres, tales como los de Dimetrodon (el cual no es un dinosaurio), Camarasaurus, Coelophysis y Monoclonius, el más oscuro.

No se puede decir que la rivalidad entre Cope y Marsh fuera por un asunto pequeño: se pelearon por dinosaurios. Pero, en la belicosa pugna por los huesos de los saurios gigantes que los enfrentó durante veinte años -bautizada como ´Bone Wars por la prensa de la época-, ambos mostraron una altura moral liliputiense, indigna de dos grandes científicos. Cayeron en lo más bajo: el engaño, la burla, el insulto, la calumnia, el soborno. Intentaron robarse uno al otro, se espiaron, destruyeron restos para que no los encontrara el rival, e incluso sus cuadrillas de buscadores de fósiles, contagiadas de la animosidad de sus jefes, llegaron a echar mano de los revólveres, que ya es una forma extrema de dirimir discusiones paleontológicas.

Entre 1871 y 1877, Cope exploró estratos cretácicos en el estado de Kansas y terciarios en Wyoming y Colorado. Perdió esta desenfrenada competencia cuando murió en Filadelfia en 1897. Edward Drinker Cope falleció el 12 de abril 1897 (56 años) en Filadelfia, Pennsylvania.

Biografía Sugerida.

Bakker, RT; Galton, PM, Siegwarth, J., and Filla, J. (1990). "A new latest Jurassic vertebrate fauna, from the highest levels of the Morrison Formation at Como Bluff, Wyoming. Part IV. The dinosaurs: A new Othnielia -like hypsilophodontoid". Hunteria 2 (6): 8–14.

Carpenter, Kenneth (2006). Foster, JR & Lucas, SG. ed. "Biggest of the big: a critical re-evaluation of the mega-sauropod Amphicoelias fragillimus " . Paleontology and Geology of the Upper Jurassic Morrison Formation, New Mexico Museum of Natural History and Science Bulletin 36 : 131–138 .

Cope, Edward Drinker (1870). "On the skull of dicynodont Reptilia. Lystrosaurus frontosus from Cape Colony". Proceedings of the American Philosophical Society (11): 419.

Cope, Edward Drinker (1878). "On the Vertebrata of the Dakota Epoch of Colorado". Proceedings of the American Philosophical Society 17 (100): 233–247.

Davidson, Jane (1997). The Bone Sharp: The Life of Edward Drinker Cope . Academy of Natural Sciences. ISBN 0910006539

Jaffe, Mark (2000). The Gilded Dinosaur: The Fossil War Between ED Cope and OC Marsh and the Rise of American Science . New York: Crown Publishing Group. ISBN 0517707608 .

 

Richard Owen. De cirujano a un gran naturalista

opositor a las ideas evolucionistas.

Fragmento del Articulo; Magnussen Saffer, Mariano (2009). Richard Owen. De cirujano a un gran naturalista opositor a las ideas evolucionistas. Paleo, Boletín Paleontológico. Año 7. 39: 09 -12. marianomagnussen@yahoo.com.ar

Brillante anatomista de origen inglés, creía al igual que Georges Cuvier (1769-1832) que las especies eran inmutables, pero a diferencia de éste, sostuvo que la correspondencia entre las partes (homología) no podía quedar sin explicación. Richard Owen nació en Lancaster, Inglaterra y fue educado en el colegio Lancaster Royal Grammar. En 1820 entró como aprendiz de un cirujano y farmacéutico local. En 1824 ingresó como estudiante de medicina en la Universidad de Edimburgo. Dejó la universidad al año siguiente y completó su curso de medicina en el Hospital de San Bartolomé de Londres, donde estuvo a las órdenes del eminente cirujano John Abernethy.

Owen sintió interés por la investigación en anatomía y Abernethy le recomendó que aceptara el puesto de asistente de William Clift, conservador del museo del Real Colegio de Cirujanos. Este trabajó le interesó tanto que pronto abandonó su interés por ejercer la medicina y a partir de este momento dedicó su vida puramente a labores científicas. Owen preparó una importante serie de catálogos de la colección Hunter del Real Colegio de Cirujanos y con este trabajo adquirió excelentes conocimientos de anatomía comparada que le fueron muy útiles a lo largo de su carrera, especialmente en sus investigaciones sobre los restos de animales extinguidos. En 1830 conoció al anatomista francés Georges Cuvier y comenzó a interesarse por la paleontología. Su catálogo de los ejemplares del Museo Hunter (1833-1838) sigue siendo de considerable valor. En 1856 fue nombrado director del Departamento de Historia Natural del Museo Británico, lo que le brindó una oportunidad extraordinaria para continuar con sus investigaciones paleontológicas.

Retrato de Richard Owen.

Su reestructuración del departamento llevaría al traslado de las colecciones de historia natural del Museo Británico a un nuevo edificio en South Kensington, y la creación del Museo de Historia Natural. Owen permaneció en activo hasta que completó su trabajo en 1884 cuando recibió la distinción K.C.B. y se retiró a Sheen Lodge hasta su muerte. Publicó muchas monografías sobre formas extintas de vida. Algunos de sus trabajos mejor conocidos están relacionados con el fósil Mylodon robustus, el antiguo perezoso gigante que vivía en Sudamérica, cuyos principales restos correspondian a la Ptagonia Argentina y Chilena (1842); el Archaeopteryx, un ave extinguida del jurasico de Alemania que tenía características tanto de ave como de reptil, cuyas repercusiones llegan hasta la actualidad (1879); y el Dinornis maximus (Moa), una gran ave que vivía en Nueva Zelanda y se había extinguido recientemente (1846).

Richard Owen, fue un fiel opositor a las ideas evolucionistas, buscó otra explicación que basó en los arquetipos. Un arquetipo era una especie de modelo biológico o un patrón sobre el cual se construía un organismo. Así por ejemplo los miembros de un quiróptero, un primate, un roedor y un cetáceo, estaban construidos a partir del mismo modelo biológico básico. Según la explicación de Owen todos los vertebrados poseían el mismo arquetipo y por ende todos tenían las mismas partes fundamentales. Las diferencias específicas para Owen eran el resultado de necesidades funcionales particulares superpuestas al modelo básico. Asi mismo supuso que el esqueleto de un vertebrado consistía en una serie de segmentos ideales que denominó vértebras.

Según el anatomista inglés no todas las partes de estas vértebras dispuestas seriadamente estaban expresadas en cada segmento, aunque todas se encontraban disponibles si era necesario. Esta serie ideal de vértebras constituían en definitiva el arquetipo del esqueleto de los vertebrados. Owen también se vio beneficiado por el privilegio de investigar los animales muertos en los jardines de la Sociedad Zoológica de Londres y cuando la sociedad empezó publicar artículos científicos, Owen fue uno de los mayores contribuyentes en artículos sobre anatomía. No obstante, su primera publicación notable fue Memoir on the Pearly Nautilus (Londres, 1832), que pronto se convirtió en un clásico. Posteriormente continuó haciendo contribuciones en cada área de anatomía comparada y zoología durante casi cincuenta años. En 1844 Owen introdujo el término histología, el estudio microscópico de la anatomía. Su gran trabajo, Anatomía y fisiología de los vertebrados (1866-1868), se basa por entero en sus observaciones personales y es la contribución más importante en su género desde la obra de Cuvier Lecciones de anatomía comparada (1800).

El Glyptodon, descrito por Owen en 1839.

La mayoría de sus trabajos sobre mamíferos trata sobre formas extintas, en las que Owen se había interesado gracias a la colección de fósiles recogida por Darwin en Sudamérica. Los Toxodon, de las pampas, fueron la primera evidencia de un ungulado extinguido, un paquidermo con semejanzas con los roedores (Rodentia), los Edentata y cetáceos herbíboros. El interés de Owen por los mamíferos sudamericanos extinguidos le llevó a la identificación del armadillo gigante, llamado Glyptodon (1839) y sus clásicos trabajos sobre perezosos gigantes Mylodon (1842) y el Megatherium (1860), además de otras importantes contribuciones.

En relación a los mamíferos vivos, las contribuciones más importantes de Owen están relacionadas con los monotremas, marsupiales y monos antropoides. Owen también fue el primero en reconocer y nombrar los dos grupos naturales de Ungulados, aquellos con un número impar de dedos en los pies (Perissodactyla) y aquellos con un número par (Artiodactyla), mientras que describía fósiles en 1848.

Los simultáneos descubrimientos de huesos fósiles de Nueva Gales del Sur por parte de Sir Thomas Mitchell proporcionaron material para los primeros trabajos, de una larga serie, sobre mamíferos extinguidos de Australia, que se reeditaron en forma de libro en 1877. Owen descubrió el Diprotodon y el Thylacoleo, además de los canguros y wombats gigantes. Al mismo tiempo, Owen recogía fósiles de las Islas británicas y entre 1844 y 1846 publicó History of British Fossil Mammals and Birds, que fue seguido por otras muchas memorias, especialmente Monograph of the Fossil Mammalia of the Mesozoic Formations (Palaeont. Soc., 1871). Una de sus últimas publicaciones fue un pequeño trabajo titulado Antiquity of Man as deduced from the Discovery of a Human Skeleton during Excavations of the Docks at Tilbury (Londres, 1884). Junto con Benjamin Waterhouse Hawkins, Owen ayudó a crear las primeras esculturas de tamaño natural que representaban dinosaurios tal y como debían ser. Algunos modelos fueron creados para la Gran Exhibición de Londres de 1851, pero 33 de ellos fueron creados a propósito cuando el Palacio de Cristal fue recolocado en Sydenham (sur de Londres).

Su Comparative Anatomy and Physiology of Vertebrates (3 vols., London, 1866-1868) fue la investigación más personal desde Leçons d'anatomie comparée de Georges Cuvier. No sólo estudió las formas actuales sino que también dedicó una gran atención a los grupos extintos, y siguió los trabajos pioneros de Cuvier sobre paleontología de vertebrados. Muy al principio de su carrera realizó exhaustivos estudios sobre dientes, tanto de animales vivos como extinguidos y publicó su obra, profusamente ilustrada, sobre odontología (1840-1845).

Entre sus trabajos sobre reptiles, Owen relacionó los esqueletos de formas extinguidas, y sus memorias sobre especímenes británicos fueron reimpresas en su History of British Fossil Reptiles (4 vols., London, 1849-1884).

Cráneo de Iguanodon.

Owen publicó el primer recuento general importante del gran grupo de los reptiles de tierra del Mesozoico, al que dio el ahora familiar nombre de Dinosauria. Owen ha usado 3 géneros de dinosaurios definidos: el carnívoro Megalosaurus, el herbívoro Iguanodon y el acorazado Hylaeosaurus. Owen también fue el primero en reconocer unos curiosos reptiles de principios del Mesozoico con similitudes tanto con anfibios como mamíferos, que llamó Anomodontia. La mayoría de ellos fue obtenida en Sudamérica, empezando en 1845 con (Dicynodon). Con el tiempo, fueron suficientes como para rellenar su Catalogue of the Fossil Reptilia of South Africa, publicado por el Museo Británico en 1876.

Owen fue el primero en describir el ahora bien conocido Euplectella (1841, 1857). Entre los Entozooa su más notable descubrimiento fue el del Trichina spiralis (1835), el parásito que infecta los músculos humanos en la enfermedad ahora conocida como triquinosis. Hizo estudios detallados de los braquiópodos y estableció una clasificación que es la que se ha mantenido. Entre los moluscos no sólo describió el Nautilo (Nautilus Pompilius), sino también Spirula spirula (1850) y otros cefalópodos, tanto vivos como extinguidos y fue él quien propuso la división universalmente aceptada de esta clase en dos órdenes: Dibranchiata y Tetrabranchiata (1832). El problemático artrópodo Cangrejo de herradura (Limulus polyphemus) fue también el tema de una memoria especial realizada por él en 1873.

Muchas de las ideas de Owen se han demostrado inválidas, especialmente cuando se consideran desde el punto de vista de la embriología, que Owen ignoró sistemáticamente en sus trabajos. No obstante, la contribución de Owen fue fundamental para la anatomía comparada y algunos de sus conceptos, como la distinción entre analogía y homología y su distinción entre distintos tipos de homología se mantienen en vigor. El final de su carrera estuvo empañado por acusaciones de no valorar el trabajo de otros e incluso de publicar como suyas investigaciones de terceros. Esto culminó en 1844 cuando publicó reclamando suyo un artículo sobre belemnitas que ya había sido presentado por Chaning Pearce unos años antes en la Sociedad Geológica, lo que provocó su expulsión de los consejos de la Sociedad Zoológica de Londres y de la Royal Society.

Falleció el 18 de diciembre de 1892 en la ciudad de Londres.

Bibliografía  Sugerida

Ruse 1983, p. 174, Lectures on the Comparative Anatomy and Physiology of the Invertebrate Animals” (1843)

Rev. Richard Owen, La vida de Richard Owen (2 vols., Londres, 1894).

Adrian Desmond and James Moore, Darwin (London: Michael Joseph, the Penguin Group, 1991). ISBN 0-7181-3430-3

Schmitt, Stéphane (2006). Aux origines de la biologie moderne. L'anatomie comparée d'Aristote à la théorie de l'évolution. Paris: Éditions Belin. ISBN.

 

Georges Cuvier, el primer gran promotor de la anatomía comparada y de la paleontología.

