Entelognathus primordiales, unantiguo de un pez con mandíbula moderna.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 96. Diciembre de 2013.
Un equipo de
científicos de China ha descubierto el fósil más antiguo que se conoce
de un pez con una mandíbula similar a la de las especies modernas, lo
que facilitará el estudio de su evolución, publica hoy la revista Nature.
Los científicos
dirigidos por Min Zhu, de la Academia China de las Ciencias de Pekín,
creen que el que han bautizado como Entelognathus primordialis vivió
hace al menos 419 millones de años y "es el vertebrado más primitivo con
una mandíbula moderna".
El espécimen es
un placodermo, con la piel formada por placas, miembro de un
grupo ya extinguido de gnatostomas, peces que desarrollaron
mandíbulas a partir de la modificación de sus agallas
anteriores. La mandíbula de este fósil es muy parecida a la de
un pez óseo actual, lo que sugiere una relación entre los
placodermos y los osteictios o peces óseos.
La mayoría de
los peces que existen hoy en día tienen esqueleto óseo y algunos
cartilaginoso, como los escualos. Hasta ahora se creía que el
antecesor común más reciente de los vertebrados modernos con
mandíbulas se parecía al tiburón, pero, según Nature, el nuevo
fósil cuestiona esta teoría al establecer ese vínculo evolutivo
entre los placodermos y los peces óseos.
El
entelognathus primordialis, que seguramente tuvo unos 20
centímetros de longitud, presenta una estructura mandibular que
hasta ahora se atribuía solo a los peces óseos, apuntan los
investigadores. La aparición de la mandíbula es un momento clave
en la evolución de los vertebrados, pero todavía quedan
interrogantes sobre cómo se diferenciaron los vertebrados con o
sin mentón.
Antes de los
gnatostomas, existían los peces telodontos que habitaron en el silúrico
tardío y que eran agnatos, es decir, peces que no tenían mandíbula.
Según los expertos, el descubrimiento del fósil más antiguo de un
vertebrado con mandíbula "ofrecerá una nueva perspectiva sobre la
temprana evolución de estas criaturas".
El descubrimiento del
equipo de Min Zhu arroja luz sobre el último estadio del proceso
evolutivo, cuando los peces vertebrados con mandíbula moderna, como
tiburones y peces óseos, habrían emergido del grupo de los placodermos,
peces vertebrados acorazados y mandibulados.
Fuente: 20minutos.es
Resurge tesis uruguaya que cuestiona la vía de entrada
del hombre en América.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 96. Diciembre de 2013.
La teoría se centra en
unos huesos fosilizados que tendrían una antigüedad mayor al cruce de
las tribus de Asia a América a través del Estrecho de Bering, que es el
pensamiento más arraigado.
Una teoría uruguaya
que, a partir del hallazgo de unos fósiles de 30.000 años de antigüedad,
cuestiona la hipótesis de que el hombre llegó al continente americano a
través del Estrecho de Bering ha vuelto a cobrar fuerza esta semana
gracias a su divulgación en una prestigiosa publicación internacional.
En una entrevista con Efe el responsable de ese planteamiento, el
paleontólogo de la Universidad de la República uruguaya (Udelar) Richard
Fariña, explicó hoy que su investigación acaba de ser publicada en
Londres por la revista Proceedings of the Royal Society.
La teoría se centra en unos huesos fosilizados descubiertos en 1997 en
el yacimiento Arroyo del Vizcaíno, en la localidad de Sauce (35
kilómetros al oeste de Montevideo).
Según el
experto, los más de mil huesos encontrados, que pertenecen a 27
ejemplares de varias especies animales ya extintas, "revelan
características que sugieren la presencia humana".
Este elemento pone en entredicho el paradigma existente, que
establece que el poblamiento americano se produjo de Norte a Sur
y miles de años después.
El equipo investigador,
en el que también participaron Sebastián Tambusso, Luciano Varela, Ada
Czerwonogora, Mariana Di Giacomo, Marcos Musso, Roberto Bracco y Andrés
Gascue, explica que los restos de los ejemplares hallados "son de
adultos jóvenes", más resistentes que los de ancianos.
"Hay pocas evidencias de que (los fósiles) hayan sido transportados por
una corriente fluvial" hasta el lugar en que fueron descubiertos, por lo
que todo apunta a que podrían haber sido depositados allí por seres
humanos.
Además, "varios de los huesos muestran marcas profundas, asimétricas,
microestriadas y afiladas, similares a las producidas por las
herramientas de piedra de los humanos", indica el estudio, difundido en
Londres a través de la citada revista el 20 de noviembre.
De hecho, en el mismo
yacimiento se encontró una pieza de piedra con forma de raspador, cuya
superficie "presenta un micropulido parecido al de los utensilios usados
por el hombre", explicó a Efe Fariña.
El experto observó también que "el hallazgo de los huesos con posibles
marcas de la presencia humana en América del Sur y tan al este como
Uruguay añadirían un ingrediente más al estudio de la interacción entre
los seres humanos y la megafauna, esas especies animales de grandes
dimensiones que habitaron en el Pleistoceno".
El
paleontólogo reveló que las pruebas de datación por carbono 14 a
las que sometieron los restos determinaron que pertenecían a un
período de hace entre 27.000 y 30.000 años.
Sin embargo, la teoría más arraigada data la llegada del hombre
al continente americano "en los últimos milenios del
Pleistoceno, hace 13.000 o 14.000 años", recordó.
La hipótesis tradicional defiende que los primeros pobladores de
América fueron los clovis, un pueblo de cazadores que llegó
entonces desde el noreste de Asia y cruzó al noroeste de América
(actual Alaska) por el Estrecho de Bering.
Este extremo fue
cuestionado recientemente por otra investigación de varios científicos
de universidades españolas y alemanas, que estudiaron la genética de
varias comunidades nativas del sur del continente americano y llegaron a
la conclusión de que tenían orígenes diversos.
Por ejemplo, algunos pobladores de Perú presentaban patrones genéticos
propios de los habitantes de la Polinesia, por lo que podría originarse
la hipótesis de que los primeros seres humanos llegaron a América en
sucesivas oleadas desde diversos puntos geográficos, y no en una
migración única.
Fariña argumentó que
estas investigaciones "aportan resultados al debate internacional" sobre
cómo y cuándo llegó el hombre a América, pero prefirió mostrarse
"prudente" antes de establecer una teoría definitiva al respecto.
Explicó que la publicación de su trabajo en la Proceedings of the Royal
Society "no significa que sea o no verdadero, porque en ciencia no hay
verdades reveladas", pero de alguna forma lo valida.
Ahora espera continuar
con las investigaciones en el yacimiento de Arroyo Vizcaíno el próximo
mes de enero, con la llegada del verano austral, para poder excavar más
fácilmente en los sedimentos del lecho del río y dar con "más secretos
de la naturaleza", como Fariña llama a los fósiles.
En 2011 la Presidencia uruguaya informó por primera vez de la
investigación, que al parecer tiene su origen mucho antes, en 1997, pero
que entonces tuvo que ser suspendida por falta de fondos.
Científicos descubren yacimiento de fósiles de
dinosaurios más grande de Chile.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 96. Diciembre de 2013.
En cerro Guido, cercano
a Torres del Paine. Se trata de una cama de huesos o bonebed con
cientos de fragmentos.
Un equipo de expertos chilenos,
liderados por el paleobotánico Marcelo Leppe, del Instituto Antártico
Chileno (Inach), descubrió el mayor
yacimiento de fósiles de dinosaurios de Chile, en cerro
Guido, cercano al Parque Nacional Torres del Paine (Magallanes) y a más
de 120 km de Puerto Natales. La cama de huesos o bonebed, tiene cientos de
fragmentos de fósiles de hadrosaurio -una especie de
dinosaurio endémico de América- y otras especies
que deben ser identificadas.
"Encontramos diferentes
ejemplares de la familia de los ornitópodos. Se trata de varios
ejemplares, de varias especies y distintos tamaños. Son los
ornitópodos más australes encontrados hasta ahora, y los dinosaurios más
australes hallados en Chile", dice David Rubilar,
paleontólogo del Museo Nacional de Historia Natural, y parte de la
investigación.
Aunque por
ahora es imposible precisar el número y las especies halladas en
el lugar, el paleontólogo afirma que hay al menos un hadrosaurio
y un iguanodonte.
En una
presentación realizada en la sede de Fundación Imagen de Chile,
Leppe explicó que en el lugar, además se
encontraron 34 hojas de Nothofagus, género
de árboles (como el coigüe, lenga y el ruil) que aún se
encuentran en la Patagonia y Nueva Zelanda, y que
prueban que la parte sur del continente alguna vez estuvo unida
a la Antártica y Australia, y que este permitió la distribución
de especies de un lugar a otro.
Las hojas fosilizadas tienen al menos 66 millones de años y son las primeras pertenecientes a la era de los
dinosaurios. "Nunca se habían encontrado hojas de esta especie antes de
los 50 millones de años, ni menos en la misma época en que estuvieron
presentes en Antártica (80 millones de años)", dijo Leppe.
Su hipótesis es que Nothofagus llegó desde la
Antártica a Chile a través del viento y gracias a un puente que unía
ambos lugares hace 66 millones de años. Las especies de Nothafagus -diez en Chile-
llegaron a dominar el paisaje natural hasta el presente. Sin embargo, el
paleobotánico advirtió que el ruil (Nothafagus
alessandri), un verdadero fósil viviente está en peligro de
desaparecer.
Llamados también
dinosaurios de pico de pato, eran herbívoros que tenían más de dos mil
dientes en la boca, organizados en grandes placas, que molían y picaban
el alimento antes de tragarlo
Tenían 4 patas, pero
eran bípedos facultativos, es decir podían descansar sobre sus patas
traseras para alimentarse o correr. Medían entre 8 y 9 metros de largo y
llegaban los 3 ó 4 metros de altura.
Anidaban en grupo y
tenían la punta del hocico transformada en un pico ancho -como la de los
patos- y sin dientes, cubierto de un cuerpo con queratina.
Angiospermas limitaron la diversidad de los mamíferos.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 95. Diciembre de 2013.
Hoy en día la flora se
compone principalmente de angiospermas, un grupo de plantas que apareció
durante el Triásico-Jurásico, pero que no se hizo dominante sino hasta
el Cretácico tardío.
A diferencia de sus
primas las gimnospermas, las plantas con flores ostentan una diversidad
tan grande que ha propiciado la evolución de muchos grupos de mamíferos.
En lo general, mientras mayor es la diversidad de angiospermas en alguna
región, mayor es la diversidad de mamíferos que las explotan o bien, que
viven de los que las consumen.
El sentido
común dicta que este fenómeno sucedió de igual forma en el
pasado, pero un nuevo estudio sugiere que curiosamente, ese no
es el caso. Científicos de la Universidad de Indiana (EUA) han
examinado la diversidad morfológica de los mamíferos desde el
Jurásico tardío y hasta el fin de la era de los dinosaurios y
descubrieron que cuando las angiospermas se volvieron un
elemento importante de los ecosistemas mesozoicos, la diversidad
de los mamíferos decayó drásticamente.
Más que evaluar el
número de especies, los autores del estudio se centraron en valorar qué
tan distintas eran las mandíbulas y dientes de los primeros mamíferos.
Esto permitió reconocer que durante el período de radiación de las
angiospermas, situado entre hace 118 a 90 millones de años, los
mamíferos herbívoros declinaron drásticamente hasta tener un "segundo
aire" hacia finales del Cretácico (aunque sólo un grupo obtuvo esa
rediversificación), mientras que los insectívoros (principalmente
marsupiales y placentarios) fueron favorecidos.
Este cambio en la
disparidad se explica por el cambio en la composición vegetal de las
comunidades del Cretácico y nos revela que los primeros mamíferos eran
en realidad "amantes de las gimospermas".
Hispaniachelys prebetica, la tortuga más antigua de la
Península Ibérica.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 95. Diciembre de 2013.
La «Hispaniachelys
prebetica» es la tortuga más antigua de la Península Ibérica. Se trata
de una nueva especie catalogada que vivió en el periodo jurásico hace
155 millones de años.
Sus resto
fueron encontrados por un paleontólogo de la
Universidad de Jaén, Matías Reolid; que junto a los
investigadores Michael J. Benton y Ben Slater; han presentado
hoy en la Universidad de Jaén este hallazgo en forma de libro
titulado «Hispaniachelys prebetica: una tortuga de hace más de
155 millones de años. Reconstrucción paleoecológica y
ambiental».
Hispaniachelys
prebetica es una tortuga que vivió en el Jurásico superior, en un océano
ya desaparecido llamado Tethys. Tanto las rocas formadas a partir de los
sedimentos depositados en aquel fondo marino como sus fascinantes
fósiles aparecen hoy día formando las montañas de las Sierras de Cazorla
y Segura y nos permiten saber cómo fueron las características
ambientales en ese pasado tan remoto.
Arrecifes de esponjas y
microbios, ammonites y belemnites nadando por doquier, y la tortuga
marina más antigua de Iberia son los protagonistas de esta obra.
Recuperan el esqueleto mas completo conocido de
Parasaurolophus.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 95. Diciembre de 2013.
El estudiante de
secundaria Kevin Terris descubrió el esqueleto más completo de un
dinosaurio que tenía aproximadamente un año de vida cuando murió,
hace 75 millones de años.
El hallazgo se
produjo de manera casual el año 2009 en el sur de Utah (EEUU),
cuando Terris -de entonces 17 años-, descubrió un hueso que
sobresalía de una roca. La emoción fue mayor, pues luego de una
serie de estudios, se concluyó que ésta era la muestra más completa
que se conoce de un Parasaurolophus,
un herbívoro que se caracteriza por una especie de tubo o cresta
ósea hueca que crece en la parte superior de su cabeza.
El pequeño
ejemplar de dinosauruio, que fue apodado "Joe", tenía apenas
unos dos metros de largo y su cresta recién estaba
comenzando a aflorar. Esta etapa temprana de crecimiento ha
permitido a los especialistas conocer el desarrollo de esta
especie, de la cual no se tenía mucho conocimiento.