Fragmento del Articulo; Magnussen Saffer, Mariano (2009). Georges Cuvier, el primer gran promotor de la anatomía comparada y de la paleontología. Paleo, Boletín Paleontológico. Año 7. 40: 17 -20. marianomagnussen@yahoo.com.ar

Georges Léopold Chrétien Frédéric Dagobert Cuvier, barón de Cuvier, fue un Anatomista comparativo francés especializado en la reconstrucción de fósiles y la educación superior. Cuvier nació en Montbéliard, Borgoña. En 1784 acudió a la Universidad Caroline cerca de Stuttgart, Alemania, para estudiar ciencias administrativas, jurídicas y económicas. Estudió también historia natural y anatomía comparada. Cuando finalizó sus estudios en 1788, Cuvier se empleó como tutor en una familia francesa. En 1795, invitado por el naturalista Geoffroy Saint-Hilaire, se trasladó a París para trabajar en el recién reorganizado Museo de Historia Natural. Fue nombrado de inmediato profesor de zoología y de anatomía animal.

Partiendo de su concepción funcional del organismo, Cuvier investigó la permanencia de las grandes funciones fisiológicas en la diversidad de las especies. Este "principio de correlación" actuaba como hilo conductor tanto de la anatomía comparada como de la paleontología. Así, -señalaba Cuvier- la predación implica un cierto tipo de dentición, un tubo digestivo capaz de asimilar la carne y miembros que permitan una locomoción adaptada a esa dieta.

Gracias a su formación administrativa, su brillante estilo oratorio y su atractiva personalidad, Cuvier prosperó rápidamente, llegando a ser catedrático del Collège de France en 1800. Fue el responsable de la reorganización de la enseñanza secundaria en Burdeos, Niza y Marsella, y más tarde de la educación superior en Francia. Desempeñó otros cargos públicos, incluido el de consejero en 1814 y responsable del Departamento de Interior del Consejo de Estado en 1819.

Cuvier fue el primer naturalista en clasificar el reino animal desde el punto de vista estructural o morfológico que, no obstante, estaba completamente subordinado a la función. Su obra más importante fue el Regne animal distribué d'après son organisation ("Reino animal distribuido a partir de su organización") que apareció en cuatro volúmenes en su primera edición en 1817 y en cinco a partir de la segunda edición (1829-1830). Cuvier defendió el principio según el cual, teniendo en cuenta los datos proporcionados por la anatomía comparada, los animales debían ser agrupados en cuatro planes estructurales de organización (embranchements): vertebrados, moluscos, articulados y radiados. Cada uno de estos grupos se definía por una disposición particular de los sistemas esenciales entre los cuales se encontraban, fundamentalmente, los núcleos vitales, a saber, el cerebro y el aparato circulatorio. El resto de los órganos puede variar dentro de cada plan corporal, siempre respetando el principio de correlación. Cuvier se oponía radicalmente al gradualismo, por lo que estos planes eran considerados irreductibles entre sí.

Cuando en 1787 el fraile de origen argentino Manuel de Torres tuvo noticia de que en Río Luján, a unos 70 Km. de Buenos Aires, se habían encontrado restos de un gran vertebrado, inmediatamente lo puso en conocimiento del Marqués de Loreto, virrey gobernador del Río de la Plata. Le envió una muestra de los huesos y el virrey se interesó vivamente en su recuperación, para así cumplir con la instrucción real de Carlos III. Manuel de Torres acometió la excavación y recuperó los huesos que corresponden al ejemplar que se encuentra actualmente en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid (CSIC). Le costó varios meses extraer los huesos porque ya en aquel tiempo se hizo con mucho cuidado. El propio Marqués de Loreto tomó mucho interés para que se recuperase el esqueleto entero, y se registrasen todos los datos disponibles. Requirieron los servicios de un dibujante para tomar las notas precisas, y los huesos que salían con una gran humedad se secaban en la propia residencia del virrey.

Cuando los huesos ya estuvieron preparados se remitieron a España en 1788, fueron desembarcados en Galicia, y se transportaron en carreta con mucho cuidado para que no se deteriorasen. Cuando llegaron a Madrid se hizo cargo de ellos el Real Gabinete.

El envío en 1789 de los restos fosilizados de un animal de dimensiones gigantescas al Gabinete de Historia Natural de Madrid ha sido considerado el punto inicial de los estudios paleontológicos en el Río de la Plata en Argentina. Tal tipo de envío era habitual en la época y formaba parte de las prácticas de la historia natural y de los viajes de exploración de los países europeos. Las representaciones del animal, realizadas por Juan Bautista Bru y publicadas luego por Joseph Garriga, fueron estudiadas por Georges Cuvier quien, sirviéndose de ellas, identificó un mamífero extinguido: el Megatherium o megaterio. Destacó su importancia de la siguiente manera: De todos los animales de gran tamaño, es el descubierto más recientemente y, hasta el presente, el más raro. Sin embargo, se conoce su osteología completa y se tuvo la dicha de encontrar casi todos sus huesos reunidos, los cuales se ha puesto el mayor esmero en montar para formar el esqueleto. 

La importancia del descubrimiento del megaterio fue más allá de lo mencionado en la cita de Cuvier. Marcó un hito en el estudio de los fósiles pues, por primera vez, se encontró un vertebrado extinguido sin relaciones aparentes con la fauna viviente, lo que indicó que en tiempos pasados existieron bestias desaparecidas desconocidas para el hombre. El megaterio, además, tuvo otro cometido importante en la historia natural: sirvió para demostrar la eficacia de la anatomía comparada de Cuvier como método para comprender e interpretar las características de los animales.

Además de esta clasificación de los animales basada en la estructura corporal, Cuvier propuso tres hipótesis morfológicas. De acuerdo con su principio de la "correlación entre las partes", la estructura de cada órgano de un animal está funcionalmente relacionada con todos los demás órganos. Opinaba también que es el entorno el que determina el diseño del animal, en lugar de requerir un determinado estilo de vida.

Cuvier jugó un papel crucial en el desarrollo de la paleontología. Gracias a su principio de correlación fue capaz de reconstruir los esqueletos completos de animales fósiles. Partiendo de sus observaciones paleontológicas, Cuvier elaboró una historia de la Tierra fundamentada en el fijismo y el catastrofismo. Así, concibió la historia geológica como una historia puntuada por revoluciones o catástrofes. En tales períodos se habría producido la extinción de las especies hasta entonces existentes y su sustitución por otras. Estas nuevas especies procederían de otras regiones del planeta que se habrían salvado de la catástrofe. Así explicaba Cuvier los vacíos estratigráficos del registro fósil, que no parecían permitir la inferencia de una continuidad de las formas orgánicas.

Desde la perspectiva del catastrofismo, la edad de la Tierra no necesitaba ser excesivamente prolongada. De ahí que Cuvier abogara por sólo 6.000 años de antigüedad, lo que le enfrentó a Charles Lyell, cuyo gradualismo requería millones de años. Esta defensa de la constancia de las especies y su oposición al gradualismo enfrentaron a Cuvier con la corriente transformista iniciada por Buffon y desarrollada ampliamente por Lamarck.

Combinando los cuatro tipos básicos de estructura corporal con sus tres principios morfológicos, Cuvier reconstruyó antiguas formas de vida a partir de fragmentos fósiles encontrados en París, cerca de Montmartre.

Estas reconstrucciones, que aún se conservan, contribuyeron a incrementar los fondos del museo: de 3.000 especímenes a la llegada de Cuvier hasta más de 13.000 en 1832. Su gran obra, El reino animal (1817), sirvió para respaldar el sistema de clasificación cuvieriano, que se impuso en la historia natural de Gran Bretaña y Francia hasta la publicación en 1859 del Origen de las especies de Charles Darwin. También estudio en los Ángeles cuando su madre estaba por morir.

Bibliografía sugerida.

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PAUL, CHARLES B. 1980 Science and lnmortality. The Éloges of the Paris Academy of Sciences (1699-1791), University of California Press. Berkeley.

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Jean-Baptiste de Monet de Lamarck. Fundador de la paleontología de los invertebrados y de las primeras teorías de la evolución biológica y el posterior lamarckismo.

Tomado de; Magnussen Saffer, Mariano (2010). Lamarck. Fundador de la paleontología de los invertebrados y de las primeras teorías de la evolución biológica y el posterior lamarckismo. Paleo, Boletín Paleontológico. Año 8. 43: 19-22.

Jean-Baptiste de Monet de Lamarck fue un Biólogo francés que siguió la carrera eclesiástica hasta los diecisiete años por voluntad de su padre, a cuya muerte se enroló en la infantería, donde sirvió desde 1761 a 1768 y de la que se desvinculó a causa de su delicada salud. Nació el 1 de agosto de 1744 Bazentin, Picardía, Francia.Lamarck formuló la primera teoría de la evolución biológica, acuñó el término «biología» para designar la ciencia de los seres vivos en 1802 y fue el fundador de la paleontología de los invertebrados.

Observar la naturaleza, estudiar sus productos, buscar las relaciones generales y particulares que han ido imprimiendo en sus caracteres y, finalmente, intentar comprender el orden que hace imperar por todas partes, así como su funcionamiento, sus leyes y los medios infinitamente variados que emplea para dar lugar á este orden, es, desde mi punto de vista, ponerse en camino de adquirir los únicos conocimientos positivos que se encuentran á nuestra disposición, los únicos, por otra parte, que pueden sernos verdaderamente útiles y al mismo tiempo nos pueden proporcionar las satisfacciones más dulces y limpias capaces de aliviarnos de las inevitables penas de la vida.

Lamarck se trasladó entonces a París, y estudió medicina y botánica. Discípulo de Bernard de Jussieu, en 1778 publicó Flora francesa, obra en la que, por primera vez, se clasificaba sistemáticamente la flora por medio de una clave dicotómica. Miembro de la Academia Francesa de Ciencias, trabajó como botánico del Jardin du Roi hasta que la institución se reconvirtió, durante la Revolución, en el Museo Nacional de Historia Natural.

Lamarck formuló la primera teoría de la evolución. Propuso que la gran variedad de organismos, que en aquel tiempo se aceptaba, eran formas estáticas creadas por Dios, habían evolucionado desde formas simples; postulando que los protagonistas de esa evolución habían sido los propios organismos por su capacidad de adaptarse al ambiente: los cambios en ese ambiente generaba nuevas necesidades en los organismos y esas nuevas necesidades conllevaría una modificación de los mismos que sería heredable. Se apoyó para la formulación de su teoría en la existencia de restos de formas intermedias extintas.

Con su teoría se enfrentó a la creencia general por la que todas las especies habían sido creadas y permanecían inmutables desde su creación, también se enfrentó al influyente Cuvier que justificó la desaparición de especies, no porque fueran formas intermedias entre las primigenias y las actuales, sino porque se trataba de formas de vida diferentes, extinguidas en los diferentes cataclismos geológicos sufridos por la Tierra.

La teoría de Lamarck es una teoría sobre la evolución de la vida no sobre su origen que, en aquel entonces, se aceptaba, surgía espontáneamente en sus formas más simples. Sería 50 años después cuando Pasteur demostrara que todo proceso de fermentación y descomposición orgánica se debe a la acción de organismos vivos y que el crecimiento de los microorganismos en caldos nutritivos no era debido a la generación espontánea.

Lamarck tuvo que esbozar su teoría en un tiempo en el que el estado de las ciencias naturales era “caótico”, "formuladas en una época en que ni siquiera se podía entrever la posibilidad lejana de fundarlas sobre hechos evidentes"

Durante el siglo XX el lamarckismo ha sido defendido por diferentes evolucionistas, y el conocido como “efecto Baldwin” (enunciado por James Marck Baldwin y C. Loyd Morgan a finales del siglo XIX), una versión edulcorada de lamarkismo según la cual los hábitos sostenidos de las especies, por selección natural, se fijarían en la herencia, se mantiene como plausible para resolver algunas dificultades del neodarwinismo.

Avanzado el siglo XX, la “barrera Weismann” se ha mostrado franqueable, sin poderse probar que los caracteres adquiridos no puedan llegar a ser heredables. La transferencia horizontal se ha demostrado en casos, y se ve en los virus, con su capacidad de intercambio genético, a los posibles actores de tales transferencias. También, en la simbiosis, se ha demostrado la existencia de transferencia genética, y en su grado de máxima integración, la simbiogénesis, ha demostrado la eclosión de nuevas individualidades, quimeras que integran a sus simbiontes. El paso de procariotas a eucariotas, descrito en la endosimbiosis seriada, fue consecuencia de estos procesos simbiogenéticos; aunque Mayr y Maynard Smith en los años 90 opinaban que estos procesos nada tienen que ver con el Lamarckismo. Gould (1977) diría: “Dudo que el lamarckismo pueda volver a experimentar un resurgimiento como teoría viable de la evolución”.

Al día de hoy, en mayoría, la comunidad científica considera el paradigma neodarwinista satisfactorio para explicar la evolución biológica, no considerando válido el lamarckismo. No obstante, Lynn Margulis, entre otras y otros, considera que “una sugerencia principal para el nuevo siglo en biología es que el difamado eslogan del lamarckismo, «la herencia de los caracteres adquiridos» no debe ser todavía abandonado: tan sólo debe ser refinado cuidadosamente”.

Nombrado director del Departamento de los Animales sin Esqueleto, a los que posteriormente Lamarck asignó su denominación moderna de invertebrados, efectuó la primera subdivisión del mismo en los hoy día habituales grupos de arácnidos, insectos, crustáceos y equinodermos. Compendio de sus estudios son los siete volúmenes de su obra principal, Historia natural de los invertebrados (1815-1822). Asimismo publicó tratados sobre temas tan diversos como meteorología, geología, química y paleontología, entre los que cabe citar Investigaciones sobre las causas de los principales fenómenos físicos (1794), Investigaciones sobre la organización de los seres vivos e Hidrología (1802).

La diversidad de las inquietudes de Lamarck resultó decisiva en la formulación de su teoría de la evolución, basada en tres leyes fundamentales, las dos primeras de las cuales versaban sobre el ascenso de los seres vivos hasta formas más evolucionadas y la tercera, por extensión identificada con la corriente de pensamiento conocida como lamarckismo, establecía que los caracteres adquiridos durante dicho proceso evolutivo eran hereditarios.