"Nuestro
bebé Parasaurolophus tenía
apenas una cuarta parte de su tamaño adulto, pero ya le
había comenzado a crecer su cresta", declaró Andrew Farke,
parte del Museo de Paleontología Raymond M. Alf de Claremont
(California). Este dinosaurio hubiera medido casi 8 metros
en su edad adulta.
"Nuestro bebé Parasaurolophus tenía
apenas una cuarta parte de su tamaño adulto, pero ya le había
comenzado a crecer su cresta", declaró Andrew Farke, parte del Museo
de Paleontología Raymond M. Alf de Claremont (California). Este
dinosaurio hubiera medido casi 8 metros en su edad adulta.
Según afirman desde el
museo, un par de días del hallazgo, dos paleontólogos experimentados
habían estado en este mismo lugar, sin percatarse de los fósiles.
Los interesados en
conocer más de este dinosaurio pueden pueden explorar casi todo el fósil
en el
sitio web del museo, algo lo convierte en el
dinosaurio digitalmente accesible hasta la fecha.
Obdurodon tharalkooschild, el mayor ornitorrinco de
la prehistoria austaliana.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 94. Agosto de 2013.
Científicos han descubierto una nueva especie de ornitorrinco,
llamado 'Obdurodon tharalkooschild', una especie de ornitorrinco
gigante extinto, de un metro de largo, que pudo ser una rama lateral
en el arbol genealógico de esta mezcla de ave, reptil y mamífero,
como explican en su trabajo, publicado en el último número de la
revista 'Journal of Vertebrate Paleontology'.
En general, los
ornitorrincos cuentan con un amplio pico como el del pato, una piel
gruesa como la de la nutria y unos pies reticulados como los del
castor, y ponen huevos, su hocico está cubierto con
electrorreceptores que detectan presas bajo el agua y los machos
tienen un espolón venenoso en su pata trasera. Hasta hace poco, el
registro fósil indicaba que el linaje del ornitorrinco era único,
con una sola especie que ha habitado en la tierra en todo momento,
publica Europapress.
Sin embargo, esta imagen ha cambiado con el descubrimiento de una
nueva especie en el Área de Riversleigh, una zona Patrimonio Mundial
en el noroeste de Queensland, Australia. Mientras que muchos de los
depósitos fósiles de Riversleigh están ahora siendo datados
radiométricamente, la edad precisa del depósito en particular en el
que se encontró este ornitorrinco gigante está en duda, pero es
probable que sea de entre hace 15 y 5 millones de años.
"Monotremas (ornitorrincos y equidnas) son el último
vestigio de una antigua propagación de estos mamíferos
únicos de los continentes del sur. Una nueva especie de
ornitorrinco, incluso aunque está muy incompleta, es una
ayuda muy importante en la comprensión acerca de estos
fascinantes mamíferos", dijo Rebecca Pian, autora principal
del estudio. Basándose en el tamaño del diente, se estima
que esta especie extinta habría medido casi un metro de
largo, dos veces el tamaño de los ornitorrinco modernos.
"Al igual que
otros ornitorrincos, probablemente era un mamífero principalmente
acuático y vivió en y alrededor de las piscinas de agua dulce en los
bosques que cubrían la zona Riversleigh hace millones de años
-explicó la doctora Suzanne Hand, de la Universidad de Nueva Gales
del Sur, también autora del estudio--. 'Obdurodon tharalkooschild'
era un ornitorrinco muy grande con dientes bien desarrollados y
creemos que es probable que se alimentara no sólo de cangrejos y
otros crustáceos de agua dulce, sino también de pequeños
vertebrados, incluyendo pulmonados,
ranas y tortugas pequeñas".
Los
fósiles más antiguos del ornitorrinco provienen de rocas de hace 61
millones de años, en el sur de América del Sur y se conocen pequeños
fósiles de ornitorrinco en Australia, en lo que hoy es el desierto de
Simpson. Antes del descubrimiento de 'Obdurodon tharalkooschild', estos
fósiles sugerían que los ornitorrincos se hicieron más pequeños y
redujeron el tamaño de los dientes con el tiempo, de forma que el
ornitorrinco moderno carece por completo de dientes en la edad adulta y
en su lugar tiene almohadillas calientes en su boca. El nombre 'Obdurodon'
viene del griego "diente permanente (obstinado)" y fue acuñado para
distinguir a los ornitorrincos dentados extintos de las especies
modernas esencialmente sin dientes.
"El descubrimiento de esta nueva especie fue una sorpresa para
nosotros, porque antes de esto, el registro fósil sugiere que el
árbol evolutivo de los ornitorrincos fue relativamente lineal",
destacó Michael Archer, de la Universidad de Nueva Gales del
Sur, en Australia, y coautor del estudio. "Ahora nos damos
cuenta de que no había previstas ramas colaterales en este
árbol", agrega este investigador.
El
adjetivo específico de la nueva especie, 'tharalkooschild', honra una
historia indígena australiana sobre el origen del ornitorrinco. En la
era denominada 'Dreamtime', 'Tharalkoo' era una hembra de pato testaruda
que desobedecía a sus progenitores, quienes le advirtieron de que no
nadara río abajo porque podría encontrarse con la rata de agua 'Bigoon',
pero les desobedeció y fue violada por Bigoon.
'Tharalkoo' escapó y regresó con su familia e hizo lo mismo que estaban
haciendo otras hembras pato: poner huevos. Pero en lugar de un pequeño
patito suave, de su huevo salió una increíble quimera: una cría con
patas traseras palmeadas, que ponía huevos como un pato pero que tenía
la piel y las patas delanteras de un roedor, es decir, el primer
ornitorrinco.
Un fósil de Zambrana cambia los datos sobre la fauna de
hace 37 millones de años.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 93. Agosto de 2013.
Un trabajo en el que
participa la UPV demuestra la conexión con los mamíferos del resto de
Europa.
Un fósil hallado en la
localidad alavesa de Zambrana corrige el conocimiento que se tenía hasta
ahora sobre la fauna ibérica de hace 37 millones de años, ya que
demuestra la conexión entre los mamíferos de la península y los del
resto del continente europeo. El trabajo en el que participa la
investigadora de la Universidad del País Vasco (UPV) Ainara Badiola se
ha publicado en la revista Journal
of Human Evolution.
El hallazgo de dos
piezas mandibulares de un primate microchoerus rectifica el conocimiento
que tenían los científicos respecto a la fauna de la península ibérica
occidental durante el Eoceno superior, hace unos 37 millones de años.
Estas piezas fósiles, según este estudio, confirman la conexión entre
las faunas de mamíferos de esta zona con el resto de Europa durante la
citada época geológica. Hasta ahora se creía que la fauna de mamíferos
de la península ibérica occidental tuvo un carácter endémico durante
todo el Eoceno (entre 56 y 33 millones de años), que era diferente a los
del resto de Europa, debido a que geográficamente estaba separado
respecto al continente.
Journal of Human Evolution
se ha hecho eco de este descubrimiento, logrado gracias al
trabajo conjunto de Badiola, investigadora y profesora del
departamento de Estratigrafía y Paleontología de la Facultad de
Ciencia y Tecnología de la UPV e investigadores del Instituto
Catalán de Paleontología Miquel Crusafant (ICP) de Barcelona.
Los fósiles del microchoerus del Eoceno superior encontrados en
Álava confirman que esos primates se habían expandido tanto por
el continente europeo como por la península ibérica.
"La importancia del
descubrimiento de Zambrana se debe a que hasta ahora no había constancia
de ningún fósil de este tipo en la península ibérica occidental", ha
explicado Badiola.
Los fósiles del primate
hallados en el yacimiento alavés ayudarán a entender mejor la
biodiversidad de esa época y ahora se conoce que durante el Eoceno
superior coexistió, tanto la fauna endémica, "desarrollada durante
millones de años de aislamiento respecto al continente", como una común
en todo el continente, que confirma la conexión entre las faunas
europeas.
Zambrana es un
rico yacimiento de vertebrados fósiles, como ya confirmaba la
tesis que presentó Badiola en 2004, aunque hasta ahora no se
había encontrado ningún primate. En las múltiples
excavaciones realizadas se habían hallado anfibios, lagartos,
tortugas, cocodrilos y demás rastros fósiles que convivían en un
ecosistema tropical durante el Eoceno superior, y entre los
mamíferos se habían observado marsupiales, roedores, carnívoros,
artiodáctilos y perisodáctilos, explica Badiola.
Los primates
microchoerus que existieron durante el Eoceno eran nocturnos y se
alimentaban de insectos, y aunque en la actualidad no tienen
representación directa en la fauna, se cree que se parecerían a los
gálagos que viven muy extendidos en Africa.
Los antepasados de serpientes y lagartos aún vivían en el
Triásico Medio.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 93. Agosto de 2013.
Dos nuevas mandíbulas
fósiles descubiertos en Vellberg, Alemania, proporcionan la primera
evidencia directa de que los antepasados de los lagartos, serpientes y
tuátaras, conocidos colectivamente como lepidosaurios, todavía estaban
vivos durante el periodo Triásico Medio, hace unos 240 millones de años,
según una investigación publicada en 'BMC Evolutionary Biology'.
El equipo internacional
de científicos que dató las mandíbulas fósiles ha proporcionado pruebas
de que los lepidosaurios aparecieron por primera vez después de la
extinción masiva de finales del Pérmico, un periodo en que la fauna
comenzó a recuperarse y prosperar en el clima más húmedo.
El autor principal, el
doctor Marc Jones, quien dirigió la investigación en la 'Universtity
College London' (UCL), en Reino Unido, explicó: "El Triásico Medio
representa un momento en que el mundo se ha recuperado de la extinción
masiva del Pérmico, pero aún no está dominado por los dinosaurios.
También se trata de un momento en el que los grupos familiares, como las
ranas y los lagartos, pueden haber aparecido por primera vez".
La
reconstrucción de los pequeños dientes y mandíbulas encontradas
sugiere que el animal extinto se alimentaba de pequeños
insectos. Los nuevos fósiles son los más estrechamente
relacionados con el tuátar, un lagarto reptil que habita en 35
islas situadas frente a la costa de Nueva Zelanda y se
reintrodujo recientemente al continente y que se alimenta de
escarabajos, arañas, grillos y lagartijas, además de algún ave
marina ocasionalmente.
Hoy en día, hay más de
9.000 especies de lagartos, serpientes y tuátaras, por lo que saber
cuándo apareció por primera vez el ancestro común de estos grupos es
crucial para entender el contexto ecológico en el que se desarrolló, así
como su diversificación posterior.
Para establecer la edad
de los restos fósiles, los biólogos usaron una técnica de datación
conocida como "reloj molecular", que compara la cantidad de divergencia
genética entre los animales vivos causada por los cambios en sus
secuencias de ADN que se han acumulado desde que se separaron de un
ancestro común.
Los biólogos han
utilizado relojes moleculares para responder a preguntas tan importantes
como cuándo surgieron los primeros humanos modernos y cuándo los seres
humanos y los chimpancés comparten un ancestro común. Las nuevas
mandíbulas fósiles pueden mejorar las estimaciones sobre cuándo
comenzaron a diversificarse en serpientes, lagartos y tuátaras, y en qué
momento los primeros lagartos modernos habitaron la tierra. Las
estimaciones anteriores han variado en un rango de 64 millones de años y
el equipo se dispuso a reducir esa franja.
"Algunas
estimaciones previas basadas en datos moleculares sugieren que
los lagartos evolucionaron hace 290 millones de años", dijo la
investigadora Cajsa Lisa Anderson, de la Universidad de
Gotemburgo, en Suecia.
La revisión de la
datación molecular a la luz de este nuevo hallazgo fósil sugiere que los
lagartos comenzaron a diversificarse en la mayoría de los grupos
modernos que conocemos hoy hace menos de 150 millones de años en el
período Cretácico, tras la fragmentación continental.
Los científicos prevén
que el sitio de Vellberg todavía permitirá descubrir más fósiles en el
futuro, ampliando nuestro conocimiento del registro fósil de
vertebrados. La profesora Susan Evans, del Departamento de Biología
Celular y del Desarrollo en UCL, también miembro del equipo
investigador, dijo : "El registro fósil de animales pequeños como
lagartijas y ranas es muy desigual, pero, por suerte, este nuevo
yacimiento de fósiles en Alemania con el tiempo nos dará una comprensión
más amplia de lo que estaba pasando en este momento" .
Descubren en el Triasico de Chile restos de
protodinosaurios.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 92. Agosto de 2013.
Se trata de un protodinosaurio de unos dos metros de largo que vivió
cerca de Calama entre 238 a 240 millones de años atrás. Fósil comenzó a
ser analizado hace tres años por expertos chilenos que presentarán la
especie a fin de mes en Estados Unidos.
A
simple vista es un trozo de roca cuadrada de poco más de 30 centímetros,
una más entre los fósiles que guarda el Museo Nacional de Historia
Natural en Quinta Normal. Sin embargo, los fragmentos e impresiones de
vértebras y fémur sobre ella hablan de uno de los animales más antiguos
encontrados hasta ahora en Chile.
Se
trata de un protodinosaurio, ancestro directo de los dinosaurios, que
vivió en Calama entre 238 y 240 millones de años atrás.
Hallada
en 1980, en un cerro de la cordillera Domeyko, al sureste de Calama, la
piedra caliza con el fósil estuvo guardada en el museo hasta que en
2010, durante una revisión de material, un grupo de expertos liderados
por David Rubilar, jefe del área Paleontología del museo y parte de la
Red de Paleontología de la U. de Chile, se dio cuenta que no había sido
estudiada y comenzaron el análisis.
Luego de tres
años de análisis encontraron que la roca tiene restos de 10
vértebras de la pelvis, fémur, tibia, fíbula y algunas costillas
que muestran que es una especie de protodinosaurio de la familia
Silesauridae, que vivió a finales del período triásico (250 a
200 millones de años).