Falleció ciego y en la indigencia el 18 de diciembre de 1829 en Paris.

Bibliografía Sugerida.

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Stephen Jay Gould, 1980, THE PANDA’S THUMB, El pulgar del panda,Trad. ANTONIO RESINES, Revisión de JOANDOMENEC ROS Hermann Blume, Madrid 1983.

Stephen Jay Gould (1977), Desde Darwin. Reflexiones sobre Historia Natural, Ever Since Darwin. Reflections in Natural History, Trad. Antonio Resines, (1983), Hermann Blume Ediciones.

Daniel Dennett, La peligrosa idea de Darwin. Evolución y significados de la vida, Trad.: Cristóbal Pera Blanco-Morales, Círculo de Lectores /Galaxia Gutenberg, 1999.

Mae-Wan Ho, 1988, Genetic engineering, Trad.: José Ángel Álvarez, Editorial Gedisa SA 2001.

Sandín Máximo, Pensando la Evolución, Pensando la vida, 2006, Ediciones Crimentales S. L. ISBN: 84-935141-0-1.

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Steven Pinker, 1997, How the mind works, Cómo funciona la mente, Trad. Ferran Meler-Orti, Ediciones Destino S. A. 2001.

Margulis, Lynn (2002). Planeta Simbiótico. Un nuevo punto de vista sobre la evolución., Victoria Laporta Gonzalo (trad.), Madrid: Editorial Debate.

 

Mary Anning. Princesa de la paleontología británica y apasionada buscadora de fósiles.

 Tomado de: Magnussen Saffer, Mariano (2010). Mary Anning. Princesa de la paleontología británica y apasionada buscadora de fósiles. Paleo, Boletín Paleontológico. Año 8. 44: 08-10.

La vida de Mary Anning ha sido el tema de muchos libros y artículos. Y sin embargo muy pocos conocen el aporte que ha hecho a la paleontología como disciplina científica. ¿Cómo es posible que alguien considerada “la más grande descubridora de fósiles” sea tan desconocida incluso entre muchos paleontólogos?

Nació de Richard y Mary Anning en Lyme Regis, en el sur de Inglaterra, una costa que aún contiene fósiles del período jurásico. Richard y Mary tuvieron diez hijos, de los que sólo sobrevivieron dos, Mary y Joseph. Su padre, de profesión ebanista, murió en 1810 y dejó a su familia endeudada aunque les dejó el amor por su pasatiempo: la búsqueda de fósiles, una tarea peligrosa en la que sus hijos siempre lo acompañaban.

Muchos años antes de que Charles Darwin publicara El orígen de las especies, se desprende de las cartas de Mary Anning que ella ya tenía una teoría parecida. Los científicos de la época no podían creer que una joven de un estrato social carenciado pudiera tener el conocimiento y la capacidad que ella mostraba. En 1824, Lady Harriet Sivester, viuda del escribano registrador de Londres, escribió en su diario luego de visitar a Mary Anning:“. . .es extraordinario que esta joven conozca la ciencia que rodea a cada descubrimiento…Es un favor divino que esta pobre niña ignorante reciba esta bendición, ya que por medio del estudio minucioso ha llegado a tener tal conocimiento que habitualmente escribe y conversa con profesores y otros hombres sabios sobre el tema. Todos admiten que ella entiende más sobre esta ciencia que ninguna otra persona en el reino.”

En el año 1800, un circo ambulante pasó por Lyme Regis, Dorset, la pequeña ciudad costera del sur de Inglaterra que vio nacer, crecer y morir a Mary Anning. Una gran tormenta se levantó de golpe y descargó un rayo sobre la mujer que cargaba en brazos a Anning, entonces de 15 meses, fulminándola de inmediato. La beba, dice la leyenda, salió de la emergencia eléctrica gateando, más vivaz que nunca.

Su rareza empezó a asomar a los siete años, cuando solía perderse tardes enteras y volver a casa sucia, con un botín de piedras y huesos que muchas veces la superaban en tamaño. Cuatro años después, en 1811, cuando su padre murió de tuberculosis, Mary buscó la manera de volver rentable su extraño pasatiempo. Se calzó los pantalones de la casa y con sólo once años se convirtió en una experta negociadora. Se pasaba día y noche con su martillito, su canasta de mimbre y su perro, caminando por playas y acantilados para recoger (y analizar) cuanta piedra brillante y fósil maltrecho encontrase, siempre con la misma idea fija en la cabeza: venderlos al día siguiente al primer turista despistado con el que se cruzara, y así sostener a su familia. Lo que Mary Anning no sabía era que pronto se convertiría en casi la única proveedora de huesos de los museos históricos ingleses y las colecciones privadas de nobles y científicos europeos.

Montones de papers y libros científicos pudieron escribirse sin verse obligados a agradecer, o siquiera a aludir, a la original descubridora de semejantes bestias jurásicas, cuya talla alcanzaba envergaduras pesadillescas. La condenaba su condición: era pobre, campesina y sobre todo mujer, algo inadmisible en un mundo bañado de testosterona como el científico.

Y aunque Mary Anning creció con un incontenible recelo hacia los aprovechadores que ganaban fama y fortuna a costa suya, eso no impidió que la joven Mozart de la paleontología, a los 12 años, desenterrase el primer fósil completo de un ictiosaurio –un reptil marino parecido a un delfín pero con dientes de tiburón, actualmente en exhibición en el British Museum de Londres–, al que había confundido primero con un cocodrilo grande. Una vez reconstruido y analizado, Mary vendió el fósil por 23 libras a un tal Henry Henley, que lo expuso en el Museo de Historia Natural William Bullock de Piccadilly. El segundo gran hallazgo lo hizo a los 22: el primer esqueleto completo de un plesiosaurio, vendido por 200 libras al duque de Buckingham. Y a los 28 vino el tercero: el primer pterodáctilo macronyx –lagarto volador– hallado en Inglaterra.

En 1816 a la edad de 17 años se casó con Gideon Mantell; poco después en 1820 encontró, mientras su esposo estaba con su paciente, unos dientes que después serían denominados al Iguanodon su esposo le dio todo el crédito del descubrimiento en su libro en el que se cree que la mayoría de los hallazgos son de ella aunque no lo menciona. Las noticias sobre fósiles nuevos y sorprendentes no tardaron en llover sobre el Museo Nacional de Historia Natural de París, segundo hogar del por entonces famoso Georges Cuvier. Como era su costumbre, lo primero que hizo el naturalista francés fue dudar de la autenticidad de los especímenes detalladamente dibujados por Anning.

Pero la duda no duró mucho y pronto la cazadora de fósiles recibió el tan merecido visto bueno de la comunidad científica. Le dijeron de todo: “princesa de la paleontología” (Ludwig Deichardt, explorador alemán), “una muy inteligente y graciosa criatura” (George William Leatherstonaugh, geólogo norteamericano). Sin embargo, el título más recordado –el que mejor le queda– es el de “la más grande fosilista que el mundo haya conocido”. Así fue como a partir de 1838, Mary Anning recibió una pensión anual de la Asociación Británica para el Progreso de la Ciencia y en julio de 1846 pasó a formar parte de la Sociedad Geológica en reconocimiento a los servicios (científicos) prestados a los geólogos del mundo. (La organización no volvería a admitir a otra mujer hasta 1904.

Por entonces, la dinámica de la encíclica pueblo chico-infierno grande empezó a ronronear. En Lyme Regis, se rumoreó que Mary Anning –sin marido, sin hijos y sin madre, muerta en 1842– le daba a la botella. Lamentablemente, el rumor era cierto. Pero en vez de empinar botellas de whisky, vodka, brandy o ron, Mary se rendía a los pies del láudano, único bálsamo para los dolores infligidos por el cáncer de mama que anidaba sin control en su pecho. La lucha, que comenzó un día anónimo, concluyó un día que ahora todos conocemos: el 9 de marzo de 1847. Desde entonces, Mary Anning, con vasta fama y reconocimiento pero muy pocas libras, abandonó el reino de los vivos para descender al mundo fósil. Un lugar prístino y eterno, pero sobre todo muy suyo.

Al morir, científicos e historiadores simplemente la borraron de sus libros y acreditaron a los naturalistas que compraron sus especímenes como los descubridores. No era apropiado adjudicar tan importante y pionera labor a una mujer que además era de clase trabajadora.

Bibliografía Sugerida.

Torrens, Hugh. 1995. "Mary Anning (1799-1847) of Lyme: 'the greatest fossilist the world ever knew'," British Journal for the History of Science, 25:257-284 Anon. 1828.

Another discovery by Mary Anning of Lyme. An unrivalled specimen of Dapedium politum an antediluvian Salisbury and Winchester Journal, 108:5599 2

Historia ilustrada de los dinosaurios, David Norman & Jhon Sibbick ,Oxford 1985, 10-11

 

Othniel Charles Marsh. Uno de los paleontólogos más destacados del siglo XIX y protagonista de la guerra de los huesos.

 Tomado de; Magnussen Saffer, Mariano (2010). Othniel Charles Marsh. Uno de los paleontólogos más destacados del siglo XIX y protagonista de la guerra de los huesos. Paleo, Boletín Paleontológico. Año 8. 44: 23-26.

Othniel Charles nació en Lockport, Nueva York el 29 de octubre de 1831. Durante su carrera Marsh publicó cerca de 300 escritos y libros científicos en los cuales él describió y nombró aproximadamente 500 nuevas especies de los animales fósiles encontrados por él y sus colectores. Por su amistad con el geólogo, coronel Ezekiel Jewett, adquirió un gusto para recoger especímenes de historia natural mientras que su ídolo le enseñó sobre los minerales locales, el trilobite y los excelentes especímenes que se podrían encontrar cerca de su hogar.

Cuando Othniel alcanzó la edad de 21, heredó la dote a que Peabody había proporcionado para su madre, la cual fallecio cuando el tenia 3 años de edad. Con él entró en la escuela preparatoria, la academia Phillips en Andover, Massachusetts. Después de graduarse en Andover, acudió a la universidad de Yale con la ayuda financiera de su tío. Peabody continuó su ayuda mientras que Marsh prosiguió sus estudios en varias universidades alemanas. Durante su último curso quedó muy marcado por uno de los libros más populares publicados por esas fechas... "El Origen de las Especies" de Darwin. Años después se convertiría en el mayor defensor de la nueva teoría evolutiva en Norteamérica... pero es adelantar acontecimientos.

El profesor Marsh recibió una herencia substancial después de la muerte de Peabody en 1869, que le ahorró la necesidad de recibir un sueldo de Yale. Marsh utilizó su herencia para construir una casa grande para depositar las grandes colecciones de fósiles vertebrados, de huellas fósiles, de fósiles invertebrados, y de artefactos arqueológicos y etnológicos. En 1898 el profesor Marsh presentó sus colecciones extraordinarias a Yale.

La finalización de los estudios universitarios de Marsh se produjo en un momento histórico de gran turbulencia en los Estados Unidos. Ese año se celebraron las elecciones que dieron la presidencia a Abraham Lincoln y al año siguiente se produjo la secesión de los estados sureños, con lo cual se iniciaron las hostilidades que dieron lugar a la guerra civil estadounidense. No obstante, Peabody no parecía dispuesto a que la formación de su sobrino se viese afectada por estos hechos. Marsh pasó los siguientes cuatro años visitando diversas instituciones en Europa para continuar sus estudios como paleontólogo. En los siguientes cuatro años dirigió personalmente cuatro expediciones que le llevaron, junto a algunos de los estudiantes de la Universidad de Yale, a recorrer todo el Oeste americano, desde Kansas, a Colorado, Wyoming, Utah, Nebraska, Nevada o California (he incluso llegó a dar un rodeo para pasar por Panamá).

En estas expediciones descubrieron magníficos yacimientos tanto de mamíferos del Paleógeno y Neógeno, como de dinosaurios del Cretácico. Toneladas de fósiles fueron enviadas a Yale desde la última frontera del continente.

El estegosaurío, el nodosaurio, el diplodoco y el tricerátops son sólo algunos de los grandes descubrimientos realizados por Othniel Marsh, un personaje que ha dejado una huella indeleble en la historia de la paleontología y uno de los grandes protagonistas de la "caza" de dinosaurios. En la historia de la ciencia abundan los personajes peculiares, que gracias a su fuerte personalidad y en ocasiones a su empecinamiento y obstinación consiguieron sacar adelante la investigación y realizar nuevos descubrimientos.

Muchos de esos hombres y mujeres tenían un temperamento difícil y sus vidas estuvieron marcadas por grandes pasiones, especialmente en el caso de los estudiosos del siglo XIX, obligados a obrar como pioneros, fuera de las instituciones. La paleontología no es una excepción a esta regla, pues también la historia de esta disciplina es rica en personajes singulares, como singular fue la historia de las relaciones entre los investigadores, a veces cordiales y caracterizadas por un espíritu de gran colaboración y otras veces animadas por sentimientos de envidia e incluso de odio.

Estas cuatro expediciones iniciaron la Fiebre de los Huesos, también conocida como Guerras de los Huesos.

La Guerra de los Huesos fue un periodo de intensa especulación y descubrimientos de fósiles durante la Gilded Age de la historia de los Estados Unidos, marcado por una gran rivalidad entre Edward Drinker Cope de la Academia de Ciencias Naturales de Filadelfia y Othniel Charles Marsh del Museo Peabody de Historia Natural de Yale. Los dos paleontólogos utilizaron métodos deshonestos para superar al otro en el campo, recurriendo a sobornos, robos, y destrucción de huesos. Los científicos también se atacaron mutuamente en obras científicas, intentando arruinar la credibilidad del otro y dejarlo sin financiación.