“Este
silesaurio sería uno de los más antiguos del mundo”, dice
Rubilar, quien presentará los restos fósiles a fin de mes en la
reunión de la Sociedad de Paleontología de Vertebrados de EE.UU.,
en Los Angeles, California.
Varios
protodinosaurios de esta familia se han hallado en el mundo, incluyendo
especies en Argentina y Brasil. El más antiguo tiene 243 millones de
años y fue hallado en Tanzania, Africa, en 2007. El chileno tendría
cerca de 240 millones de años.
Según
el paleontólogo, los silesáuridos pertenecen a un linaje de animales
pequeños y gráciles que no pasarían los dos metros y medio de largo. Muy
por debajo de los más de 30 metros que podían medir los dinosaurios más
grandes. Aunque el encontrado en Chile es incluso más pequeño.
Rubilar
explica que aunque los silesaurios son de la misma rama que daría origen
a los dinosaurios, son anteriores a éstos y con una serie de
características físicas que impidan que sean definidos como tales. “La
cavidad de la cadera donde se aloja la cabeza del fémur (acetábulo) no
está perforada, y no tiene una orientación de 90° en relación al hueso,
características que son encontradas en todos los dinosaurios”, explica.
El
protodinosaurio chileno vivió en lo que hoy es el cerro Quimal, en
Calama, entonces un lugar cubierto de grandes helechos y lagunas, más
tropical que el paisaje actual.
Probablemente
fue herbívoro, aunque para determinarlo con certeza es necesario
encontrar su cráneo. Era bípedo facultativo, es decir,
ocasionalmente se podía sostener en las patas traseras, “una
pista que nos habla de las transformaciones que más tarde
encontraríamos en lo dinosaurios”, dice.
Por la
antigüedad de las piezas, es posible que esta y otras especies
de protodinosaurios incluso pudieran convivir con los primeros
dinosaurios, que aparecieron en el planeta hace 240 millones de
años.
La
tarea que tiene ahora el equipo de paleontólogos del museo y la U. de
Chile, es determinar si efectivamente los fósiles encontrados pertenecen
a una nueva especie de silesáurido o es de un género ya conocido. Si
resulta ser distinto a todos los encontrados hasta ahora podrán también
ponerle un nombre propio.
En un
año más el equipo pretende tener los resultados finales. De comprobarse
que es una nueva especie, el hallazgo en Chile podría llenar un vacío en
el estudio paleontológico del grupo fundamental del que proviene la
mayoría de los actuales reptiles y aves.
Para
ello, los investigadores quieren volver a explorar cerro Quimal, en
busca del lugar exacto en el que se encontraron los fósiles en 1980.
También tendrán que viajar a distintos museos del mundo, comparando la
especie con otros restos descubiertos hasta ahora.
El
protodinosaurio no es el único hallazgo del grupo de paleontólogos. En
la última campaña encontraron nuevas y desconocidas piezas del
Chilenosuchus forttae camiquela, un reptil similar a los actuales
cocodrilos que vivió en Calama hace más de 200 millones de años.
Nuevos restos del cocodrilo Machimosaurus en el Jurásico
de Alemania.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 92. Agosto de 2013.
La revista alemana Fossil Record,
que edita el Museo de Historia Natural de Berlín (Museum für Naturkunde),
publica la descripción de nuevo material del
cocodrilo jurásico Machimosaurus.
Machimosaurus huggii,
ejemplar SMNS 91415 procedente de Neuffen y expuesto en el Museo Estatal
de Historia Natural de Stuttgart. Fotografía de Markis Buehler tomada de
su galería en flickr.com; pulsar sobre ella para ampliar.
Son un
cráneo y mandíbula asociados a restos postrcraneales, procedentes del
Jurásico Superior(Kimmeridgian inferior) de la cantera Am Hörnle en
Neuffen (estado de Baden-Wurtemberg,
Alemania).
El cráneo
mide 93,5 cm de longitud. Fue encontrado
por E. Schlipf en 1974 y se conserva en el Museo Estatal de
Historia Natural de Stuttgart (Staatliches Museum für Naturkunde,
SMNS). Se asigna a la especie
Machimosaurus hugii VON MEYER 1837.
Machimosaurus hugii fue definida a
partir de dientes aislados del Kimmeridgiense inferior de
Soleura (Suiza). Posteriormente se han encontrado restos mas
completos en varios yacimientos del Jurásico Superior de Europa
e incluso de África (ún fragmento de mandíbula en Etiopía).
El cráneo alemán
descrito por Martin & Vincent (2013) es el cuarto que se conoce. Los
anteriores procedían de Guimarota (Portugal, descrito en 1967-1968),
Montmerle (Francia, descrito en 1982) y Ambleteuse (Francia, descrito en
1999).
La otra especie que se consideraba válida dentro del género Machimosaurus,
M. mosae (LIÉNARD 1876), es declarada no
válidapor Martin
& Vincent (2013), por considerarse mal definida. Además el holotipo de
esta especie, procedente del Kimmeridgiense de Issoncourt (departamento
de Mosa, Francia), está actualmente desaparecido.
Encuentran en Lanzarote un nuevo ejemplar de huevo del
ave ratites.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 92. Agosto de 2013.
El
equipo de trabajo del paleontólogo experto en aves extinguidas, Antonio
Sánchez Marco, ha hallado un nuevo ejemplar de huevo de ratites, unas
aves de gran tamaño que vivieron en Lanzarote hace entre 5,3 y 6
millones de años.
Según ha informado el Cabildo de la isla, este es el séptimo huevo que
se encuentra en el 'Yacimientos del Neógeno continental de Órzola-Famara',
en el que estos paleontólogos trabajan desde 2010, y es la pieza más
significativa hallada en la cuarta campaña de excavaciones que acaba de
concluir.
El
fósil tiene un tamaño similar a un huevo de avestruz actual y presenta
un excelente estado de conservación, pero, al igual que los otros seis
ejemplares, carece de embrión.
Este
ejemplar se une a los numerosos fragmentos de cáscaras de huevos de
ratites de distintos tamaños, también de tortugas, numerosos caparazones
de gasterópodos terrestres y a una vértebra de una pequeña serpiente de
la familia de las boas, que se han recopilado desde que empezaron a
excavar hace tres años.
Esta es la cuarta campaña de los trabajos de excavación
dirigidos por el doctor Sánchez Marco, del Instituto Catalán de
Paleontología Miquel Crusafont.
Por el momento, el nuevo hallazgo amplía el radio de la zona a
investigar, pero no aporta demasiada luz a las grandes preguntas
que han surgido en torno a la presencia en Lanzarote de estos
animales: cómo llegaron aquí, cómo vivieron, y por qué
desaparecieron.
Así,
a partir de estas dudas y en función de otros restos que puedan
encontrarse, se podría reconstruir su forma, su alimentación, el entorno
en el que habitaban y con qué otros seres vivos compartía el territorio
de lo que hoy es Lanzarote que por entonces pudiera estar emergido.
Como
se ha dicho, esta es la cuarta intervención. La primera de ellas fue en
el 2010 cuando se realizaron tareas de reconocimiento de los yacimientos
y preparación, aunque eran de pequeña envergadura, ya que las
importantes se realizaron en las actuaciones de 2011 y 2012.
Estas campañas han permitido avanzar en el conocimiento de este enclave
y en las cuestiones que plantea, al tiempo que se han localizado nuevos
yacimientos.
De
esta manera, se cree que por su ubicación y datación, -entre 5,3 y 6
millones de años- se puede contemplar un tal vez mayor lapso temporal de
la presencia de ratites en este Lanzarote primigenio.
Además, las investigaciones han permitido descartar algunas de las
explicaciones que se habían dado en el pasado para justificar el
hallazgo de estos huevos, como la de una unión geográfica temporal con
el continente africano.
Así,
en este 2013 se han trabajado dos ejes principales. El primero ha sido
la excavación en los enclaves de Valle Grande 1 (más cercano a Famara) y
en Valle Chico (en Órzola) para comprender la formación de estos
yacimientos y establecer posibles correlaciones.
El
otro consistió en buscar, mediante distintas técnicas de localización,
nuevos yacimientos que permitan una mayor precisión tanto al determinar
el momento en que llegaron las faunas terrestres a las proto-islas
orientales, como aquel en que se produce su extinción.
Desde el comienzo de esta excavación, el doctor Sánchez Marco y su
equipo han compartido con el Cabildo la idea de dar a conocer estos
yacimientos y su significado a un público interesado y más amplio.
Por
ello, se prevé que en breve se hagan visitables los yacimientos de Valle
Chico y Valle Grande 1 sin que esto entorpezca ni interfiera los
trabajos de investigación en ellos.
Hallan en Venezuela fósil de
Megistonix oreobis, un
perezoso gigante.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 91. Agosto de 2013.
El
Animal hallado en la Provincia de Zulia (Venezuela) de este perezoso
gigante identificado como "Megistonix oreobis" que significa "la mayor
garra que habitó en las montañas", haciendo referencia a la cara a la
característica de los mamíferos Megaloníquidos del orden Pilosa, dotados
de uñas en forma de garfio que habitaron durante el Pleistoceno.
Se ha hallado el cráneo casi completo y fragmentos del esqueleto de este
animal, descubiertos en el año 1997 por una expedición científica en
Cerro Pintado, en la sierra de Perijá en la ya mencionada Provincia
Venezolana, estos fósiles corresponden a un nuevo género y especie para
la ciencia: "Megistonix orebios", el cual vivió durante el pleistoceno,
hace unos 14.150 años... no mucho!
En la
investigación participaron el geólogo del Servicio Nacional de Parques
de los Estados Unidos, H. Gregory McDonald; el paleontólogo del
Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), Ascanio
Rincón; y el profesor de Biología y Ciencias Ambientales de la
Universidad de Tennessee de Chattanooga, en Estados Unidos, Timothy J.
Gaudin.
La edad de los fósiles fue calculada por métodos
radiométricos mediante la desintegración del isótopo carbono 14.
Se concluyó que el herbívoro terrestre encontrado en la Cueva de
los Huesos por los representantes del Museo de Biología de la
Universidad del Zulia existió cerca del final de la Glaciación
Mérida, nombre con el cual se conoce el episodio glacial del
Pleistoceno tardío ocurrido en los Andes venezolanos (estados
Mérida, Táchira y Trujillo) entre 2.600 y 3.500 metros de
altura, y que finalizó hace 17.000 y 14.000 años antes del
presente.
Dicha información coincide con las estimaciones hechas en 1974 por el
geólogo alemán Carlos Schubert, quien en vida se desempeñara como
investigador del Centro de Ecología del IVIC. "Cerro Pintado, en la
última Edad del Hielo, estuvo cubierto por glaciares y el perezoso vivió
cuando había hielo, siendo uno de los animales que ha subsistido a tan
elevadas alturas en el planeta.
El perezoso poblaba el mundo cuando este comenzó a transformarse en un
ambiente más cálido y húmedo; en plena glaciación era frío y seco"
explicó Rincón, coautor del estudio y jefe del Laboratorio de
Paleontología del IVIC donde se analizaron las muestras.
A mayor altura la temperatura disminuye drásticamente, por lo que el
perezoso debió adaptarse a condiciones climáticas extremas. Las especies
actuales tienen un metabolismo basal bajo y son térmicamente sensibles,
al punto de considerar esa susceptibilidad al calor como una posible
causa de extinción.
De hecho, el estudio internacional comprueba que los perezosos gigantes
del "Megistonyx" no solo eran más diversos ecológica, morfológica y
taxonómicamente, sino en términos fisiológicos, siendo algunas especies
capaces de soportar períodos prolongados de clima frío. Asimismo,
muestra la aparente destreza de estos animales para trepar terrenos
rocosos alpinos.
Una mandíbula de mamut bebé y un colmillo de adulto,
entre los restos de Orce.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 91. Agosto de 2013.
La campaña de
excavaciones que se ha desarrollado en la cuenca de Guadix-Baza
(Granada), y especialmente en Orce, en las últimas semanas, bajo al
dirección del IPHES (Institut Català de Paleoeoclogia Humana i Evolució
Social), ha aportado más de 3.500 nuevos registros, entre herramientas
de piedra y restos de fauna con una cronología que va de 1,2 a 1,5
millones de años.
Los nuevos hallazgos
serán fundamentales para profundizar en el conocimiento de las primeras
poblaciones humanas europeas. La campaña se ha
llevado a cabo del 19 de agosto al 8 de septiembre. Se han excavado los
yacimientos de Barranco León, Fuente Nueva-3 y Venta Micena. Además, se
ha prospectado la región de Huéscar y el Guadiana Menor.
Han participado 100
estudiantes de historia, arqueología, biología, geología y otras
especialidades, procedentes de las universidades andaluzas (Granada,
Málaga, Cádiz, Sevilla y Pablo Olavide de Sevilla), Castilla la Mancha,
Madrid, Castilla-León, Galicia, Cataluña (Rovira i Virgili de Tarragona,
Barcelona, Autónoma de Barcelona), Italia, Francia, Israel, Argelia,
Túnez, y Eritrea.Han participado 100 estudiantes de historia,
arqueología, biología, geología y otras especialidades
En Barranco
León se ha continuado con la excavación de las cuadrículas
abiertas y no terminadas en la campaña precedente de 2011, con
el objetivo de recuperar los restos faunísticos y líticos
depositados en el nivel D, donde se ha detectado una superficie
usada por los homínidos para la talla y utilización de
instrumentos. Se han obtenido un total de 1.741 registros (1.429
de fauna y 303 de industria lítica) de hace 1,4 millones de
años.
En Fuente Nueva
3, con una cronología de 1,2-1,3 millones de años, se ha
ampliado el corte de excavación con una pala mecánica en 70
metros cuadrados, con el objetivo de tenerlo preparado para
futuras campañas, de cara a la extracción de los restos de
mamuts gigantes que se están descubriendo.
Gracias a ello se ha
localizado un nivel superior con presencia de más restos de mamut e
industria lítica, del cual no se tenía constancia hasta este verano.
Por otro lado, también
en Fuente Nueva 3 se ha continuado con la excavación de las cuadrículas
ya abiertas, y se han recuperado un total de 1.262 registros (1.107 de
fauna y 135 de industria lítica).
Entre estos nuevos
hallazgos, se ha extraído una mandíbula de mamut bebé y una defensa
completa de mamut adulto, numerosos restos de rinocerontes, caballos,
ciervos, búfalos, osos, licaones, y algunos fósiles pequeños carnívoros
del grupo de los mustélidos.
En Venta Micena, la
excavación de esta localidad paleontológica ha supuesto un avance
fundamental en el proyecto. Tras ocho años sin ninguna intervención en
este yacimiento, se ha abierto una superficie de 100 metros cuadrados
sobre el nivel fértil con una pala excavadora en torno al sondeo IV,
donde en 2005 se excavaron parcialmente 6 metros cuadrados. Se han
ampliado las cuadrículas alrededor de este sondeo hasta un total de 19
metros cuadrados, y se han recuperado 573 restos fósiles de
macromamíferos.
“El objetivo es
comprobar si el modelo de acumulación de los restos fósiles en esta zona
del yacimiento es igual o diferente al detectado en el corte III,
situado 400 metros al norte en línea recta donde se realizó durante los
años 80 y 90 del siglo pasado la excavación principal del yacimiento.
Archaeopteryx, y las discusiones de su origen.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 90. Agosto de 2013.
El cerebro del
‘archaeopteryx’ muestra que volar estuvo al alcance de muchos reptiles
prehistóricos.
¿Es un dinosaurio? ¿Es un pájaro? La pregunta es tan sencilla que podría
responderla un niño de cinco años, pero tan sutil que haría sudar tinta
china a un paleontólogo.
Las plumas y la
clavícula fusionada (fúrcula) que la tradición consideraba elementos
característicos de las aves surgieron en realidad, según sabemos ahora,
en los dinosaurios del cretácico, sin que ni Steven Spielberg se
percatara de ello. Volar podría ser un buen criterio para definir a un
pájaro, pero ningún fósil suele hacerlo. Científicos del Museo Americano
de Historia Natural, en Nueva York, y las Universidades de Columbia,
Texas y Stony Brook han tenido que volver su atención hacia el cerebro
para resolver el enigma.
¿Es un dinosaurio? ¿Es
un pájaro? Es ‘archaeopteryx’, el fósil más antiguo que la generalidad
de los niños de cinco años estaría de acuerdo en definir como un ave, un
pajarraco picudo, horripilante y tan popular que hasta llegó a
enfrentarse al mismísimo King Kong en la película fundacional del
género, dirigida en 1933 por Merian Cooper y Ernest Schoedsack (por
cierto que a King Kong no le resultó nada fácil deshacerse del volátil
en aquella secuencia interminable). Amy Balanoff y sus colegas
demuestran ahora que su cerebro era mucho más similar al de los
primitivos dinosaurios que al de las gráciles aves que evolucionaron
desde ellos. Entonces ¿es un dinosaurio o es un pájaro?
“Se sabía poco
de la historia evolutiva inicial del cerebro ‘hiperinflado’ que
distingue a los pájaros de los demás reptiles vivos, y que
aporta las importantes capacidades neurológicas que se requieren
para el vuelo”, escriben Balanoff y sus colegas en ‘Nature’. Los
evolucionistas de Nueva York han utilizado tomografía de alta
resolución para ‘ver’ el cerebro de estos fósiles y compararlo
con el de las aves actuales, por un lado, y con el de otros
dinosaurios fósiles (‘manirraptores’) que se consideran
familiares evolutivos próximos tanto al ‘archaeopteryx’ como a
las primeras aves. Es decir, cerca del origen del vuelo.
El conocimiento
recibido decía hasta ahora que el volumen del cerebro del
‘archaeopteryx’ es un intermediario entre el de los dinosaurios
manirraptores de la época y el de las primeras aves. El nuevo análisis,
beneficiado por unas herramientas tecnológicas mucho más avanzadas,
muestra que el incremento cerebral del ‘archaeopteryx’ no es en realidad
del ‘archaeopteryx’, sino una muestra como cualquier otra de un aumento
craneal propio de los manirraptores, la familia de dinosaurios a la que
pertenecía. De hecho, la cefalización del ‘archaeopteryx’ es menor que
la de varios de sus primitivos primos de tierra firme.
Si es que todos eran de
tierra firme. “Si ‘archaeopteryx’ tenía las capacidades neurológicas
requeridas para el vuelo”, concluye Balanoff, también las tenían –al
menos— otros dinosaurios manirraptores, y esto concuerda con otras
evidencias recientes de que ‘archaeopteryx’ y su familia no eran únicos
entre los dinosaurios con la capacidad de volar.
¿Es un dinosaurio? ¿Es
un pájaro? La mejor respuesta parece ser: qué más da.
Batrachomimus pastosbonensis, una nueva especie de
neosuquio del Jurásico de Brasil.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 90. Agosto de 2013.
Confundir un cráneo de
crocodilomorfo con el de un anfibio primitivo (más concretamente con
uno de los temnospóndilos abundantes a finales del Paleozoico y
principios del Mesozoico) era muy común en las confusas noches de los
bares de las charcas jurásicas. Al menos, eso ha debido parecerles a
Montefeltro y colaboradores, que en un reciente estudio han publicado la
descripción de Batrachomimus pastosbonensis, una nueva especie de
neosuquio de la Formación Pastos Bons del Jurásico Superior de Brasil.
Al parecer, esta nueva
forma jurásica está relacionada con los paraligatóridos, un pequeño
grupo de neosuquios derivados cerca de la base de Eusuchia constituido
por algunas formas conocidas a lo largo de todo el Cretácico de Ásia
como Rugosuchus o Shamosuchus. Con la descripción de
Batrachomimus, aumenta tanto el rango temporal como geográfico del
grupo de los paraligatóridos.
¿Y por qué se llama
Batrachomimus? Pues resulta que el nombre genérico (“imitador de
batracio” en griego) hace referencia a que el holotipo se identificó en
un primer momento como un temnospóndilo, que como ya hemos dicho, eran
"anfibios" primitivos vagamente similares a los batracios modernos (ya
sabéis: ranas, sapos...).
Además se
pensaba que provenía de la Formación Pedra da Fogo del Pérmico
de la misma zona, el estado de Maranhão en el noreste brasileño,
periodo en el que los temnospóndilos eran dominantes y que
posteriormente fueron reemplazados como otros depredadores
semiacuáticos a principios del Mesozoico.
Una de las cosas más
interesantes de Batrachomimus es que, en un cladograma, se coloca
muy cerca de la radiacion de los cocodrilos modernos. Como ya hemos
comentado por aquí en alguna ocasión, hasta el momento las relaciones
filogenéticas entre los taxones que tienen que ver con el origen de los
cocodrilos modernos no están del todo claras y como consecuencia se
obtienen pobres estimaciones de diversidad taxonómica y morfológica.
Los taxones implicados
en toda esta movida se conocen a partir de ejemplares de diferentes
yacimientos de todo el Cretácico laurasiático y en algunos yacimientos
de Brasil, Australia y norte de África. De esta forma, muy cerca de la
base de Eusuchia, encontramos formas anfibias de pequeño tamaño con
rostros alargados y dentición piscívora como Isisfordia o
Laganosuchus, o de rostro corto que pueden tener dentición durófaga
como Hylaeochampsa o dientes reducidos y finos como
Pietraroiasuchus o Pachycheilosuchus, así como los
paraligatóridos que hemos mencionado.
Bienvenida, entonces,
la publicación de Batrachomimus, con el que tenemos una nueva
pieza en el puzzle evolutivo para intentar clarificar (o complicar aún
más) el origen de los cocodrilos modernos.
Encuentran huellas de dinosaurio herbívoro en Tacuarembó,
Uruguay.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 90. Agosto de 2013.
Por primera vez en
Uruguay se encontraron huellas fósiles bien preservadas de un dinosaurio
herbívoro. Se trata de 19 huellas, 15 preservadas, tres ausentes y una
incierta. Las mismas son de hace 150 millones de años, que se conoce
como el período Jurásico Tardío - Cretácico Temprano (Era Mesozoica).
Las mismas fueron encontradas a la altura del kilómetro 262,500 de la
ruta Nacional Nº 26, cerca de Cuchilla del Ombú en el departamento de
Tacuarembó. Se trata de un terreno compuesto por rocas sedimentarias,
muy comunes en todo el departamento.
El hallazgo se
produjo en octubre del año 2009, pero se mantuvo en secreto hasta ayer
dada que la investigación ha sido amplia. El equipo científico compuesto
por el doctor Daniel Perea, la licenciada Valeria Mesa y los técnicos
Pablo Toriño y Gustavo Lecuona encontraron casi de casualidad su
hallazgo.
Tras ser encontrados
restos fósiles y huellas similares al sur de Brasil (cerca de Santa Ana
Do Livramento), los investigadores de la Universidad de la República
comenzaron un periplo por la Cuenca del Norte de Uruguay (Tacuarembó y
Rivera). En su recorrido encontraron restos fósiles, fragmentos de
huesos de peces, dientes de tiburones de agua dulce, placas de tortugas,
huesos de cocodrilos y dientes de dinosaurios terópodos (carnívoros),
pero hasta este hallazgo no existían indicios de la presencia de
dinosaurios herbívoros en la zona.
La mayoría
de los hallazgos de presencia de dinosaurios carnívoros fueron
en la zona de Sauce de Batoví , al sur del departamento de
Tacuarembó. Sin embargo la presencia de las huellas del
Saurópodo (dinosaurio herbívoro) fue encontrada al noreste del
departamento, a 25 kilómetros de la ciudad de Tacuarembó. Para
evitar la degradación de las huellas encontradas, el equipo de
la Facultad de Ciencias desarrolló una serie de actividades,
limpiando y moldeando las huellas gracias al aporte de Gustavo
Lecuona (Preparador y Paleoartista del Museo Nacional de
Historia Natural) y Pablo Toriño (Ayudante de Paleontología de
la Facultad de Ciencias).
"Acá encontramos las
primeras huellas de dinosaurios que se conocen en Uruguay. Se trata de
un solo individuo con varias pisadas en un tren de unas 15 huellas por
lo menos. Es un dinosaurio chico, del tamaño de un elefante
aproximadamente", informó el profesor de Paleontología Vertebrados, Dr.
Daniel Perea.
"Es un dinosaurio
herbívoro, de cuello y cola larga, de la especie de los Saurópodos",
destacó. Según los investigadores las huellas datan de hace 150 millones
de años, hecho que fue comprobado por el tipo de roca, suelo y por los
restos de carnívoros encontrados en el departamento.
"La roca tiene 150
millones de años, es del período Jurásico, y eso se establece porque las
rocas que están por encimas de éstas son lavas que se solidificaron y
tienen unos 140 millones de años", indicó Perea. "Además encontramos
otros fósiles sobre la arenisca (dientes y huesos de carnívoros), están
marcando que se trata de ese período, tiene una fauna particular que
solo en esa época se dio en el mundo, por eso hablamos de hace 150
millones de años", expresó.
La investigación
comenzó hace diez años y fue en octubre del 2009 que encontraron las
huellas del herbívoro en Tacuarembó.
"Nosotros estamos
investigando desde hace diez años, empezamos con ímpetu y por suerte
conseguimos el apoyo de diversas instituciones nacionales e
internacionales, como la Jurassic Foundation, el apoyo de la Agencia
Nacional de Investigación e Innovación y también de la Universidad de la
República", indicó.
Según la
investigación realizada por los profesionales, el norte de Uruguay, sur
de Brasil y toda África fue un palio desierto, una zona que se
encontraba unida, con dunas desérticas y ríos con ambientes desérticos.
Fue en esa época que se formó el Océano Atlántico, separando a
Sudamérica de África, lo que se conoció como el supercontinente Gondwana.
"Tacuarembó es el
Parque Jurásico del Uruguay. El departamento de Tacuarembó podría
decirse de forma ambiental que fue un palio desierto, que abarcaba el
sur de Brasil, el norte de Uruguay y África", indicó Daniel Perea.
"Era un gran
desierto que abarcaba ambos continentes y en algunos lugares habían
sectores con agua donde se desarrollaba la vida con más fuerza.
Tacuarembó es una inter duna que tenía agua y barro, los animales se
desplazaban buscando su alimento y los carnívoros se dedicaban a cazar a
los herbívoros", destacó.
Perea resaltó que ya
tienen pruebas e indicios de una mayor cantidad de huellas de
dinosaurios en Tacuarembó, aunque prefirió mantener en secreto el lugar
para continuar investigando de forma tranquila.
"Ya tenemos
evidencia de que en la zona existen más huellas, pero por el momento
estas son las más evidentes, aunque tenemos otras en las cuales vamos a
seguir trabajando", expresó.
Por su parte la
licenciada Valeria Mesa dijo que el objetivo de ellos es tratar de
conseguir la mayor cantidad de información posible para conformar un
mapa jurásico en el norte de Uruguay.
"Estamos intentando
sacar la mayor cantidad de información, el tipo de animal que dejó las
huellas, la estimación del tamaño, peso, velocidad de desplazamiento y
saber cómo se formaron las huellas para que quedaran de esta forma",
dijo Mesa.
"Es el primer
registro de un dinosaurio herbívoro. Nos llamaba la atención que
teníamos bastantes sobre los carnívoros y nos faltaban herbívoros. La
primera evidencia que ese tipo de animales habitó Uruguay es este
hallazgo", destacó.
Cabe señalar que
Valeria Mesa viene realizando su tesis de postgrado universitario con la
investigación que ha dado como resultado el primer hallazgo de un
dinosaurio herbívoro en Uruguay.
Hallan en Australia fósiles de marsupiales conocidos solo
en Sudamérica.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 89. Agosto de 2013.
Dos fósiles de
marsupiales, encontrados en el noreste de Australia y que se creía que
habían poblado Sudaméricahace millones de años, cuestionan la teoría de la evolución de estos
animales, informaron hoy fuentes académicas.