Inicialmente Cope y Marsh eran colegas que se comportaban de manera educada el uno con el otro, pero tras diversas disputas personales se convirtieron en enemigos acérrimos. Su investigación de huesos los llevó al oeste, a los ricos yacimientos paleontológicos de Colorado, Nebraska y Wyoming. Entre 1877 y 1892, ambos utilizaron su patrimonio y su influencia para financiar sus propias expediciones y obtener servicios y fósiles de cazadores de dinosaurios. Al final de la Guerra de los Huesos, ambos habían agotado su patrimonio para alimentar su intensa rivalidad.

En una ocasión, los dos científicos se habían marchado a una expedición de recolección de fósiles en los pozos de marga de Cope en Nueva Jersey, donde William Parker Foulke había descubierto el holotipo del dinosaurio Hadrosaurus foulkii, descrito por el paleontólogo Joseph Leidy; este fue uno de los primeros descubrimientos de dinosaurios en América, y los pozos todavía eran ricos en fósiles. Aunque los dos fueron amigablemente, Marsh sobornó en secreto a los operadores de los pozos para que le llevaran los fósiles que descubrían a él, en lugar de a Cope. Los dos empezaron a atacarse mutuamente en documentos y publicaciones, y su relación personal empeoró. Marsh humilló a Cope indicando que su reconstrucción del plesiosaurio Elasmosaurus era defectuosa, con la cabeza emplazada donde tendría que ir la cola. Cope, a su vez, empezó a buscar en lo que Marsh consideraba su terreno privado de caza de huesos (Kansas y Wyoming), empeorando su relación.

Cope y Marsh quedaron económica y socialmente arruinados por sus esfuerzos para deshonrar al contrario, pero sus contribuciones a la ciencia y la disciplina de la paleontología serían inmensas; a su muerte, los científicos dejaron toneladas de cajas de fósiles sin abrir. La disputa entre los dos hombres llevó al descubrimiento y la descripción de más de 142 especies nuevas de dinosaurios. Las consecuencias de la Guerra de los Huesos se plasmaron en un mejor conocimiento de la vida prehistórica, y despertó el interés del público por los dinosaurios, llevando a la continuación de la investigación de fósiles en América del Norte durante las décadas siguientes. También se han publicado diversos libros históricos y adaptaciones de ficción sobre este periodo de intensa rivalidad paleontológica.

Marsh había sido capaz de reunir en torno a su figura a los mejores cazadores de fósiles. Algunos de sus ayudantes llegaron a ser a su vez paleontólogos famosos. Gracias a su contribución, Marsh pudo sacar a la luz y describir dinosaurios de dimensiones colosales, desconocidos hasta entonces, como el larguísimo diplodoco, el gigantesco apatosaurio (del que aún no se conocía la cabeza), el temible alosaurio y otros muchos reptiles que vivieron durante el Jurásico. Pero sus mayores éxitos fueron los dinosaurios del Cretácico, en torno a 1870, cuando las relaciones con Cope todavía eran amistosas.

En esa época describió un pequeño anatosaurio, bautizado con el nombre de Hadrosaurus minor, sobre la base de hallazgos realizados en las playas de Nueva Jersey, y un año después descubrió en Kansas los restos del Claosaurus agilis, otro representante del mismo grupo.

La gran cantidad de fósiles que pasaron a formar parte de la colección de Yale obligó a Marsh a realizar un extenso trabajo de catalogación y clasificación, que resultó ser muy útil, pues creó grupos taxonómicos que aún hoy se aceptan, como los subórdenes de los ceratopsios, estegosaurios, ornitópodos y terópodos, y las familias de los alosáuridos, diplodócidos y camptosáuridos, entre otros. Sus descripciones se revelaron precisas y en algunos casos geniales.

Othniel Charles Marsh murió de pulmonía en su hogar en New Haven, en Marzo 18 de 1899.

Bibliografía Sugerida.

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Roy Chapman Andrews, el paleontólogo que inspiro la personaje Indiana Jones.

Tomado de; Magnussen Saffer, Mariano (2010). Roy Chapman Andrews, el paleontólogo que inspiro el personaje Indiana Jones. Paleo, Boletín Paleontológico. Año 8. 46: 33-36. marianomagnussen@yahoo.com.ar 

El ya místico e inmortalizado Roy Chapman Andrews fue un explorador, aventurero y naturalista estadounidense conocido principalmente por dirigir una serie de expediciones a través de la fragmentada China de principios del siglo XX hacia el desierto de Gobi y Mongolia. Esas expediciones lograron importantes descubrimientos y mostraron los primeros fósiles conocidos de huevos de dinosaurios.

En 1922, Andrews partió hacia Mongolia, en busca del primer ser humano. Llegó al desierto del Gobi sobre un caballo, pistola en ristre y cubierto por un sombrero de boy scout. Hoy parecería una caricatura de Indiana Jones. Pero es al revés. El espíritu del naturalista estadounidense sirvió de modelo para las películas de aventuras de la década de 1940, y estas acabaron inspirando los guiones de George Lucas, el padre de Indiana Jones.

A comienzos del siglo XX, el entonces director del Museo de Historia Natural de EEUU, Henry Fairfield Osborn, hoy conocido por apoyar la idea de una raza superior y echar gasolina a la eclosión del régimen nazi, postuló la teoría de que el origen del ser humano se encontraba en Asia. Pero alguien tenía que demostrarlo. Y allí estaba Andrews, entonces un treintañero que había entrado en el museo como taxidermista y había acabado como explorador en las Indias Orientales.

Andrews nació en Beloit, Winsconsin el 26 de enero de 1884. Cuando era niño exploraba los campos, bosques y aguas de los alrededores. Aprendió taxidermia por sí mismo y utilizó los recursos de ese hobby para entrar al colegio Beloit. El 31 de marzo de 1905 Andrews navegaba en el río Rock en malas condiciones cuando su bote se volcó; su amigo Monty White murió en las frías aguas. Después de su graduación el siguiente año, Andrews viajó a Nueva York para buscar trabajo en el American Museum of Natural History. Como no había vacantes toma el puesto de conserje del área de taxidermia y comenzó a conseguir especimenes para el museo. Durante el siguiente año trabajó y estudió simultáneamente consiguiendo un título de maestría en mamíferos de la Universidad de Columbia.

De 1909 a 1910 navegó en el USS Albatross hacia las Indias del este recolectando serpientes y lagartijas y observando mamíferos marinos. Se casó con Yvette Borup en 1914. De 1916 a 1917 Andrews y su esposa dirigieron la expedición zoologica asiática a través del sur y oeste de Yunnan así como provincias de China. El libro Camps and trails in China cuenta sus experiencias.

En 1920 Andrews comenzó a planear expediciones a Mongolia y condujo una flota de autos Dodge desde Pekin. Esas expediciones pasaron por muchas inclemencias del camino y del clima, que en esos lugares produce bajas en la temperatura bastantes drásticas en pocos minutos, la fauna del lugar y los constantes ataques de los bandidos tampoco mostraron piedad, incluso llegaron a sufrir tiroteos por parte del ejército del lugar. En 1922 el equipo descubrió un fósil de Indricotherium (entonces llamado Baluchitherium), un rinoceronte gigante sin cuerno, de 20 toneladas, el cual fue enviado al museo, llegando el 19 de diciembre.

Lo más curioso de lo que se llamaron Las Andrews no tenía un dólar. Así que se fue al despacho del banquero J. P. Morgan Jr. y le enseñó un fajo de mapas del desierto del Gobi que mostraban enormes zonas inexploradas, presumiblemente llenas de fósiles que desvelarían el nacimiento de la humanidad. El cazador de dragones, apenas 15 minutos de entusiasmo bastaron para que Morgan le ofreciera 50.000 dólares, el equivalente a un millón de los de ahora.

Expediciones Centroasiáticas del Museo de Historia Natural de Nueva York[] es lo siguiente: se iniciaron bajo los auspicios del Museo y la insistencia de Henry Fairfield Osborn, un mecenas millonario con un cargo en el Museo y gran admirador de las teorías de Darwin. Le propuso a Roy Chapman una expedición por Asia Central para que encontrara fósiles humanos y así demostrar que Darwin estaba en lo cierto en todo... excepto en que los antepasados de la especie humana provinieran de África. Según la teoría de Osborn los grandes mamíferos y el hombre tenían su origen en Asia... Siguiendo esta "loca" teoría el naturalista Roy Chapman Andrews organizó la mayor expedición conocida hasta la fecha (incluidos vehículos a motor y caravanas de camellos). Sus habilidades y buenos contactos entre los magnates estadounidenses implicaron a Morgan, Rockefeller y Colgate, por citar sólo a los más famosos.

Lógicamente no se encontró un solo fósil humano que demostrara que el hombre no proviniese de África, ni mucho menos el "eslabón perdido", pero en el desierto del Gobi hallaron el mayor y primer registro fósil de dinosaurios de toda la historia. A veces un error de planteamiento conduce a un éxito, y esta es una de esas ocasiones memorables.

Otra curiosidad es que siempre se ha comentado que el personaje de ficción del arqueólogo Indiana Jones se basó en la personalidad de Roy Chapman. En 1922, Andrews partió hacia Mongolia, en busca del primer ser humano. Llegó al desierto del Gobi sobre un caballo, pistola en ristre y cubierto por un sombrero de boy scout. Hoy parecería una caricatura de Indiana Jones. Pero es al revés. El espíritu del naturalista estadounidense sirvió de modelo para las películas de aventuras de la década de 1940, y estas acabaron inspirando los guiones de George Lucas, el padre de Indiana Jones. Steven Sppielber, director de la película Jurasic Park, se inspiro de las hazañas y la estampa del paleontólogo Roy para crear a su celebre personaje de cine. La única diferencia entre “Indi” y el imparable “Roy”, es que, en vez de ir detrás de los tesoros arqueológicos como su sucesor cinematográfico, el iba en busca de fósiles de dinosaurios, reptiles y mamíferos.

El 13 de julio de 1923, el equipo fue el primero en el mundo en descubrir huevos de dinosaurio, inicialmente se creía que pertenecían al ceratopsido Protoceratops, en 1995 se determinó que pertenecen al theropodo Oviraptor. Las expediciones se interrumpieron en 1926 y 1927. En 1928 la expedición fue detenida por las autoridades chinas pero eventualmente regresó. La expedición de 1929 fue cancelada. En 1930 se hizo un viaje final y se descubrieron algunos fósiles de mastodonte. Más tarde, ese año Andrews regresó a Estados Unidos y se divorció de su esposa, con la que tuvo dos hijos. Sesenta años después de la expedición inicial de Andrews, el American Museum of Natural History regresó a Mongolia con la invitación de su gobierno para continuar con las exploraciones.

Durante cinco expediciones, emprendidas entre 1922 y 1930, Andrews sacó a la luz decenas de nuevas especies de mamíferos y reptiles gigantes del Cretácico, siempre con la pistola en el cinto para repeler a las bandas armadas de Mongolia, entonces sacudida por la cercana guerra civil china. Y entre tanto fósil, el explorador se topó con un hallazgo que dio la vuelta al mundo: huevos de dinosaurio, la prueba casi definitiva de que los grandes reptiles no se extinguieron del todo, sino que evolucionaron hasta dar lugar a las aves.

En 1934, Andrews se convirtió en el director del museo. En su libro de 1935 The bussines of exploring, escribió "Yo nací para ser explorador... nunca hubo una decisión que tomar. No pude haber hecho cualquier otra cosa y ser feliz". En 1942 Andrews se retiró a California, donde escribió de su vida. Muchos de los encuentros y escapes con la muerte por parte de Andrews han sido reportados, incluyendo incidentes con ballenas, tiburones, pitones y bandidos armados. Fue reportado erróneamente muerto más de una vez. Murió en el 11 de marzo 1960. Fue sepultado en el cementerio de Oakwood en su pueblo natal Beloit.

 

Miquel Crusafont, un científico catalán reconocido internacionalmente.

Por Mariano Magnussen Saffer (1) y Gisel Sánchez (2). 1. Director de Grupo Paleo y Presidente de la Asociación de Amigos del Museo Municipal Punta Hermengo. marianomagnussen@yahoo.com.ar, y por Gisel Sanchez, integrante del Grupo Paleo. 2. Integrante del Grupo Paleo.

Miquel Crusafont y Pairó, nacido en Sabadell, Cataluña, el 3 de octubre del año 1910, ha sido uno de los científicos contemporáneos catalanes más reconocidos a nivel internacional, especializado en paleontología de mamíferos.

Crusafont, con dieciséis años, descubrió junto a su amigo Ramon Arquer, el yacimiento sabadellense de Can Llobateres, que ha dado fósiles tan importantes como el Hispanopithecus laietanus, un primate de hace nueve millones de años. Antes de cumplir veinte años, Crusafont ya tenía la inquietud por la paleontología e hizo sus primeros estudios sobre una colección de fósiles del Centro Excursionista 'Sabadell'. 

En el año 1931 participó en la fundación del Museo de Sabadell. En 1933 se licenció en Farmacia en la Universidad de Barcelona, y en 1950 en Ciencias Naturales en la Universidad de Madrid. Mediante su tesis titulada Los jiráfidos fósiles de España obtuvo el doctorado y un gran reconocimiento en la comunidad científica. Logró la cátedra de Paleontología por oposición, con el número uno por unanimidad, en la Universidad de Oviedo. Ejerció como profesor de Antropología en la Facultad de Filosofía de Barcelona. Finalizada la Guerra Civil, Crusafont fue nombrado subdirector del Museo de Sabadell, y realizó los primeros trabajos paleontológicos importantes, junto con Joan Andrés, Jaume Truyols y Josep Fernandez Villalta. Entre los años 1940 y 1945, él y sus colaboradores se dedicaron a excavar en los yacimientos paleontológicos de la cuenca del Vallés-Penedés, y fuera de Cataluña; en Aragón y Madrid, entre otros lugares.

En los años posteriores, Crusafont viajó a Francia y a Suiza para establecer contacto con otros paleontólogos. En el año 1948 se licenció en Ciencias Naturales por la Universidad de Madrid y participó en el XIII Congreso Internacional de Zoología de París y en el XVIII Congreso Internacional de Geología de Londres. Dos años más tarde obtuvo el título de doctor con la tesis 'Los giráfidos fósiles de España'.

Durante la década de los años cincuenta del siglo pasado, la labor de Crusafont ganó en importancia, gracias a la celebración de los 'Cursillos Internacionales de Paleontología de Sabadell' que se celebraban cada dos años, a partir del 1952 y hasta el 1958. Gracias al esfuerzo del científico y de sus colaboradores, pero también al esfuerzo económico de los ciudadanos de Sabadell, el Museo pudo acoger figuras destacadas de la paleontología internacional como los profesores Jean Piveteau, Piero Leonardi, Johannes Hürzeler, Jean Viret, Bermudo Meléndez y Heinz Tobien, entre otros.

En éste período, Crusafont también aprovechó para divulgar la paleontología en Cataluña y viajó por toda Europa para dar conferencias. A finales de la década, Crusafont, junto con sus colaboradores, sobretodo Jaume Truyols y José Fernández de Villalta, a quienes se conoce como 'el grupo de Sabadell', había publicado casi doscientos trabajos relacionados con la paleontología. En el año 1969 fundó el Instituto Provincial de Paleontología en Sabadell, su ciudad natal. Desde 1983 esta institución recibe el nombre de Instituto de Paleontología Miquel Crusafont de Sabadell.

Algunos taxones fosilesextintos dedicados a Miquel Crusafont: Capreolus crusafonti, Castillomys crusafonti Michaux, 1969, Crusafontia Henkel y Krebs, 1969, Democricetodon crusafonti (Agustí, 1978), Desmanella crusafonti, Dicerorhinus miguelcrusafonti Guérin y Santafé 1978, Dryopithecus crusafonti Begun, 1992 , Fahlbuschia crusafonti Agustí, 1978, Hexaprotodon crusafonti (Aguirre, 1963) (=Hippopotamus crusafonti), Hipparion crusafonti Villalta, Megacricetodon crusafonti Freudenthal, 1963, Miopetaurista crusafonti (Mein, 1970) (=Cryptopterus crusafonti), Mixotoxodon larensis crusafonti Porta, 1959, Muscardinus crusafonti Hartenberger, 1966, Nummulites crusafonti Reguant y Clavel, Pairomys Thaler, 1968, Pairomys crusafonti Thaler, 1968, Palaeotherium crusafonti Casanovas, 1975, Parachleuastochoerus crusafonti Golpe, Paradelomys crusafonti , Praearmantomys crusafonti de Bruijn, 1966, Prolagus crusafonti López-Martínez, 1975, Sabadellictis crusafonti Petter, 1963, Theridoms crusafonti Thaler, 1969 y Trischizolagus crusafonti (Janvier y Montenat, 1970) (=Hispanolagus crusafonti). 

A partir del año 1973, Crusafont tuvo que reducir su actividad debido a una grave enfermedad. Su labor hasta la muerte, el 16 de agosto de 1983, fue animar, dirigir y formar, el equipo de investigadores, selecto, que formaba parte del Instituto. Entre ellos, Juana M. Golpe, Josep M. Pons, Josep M. Gibert, Josep Vicenç Santafé, Pere Arís y M. Lourdes Casanovas. Desde entonces, el equipo de investigadores, conservadores y preparadores vinculados al Instituto ha seguido creciendo. Fallecio en 1983.

Bibliografía Sugerida:

Patronat dels Museus Municipals de Sabadell Institut de Paleontologia. (1993). 'Miquel Crusafont'. L'Obra Científica de Miquel Crussafont i Pairó (Sabadell, 1910-1983). Sabadell.

AA.VV. (1984). 'Un sabadellenc universal: Miquel Crusafont Pairó'. Quadern de les Arts i de les Lletres de Sabadell (Sabadell). Monogràfic, núm.38

Crusafont Pairó, M. (1981). 'Quaranta anys de Paleontologia al carrer de Sant Antoni'. Arrahona (Sabadell), núm.12, II època, tardor, p.37-43.

Truyols Santoja, J. (1992). 'Miquel Crusafont Pairó i l'escola paleontològica de Sabadell'. Quaderns d'Arxiu de la Fundació Bosch i Cardellach (Sabadell). Núm.LXI.

 

Henry Fairfield Osborn. Uno de los paleontólogos norteamericanos más destacados.

 Articulo publicado en forma completa en Paleo. Año 5. Numero 23. Enero de 2007.

Fragmento del articulo publicado: Magnussen Saffer, Mariano (2011). Henry Fairfield Osborn. Uno de los paleontólogos norteamericanos más destacados. Paleo, Revista Argentina de Paleontología. Boletín Paleontológico. Año 9. 56: 30-31.

Henry Fairfield Osborn fue un Paleontólogo estadounidense. Fue el responsable de la clasificación de muchos dinosaurios encontrados en Mongolia y en Estados Unidos a comienzos del siglo XX. Ejerció una gran influencia en las exposiciones museísticas y en la formación de los paleontólogos, tanto en su país natal como en Gran Bretaña.

 Nació el 8 de agosto de 1857 en Fairfield, en el estado de Connecticut, fue un geólogo, paleontólogo y eugenecista estadounidense. Estudió en la Universidad de Princeton. Fue profesor de anatomía comparativa a partir de 1883 hasta 1890 en Princeton. En 1891 se convirtió en profesor de biología en la Universidad de Columbia, pasando a enseñar zoología en 1896.

Como miembro del departamento de Paleontología de Mamíferos y, más tarde, como presidente del Museo, encontró todas las facilidades para acumular una de las mejores colecciones de fósiles vertebrados que existen en el mundo y dedicó todo su tiempo a la organización y clasificación de los fondos de la institución.

En 1900 se convirtió en el paleontólogo de vertebrados de la Inspección Geológica de Estados Unidos. Presidente del Museo Americano de Historia Natural desde 1908 hasta 1935, periodo en el que acumuló una de las colecciones de fósiles más notables del mundo.

Su mentor fue el paleontólogo Edward Drinker Cope. Osborn dirigió varias expediciones de búsqueda de fósiles en el sudoeste estadounidense, comenzando con una a los estados de Colorado y Wyoming en 1877. Describió y nombró al Ornitholestes en 1903, al Tyrannosaurus rex en 1905, al Pentaceratops en 1923, y al Velociraptor en 1924. Algunas de sus contribuciones son menos celebradas: la creencia de Osborn en la idea ahora desacreditada de la ortogénesis es una de ellas, así como su promoción de la eugenesia.

Osborn escribió un libro influyente, The Age of Mammals ("La era de los mamíferos, 1910). También autorizó The Origin and Evolution of Life ("El origen y evolución de la vida", 1916). Cofundó la Save-the-Redwoods League en 1918. Es el padre del conservacionista y naturalista Henry Fairfield Osborn hijo (15 de enero de 1887 - 16 de septiembre de 1969).

Falleció el 6 de noviembre de 1935.

 

Charles Doolittle Walcott, un paleontólogo estadounidense experto en invertebrados.

Articulo publicado en forma completa en Paleo. Año 9. Numero 57. Julio de 2011.

Tomado de; Magnussen Saffer, Mariano (2011). Charles Doolittle Walcott, un paleontólogo estadounidense experto en invertebrados. Paleo, Revista Argentina de Paleontología. Boletín Paleontológico. Año 9. 57: 35-37. marianomagnussen@yahoo.com.ar  

Charles Doolittle Walcott  fue un reconocido paleontólogo estadounidense, experto en invertebrados. Nacido en New York Mills, Nueva York, el 31 de Marzo de 1850. Toda la familia se dedicaba al negocio del algodón y no parece que recibiera ninguna orientación hacia la ciencia por parte de ninguno de sus parientes.

Afortunadamente conoció un conservador ya retirado del New York State Museum que se había mudado a Utica, y así fue el Coronel Jewett el que le dio una primera noción de lo que los fósiles significan. Fue de nuevo afortunado cuando a la edad de doce años comenzó a pasar los veranos en la cercana localidad de Trenton Falls, New York, ayudando en una granja durante la Guerra Civil.

La escolarización de Walcott en la Utica Free Academy, donde había tan sólo dos o tres profesores, acabó cuando tenia 18 años y debido a la pérdida de documentación de este periodo no está claro si llego a graduarse. Intentó trabajar en un almacén durante un año, pero era un trabajo que no le gustaba.  Con 20 años se fue a vivir con William Rust, pagándole el hospedaje a veces con dinero y otras ayundando en las labores de la granja, lo cual incluía, entre otras, las labores de abonar con el estiércol de las vacas.

Rust, el granjero que también estaba interesado en los fósiles locales enseñó a Walcott dónde y cómo recoger y preparar los fósiles. Como recolectores fueron tan prolíferos que en 1873 vendieron una colección a Louis Agassiz, el eminente naturalista, por lo que serian unos 70.000 dólares de 1995. En 1879 Alexander Agassiz, el hijo de Louis, les pagó el equivalente moderno de unos 80.000 dólares por otra colección. Actualmente es reconocido por su descubrimiento en el año de 1909 y posterior estudio del yacimiento de fósiles del Burgess shale, en el Parque Nacional Yoho de las Montañas Rocosas, en la provincia de Columbia Británica del Canadá. Aunque en vida también tuvo renombre por sus varias contribuciones al campo de la paleontología, al descubrir y nombrar él mismo varios de los ejemplares de dicho yacimiento, así como por haber llegado a ocupar puestos administrativos importantes en la comunidad científica estadounidense.

Para los paleontólogos interesados en el Ordovicico Medio Trenton Falls es un nombre "sagrado" por sus rocas repletas de fósiles. En Septiembre de 1873 Walcott pasó una semana en el Museum of Comparative Zoology en Harvard desempaquetando y colocando los fósiles que había vendido, este era todo su contacto con el centro, hasta que el profesor Agassiz impresionó a Walcott con la importancia del estudio de los apéndices de los trilobites.

Algún tiempo mas tarde, recolectando fósiles en una cantera a pocos kilómetros de la granja, encontró fragmentos que podían parecer patas de trilobites y se decidió a estudiarlos cortándolos en delgadas secciones. Cortar la roca y pulirla era una labor que se hacia manualmente, pero Walcott persistió a lo largo de varios cientos de secciones. Hasta entonces no se conocía la existencia de patas en los trilobites; en 1876 Walcott probó de manera concluyente a través de la presencia de apéndices unidos que los trilobites eran artrópodos.

Estuvo empleado por poco mas de un año pero luego permaneció en Albany, donde estudió y aprendió mucho de la colección y la bibiloteca de Hall; allí también aprendió sobre la práctica de la política. Mas tarde, en 1876, se convirtió en asistente especial de James Hall, el paleontólogo del estado de New York y el segundo mas prolífico paleontólogo del mundo. Hall conocía a Walcott desde hacia años y esperaba poder comprar su colección.

Hall había perdido a su anterior ayudante, R.P.Whitfield, y necesitaba uno, fundamentalmente para los proyectos a realizar durante 1877 cuando él se marcharía a Europa. Hall era autocrático y trabajaba generalmente aterrorizando a sus asistentes; Walcott fue el único que no publicó como co-autor con Hall y que continuaría publicando bajo su propio nombre. Con muy buena suerte fue propuesto en Julio de 1879 como uno de los miembros originales del nuevo United State Geological Survey (registro geológico gubernamental), del cual llegará a ser presidente en 1894.

El primer año fue como geólogo asistente temporal por 50 dólares al mes.
Trabajaba el el Colorado Plateau, y encontró la posición del limite Paleozoico-Mesozoico en el curso de una medidas en una sección del limite Cenozoico-Mesozoico en el sur de Utath en el Gran Cañón.

Durante su desempeño profesional, se interesó especialmente en el período Cámbrico, realizando campañas de recolección de fósiles, así como su correlación con los estratos geológicos, efectuando contribuciones significativas a la estratigrafía. En 1907 abandonó voluntariamente el US Geological Survey para tomar el puesto de secretario del Instituto Smithsoniano, a la muerte de su anterior director Samuel Pierpont Langley, posición que lo convertiría en uno de los integrantes más influyentes de la comunidad científica de su país. Charles Walcott fue director de tal instituto hasta su propia muerte.

Su trabajo fue tan satisfactorio que le fue dado un puesto como geólogo asistente permanente y una subida de sueldo del 100%. Aunque hizo contribuciones a la paleobiología, en el desarrollo de su carrera con USGS sus esfuerzos iban dirigidos hacia la bioestratigrafía, asesorando la los geólogos de campo sobre la edad de las rocas sedimentarias a través del estudio de los fósiles.

Si hay algún geólogo que merece ser mejor conocido en América, ese es Charles Doolittle Walcott.
En 15 años escribió el mayor monográfico sobre fósiles del Paleozoico, confirmó la secuencia de zonas de trilobites en el Cámbrico y recopiló y resumió la estratigrafía del sistema Cámbrico de Norteamérica.

Aunque en vida también tuvo renombre por sus varias contribuciones al campo de la paleontología, al descubrir y nombrar él mismo varios de los ejemplares de dicho yacimiento, así como por haber llegado a ocupar puestos administrativos importantes en la comunidad científica estadounidense. La "Geological Society of London" lo galardona con la medalla Wollaston en 1918.