Dos fósiles de
marsupiales, encontrados en el noreste de Australia y que se creía que
habían poblado Sudamérica hace millones de años, cuestionan la teoría de
la evolución de estos animales, informaron hoy fuentes académicas.
Los restos corresponden
a un hueso de un tobillo y a un diente, hallados en el yacimiento de
Tingamarra, en el estado de Queensland,
cuya antigüedad se calcula en unos 55 millones de años, indicó en un
comunicado la Universidad de Nueva Gales del Sur.
El del tobillo es de un
marsupial parecido a un ratón que se creía que había poblado Sudamérica
mientras que el diente, que pertenece a una especie desconocida, se
parece a otros fósiles descubiertos en el continente Sudamericano y en
el norte de África.
El descubridor
de este último, el paleontólogo Robin Beck, bautizó el nuevo
marsupial como "Archaeonothos henkgodthelpi" en honor a Henk
Godthelp, que lideró las excavaciones en Tingamarra. El nombre,
que se traduce como "el antiguo descendiente ilegítimo de Henk
Godthelp", alude a que ésta especie no tiene ningún lazo con los
marsupiales australianos, señaló la nota.
Ambos fragmentos ponen
en cuestión la teoría convencional sobre la evolución de los marsupiales
que sostiene que estos realizaron una migración única durante la época
del supercontinente Gondwana desde la zona que se convirtió en América
del Sur hacia el territorio conocido actualmente como Australia.
Gondwana, que junto a
Laurasia agrupó toda la masa terrestre hace 200 millones de años, se
dividió en nuevos bloques: Gondwana Este (la actual Antártida,
India, Madagascar y Australia) y Gondwana Oeste (América del Sur y
África).
Además, un estudio
genético de Maria Nilsson, de la Universidad de Münster (Alemania),
publicado en 2010 afirmaba que todos los marsupiales de Australia y de
las islas aledañas tienen un antepasado común en América del Sur. "La
explicación sobre los orígenes de los marsupiales australianos
súbitamente se ha vuelto más complicada", dijo Beck.
Según el
paleontólogo, las especies de marsupial australianas están
relacionadas entre sí, pero la especie a la que pertenece el
fósil del tobillo está vinculado a un grupo que vivió en
Sudamérica y que hasta ahora se pensaba que no había migrado a
Australia. El diente de la especie de marsupial desconocido
resulta aun más intrigante para los científicos que no pueden
determinar si sus orígenes están en Sudamérica, en África o en
otro lugar del planeta.
"Es
imposible explicar la presencia de estos nuevos fósiles en Australia
utilizando el modelo de dispersión único. Puede que hubiera múltiples
movimientos (migratorios) entre Sudamérica y Australia", dijo Beck.
El
estudio del paleontólogo australiano también aborda la extinción de
algunos marsupiales en Australia que aún sobreviven en Sudamérica y,
probablemente, de forma opuesta.
"¿Podría descubrirse en Sudamérica fósiles que son de marsupiales
típicos de Australia?", se preguntó Beck, tras considerar que un cambio
climático pudo ser un factor clave en la desaparición de los marsupiales
de origen americano. Agencia EFE.
Descubierto raro fósil de plesiosaurio del Cretácico.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 89. Agosto de 2013.
Investigadores de
la University of Alabama han descubierto los restos fósiles de un
gran reptil marino que una vez gobernó los mares abiertos hace 80
millones de años.
El descubrimiento
inicial se hizo el 20 de junio por el estudiante de secundaria Noé
Traylor durante una expedición de la UA y se identificó más tarde
como parte de una gran vértebra del cuello de un elasmosaurio, que
es un subgrupo de plesiosaurios de fines del Cretácico.
Los plesiosaurios
elasmosáuridos se reconocen fácilmente por su gran tamaño corporal -
algunas especies alcanzaban hasta 14 metros de longitud.
"Piensa en el
monstruo del Loch Ness", dijo el Dr. Dana Ehret, paleontólogo del
Museo UA. "Ellos tenían grandes aletas para nadar y cuellos muy
largos, que constan de hasta aproximadamente 70 vértebras del
cuello".
Los plesiosaurios
se extinguieron a finales del Cretácico, o hace unos 65.5 millones
años, y son generalmente raros en el registro fósil de Alabama. Esta
es sólo la segunda muestra de elasmosáurido que contiene más de uno
o dos huesos que se ha encontrado en el estado, dijo Ehret. La
primera, que consta de 22 vértebras, fue encontrada a finales de
1960 y ahora es parte de la colección de la UA.
Este descubrimiento
parece estar a la par con el primero. Hasta la fecha, se han
recogido cerca de 15 grandes vértebras, unos cuantos huesos de
paletillas y muchos fragmentos de hueso, pero todavía está en marcha
una excavación extensiva, por lo Ehret no sabe cómo de completo
quedará este esqueleto.
"Encontramos una gran cantidad de los fósiles más comunes
aquí, pero este es un macropredator que no se encuentra
normalmente en Alabama", dijo Ehret. "Es muy interesante
porque nos da un panorama más amplio de lo que estaba
ocurriendo en Alabama en ese momento".
El
esqueleto tampoco se encontró cerca del agua.
Ehret dijo que a
finales del período Cretácico las temperaturas eran mucho más
calientes de lo que son hoy en día, lo que resulta en niveles del
mar más elevados. El espécimen fue encontrado en una pequeña cantera
en la zona rural del condado de Greene, una región comúnmente
llamada "Cinturón Negro".
El "Cinturón Negro"
representaba a finales del Cretácico el litoral de la Costa del
Golfo. Los sedimentos que se encuentran en esta región se clasifican
como tiza, se componen de organismos microscópicos extintos y son
muy ricos en nutrientes, convirtiéndose en el lugar perfecto para la
agricultura.
El
descubrimiento fue hecho durante la Expedición 35 del Museo, que fue
organizada por el Museo de Historia Natural de Alabama de la UA y
dirigido por Randy Mecredy, director del Museo. La expedición es un
programa anual de verano que está abierto a estudiantes de secundaria y
bachillerato.
Los
huesos fueron excavados inicialmente en el lugar de la tiza en la
cantera. Una vez que fueron capaces de determinar el tamaño y la
extensión de los huesos individuales, los que trabajaban en la
excavación pudieron sacarlos de la tierra y transportarlos de vuelta al
museo. Algunas piezas volvieron sueltas, mientras que otras se
envolvieron para evitar que se cayeran a pedazos.
Luego
en el laboratorio de paleontología los huesos se desenvuelven y se
prepararon. Las muestras son lavadas y depuradas para eliminar los
sedimentos sueltos y, para aquellos que todavía están incrustados en el
sedimento de tiza, Ehret dijo que van a utilizar diferentes herramientas
para quitar el sedimento
Tomará
varias semanas para preparar adecuadamente los huesos y luego
endurecerlos para asegurar que más tarde no se vendrán abajo. Una vez
finalizado, se mostrarán con el modelo que figura en la UA Smith Hall.
"Desde
el punto de vista de la investigación, se trata de un hallazgo
importante. Al tener esta cantidad de piezas, se puede hacer un amplio
análisis comparativo. Sin embargo, tener también la capacidad de llevar
a los estudiantes de secundaria y de bachillerato al campo donde se
encuentran estas cosas los inspira a perseguir los campos relacionados
con la ciencia".
Avanza rescate de hadrosaurio en Coahuila.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 89. Agosto de 2013.
Paleontólogos localizaron 50 vértebras completas de una cola
articulada de hadrosaurio de 72 millones de años.
Luego de 20 días de
trabajar en el desierto de Coahuila, por primera vez se descubren en
México restos de un
hadrosaurio, de 72 millones de años, del que se
localizaron 50 vértebras completas de una cola articulada de este
tipo de ejemplares, de los que en otras partes del mundo se han
localizado con poca frecuencia.
En un comunicado
del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se informa
que de manera muy lenta para no romper lo que la naturaleza mantuvo
intacto desde hace 72 millones de años, los paleontólogos quitaron
la roca sedimentaria que cubría las vértebras
del animal y descubrieron el esqueleto de una larga cola de
hadrosaurio que alcanza cinco metros; las 50 vértebras excavadas
permanecen unidas entre sí como cuando el dinosauriohabitaba el planeta.
La paleontóloga del
Centro INAH-Coahuila, Felisa Aguilar, detalló que la temporada de
campo para recuperar el esqueleto del hadrosaurio dentro del Ejido
Guadalupe Alamitos, municipio de General Cepeda, en Coahuila,
comenzó el pasado 2 de julio de este año.
Añadió que
se trata de un rescate que ha requerido de sumo cuidado para
no perder la articulación de los huesos, por lo que se sigue
una técnica que en paleontología se conoce como de cantera
Dicho
procedimiento consiste en remover la roca sedimentaria de
los
fósilessiguiendo un plano horizontal
por capas; además, mientras se van liberando los materiales
se revisa el contexto: la orientación de los restos fósiles
y el tipo de sedimento que compone cada estrato que circunda
los vestigios a excavar, indicó Aguilar.
Abundó que el
rescate comenzó con la limpieza de la superficie y el
establecimiento de la retícula de excavación. Originalmente pensamos
que nuestra área de trabajo iba a ser de tres por seis metros, pero
conforme se fue liberando el esqueleto hubo la necesidad de ampliar
hasta llegar a los cuatro por ocho metros, siguiendo la orientación
de los restos óseos.
Por estudios de
biología se sabe que el tipo de dinosaurio al que pertenece el
ejemplar poseía entre 50 y 70 vértebras caudales. Además del
esqueleto de la cola, en los 20 días que lleva la excavación se han
recuperado huesos largos y de la cadera. Las características de las
vértebras caudales y sacras han permitido distinguir que se trata de
un hadrosaurio o pico de pato con cresta -nombrado científicamente
como Lambeosaurino-; aunque aún no es posible especificar la especie
porque se necesita encontrar más huesos, agregó Aguilar.
Felisa Aguilar, quien
dirige la excavación conjuntamente con su colega de la UNAM René
Hernández; explicó que la cola equivale a la mitad del esqueleto, lo que
quiere decir que prácticamente se conservó articulada media parte del
cuerpo del hadrosaurio, cuya longitud total se calcula en 12 metros.
La recuperación de este
esqueleto es de gran importancia para la paleontología mexicana porque
es muy raro encontrar este tipo de ejemplares con la mayoría de sus
huesos unidos.
Para el estudio
biológico de los dinosaurios este hallazgo es importante porque vamos a
tener una secuencia que permitirá conocer las características de las
vértebras. Se observa cómo se van diferenciando en tamaño dependiendo de
su posición en la columna vertebral, dijo el maestro en ciencias, Ángel
Ramírez Velasco, del equipo de paleontólogos de este proyecto.
Asimismo, Aguilar
destacó que en el lugar de la excavación se han encontrado otras partes
del esqueleto, entre éstas los huesos de las extremidades, y piensan que
debajo de la cola está el resto del ejemplar.
El esqueleto
fue hallado por José y Rodolfo López Espinoza, a principios de mayo de
2005. En junio de 2012 fue reportado al INAH, y luego de una inspección
para corroborar el hallazgo se procedió a elaborar el proyecto de
rescate, mismo que dio inicio luego de ser aprobado por el Consejo de
Arqueología del Instituto.
kal
Una nueva teoría sugiere que los dinosaurios fueron
perjudicados por las mariposas.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 88. Agosto de 2013.
En
contra de las explicaciones dominantes, que hablan de asteroides y
volcanes, una nueva teoría sugiere que la extinción de los
dinosaurios pudo deberse a la abundancia de mariposas que,
supuestamente, los dejaron sin nada que llevarse a la boca.
Mariposas, gusanos
y pequeños mamíferos voraces privaron de sustento a los dinosaurios.
Este nueva teoría aparece recogida en el libro de Brian Sviteka
recién publicado en EE.UU., donde se enumeran las interpretaciones
de la inesperada extinción de los 'dueños de la Tierra', escribe el
diario 'La República'.
Hace 66 millones de años nuestro planeta se parecía a un enorme
jardín. En aquel tiempo –recalca el autor- “aún no existían las
aves, lo cual hizo confortable la vida de las mariposas". Es muy
posible que los dinosaurios murieran de hambre ya que, como ellos,
las mariposas eran vegetarianas.
Estos enormes
reptiles tenían mandíbulas gigantes pero los insectos habrían
contado con un arma invencible: su enorme la cantidad. Los gusanos
devoraron las hojas, y los brontosaurios probablemente murieron de
espasmos en el estómago.
Como era de esperar, la nueva teoría sobre las mariposas asesinas ha
sido objeto de burla. No obstante, los científicos siguen proponiendo
nuevas teorías, no menos extrañas. Los biólogos, por ejemplo, sospechan
que en esta época los pequeños mamíferos tomaron por costumbre comerse
los huevos de los dinosaurios. Los botánicos creen que en los arbustos
de alguna hoja apareció cierta hierba venenosa, mientras que algunos
paleontólogos creen que los dinosaurios sufrían de hernia en los discos
vertebrales, artritis y cáncer.
Sin embargo, la teoría más aceptada sostiene que la actividad volcánica
de aquel tiempo copó la atmósfera de cenizas, provocando el cambio de
temperatura y la alteración del nivel del océano. En ese momento impactó
contra nuestro planeta el meteorito de Yucatán, lo que supuso un golpe
definitivo para los dinosaurios.
Descubren una asociación entre especies de hace 250
millones de años.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 88. Agosto de 2013.
Científicos de
Sudáfrica, Australia y Francia han descubierto la asociación entre
especies más antigua conocida, al escanear una madriguera fosilizada de
hace 250 millones años en la Cuenca Karoo de Sudáfrica.
La madriguera reveló la
presencia de dos animales vertebrados no relacionados juntos y
fosilizados después de ser atrapados por una inundación. Para hacer
frente a las duras condiciones climáticas posteriores a la extinción
masiva del Pérmico-Triásico, el anfibio Broomistega y el mamífero
precursor Thrinaxodon cohabitaron en una madriguera.
La exploración muestra
que el anfibio se metió en el refugio de un mamífero para protegerse.