Fue Presidente de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (1917-1923). Charles Doolittle Walcott, murió el 9 de Febrero de 1927 siendo reconocido como el paleontólogo estadounidense

 

Alfred Lothar Wegener y su teoría de tectonica de placas.

Tomado de; Magnussen Saffer, Mariano (2012). Alfred Lothar Wegener y su teoría de tectonica de placas. Paleo, Revista Argentina de Paleontología. Boletín Paleontológico. Año 10. 65: 29-31. marianomagnussen@yahoo.com.ar

Geofísico y meteorólogo alemán. Aunque doctorado en astronomía, se interesó muy pronto por la geofísica y por las entonces incipientes ciencias de la meteorología y la climatología. Pionero en el uso de globos aerostáticos para el estudio de las corrientes de aire, a lo largo de su vida realizó hasta tres expediciones de observación meteorológica a Groenlandia, en la última de las cuales encontró la muerte.

Nació en Berlín, 1 de noviembre de 1880.  Wegener era el más joven de cinco hijos de la familia de un pastor. Su padre, Richard Wegener, era teólogo y profesor de Lenguas Clásicas en la escuela secundaria a la abadía de Grey en Berlín.

La casa donde residió de pequeño se ha convertido en una casa de información turística y un monumento a Alfred Wegener. Wegener estudió en el antiguo Gimnasio Köllnische en Wall Street, donde se graduó como el mejor de su clase. Luego estudió desde 1900 hasta 1904 física, meteorología y astronomía en Berlín, Heidelberg e Innsbruck. Entre 1902-1903 fue asistente de estudio en el Observatorio Urania público en Berlín. Su tesis doctoral de Astronomia la escribió en la Universidad de Berlín en 1905, pero luego se dedicó más a la meteorología y la física. En 1905, Wegener trabajó como asistente en el Observatorio de Aeronáutica en Lindenberg Beeskow. Allí coincidió sus dos años con su hermano mayor, Kurt, que también era un científico y con quien compartió su interés por la meteorología y la investigación polar.

En 1906 realizó su primera expedición a Groenlandia, con el objetivo de estudiar la circulación del aire en las zonas polares. Realizó nuevas expediciones entre 1912 y 1913, pero abandonó su actividad científica cuando fue reclutado por el ejército alemán en 1914 para combatir en la Primera Guerra Mundial, pero su contribución bélica duró poco tiempo, ya que fue herido en combate. En 1924 aceptó la cátedra de meteorología de la Universidad de Graz, Austria.

Wegener descubrió que las placas tectónicas de la Tierra se mueven, produciendo la separación de los continentes. Según Wegener, hace unos 200 millones de años los actuales continentes habrían estado unidos en una sola gran masa de tierra firme que denominó Pangea, la cual, tras resquebrajarse por razones desconocidas, habría originado otros nuevos continentes terrestres sujetos a un movimiento de deformación y deriva que todavía perdura. También hizo diversos experimentos con globos aerostáticos en Groenlandia.

Wegener desarrolló en 1915 la primera versión de la obra maestra El origen de los continentes y océanos. Al final de la guerra, Wegener publicó cerca de 20 otros trabajos meteorológicos y geofísicos. En 1917, estudió el meteorito de Treysa científicamente.

Las similitudes entre los perfiles opuestos de los continentes de América del Sur y África le sugirieron la posibilidad de que la igualdad de la evidencia fósil se debiera a que ambos hubieran estado unidos en algún momento del pasado geológico terrestre.

En 1915 expuso los principios de su teoría en la obra El origen de los continentes y los océanos, que amplió y reeditó en 1920, 1922 y 1929.

Según Wegener, hace unos 300 millones de años los actuales continentes habrían estado unidos en una sola gran masa de tierra firme que denominó Pangea, la cual, tras resquebrajarse por razones desconocidas, habría originado otros nuevos contingentes terrestres sujetos a un movimiento de deformación y deriva que todavía perdura.

La teoría fue recibida de manera uniformemente hostil, y en ocasiones, incluso violenta, en buena parte por la inexistencia de una explicación convincente sobre el mecanismo de la deriva continental en sí. A partir de 1950, no obstante, las ideas de Wegener ganaron rápida aceptación gracias al desarrollo de las modernas técnicas de exploración geológica, en particular del fondo oceánico. Reformulada a partir de recientes descubrimientos, la teoría de la deriva continental se encuentra hoy totalmente consolidada.

Falleció en Clarinetania, Groenlandia, 2 de noviembre de 1930.

Bibliografia Sugerida.

Wegener, Alfred (1911). Thermodynamik der Atmosphäre. Leipzig: Verlag Von Johann Ambrosius Barth.

Wegener, Alfred (1912). Die Herausbildung der Grossformen der Erdrinde (Kontinente und Ozeane), auf geophysikalischer Grundlage. 63.  pp. 185–195, 253–256, 305–309. presentado en el Encuentro anual de la German Geological Society, Frankfurt am Main (6 de enero 1912) 

Wegener, Else, ed.(1939) Greenland journey, La historia de la expedición de Wegener German a Greenland en 1930-31 esta contada por los miembros de la expedición; (Editado por Else Wegener, con la ayuda del Dr. Fritz Loewe. Traducida 7th a la edición Alemana por Winifred M. Deans). Londres, Glasgow, Blackie Y hijo ltd.

Wegener, Elsie; Loewe, Fritz, eds (1939). Greenland Journey, The Story of Wegener’s German Expedition to Greenland in 1930-31 as told by Members of the Expedition and the Leader’s Diary. Londres: Blackie & Son Ltd.. tradujo de la 7ª ed. alemana Winifred M. Deans 

Wegener, Alfred (1968). The Origin of Continents and Oceans. Londres: Methuen. ISBN 0486617084. tradujo de la 4ª ed. alemana John Biram, con una introducción por B.C. King 

 

José Torrubia, un franciscano español que incursiono en la paleontología.

 Tomado de; Magnussen Saffer, Mariano (2012). José Torrubia, un franciscano español que incursiono en la paleontología. Paleo, Revista Argentina de Paleontología. Boletín Paleontológico. Año 10. 66: 24-26. marianomagnussen@yahoo.com.ar

Fue misionero franciscano, geólogo, paleontólogo, espeleólogo y naturalista español, que nació en Granada en 1698.

A José Torrubia en Granada no lo conoce casi nadie. Por eso, a alguno le puede sorprender que la Editorial de la Universidad de Granada acaba de publicar un facsímil de su obra. En su colección Archivum, la Universidad ha publicado el Aparato para la Historia Natural Española del franciscano granadino José Torrubia (1698-1761).

Profesó a los quince años en la Orden menor de San Francisco. En 1719 pertenecía al convento de Jerez. En 1820 inició sus trabajos misioneros en el Pacífico. Viajó a Filipinas, donde residió entre 1721 y 1733 recorriendo a pie las islas de Mindanao y Luzón y tomando nota de muchos fenómenos naturales. Llega a Cádiz en julio de 1735, después de haber recalado en Acapulco (México) y La Habana (Cuba). Se opone a volver a Filipinas tras ser citado y acusado por sus hermanos franciscanos por haber derrochado dinero en viajes, imprimir sus propios libros sin permiso y no haberse ocupado exclusivamente en sus obligaciones de misionero.

En 1745 vuelve a América, viajando por Guatemala, Yucatán y Honduras. En 1749 regresa de nuevo a la Península para iniciar un viaje por Roma, Rímini, Padua y París durante el cual se cree que entró en contacto con distintos cenáculos científicos (círculos de Buffon y del Jardín du Roi) e inspeccionó distintos museos europeos (la Methalloteca y el Musaeum Kircherianum de Roma, y el Musaeum Metallicum de Bolonia). En 1750 es nombrado Archivero y Cronista General de la Orden Fransciscana y su procurador en Roma y vuelve a Madrid. Durante su viaje de vuelta desde París y a su paso por la villa de Anchuela, en el Señorío de Molina, le llaman la atención unos fósiles con los que juega una niña, "cinco conchas enteras, que cada cual unía íntimamente a su compañera" y busca en la sierra mucho material similar al que llama "piedras figuradas":

Su primera mitad, compuesta de quince capítulos (pp. 1-99), está consagrada, por un lado, a comentar el hallazgo de fósiles en España, Filipinas y América del Sur y, por otro, a sostener el carácter orgánico de las petrificaciones. La segunda (pp. 99-202) discute las diferentes hipótesis que explican las petrificaciones españolas, rebate las recogidas en España por Feijoo y postula y defiende el origen diluviano de estos restos fósiles, opinión en la que se desmarca claramente de los geólogos "protestantes" de la época que opinaban que el Diluvio se podía explicar acudiendo a razones puramente "científicas"; intercala además un capítulo, muy criticado entonces, donde afirma la existencia pasada y actual de los gigantes.

El Aparato de Torrubia fue muy citado en Europa, sobre todo por Edward y por el gran naturalista y viajero irlandés William Bowles (1705-1780) que lo usó de guía para su expedición por España y que publicó en 1775 como Introducción a la Historia Natural y a la Geografía Física de España; la obra fue comentada también por Richard Twiss en su Viaje por España en 1773.

No hay duda de que el Aparato tuvo amplio eco en los cenáculos ilustrados de la Europa del XVIII. Prueba de ello es que, tras su aparición en Madrid en 1754, fue pronto comentado, si bien con críticas despiadadas, en cuatro revistas científicas de la época, francesas e inglesas, entre 1755 y 1760 (Pelayo, 1996, pp. 212-213). Fue principalmente la disertación sobre los gigantes la que tuvo más eco, ya que era un debate enconado en la Europa del XVIII. Algunas traducciones del capítulo dedicado a los gigantes fueron publicadas en francés en 1760.

En Nápoles, las ideas de Torrubia sobre los gigantes fueron ferozmente contradichas por un autor anónimo. La polémica la recoge Torrubia en una obra publicada poco antes de su fallecimiento: La Gigantología spagnola vendicata (Torrubia, 1760). Posteriormente se descubriría que el autor anónimo era un compañero franciscano que creía hacer un buen servicio a la Iglesia atacando las ideas de Torrubia sobre la existencia de tales gigantes.

La contestación de Torrubia a su anónimo oponente, al que designa como N.N., fundamenta sus afirmaciones en diversos argumentos "experimentales" como le gustaba hacer a Torrubia: la interpretación de los grandes huesos encontrados en América por los navegantes, las leyendas de los indígenas americanos sobre tales hombres gigantes, las descripciones de gigantes patagones realizadas por ingleses, holandeses, flamencos, genoveses y españoles.


Otro argumento que prueba la difusión del Aparato de Torrubia es que existe una traducción al alemán realizada en 1773 (menos de treinta años más tarde, lo cual es importante dada la lentitud de la difusión de las ideas y lo premioso del trabajo de las imprentas). Esta traducción incluye solo los dieciséis primeros capítulos, aquéllos que recogen las diferentes petrificaciones españolas y americanas, así como las excelentes láminas de la edición alemana.

Falleció en Roma, Italia el 17 de abril de 1761.

Bibliografía Sugerida:

Capel, H. 1983. Ideas sobre la Tierra en la España del siglo XVIII: condicionantes teológicos e ideas sobre el cambio terrestre. Mundo Científico, 3, 148-154.

García Guardia, G. 1981. Acercamiento metodológico a J.Torrubia como biólogo. In: Actas I Simposio sobre Metodología de la Historia de las Ciencias, Madrid, 1, 37-44.

Gómez Parente, O. 1944. Vida y escritos del Padre José Torrubia. In: Padre José Torrubia, OFM; Crónica de la Provincia franciscana de Santa Cruz de La España y Caracas. Caracas (Venezuela), 9-364.

Pelayo, F. 1994. El Aparato para la Historia Natural Española de José Torrubia (1698-1761): diluvismo, gigantes y la naturaleza de los fósiles en el pensamiento español del siglo XVIII. In: Edición facsímil del Aparato para la Historia Natural Española

Sequeiros, L. Pedrinaci, E., García de la Torre, E., Berjillos, P. 1997. James Hutton y su Teoría de la Tierra (1795): consideraciones didácticas para la Educación Secundaria. Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, AEPECT, Girona, 5 (1), 11-20.

 

Robert Broom, un medico africano en busca del origen de la humanidad.

 Tomado de;  Magnussen Saffer, Mariano (2012). Robert Broom, un medico africano en busca del origen de la humanidad. Paleo, Revista Argentina de Paleontología. Boletín Paleontológico. Año 17. 66: 16-17. marianomagnussen@yahoo.com.ar

Robert Broom, junto con Louis Leakey y Raymond Arthur Dart forma la terna de paleoantropólogos pioneros en buscar los orígenes del hombre en el continente africano, contra la opinión de la comunidad científica de su tiempo. Broom centró su actividad en Sudáfrica.

El profesor Robert Broom, nacido el 30 de noviembre de 1866 en Paisley, Escocia.fue un médico y paleontólogo sudafricano. Se recibió de médico en 1895 y rindió su doctorado en 1905 en la Universidad de Glasgow. En 1893 se casó con Mary Baird Baillie.

Entre 1903 y 1910 fue profesor de Zoología y de Geología en el Victoria College de Stellenbosch (Sudáfrica), y posteriormente se convirtió en conservador de paleontología de los vertebrados en el Museo Sudafricano de Ciudad del Cabo. Broom se dio a conocer por primera vez por su estudio de los reptiles mamiferoides. Después del descubrimiento de Raymond Dart del niño de Taung, un australopiteco juvenil, el interés de Broom en la Paleoantropología aumentó. La carrera de Broom parecía acabada, y se estaba hundiendo en la pobreza, cuando Dart escribió a Jan Smuts para explicarle la situación. Smuts presionó el gobierno sudafricano y consiguió obtener un puesto para Broom, en 1934, como ayudante de Paleontología del Museo del Transvaal en Pretoria.

Durante los años siguientes, hizo una serie de descubrimientos espectaculares, incluyendo fragmentos de seis homínidos en Sterkfontein, que llamó Plesianthropus transvaalensis, coloquialmente llamado Sra. Ples, pero que más adelante fueron clasificados como adultos de Australopithecus africanus . También hizo más descubrimientos en Kromdraai y Swartkrans. En 1937, Broom hizo su descubrimiento más célebre, el de Paranthropus robustus . Estos descubrimientos contribuyeron a apoyar las afirmaciones de Dart sobre la especie de Taung.

El resto de la carrera de Broom la dedicó a la exploración de estos yacimientos y la interpretación de los numerosos restos de homínidos primitivos que se encontraron. En 1946 propuso la subfamilia de los australopitecinos. Continuó escribiendo hasta sus últimos días. Poco antes de morir, acabó un monográfico sobre los australopitecinos y remarcó a su sobrino: Ahora ya está acabado... y yo también.

Sin dudas, su principal contribución al estudio del origen de los humanos, lo logro en el año 1937, cuando encontró el fósil de Paranthropus robustus, un homínido fósil que vivió en Sudáfrica hace entre 2 y 1,2 millones de años, en las edades Gelasiense y Calabriense (Pleistoceno inferior a medio). Fue la primera especie descubierta del género Paranthropus, aunque durante un tiempo se consideró perteneciente al género Australopithecus.

La denominación de robustus se debe a que los primeros hallazgos, en el sur de África, eran restos de mandíbula de gran tamaño, lo que hizo pensar que el resto del cuerpo seria enorme. Pero los descubrimientos han rechazado esta teoría, y P. robustus tenía una corpulencia similar a la de sus antepasados Australopithecus. La especie Paranthropus robustus sólo ha sido hallada en Sudáfrica, y su especialización parece ser menor que la de su primo el Paranthropus boisei, quizás porque no vivió en medios tan secos como aquél.

La vida del Paranthropus robustus se desarrolló en un periodo 2 y 1,2 millones de años por lo que también pudo convivir con otras especies de nuestro linaje.

Robert Broom falleció el 6 de abril de 1951.

Bibliografía Sugerida:

Broom, R. (1938). «The Pleistocene anthropoid apes of South Africa» Nature 142:  pp. 377-379.

Broom, R. (1950). «The genera and species of the South African fossil ape men» . American Journal of Physical Anthropology 8:  pp. 1-14.

D. M. S. Watson, "Robert Broom. 1866-1951" Obituary Notices of Fellows of the Royal Society, Vol. 8, No. 21 (Nov., 1952), pp. 36-70.

Johanson, Donald & Maitland Edey. Lucy: The Beginnings of Humankind. New York: Simon & Schuster, 1990 ISBN 0-671-25036-1

Mayr, E. (1963)  Animal species and evolution. Cambridge, Massachusetts: Belknap Press, Harvard Univ. Press. pp. 797. 

 

William Buckland, y la primera descripción de un esqueleto completo de Dinosaurio.

Magnussen Saffer, Mariano (2012). William Buckland, y la primera descripción de un esqueleto completo de Dinosaurio. Paleo, Revista Argentina de Paleontología. Boletín Paleontológico. Año 10. 68: 12-14. marianomagnussen@yahoo.com.ar

Fue un prominente naturalista, geólogo y paleontólogo británico que escribió la primera descripción completa de un dinosaurio. Favorable al creacionismo antiguo de la Tierra y a la teoría del Diluvio Universal, fue convencido de la realidad de las glaciaciones de Louis Agassiz.Nacio el 12 de marzo de 1784 en Axminster, Devonshire, Inglaterra.

Cuando niño acompañó a su padre, el rector del Templeton and Trusham, en sus caminatas, durante las cuales hallaban y coleccionaban conchas fósiles, incluyendo ammonites del Jurásico en estratos visibles en las canteras. Consiguió una beca en 1801 para estudiar Teología en el Corpus Christi College, de la Universidad de Oxford, al mismo tiempo que leía a John Kidd en materia de mineralogía y química e iba desarrollando su interés por la geología y por las investigaciones de campo de los estratos, durante sus vacaciones. En 1813 sucedió a John Kidd en sus cursos de mineralogía, dando charlas animadas y populares cada vez con mayor énfasis en la geología y la paleontología. Como encargado no oficial del Ashmolean Museum, constituyó colecciones, hizo viajes por Europa y entró en contacto con muchos científicos, incluido Georges Cuvier.

En 1818 Buckland fue elegido miembro de la Royal Society. Ese mismo año fue persuadido por el príncipe regente para asumir una nueva cátedra, esta vez de Geología, dictando la lección inaugural el 15 de mayo de 1819. La lección fue publicada en 1820 co el título de Vindiciæ Geologiæ, or the Connexion of Geology with Religion explained; en que justificaba la nueva ciencia de la geología y la conciliación de las pruebas geológicas con los relatos bíblicos de la Creación y del Diluvio de Noé. A partir de sus investigaciones de los huesos fósiles en Kirkdale Cave, en Yorkshire, llegó a la conclusión de que la cueva había sido habitada por hienas en tiempos antediluvianos, en lugar de suponer que eran los restos fósiles de animales que perecieron en el Diluvio y se transportaron desde los trópicos por la crecida de las aguas, como se pensaba entonces. Desarrolló estas ideas en su magna obra Reliquiæ Diluvianæ, or, Observations on the Organic Remains attesting the Action of a Universal Deluge, que se publicó en 1823 y se convirtió en un auténtico best-seller de la época.

Siguió viviendo en el Corpus Christi College, y en 1824 se convirtió en presidente de la Geological Society of London. Aquí anunció el descubrimiento, en Stonesfield, de los huesos fósiles de un reptil gigante que él llamó Megalosaurus (gran lagarto) y escribió la primera relación completa de lo que luego sería llamado un dinosaurio.

Su pasión por la observación y el experimento científico se extendió a su vida hogareña. No sólo llenó su casa de especímenes (minerales o animales, vivos y muertos). Augustus Hare, un famoso escritor coetáneo, recordaba que "Habló de extrañas reliquias que lo condujeron a mencionar el corazón de un rey francés conservado en Nuneham en un ataúd de plata. El doctor Buckland, al tiempo que buscó en ella, exclamó, "he comido muchas cosas extrañas, pero nunca había comido el corazón de un rey hasta ahora", y, antes de que nadie pudiera obstaculizarlo, lo devoró, y la preciada reliquia se perdió para siempre." El corazón en cuestión se dice que había sido el de Luis XIV.

En ese momento Buckland era una destacada e influyente celebridad científica y un amigo del primer ministro del partido Tory, sir Robert Peel. En cooperación con Adam Sedgwick y Charles Lyell preparó el informe para el establecimiento del Servicio Geológico de Gran Bretaña. Después de que se interesó en la teoría de Louis Agassiz sobre que el pulido y estriado de rocas, así como los materiales transportados, habían sido causados por antiguos glaciares, viajó a Suiza en 1838 para conocer a Agassiz y verle por sí mismo.

Estaba convencido y recordó lo que había visto en Escocia, Gales y en el norte de Inglaterra, pero había atribuido a los efectos del diluvio. Cuando Agassiz llegó a Gran Bretaña para una reunión en Glasgow de la British Association en 1840, se trasladaron en una amplia gira por Escocia y allí encontró pruebas de la antigua glaciación.

Hacia finales de 1849 contrajo una debilitante enfermedad tuberculante que le causaría la muerte el 14 dee Agosto de  1856. El emplazamiento de su tumba había sido previsto, pero cuando el sepulturero se puso a trabajar se encontró con un afloramiento de rocas calizas sólida del Jurásico justo por debajo del nivel del suelo y con explosivos listos para ser utilizados para la excavación. Esto pudo haber sido una broma ideada por el geólogo, que recuerda a la Elegía de Richard Whatley destinada al Profesor Buckland, escrita en 1820.

Bibliografía Sugerida:

Bridgewater Treatise VI: Geology and Minerology by William Buckland.

Gordon, E. O. B. y W. Buckland. 1894. The life and correspondence of William Buckland, D.D., F. R. S., sometime Dean of Westminster, twice president of the Geological Society, and first president of the British Association. Cambridge University Press.  (Pp. 95-96).  

Hutchinson, G. E. 1959. Homage to Santa Rosalia ir Why are there so many kinds of animals? The American Naturalist 93:145-159.

Kimball, Fiske. "Gunston Hall." Journal of the Society of Architectural Historians: 1954.

Kornwolf, James D. Architecture and Town Planning in Colonial North America. Baltimore: The Johns Hopkins University Press, 2002, vol. 3, p. 1562.

Secord, J. Controversy in Victorian Geology: The Cambrian-Silurian Debate. Princeton, 1986.

 

Lucas Mallada y Pueyo. El gran impulsor de la paleontología en España.

 Fuente: - Magnussen Saffer, Mariano (2012). Lucas Mallada y Pueyo. El gran impulsor de la paleontología en España. Paleo, Revista Argentina de Paleontología. Boletín Paleontológico. Año 10. 69: 18-20.  marianomagnussen@yahoo.com.ar

Nace en Huesca el 18 de octubre de 1841. Su familia se traslada a Zaragoza en 1848 y 11 años más tarde a Madrid.

Hijo único de un modesto funcionario de la Diputación, recibe una educación esmerada, acabando el bachillerato en 1860. Ese mismo año inicia los estudios de Ingeniería en la Escuela Superior de Ingenieros de Minas donde destaca por su talento para interpretar la rocas durante las prácticas en las minas de mercurio de Almadén (Ciudad Real) finalizando en 1865. Con 24 años de edad es destinado por la Dirección General de Minas al distrito minero de Asturias, donde se encargó además de una cátedra en la Escuela de Capataces de Minas de Sama de Langreo.

En 1870 se traslada Madrid. Su entusiasmo por la geología y la capacidad de organización, hacen que el Ingeniero de Minas Manuel Fernández de Castro a cargo de la Dirección de la Comisión del Mapa Geológico de España se fije en el para realizar el primer mapa sistemático de España a escala 1:400.000. Desde 1875 a 1880 realiza una serie de duros trabajos de campo de Geología básica por distintas provincias. La síntesis de todos estos comenzó a editarse a partir de 1875 como «Explicación del Mapa Geológico de España».
Publicándose en estos 5 años las explicaciones correspondientes a las provincias de: Cáceres, Huesca, Córdoba, Navarra, Jaén y Tarragona. Estas explicaciones iban acompañadas por mapas geológicos provinciales escala 1:400.000 ordenadas cronológicamente por periodos geológicos y con un total de 5.654 páginas son un verdadero tratado de la estratigrafía.

Una de las grandes aportaciones de Mallada a esta Comisión fue el enfoque claramente medioambiental que le dió al trabajo geológico, aportando datos topográficos, botánicos, zoológicos, meteorológicos.
Paralelamente a sus trabajos en la Comisión del Mapa Geológico, Mallada desarrolló una importante labor en le campo de la paleontología, ciencia poco extendida por esa época en nuestro país.

La primera gran aportación corresponde a la «Sinopsis de las especies fósiles que se han encontrado en España», que fue publicada en el Boletín Geológico y Minero entre los tomos II y XVII (1875-1891) y simultáneamente en 3 volúmenes aparte: «Terreno Paleozoico» (1878), «Sistemas Triásico y Jurásico» (1885) y «Sistema Cretácico inferior» (1887). En esta obra se describen unos 1.500 fósiles, la mayoría de ellos dibujados en cerca de 200 láminas.

El objetivo de la publicación de la Sinopsis, fue el de ayudar a los miembros de la Comisión del Mapa Geológico encargados de la elaboración del Mapa en la utilización de los fósiles como elementos auxiliares de datación de las distintas formaciones, tanto en los trabajos de campo como en los de laboratorio, de acuerdo con las modernas ideas de Lyell y según sus propias palabras: «Reunir en un solo volumen los esparcidos datos obtenidos hasta el día y presentar los rasgos más notables de cada especie, nos parece de interés para los principiantes, que por falta de los libros de Paleontología necesarios, se ven detenidos en la precisa clasificación de las formaciones, y desmayan o retroceden desde los primeros pasos que se dan en el terreno» (Mallada, 1878, pp.1-2).

En pocos años la Sinopsis queda anticuada y escasa de contenidos por lo que Mallada decide en 1887 acometer su proyecto más ambicioso para el cual se pone manos a la obra y 5 años mas tarde se publica el «Catálogo General de las especies Fósiles encontradas en España».

El objetivo de esta publicación es según sus propias palabras «el Catálogo que hoy emprendemos se destina de preferencia a las personas ya versadas en este ramo de la ciencia que quieran contribuir a obtener algún día un índice completo, exacto y de incuestionable utilidad en que se incluyan todas las especies fósiles de España». Para lo cual se fija un plazo de 10 años, una vez pasado este tiempo se publicaría el proyecto inicial. Un Índice alfabético de especies con todas las rectificaciones y nuevas especies aportadas, pero este proyecto nunca vio la luz.

Un estudio bibliométrico de esta obra realizado por D. Leandro Sequeiros en 1982 muestra la amplitud del trabajo realizado que con muy pocos medios y en un tiempo considerablemente corto se catalogaron un total de 4.058 especies fósiles de las que 758 pertenecen del Paleozoico, 1.820 al Mesozoico, 1.364 al Cenozoico y 115 a la Era Cuaternaria. De cada una de ellas se reseñan los yacimientos españoles de donde proceden con referencia a la bibliografía usada con un total de 303 entradas bibliográficas ordenadas alfabéticamente, de las cuales 174 (el 57%) corresponden a autores españoles y 129 (el 43%) a extranjeros. El número total de autores citados es de 143, de los que 64 son paleontólogos españoles.