Esta investigación sugiere que cortos períodos de letargo, llamados
estivación, además de la conducta de madriguera, pudieron haber sido una
adaptación crucial que permitió a los antepasados de los mamíferos
sobrevivir a la extinción del Pérmico Tríasico.
El equipo internacional
de científicos fue dirigido por el doctor Vicent Fernández, de la
Universidad de Wits, África del Sur y la Instalación Europea de
Radiación Sincrotrón (ESRF) en Grenoble, Francia.
Después de
muchos impresionantes resultados obtenidos en los fósiles, las
imágenes de sincrotrón han llevado a un renovado interés en los
estudios de las numerosas madrigueras fosilizadas descubiertas
en la cuenca del Karoo de Sudáfrica, fechadas hace 250 millones
de años. El primer intento de investigar una de estas
madrigueras ha arrojado sorprendentemente la primera asociación
de dos animales no relacionados.
El fósil fue recuperado
de los estratos de roca sedimentaria de la Cuenca Karoo. Data de hace
250 millones de años, al comienzo del Período Triásico. En ese momento,
el ecosistema se recuperaba de la extinción masiva del Pérmico-Triásico,
que acabó con la mayor parte de la vida en la Tierra. En el contexto del
supercontinente Pangea, lo que hoy es Sudáfrica fue un enclave en la
mitad sur del llamado Gondwana.
Fue el escenario de un
calentamiento climático pronunciado y el aumento de la estacionalidad
marcada por las lluvias monzónicas. Para sobrevivir en este ambiente
hostil, muchos animales, incluyendo reptiles parecidos a mamíferos
(mamíferos precursores), desarrollaron un comportamiento de excavación,
atestiguada por los numerosos moldes de madrigueras fosilizadas
descubiertas en la cuenca del Karoo.
Usando las propiedades
únicas del haz de rayos X de sincrotrón, la exploración de una de las
madrigueras comenzó a revelar el cráneo de un mamífero-como reptil
llamado Thrinaxodon, un animal reportado previamente en otra madriguera.
A medida que avanzaba
el análisis, la reconstrucción tridimensional de resultados fue más allá
de las expectativas de muestra: el mamífero estaba acompañado por un
anfibio Broomistega, perteneciente al grupo extinto de temnospondyl.
Además de la
conservación prístina de los dos esqueletos, el equipo se centró en las
razones que explican una convivencia tan inusual. Fernández explica: "La
madriguera compartida por diferentes especies existe en el mundo
moderno, pero corresponde a un patrón específico: por ejemplo, un
pequeño visitante no va a alterar el anfitrión. Un gran visitante puede
ser aceptado por el anfitrión si proporciona un poco de ayuda, como la
vigilancia ante un depredador. Pero ninguno de estos patrones se
corresponde con lo que hemos descubierto en esta madriguera fosilizada".
Una de las
posibilidades más obvias es una interacción depredador-presa, pero no
hay evidencias en ese sentido. Los científicos finalmente concluyeron
que el anfibio --que presentaba las costillas rotas-- se metió en la
madriguera en respuesta a su mal estado físico, pero no fue expulsado
por el mamífero. Los científicos creen que éste estaba en estado de
letargo y aceptó a su visitante. Ambos animales fueron finalmente
atrapados en la madriguera por una inundación repentina y se conservaron
juntos en los sedimentos durante 250 millones de años.
Sobre la estructura de la visión de los trilobites.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 88. Agosto de 2013.
Gracias a nuevas técnicas de rayos X se ha podido descubrir que la
visión de los trilobites era similar a la que poseen los cangrejos de
herradura.
Posiblemente el primer sentido sofisticado en aparecer sobre la Tierra
fue el sentido del olfato, pues para cualquier ser vivo saber sobre la
química que le rodea puede ser importante y sencillo. Más tarde
aparecieron los otros sentidos, como el de la vista.
Quizás
al principio el sentido de la vista no fue más que un modo de distinguir
el día de la noche, o la luz de las sombran, pero una vez que apareció
la depredación sobre la Tierra los cazadores pudieron ver a sus presas a
la velocidad de la luz y éstas huir de sus cazadores tan pronto como los
veían venir.
Para ver imágenes los ojos tienen que ser complejos y no sólo unos
detectores de luces y sombran. Hubo que esperar a que la evolución los
perfeccionase. Pero cuando la evolución consiguió crear unos ojos
complejos el Universo puedo por primera vez observarse a sí mismo, con
permiso de otras posibles formas de vida en otros planetas.
Es una
experiencia casi mística tener un fósil de trilobites en la mano
y observar con una lupa sus ojos facetados. Esas lentes
enfocarían la luz que recibían sobre una red de células
fotosensibles de tal modo que cada lente proporcionaría algo así
como un píxel a la imagen que se formaba en sus diminutos y
primitivos cerebros. Eran ojos
parecidos a los de los insectos, pero sus lentes eran
diferentes. Eran lentes de calcita, mineral que se conserva casi
sin alterarse una vez acaecido el proceso de fosilización.
Esas
lentes están ahora casi tal cual estaban en vida. Es extraño pensar que
eso que uno ve sirvió una vez a ese ser para ver el mundo que le rodeaba
hace más de, por ejemplo, 400 millones de años, que la luz atravesó una
vez esas lentes y que esos fotones excitaron unas células nerviosas y
que la información producida quizás provocó algo parecido al miedo en
esa criatura.
Además
de esa capacidad de las lentes de los trilobites para concentrar la luz
y poder contar el número de ellas que disponían en cada ojo, poco más se
sabía. Se puede esperar que una sustancia mineral como calcita fosilice
bien y que las delicadas y efímeras células fotorreceptoras de luz y sus
conexiones neurológicas no lo hagan. O eso se suponía, pues no se puede
saber si no se mira.
Ahora, un grupo de investigadores ha usado rayos X para escudriñar el
interior de los ojos de trilobites fosilizados. Para su sorpresa, han
podido identificar las células que había detrás de esas lentes. El
hallazgo permitirá comprender mejor la evolución de la visión en el
mundo animal.
Brigitte Schoenemann usó un escáner computacional de rayos X para
estudiar las lentes de los ojos de un fósil de trilobites, pero se
percató de que se podían ver las células que había detrás. Así que pidió
tiempo en el sincrotón europeo en Grenoble para estudiar mejor el
asunto.
A partir de los
resultados obtenidos ha podido reconstruir el sistema visual de
los trilobites a nivel celular. Debajo de cada lente hay varias
células ordenadas de manera similar a los pétalos de una flor
alrededor de un fotorreceptor en forma de diamante (ver imagen
de abajo, las lentes están señaladas con un 1). Este
fotorreceptor era capaz de detectar la débil luz que se filtraba
a través de los océanos de una Tierra primitiva. Además había
células pigmentarias rellenando el resto del espacio y que
dotaban de un color marrón oscuro al ojo del trilobites.
Esta
estructura que acabamos de describir es muy similar a la estructura del
cangrejo de herradura (Limulus), organismo que se considera un fósil
viviente. Como dice Richard Fortey, paleontólogo del Museo de Historia
Natural de Londres, especialista en trilobites y no relacionado con esta
investigación, si tienes un sistema óptico que funciona puede durar
mucho tiempo.
Fortey
espera que esta nueva técnica se pueda aplicar a más especies de
trilobites y a otros fósiles bien conservados. Esto permitirá saber cómo
evolucionó este sistema visual a lo largo del tiempo. Estas técnicas
basadas en luz sincrotón producen unos detalles que hubieran sido un
sueño hace unos años.
Así que
si usted, amigo lector, tiene la oportunidad de ver a los cangrejos de
herradura apareándose en alguna playa, no desaproveche la ocasión. Eso
se da, por ejemplo, cada primavera durante la luna llena en las costas
del Atlántico occidental entre Maine y Yucatán. Esos seres, que han
sobrevivido a alguna de las extinciones masivas que aquejaron a nuestra
biosfera, todavía conservan el mismo sistema de visión que tenían los
extintos trilobites.
Kooteninchela deppifósil marino de hace 500 millones de años en
honor al actor Johnny Depp.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 87. Mayo de 2013.
Un fósil marino de
hace 500 millones de años de antigüedad y dotado de
unas pinzas
en forma de tijeras ha sido bautizado con el nombre del
actor estadounidense
Johnny Depp, en honor al personaje de "Eduardo
Manostijeras".
"Kooteninchela deppi",
un lejano antepasado de las langostas y los escorpiones que vivía en
aguas poco profundas frente a las costas de la actual Columbia Británica
(Canadá), fue identificado por David Legg, un científico
británico del Imperial College
de Londres admirador de Depp.
David Legg
considera que "Kooteninchela deppi" era probablemente un animal
cazador o carroñero, aunque de pequeño tamaño,
de unos
4 centímetros de largo.
Las pinzas
podrían haber sido utilizadas para
capturar a sus presas o para sondear el fondo
del mar en busca de comida escondida en los sedimentos marinos.
Además, poseía unos grandes
ojos compuestos por muchas lentes, parecidos a
los de las moscas, que le ayudaban a buscar comida y estar
atentos a los depredadores.
"Kooteninchela deppi"
pertenece a un grupo de artrópodos denominado Megacheira ("grandes
manos" en griego antiguo) que dió origen a los
escorpiones, ciempiés, insectos y cangrejos actuales.
Litokoala dicksmithi, una nueva especie de koala extinto
en Australia.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 87. Mayo de 2013.
Paleontólogos australianos han descubierto una nueva especie de
koala extinto que vivió en las selvas tropicales del
norte de
Australia, hace alrededor de 20 millones de años. Al
animal le han llamado Litokoala
dicksmithi, en honor a un famoso empresario, filántropo
y explorador australiano llamado Dick Smith
Según la investigación publicada en "Journal
of Systematic Palaentology", el número conocido de
especies extintas de koalas es de dieciocho y en la
actualidad,sólo una especie(Phascolarctos cinereus)
está viva.
Litokoaladicksmithi poseía un
tercio
deltamaño de loskoalas
modernos, con un
peso de unos tres a cuatro kilogramos.
Mientras que otras especies de koalas halladas en la misma
zona han sido descritas como "similares a las comadrejas", la
nueva especie se parece
más a los koalas modernos, tal y como se ha
podido estudiar gracias a parte de un cráneo fosilizado
"excepcionalmente bien conservado".
Los investigadores manifiestan
que el descubrimientoes particularmente
importante, ya quees uno de sólodos especies dekoalafósilesque se
conocena partir dematerial dela
preservación de laregión facialincluyendo el
hocico
Una característica interesante del
cráneo del animal es el gran tamaño de lascuencas
de los ojosque sugiere la posibilidad deque estoskoalasfueran
nocturnos, teniendo unamayoragudezavisualque los koalas modernos.
La aparición de condiciones más
secas en Australia, hace unos 15 millones de años, llevó a la
contracción de los hábitats de la selva tropical y la aparente extinción
de muchas especies de koala incluyendo al Litokoala dicksmithi
Exhibirán fósiles del cachalote Livyatan melvillei del
Mioceno de Perú.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 87. Mayo de 2013.
Los fósiles del
cachalote Livyatan melvillei, de hace 12 millones de años y cuyos restos
fueron hallados en 2008 en el desierto de Ocucaje (norte de Perú), serán
exhibidos por primera vez al público en el Museo de Historia Natural de
la Universidad Nacional Mayor de San Marcos el próximo mes de noviembre.
"El cachalote Livyatan melvillei es un animal prehistórico considerado
por la ciencia mundial como uno de los depredadores marinos más grandes
que se conozca”, informó el paleontólogo, Rodolfo Salas Gismondi, en
rueda de prensa.
“Su enorme
tamaño, 70 dientes de 36 centímetros cada uno era el terror de
las ballenas que llegaban a la bahía de Paracas a aparearse,
pues se alimentaba de ellas", relató.
Los restos
del cachalote, de entre 16 y 20 metros de largo, fueron
descubiertos en 2008 en el desierto de Ocucaje, región Ica
(costa sur), informó el mencionado Museo de Historia Natural,
que indicó que la muestra contará con el apoyo económico del
Museo de Rotterdam de Holanda.
El descubrimiento del
animal fue realizado por un grupo de paleontólogos y geólogos cuando
realizaba trabajos de investigación en Ocucaje, zona considerada por la
comunidad científica como una de las más ricas del mundo en fósiles de
vertebrados marinos, señaló Salas. "Ocucaje es uno de los lugares más
importantes para el estudio de la evolución y el conocimiento de la
historia de los mamíferos marinos" dijo el especialista.
Los estudios realizados tras el hallazgo han permitido concluir que la
denominada ballena asesina del Perú tenía los hábitos depredadores de
una orca y es considerada un depredador de primer orden que no se
compara a ningún otro en la actualidad. “Es asombroso, lo podrán
apreciar cuando vean la mandíbula y el cráneo a escala natural que hemos
reproducido para la exposición" adelantó Salas.
Hasta el 2008 no se conocía la existencia de la ballena, pues sólo se
había hallado de manera aislada algunos grandes dientes, pero sin
conocer su identidad.
"Hace 12
millones de años este lugar era parecido a lo que es ahora Baja
California, una zona donde las ballenas se acercan para
aparearse, por lo que se entiende la presencia del leviatán que
se alimentaba de ellas", insistió. El animal ha sido bautizada
por los estudiosos como Livyatan, debido al “nombre de un
monstruo mitológico marino y melvillei por Herman Melvil, el
autor de Moby Dick la ballena asesina", recordó.
La
exhibición Livyatan melvillei: la ballena asesina del Perú, que
prepara el Departamento de Paleontología de Vertebrados del
Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos será inaugurada el próximo 4 de noviembre.
En dicho Museo, el
público podrá apreciar fósiles originales de la mandíbula y cráneo (de
tres metros) del megadepredador, así como reproducciones a escala del
Carcharocles megalodon, un tiburón gigante que también habitó las costas
de Perú, y de un reptil marino de la era de los dinosaurios que también
era de gran tamaño, pero de menor dimensión que el Livyatan melvillei.
El cachalote ha sido ubicado en el puesto 44 de los descubrimientos más
importantes del 2010.
Recuperan dos
nuevos cocodrilos del Cretácico de Teruel.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 86. Mayo de 2013.
Los paleontólogos de la
Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis han presentado
recientemente y con motivo de la celebración del Día Internacional de
los Museos los últimos hallazgos realizados por el equipo de dicha
entidad tras los trabajos de excavación realizados en el yacimiento de
la mina de Santa Mª ubicado en la localidad turolense de Ariño.
En concreto, y tras las
investigaciones realizadas a partir de los fósiles recuperados en dicho
afloramiento, han permitido describir dos nuevas especies de cocodrilos
del Albiense Inferior (Formación Escucha, Cretácico Inferior).
En Ariño se han
localizado hasta el momento más de 60 concentraciones con restos
esqueléticos de cocodrilos, que corresponderían a otros tantos
individuos. Los más de 1.500 huesos de cocodrilos recuperados muestran
diversos grados de conservación de los esqueletos en las concentraciones
y, entre ellos, destaca la presencia de varios cráneos
extraordinariamente conservados cuyo estudio ha determinado que
pertenecen a dos nuevas especies.
El artículo
científico ha sido ya aceptado para su publicación en un próximo
número de la revista Spanish Journal of Palaeontology
(Sociedad Española de Paleontología) y recibirán nombres
dedicados a la Formación Escucha (unidad litoestratigráfica de
procedencia) y al hábito de merodeador acuático/costero en el
que vivieron.
Con motivo del
Día Internacional de los Museos, y a la espera de que la
aparición del número de la revista permita dar a conocer todos
lo detalles, uno de los cráneos se expondrá en la vitrina
“Museo Aragonés de Paleontología”, creada al inicio de esta
temporada con el fin de mostrar a los visitantes de Dinópolis
las últimas novedades paleontológicas de Aragón. Hasta ahora,
ocupaba el espacio estelar de esta vitrina otro fósil de Ariño:
el cráneo del dinosaurio Proa valdearinnoensis.
La Fundación Conjunto
Paleontológico de Teruel-Dinópolis (FCPTD) lidera un proyecto de
cooperación entre actividad minera e investigación paleontológica
aplicada que ha dado como resultado el descubrimiento en la localidad de
Ariño de un espectacular yacimiento de dinosaurios. Los trabajos
paleontológicos llevados a cabo desde el año 2010 en la mina de lignito
a cielo abierto Santa María (Ariño, Teruel) del Grupo SAMCA ha permitido
detectar ya más de un centenar de concentraciones de vertebrados
mesozoicos y recuperar casi 6.000 huesos fósiles excavando en una
superficie que supera las 15 hectáreas.
Este yacimiento se
sitúa en el piso Albiense del Cretácico Inferior, que abarca el
intervalo comprendido entre hace 113 y 100 millones de años. Dicha edad
geológica lo convierte en extraordinariamente relevante ya que los
dinosaurios encontrados en sedimentos del Albiense son muy escasos en
toda Europa.
Los datos
preliminares ponen de manifiesto la presencia de diversos tipos
de dinosaurios: ornitópodos, tireóforos y terópodos.
También se ha
recuperado material de tortugas y cocodrilos, peces -tanto óseos
como cartilaginosos- y diversos tipos de plantas e invertebrados
obtenidos en muestreos específicos (ámbar, polen, oogonios de
carófitas, ostrácodos, bivalvos, gasterópodos, etc.).
Además, los coprolitos
son muy numerosos en ciertas áreas del yacimiento y contienen en su
interior residuos que son una evidencia directa de la dieta de los
organismos que los produjeron, así como polen, esporas y
microorganismos (bacterias).
Recuperan restos fósiles de Mamíferos en el Pleistoceno
de Uruguay.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 86. Mayo de 2013.
Restos
de una decena de especies de animales extinguidos hace más de 10.000
años fueron localizados en Uruguay, un hallazgo que tiene “mucha
importancia” para tratar de determinar si tuvieron algún tipo de
relación con el hombre, destacaron este viernes algunos científicos,
según publica EFE.
Los
hallazgos fueron realizados por el investigador autodidacta Federico
López durante la última década en la cuenca del río Santa Lucía, cerca
del límite entre los departamentos de Canelones y Lavalleja.
López localizó “restos óseos de una decena de mamíferos
extinguidos” y luego de ser sometidos a estudios de carbono 14
se llegó a la conclusión que tienen “entre 11.000 y 10.000 años
de antigüedad”, destacó a Efe el doctor en paleontología Martín
Ubilla, de la Facultad de Ciencias de Uruguay.
Entre los restos fósiles descubiertos hay mandíbulas de
glyptodones, dientes de toxodon, un animal parecido a los
actuales hipopótamos, y fragmentos de mandíbulas de
macrauchenias, similares a los actuales camellos.
También
se localizaron restos de dos tipos diferentes de caballos, de dos
especies de perezosos gigantes y de ciervos, publica la misma fuente.
Ubilla,
que encabezó los trabajos de la clasificación de los restos, destacó que
la “importancia” del descubrimiento está dada porque “indica” qué tipo
de animales vivieron en lo que hoy es Uruguay hace “pocos miles de
años”.
Investigadores identifican una nueva especie de
dinosaurio carnívoro de Madagascar que vivió hace 90 millones de años.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 86. Mayo de 2013.
Los fósiles de
Dahalokely fueron descubiertos en una excavación en 2007 y 2010, cerca
de la ciudad de Antsiranana. Científicos han descubierto la primera
nueva especie de dinosaurio de Madagascar en casi una década, lo que
llena un vacío importante en el registro fósil de la isla. Se estima que
Dahalokely tokana, que pertenece a un grupo llamado Abelisauridae,
dinosaurios carnívoros comunes de los continentes del sur, midió entre
2,74 y 4,27 metros de largo y que vivió hace unos 90 millones de años,
según el hallazgo, publicado en 'Plos One'.
Hasta este momento, no
hay restos de dinosaurios entre 165 y 70 millones de años atrás que se
hayan podido identificar a nivel de especie en Madagascar, lo que supone
una brecha de 95 millones de años en el registro fósil, que ahora se
acorta 20 millones de años con la identificación de Dahalokely.
Los fósiles de
Dahalokely fueron descubiertos en una excavación en 2007 y 2010, cerca
de la ciudad de Antsiranana (Diego-Suarez), al norte de Madagascar,
recuperando huevos que incluyen vértebras y costillas. Debido a que esta
zona del esqueleto es muy distinta en algunos dinosaurios, el equipo de
investigación pudo identificar definitivamente la muestra como una nueva
especie.
Así, se detectaron varias características únicas, como la forma de
algunas cavidades en el lado en el que estaban las vértebras, a
diferencia de las de cualquier otro dinosaurio. Otras especificidades de
las vértebras identificadas en Dahalokely le encuadran como un
dinosaurio abelisauridae.
Cuando
Dahalokely vivía, Madagascar estaba conectado a India y las dos
masas de tierra fueron aisladas en medio del Océano Índico.
La evidencia
geológica indica que India y Madagascar se separaron hace de
alrededor de 88 millones de años, justo después de que viviera
Dahalokely, por lo que esta especie de dinosuario podría
potencialmente haber sido ancestral a los animales que vivieron
después en Madagascar e India, pero no hay suficiente
información todavía para resolver este problema.
Los huesos que se
conocen hasta ahora conservan una intrigante mezcla de características
que se encuentran en los dinosaurios, tanto de Madagascar como de India.
"Siempre habíamos sospechado que los abelisauridae estuvieron en
Madagascar hace 90 millones de años, debido a que también se han
encontrado en rocas más jóvenes de la isla. Dahalokely confirma esta
hipótesis", dijo el líder del proyecto, Andrew Farke, del Museo de
Paleontología Raymond M. Alf, en Claremont, California (Estados Unidos).
"Pero, los fósiles de
Dahalokely están tentadoramente incompletos, por lo que no podemos saber
mucho más. ¿Estaba Dahalokely estrechamente relacionado con los
abelisauridae posteriores en Madagascar o se murió sin descendencia?",
señaló Farke.
El nombre Dahalokely tokana es en la lengua malgache, que significa
"pequeño bandido solitario", que se refiere a la presunta dieta
carnívora del animal, así como al hecho de que vivió en un momento en
que las masas de tierra de India y Madagascar fueron aislados juntas del
resto del mundo.
"Este dinosaurio estaba muy relacionado con otros dinosaurios famosos de
los continentes del sur, como el Carnotaurus de Argentina y
Majungasaurus, también de Madagascar", agregó Joe Sertich, conservador
de dinosaurios en el Museo de Naturaleza y Ciencia de Denver, en Estados
Unidos, y miembro del equipo que descubrió el nuevo dinosaurio. "Esto
refuerza la importancia de explorar nuevas áreas en el mundo donde
especies de dinosaurios todavía están esperando ser descubiertas",
concluyó.
Paracamelus, un camello gigante en el Ártico.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 85. Mayo de 2013.
Los investigadores
informaron que el animal vivió en la región hace unos tres millones de
años, cuando la Tierra atravesaba por una fase de calentamiento.
Un equipo de
investigadores ha descubierto en el Ártico canadiense los restos fósiles
de un camello que vivió en la región hace unos tres millones de años,
cuando el planeta atravesaba por una fase de calentamiento.
La doctora Natalia
Rybczynski, del Museo de la Naturaleza de Canadá que ha dirigido la
investigación, dijo hoy a través de un comunicado que "este es un
importante descubrimiento porque proporciona la primera evidencia de que
camellos vivieron en la región ártica".
El
descubrimiento de 30 fragmentos fósiles de una tibia de camello
de la era del Plioceno medio en la isla Ellesmere, situada en el
océano Ártico, fue publicado hoy en la revista online Nature
Communications.
Los huesos
de camellos fueron encontrados en una ladera situada cerca del
fiordo Strathcona de la isla Ellesmere donde en el pasado se han
localizado fósiles de hojas, madera y otras plantas. En otro
depósito de fósiles cercano, los investigadores han hallado en
el pasado restos de otros mamíferos del mismo periodo como
tejones, castores y caballos de tres dedos.
Los investigadores
digitalizaron los 30 fragmentos fósiles descubiertos con un láser 3D lo
que permitió recomponer digitalmente el hueso y comprobar que la tibia
pertenecía a un mamífero de grandes dimensiones de la familia de los
arteriodáctilos, a la que pertenecen animales como las vacas, cerdos y
camellos.
"La primera vez que
cogí una pieza, pensé que era madera. Sólo cuando regresó al campamento
me di cuenta no sólo de que era un hueso pero que era de un mamífero más
grande que cualquier otro que habíamos visto en los depósitos", relató
Rybczynski. Los investigadores confirmaron que los fragmentos
fosilizados pertenecían a un camello utilizando un nueva técnica llamada
"impresiones digitales de colágeno" y que utiliza minúsculas cantidades
de colágeno, una proteína de los huesos, para determinar el animal.
El colágeno extraído
de los restos fósiles indicaron que los animales modernos que más se
aproximan a los camellos del Ártico canadiense son dromedarios. Los
camellos del Ártico también se asemejan al llamado camello gigante de
Yukon, que se cree es el Paracamelus, el antecesor de los camellos
modernos. "Ahora tenemos un nuevo registro fósil que explica mejor la
evolución de los camellos, ya que nuestra investigación muestra que el
linaje del Paracamelus habitó el norte de Norteamérica durante millones
de años", explicó Rybczynski.
"La explicación más
simple de esta pauta sería que el Paracamelus se originó aquí. Así que
quizás algunas especializaciones vistas en los camellos modernos, como
pies planos y amplios, grandes ojos y las jorobas de grasa pueden ser
adaptaciones derivadas de vivir en el medio ambiente ártico", añadió. En
la época en que los camellos vivían en el Ártico canadiense, la Tierra
era entre 2 y 3 grados más caliente que hoy en día y la temperatura del
Ártico era entre 14 y 22 grados superior.
Arretotherium meridionale,animal emparentado con el hipopótamo fue
recuperado en Panamá.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 85. Mayo de 2013.
Este
nuevo descubrimiento sugiere que los antiguos parientes del hipopótamo
se extinguieron de América hace unos 18 millones de años.
Una
especie de antracotérido (Anthracotheriidae), cuyos restos han sido
descubiertos en áreas del Canal de Panamá, revelan que este antiguo
pariente del hipopótamo recorría el territorio formado entonces por un
paisaje pantanoso poblado de islas donde los volcanes escupían lava y
cenizas.
Así lo
confirmó hoy el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI,
por sus siglas en inglés), a través de un boletín informativo, en
alusión al hallazgo en suelo panameño del fósil que posee valor
científico.
El informe resaltó que Aldo Rincón, estudiante de doctorado de
la Universidad de Florida, en Gainesville, Estados Unidos,
desenterró en la formación Las Cascadas, expuesta por el
proyecto de ampliación del Canal de Panamá, los huesos de
mandíbula y partes de dentadura juvenil de la nueva especie de
antracotérido.
Los científicos describen al antracotérido como un pariente del
hipopótamo, parecido a un cerdo. Como el espécimen fue
encontrado más al sur en el Nuevo Mundo, Rincón y sus asesores
en el STRI, la Universidad de Florida y el Museo de Historia
Natural de la Florida lo llamaron Arretotherium meridionale.
Se
estima que los antracotéridos se originaron en Asia hace 50 millones de
años y luego cruzaron el antiguo puente terrestre hacia África y
Norteamérica. Como un grupo pionero de la fauna, estaba entre los
primeros mamíferos que colonizaron tierras americanas.
Sin embargo, ningún resto del espécimen ha sido hallado en estratos
posteriores. Ello sugiere a los investigadores que los robustos
parientes del hipopótamo se extinguieron en Norteamérica durante el
Mioceno medio, hace unos 18 millones de años.
Descubren cuatro especies nuevas de cetáceos fósiles en
la plataforma continental.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 85. Mayo de 2013.