Pero la actividad paleontológica de Mallada no se redujo solamente a los trabajos antes citados. Entre 1880 y 1892 ocupo brillantemente la Cátedra de Paleontología de la Escuela Superior de Ingenieros de Minas de Madrid. En 1895, la Real Academia de Ciencias le invita a ocupar el sillón que, con su muerte, deja vacante su mentor D. Manuel Fernández de Castro leyendo su discurso de ingreso en 1897. El tema elegido fue el de los progresos de la geología española durante el siglo XIX.

Independientemente de su faceta geología y la paleontología, Mallada manifiesta su preocupación por la precaria situación de la España de finales del siglo XIX y principios del XX en una serie de artículos periodísticos publicados en el diario «El Progreso» que más tarde fueron recopilados y reeditados en 1890 en el libro titulado «Los Males de la Patria» En este ensayo Mallada presenta una visión pesimista, crítica y dolorosa acorde con el pensamiento de la «Generación del 98» aunque no exenta de realidad y fundamento abordando problemas como la pobreza y el abandono del campo español, las comunicaciones, la situación de la mujer, la especulación, la minería y la desidia de la Administración Pública.

Bibliografía sugerida.

Pelayo, F. 1996. Del Diluvio al Megaterio. Los orígenes de la Paleontología en España. Cuadernos Galileo de Historia de la Ciencia, 16. CSIC, Madrid, 310 pp.

Vernet, J. 1976. Historia de la Ciencia española. Instituto de España.

Mallada L. 1875-1887. Sinopsis de las especies fósiles que se han encontrado en España. Boletín de la Comisión del Mapa Geológico de España, tomos II, XI, XII y XIV, Imprenta Manuel Tello. Madrid.

Mallada L. 1892 Catálogo General de las Especies fósiles encontradas en España, 253 pp., 4058 citas. Impr. Manuel Tello. Madrid.

 

Nicolás Steno, el danes misionero que estudiaba fósiles en el siglo XVII.

Magnussen Saffer, Mariano (2012). Nicolás Steno, el danés misionero que estudiaba fósiles en el siglo XVII. Paleo, Revista Argentina de Paleontología. Boletín Paleontológico. Año 10. 70: 33-34.  marianomagnussen@yahoo.com.ar

Nicolás Steno (Niels Stensen en danés, Nicolaus Stenonis en latín). Nacio en Copenhague, 11 de enero de 1638. Fue un anatomista y científico danés del siglo XVII, considerado el padre de la Geología, tras su conversión al catolicismo murió siendo obispo misionero.

Hijo de un pastor luterano, nació Stenon en el invierno de 1638 en Copenhague. Su nombre era Niels Stensen, pero años más tarde, en la Universidad siguió la costumbre habitual de latinizar su nombre: Nicolaus Stenonis. Bajo ese nombre publicó sus trabajos científicos, aunque firmó su correspondencia en francés como Nicolás Sténon, y la italiana como Niccolo Stenone. Su infancia fue la de un niño enfermizo, aislado de los otros niños, que pasó gran parte de su tiempo escuchando las discusiones religiosas de los mayores.

Tras unos años de educación clásica dirigida por el poeta y latinista Ole Borch, de quién aprendió a expresarse fluidamente en latín, en noviembre de 1656, a los dieciocho años, Stenon entró en la Universidad de Copenhague para estudiar Medicina. Unos pocos meses después, Dinamarca estaba en guerra y Copenhague sitiada por el ejército sueco, por lo que sus estudios se desarrollaron de forma errática.

Su preceptor fue Thomas Bartholin, anatomista famoso por haber descubierto los vasos linfáticos. En aquella época, la anatomía era una ciencia prestigiosa: los detalles de la anatomía humana eran tan nuevos y excitantes como pueda ser hoy la secuenciación del genoma humano, así que Thomas Bartholin fue la persona que lanzó a Stenon hacia su primera carrera científica: la anatomía.

Estas ideas chocaban totalmente con los conceptos admitidos en aquella época. Según las Sagradas Escrituras el mundo había permanecido inalterable desde su creación. Las montañas, los ríos y los mares habían sido creados por Dios en su configuración actual, y tenían una antigüedad calculada en unos 6.000 años. Este corto periodo no permitía pensar que hubieran ocurrido grandes cambios, y además la Biblia describe muchos accidentes geográficos que no han cambiado hasta hoy. La existencia de conchas marinas en las montañas era un problema difícil de entender. La mayoría seguían la doctrina de Aristóteles, según el cual las conchas marinas crecían de manera espontánea, tanto en la tierra seca como en el mar. Para otros, las conchas marinas se habían depositado durante el diluvio universal. Y aún para otros, los fósiles eran piedras con formas caprichosas colocadas por Dios para adornar la Tierra.

Durante los dos años siguientes a la disección del tiburón, Stenon se dedicó fundamentalmente a los estudios de campo, buscando estratos con fósiles. Sin embargo, no abandonó completamente los estudios anatómicos, y de hecho, en este tiempo realizó uno de sus más importantes descubrimientos: la existencia de los óvulos femeninos. Hasta ese momento los anatomistas había creído que los ovarios eran testes degenerados.

Finalmente, en 1668, Stenon publicó su obra maestra "De solido intra solidum naturaliter contento dissertationis prodromus" por la cual es considerado el padre de la geología. Hasta ese momento la Tierra no tenía historia. A partir de ese momento la edad de la Tierra comenzó a expandirse hasta llegar a los 4.600 millones de años considerados actualmente. "De Solido" propuso unos principios que hoy son conocidos como los Principios de Stenon. El primero es el de la superposición: existen capas de sedimentos de manera que la inferior fue depositada primero, y la superior la última. Es decir, las capas de la corteza terrestre contienen una narrativa.

El segundo es el de la horizontalidad original: no importa cuál sea la orientación actual de un estrato, fue creado por un depósito de agua, y por tanto, fue originalmente horizontal.  El tercero es el de la continuidad lateral: el agua deposita sedimentos en una capa continua que termina solamente en el borde de su cuenca. Por tanto, capas de rocas correspondientes a ambos lados de un valle fueron originalmente una sola capa. En la parte final de su escrito, Stenon se preocupa de que alguien pueda pensar que sus propuestas son impías y trata de conciliarlas con las Sagradas Escrituras.

Los últimos años de su vida vive en la más absoluta pobreza y autonegación. En esa época conoce a Leibniz en Hannover, el cual estaba enormemente interesado en el potencial de la nueva ciencia creada por Stenon, pero éste rechaza incluso hablar de ciencia. Leibniz deplora la decisión de Stenon de cambiar ciencia por religión: “de ser un gran científico ha pasado a ser un mediocre teólogo” dejó escrito.

En 1686 murió Stenon en Schwerin. Su cuerpo fue trasladado a Florencia a expensas del Duque de Medici. Desde entonces descansa en la basílica de San Lorenzo, en una capilla cercana a los famosos púlpitos de Donatello, la escalinata de Miguel Ángel y la sacristía de Brunelleschi.

El 23 de octubre de 1988, después de un proceso de 50 años, fue beatificado por el Papa Juan Pablo II ante 20.000 devotos en la basílica de San Pedro.

Hay dos géneros de delfines que llevan su nombre: Steno y Stenella.

Bibliografía Sugerida.

A. Faller, Niels Stensen, Anatomicus regius, Episcopus titiopolitamus (1638-1686), "Gesnerus" XIV (1957) 40-50.

G. Scherz, Niels Stensen, Wurzburgo, 1962.

A. Cutler. The Seashell on the Mountaintop. Ed. Plume, London 2004.

 

Bryan Patterson, explorador y excepcional científico.

Magnussen Saffer, Mariano (2012). Bryan Patterson, explorador y excepcional científico. Paleo, Revista Argentina de Paleontología. Boletín Paleontológico. Año 10. 73: 09-11. marianomagnussen@yahoo.com.ar

Bryan Patterson fue un biólogo evolutivo y paleontólogo en el Museo Field de Historia Natural en Chicago. Bryan Patterson nacido el 10 de marzo 1909 en Londres y era el hijo del ferrocarril ingeniero John Henry Patterson y Frances Gray Patterson, quien fue el primero en recibir un título de abogado otorgado a una mujer en las Islas Británicas.  

Se trasladó en 1926 a la zona de Hyde Park de Chicago, Illinois. A su llegada a Chicago, Bryan asumió el cargo de preparador de vertebrados en el Museo Field de Historia Natural.

Trabajó bajo la dirección de Elmer S. Riggs, quien se encontraba en ese momento trabajando en estudios de mamíferos sudamericanos del Terciario. Por su autoeducación, se levantó rápidamente en el rango, y en 1937 se convirtió en curador de paleontología.

Se convirtió en un ciudadano americano en 1938. En 1934 conoció y se casó con Bernice Caín. Se desempeño en Europa,  con los EE.UU en la primera División del Ejército de Infantería durante la Segunda Guerra Mundial y fue hecho prisionero por los alemanes.

En 1936, Bryan Patterson hace una revisión de estos hallazgos en Perú. Mientras que Patterson considera que Dinosuchus terror y Brachygnathosuchus brasiliensis representan el mismo animal, no piensa lo mismo de Purussaurus brasiliensis, al cual lo asigna al género reciente Caiman, el cual incluye a las babillas (Caiman crocodilus), el caimán del Paraná, (Caiman yacare) y el caimán de rostro corto (Caiman latirostris). Para Patterson, estos restos de cocodrilos gigantes provienen del Plioceno, del mismo modo que varios de los mamíferos encontrados en la misma región. En 1942 fue ascendido a comisionado del área de mamíferos, un cargo que ocupó hasta 1955, cuando dejó el Field Museum, para convertirse en el profesor de Paleontología de Vertebrados en el Museo de Zoología Comparada de la Universidad de Harvard. En 1947 fue nombrado profesor de geología en la Universidad de Chicago, en paralelo a su trabajo en el Museo. Como beneficiario de dos becas de Guggenheim.

Durante los años de 1952-1954 en la Argentina estudio las grandes colecciones reunidas por los hermanos Ameghino. En 1958 regresó a la Argentina con el profesor Alfred S. Romer, pero esta vez para el trabajo de campo en las formaciones del Triásico en busca de reptiles parecidos a mamíferos. Durante 1976-1977, se fue a Sao Paulo, Brasil, donde trabajó con el Dr. PE Vanzolini.

Los acantilados marítimos que se extienden desde el norte de Mar del Plata hasta la ciudad de Miramar, constituyen uno de los yacimientos más importantes en mamíferos fósiles del Plioceno y Pleistoceno inferior.

Descubiertos en su riqueza científica por el sabio Florentino Ameghino, llamaron la atención de Lorenzo Scaglia y fueron trabajados constantemente por Galileo Scaglia.

El Museo Municipal e Ciencias Naturales de Mar del Plata, fue la primera manifestación científica trascendente de todo el sudeste bonaerense. De esta manera atrajo científicos de todo el mundo, que venían exclusivamente a estudiar y consultar las ricas colecciones que posee esta institución. Entre los investigadores extranjeros podemos citar al mismo Bryan Patterson, quien forjo una estrecha amistad y camarería con Galileo Scaglia.

En Lothagam, Kenia,  en 1967, Bryan Patterson encontró un fragmento mandibular derecho con tres molares pertenecientes a un hominido primitivo, de los cuales uno conservaba la corona. Según los estudios su antigüedad debería ser superior a los 5.6 millones de años, aunque otros estudios lo dejan en 5 millones de años, pero mas allá de ello, era mucho más antiguo que el hominido apodado como Lucy.

En 1970 fue contratado por el Gobierno de Guatemala para recoger los restos de mamíferos extintos en Estanzuela cerca de la ciudad de Guatemala. Estas fueron expuestas en un pequeño museo, que incluye el esqueleto completo de un mastodonte y debidamente llamado Museo de PaleontologíaBryan Patterson”.

Fallecido el 1 de diciembre de 1979 en Chicago

Bibliografía sugerida.

Bryan Patterson: An adianthine litoptern from the Deseado formation of Patagonia. Results of the Marshall Field paleontological expeditions to Argentina and Bolivia, 1922-27. Field Museum of Natural History, 1940.

Bryan Patterson: Cranial characters of Homalodotherium. Chicago, Field Museum of Natural History, 1934.

Bryan Patterson: The internal structure of the ear in some notoungulates. Results of the first Marshall Field paleontological expedition to Argentina and Bolivia, 1922-24. Chicago, 1936

Bryan Patterson: A new phororhacoid bird from the Deseado formation of Patagonia. Results of the Marshall Field paleontological expeditions to Argentina and Bolivia, 1922-27. Chicago :Field Museum of Natural History, 1941.

Bryan Patterson: Some notoungulate braincasts. Results of the Marshall Field paleontological expeditions to Argentina and Bolivia, 1922-27. Chicago: Field Museum of Natural History, 1937

Bryan Patterson: Trachytherus, a typotherid from the Deseado beds of Patagonia. Results of the first Marshall Field paleontological expedition to Argentina and Bolivia, 1922-24. Chicago: Field Museum of Natural History, 1934

Bryan Patterson: Upper premolar-molar structure in the notoungulata with notes on taxonomy. Chicago: Field Museum of Natural History, 1934.

Magnussen Saffer, Mariano (2009). Reseña histórica de la evolución de la Ciencia Paleontológica en la Republica Argentina desde 1772 a 1910. Paleo, Boletín Paleontológico. Año 7. 41: 07-09.


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