La investigación
arrancó en el 2008 junto a profesionales internacionales. Escrito por: En la primera foto, el Museo da Natureza donde se expondrán los fondos;
en la segunda, Miján con el fósil de un cráneo de cetáceo.
Con frecuencia los
pescadores de Cedeira que acuden a faenar al caladero de A Selva,
situado en el borde de la plataforma continental, suben en sus redes
pesados objetos que no son peces ni mucho menos, sino fósiles de
cetáceos de hace millones de años. Algunos de ellos fueron entregados a
la Sociedade Galega de Historia Natural (SGHN) de Ferrol, y permitieron
abrir una investigación liderada por Ismael Miján y en la que han
participado expertos internacionales. Este trabajo ya ha dado sus
primeros frutos, con el descubrimiento de cuatro especies nuevas de
cetáceos.
Los cuatro pertenecen a
la familia de los zifios, con un total de 21 tipos, y habitaron en aguas
atlánticas en la península Ibérica hace aproximadamente 15 millones de
años, durante el período geológico conocido como Mioceno.
La
investigación comenzó en el 2008, cuando la sección de Mamíferos
marinos de la SGHN inició un estrecho contacto con el doctor
Olivier Lambert, del departamento de Paleontología del Museo de
Ciencias Naturales de Bélgica; Klaas Post, del Museo de Historia
Natural de Rotterdam; Giovanni Bianucchi, de la Universidad de
Pisa; y Octávio Mateu, del Museo del Lourinhâ de Portugal. Los
expertos incluso se desplazaron en marzo del 2008 a la ciudad
naval para iniciar el estudio de los fósiles con los que contaba
la SGHN.
En aquel momento se
pensaba solo en el descubrimiento de una nueva especie de zifio, que
había sido determinada y publicada en una prestigiosa revista de
biología marina por Ismael Miján. Aunque finalmente han sido cuatro las
especies descubiertas. Los resultados acaban de publicarse en la revista
Geodiversitas, especializada en Paleontología.
Los restos, que
permanecían en depósito de la SGHN para su estudio, podrán ser exhibidos
ahora en el Museo da Natureza, situado en la Casa do Coronel. «Son
piezas de mucho valor que merece la pena que sean expuestas», afirman
desde la sociedad.
Hallan huevos fósiles de dinosaurios de 70 millones de
años.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 84. Marzo de 2013.
Según los descubridores
el hallazgo constituye una nueva prueba de la conexión entre los
dinosaurios de Francia y la península ibérica hace unos 70 millones de
años.
Un estudio liderado por
el Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont ha descrito por
primera vez y de forma detallada el registro de huevos fósiles de
dinosaurios del yacimiento de Coll de Nargó
(Lérida), que tiene unos 70 millones de años y en el que se han
encontrado hasta cuatro especies diferentes.
Según ha informado el
Servicio de Información y Noticias Científicas, hasta la fecha solo se
había reconocido un tipo de huevo de dinosaurio en el yacimiento de Coll
de Nargó. En esta área existen formaciones geológicas entre las que se
encuentran la de Areniscas de Aren y la de Tremp, que han proporcionado
un rico y variado registro fósil de dinosaurios a lo largo de todos los
Pirineos. Ahora, allí, un grupo de investigadores españoles ha
identificado cuatro especies de huevos de dinosaurios.
"Se han
encontrado de forma abundante restos de cáscaras, huevos y nidos
atribuidos a dinosaurios, y más concretamente a los saurópodos.
Hasta la fecha, solo se había reconocido un tipo de huevo de
dinosaurio en esta zona: Megaloolithus siruguei. Después de
analizar más de 25 estratos a lo largo de la formación Tremp, se
ha podido identificar un mínimo de cuatro tipos distintos más:
Cairanoolithus roussetensis, Megaloolithus aureliensis,
Megaloolithus siruguei y Megaloolithus baghensis", explica
Albert García Sellés, del Instituto Catalán de Paleontología
Miquel Crusafont.
Uno de los principales
problemas que se encuentran los paleontólogos al estudiar los restos
fósiles es determinar la edad de los sedimentos que los contienen.
Existen fósiles, conocidos como fósiles guía, que por sus
características permiten inferir la edad de las rocas. Estos fósiles son
frecuentes en los sedimentos marinos, pero en los terrestres son más
escasos y difíciles de encontrar, apunta.
"Se ha demostrado que
los distintos tipos de huevos se localizan en intervalos de tiempo muy
concretos, lo que permite crear escalas biocronológicas con capacidad de
datación precisa. En resumen, gracias a la asociación de ooespecies
encontradas en Coll de Nargó se ha podido establecer que este yacimiento
tiene una edad comprendida entre 71 y 67 millones de años", asegura
García Sellés.
Los yacimientos
paleontológicos con restos de dinosaurios del sur de Europa tienen un
importante valor científico ya que permiten entender y reconstruir los
ecosistemas de finales de la era Mesozoica. Las últimas investigaciones
científicas demuestran que las faunas de dinosaurios del continente
europeo que vivieron poco tiempo antes de la gran extinción de hace 66
millones de años se encuentran precisamente en el flanco sur de los
Pirineos.
En concreto, el hecho
de que se hayan encontrado restos fósiles de Cairanoolithus en esta zona
es un hallazgo relevante, ya que serían los primeros restos de este tipo
localizados en la península ibérica, debido a que es un huevo que solo
se conocía en el sur de Francia. Según García Sellés, este
descubrimiento constituye una nueva prueba de la conexión entre las
faunas de dinosaurios de Francia y la península ibérica hace unos 70
millones de años.
Por otro lado, el hecho
de encontrar más de 25 niveles estratigráficos con huevos y nidos de
dinosaurios es una clara evidencia de que estos saurópodos utilizaron la
zona de Coll de Nargó como área de nidificación durante varios millones
de años. "Tal recurrencia de nidos no se había encontrado nunca. Es más,
la presencia de varias ooespecies en un mismo nivel indica que distintos
tipos de dinosaurios compartieron esta misma zona de nidificación",
concluye el científico.
Albanosmilus jourdani, un nuevo mamífero carnívoro del
Mioceno de Cataluña.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 84. Marzo de 2013.
Investigadores del
Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) acaban de en el
Journal of Systematic Palaeontology el hallazgo de nuevos restos de un
nuevo mamífero carnívoro del Mioceno que han nombrado como
Albanosmilus jourdani. Os adjuntamos la nota de prensa que nos han
pasado junto a la magnífica reconstrucción de Marta Palmero.
Un cráneo completo, una calota y algunas mandíbulas de yacimientos de
Els Hostalets de Pierola y de Terrassa, junto con los restos fósiles que
ya se conocían en el Vallès-Penedès, permiten confirmar que esta especie
corresponde al género Albanosmilus. El estudio, que lleva a cabo
un análisis de gran parte del barbourofelidos que se conocen, muestra
también que Barbourofelis se habría originado en Norteamérica durante
el Mioceno medio.
Los barbourofélidos son unos carnívoros extintos, también conocidos como
falsos dientes de sable, emparentados más o menos lejanamente con los
félidos actuales. Se conocen diferentes restos fósiles en África,
Eurasia y América del Norte. En el caso del Vallés-Penedés, en Cataluña,
los restos más antiguos de Albanosmilus son de hace unos 12
millones de años y se han encontrado en el Abocador de Can Mata (els
Hostalets de Pierola, Anoia). Los restos más modernos, en cambio, se han
encontrado en Can Llobateres (Sabadell, Vallès Occidental) y datan de
hace unos 9.5 millones de años.
La presencia
de Albanosmilus el Vallès-Penedès se conoce desde los
años 40 del siglo pasado, pero no ha sido hasta ahora que se han
recuperado y descrito algunos de los restos fósiles más
interesantes, como son un cráneo completo y una calota
encontrados en el Abocador de Can Mata. En su conjunto,
sin embargo, el trabajo que publican los investigadores del ICP
en el Journal of Systematic Palaeontology recoge los casi 60
restos fósiles de Albanosmilus recuperados en distintos
yacimientos catalanes.
A pesar de que los
orígenes no son absolutamente claros, el registro fósil parece indicar
que esta familia de carnívoros se originó en el Mioceno inferior en
África, hace unos 20 millones de años, para luego dispersarse por
Eurasia a finales del Mioceno inferior, diversificándose durante el
Mioceno medio y superior, y dispersándose también hacia Norteamérica.
Hasta ahora, los estudios taxonómicos habían mostrado la existencia de
varios géneros de barbourofélidos: Gringsburgsmilus, Syrtosmilus,
Afrosmilus, Prosansanosmilus y Vampyrictis serían las formas
más primitivas, presentes en África y Europa, mientras que
Sansanosmilus y Albanosmilus de Eurasia y posiblemente Norte
América, y Barbourofelis sólo de Norte América, corresponderían a
las formas más derivadas.
Antes de este
estudio, Albanosmilus se consideraba un sinónimo de
Sansanosmilus, y la especie en cuestión se llamaba
Sansanosmilus jourdani. Gracias al estudio del rico registro
del Vallès-Penedès, completado por los restos encontrados en
otras partes del mundo, el equipo de investigadores del ICP
liderado por Josep Robles y David M. Alba muestran que la
especie estudiada es ya más derivada que Sansanosmilus
palmidens, y que por tanto se debe clasificar en un género
diferente, Albanosmilus.
El hecho de que la
especie norteamericana más primitiva sea muy parecida a Albanosmilus
jourdani, que presenta una morfología intermedia entre
Sansanosmilus y Barbourofelis, sugiere que los
barbourofélidos norteamericanos se originaron a partir de la dispersión
de Albanosmilus hacia América del Norte alrededor del límite
entre el Mioceno medio y superior.
En Eurasia, los
barbourofélidos se extinguieron a principios del Mioceno superior, poco
después de la entrada de los verdaderos dientes de sables (félidos
macairodontinos). En cambio, en América del Norte originaron varias
especies más derivadas de Barbourofelis, entre las que destaca
B. fricki, con unos impresionantes caninos en forma de daga de más
de 20 centímetros de largo!
Descubren un fósil de una nueva especie de zorro en
Sudáfrica.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 84. Marzo de 2013.
En un rincón de
Sudáfrica, cerca de la ciudad de Muldersdrift, se encuentra una cueva de
nombre Malapa, que en 2008 se dio a conocer como uno de los lugares más
ricos en fósiles de toda África. Entre los hallazgos más destacados, que
se han producido en dicha cueva, se encuentra el esqueleto de uno de los
ancestros de los seres humanos, Australopithecus sediba.
Ahora Malapa
vuelve a estar de actualidad científica. En esta ocasión es
debido al hallazgo de otro grupo de fósiles.
El
descubrimiento lo ha realizado un grupo de científicos de la
Universidad de Witwatersrand, su trabajo ha sido publicado en
Transactions of the Royal Society of South Africa bajo el título
A new species of fox from the Australopithecus sediba type
locality, Malapa, South Africa.
El hallazgo consiste en
unos fósiles de zorro. En concreto se han encontrado restos de la
mandíbula y parte de su esqueleto. Tras analizar los dientes y otros
aspectos de la anatomía de estos fósiles, se ha podido concluir, que
dichos fósiles pertenecen a una nueva especie de zorro desconocida hasta
ahora para la ciencia.
A esta nueva especie se
la ha dado el nombre de Vulpes Skinneri. Este nombre es una muestra de
reconocimiento hacia John Skinner, experto en mamíferos que ha fallecido
recientemente. Con este descubrimiento Malapa vuelve a demostrar así su
importancia a la hora de ayudarnos a entender la evolución, no sólo de
los humanos, sino también de la de los mamíferos actuales de África.
Los dinosaurios oviraptores movían las plumas de su cola
para cortejar a las hembras.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 83. Marzo de 2013.
Un nuevo estudio de la Universidad de
Alberta (Canadá) de los fósiles deun grupo de dinosaurios
bípedosconocidos comoovirraptoressugiere quemuchas
especies en ellinaje
sacudían sus plumas dela cola parallamar la atencióndurante el
ritual de cortejo, igual que
hacen en la actualidad los pavos reales.
Según los
científicos, estos dinosaurios tenían todo lo necesario para
poder mover la cola en el cortejo: una
particular estructura ósea y muscular.
Las vértebras del final de la cola de los ovirraptores se
fusionan formando una cresta, como la estructura
de una hoja. Además, las vértebras de la
base de la cola eran cortas y numerosas, lo que indica una
gran flexibilidad.
Los músculos grandes se
extendían muy abajo en la cola y tenían un número suficiente de puntos
de conexión a las vértebras para que elovirraptorpropulsara
las plumas de la cola de lado a lado y de arriba abajo.
Además de las plumas de la cola ondeando,
los ovirraptores también tenían crestas óseas prominentes en su cabeza,
que también se cree que el dinosaurio pudo haber usado en el
apareamiento.
La investigación ha sido publicada en Acta
Palaeontologica Polonica.
Ilustración Sydney Mohr
Maledictosuchus riclaensis, un cocodrilo marino que vivió
hace 164 millones años.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 83. Marzo de 2013.
Un grupo de
investigadores han descrito un nuevo cocodrilo marino del Jurásico que
habitó en los fondos marinos que cubrían parte del territorio aragonés
hace 164 millones de años y cuyo cráneo fosilizado fue localizado en un
yacimiento paleontológico en Ricla (Zaragoza).
Según informa la
Universidad de Zaragoza en un comunicado, el cráneo fue localizado hace
una veintena de años en Ricla aunque no fue estudiado y bautizado con el
nombre científico de "Maledictosuchus riclaensis" hasta ahora. Para el
grupo paleontológico aragonés Aragosaurus, con el que han colaborado
investigadores de la Universidad de Edimburgo, se trata del ejemplar de
cocodrilo marino más antiguo y mejor preservado de la Península Ibérica
y debe su nombre al pueblo donde fue hallado y a los 20 años
transcurridos para su estudio (de ahí la referencia a una supuesta
maldición).
El "Maledictosuchus",
que convivió con los dinosaurios, se conoce exclusivamente por el
ejemplar de Ricla y se trata de un cráneo prácticamente completo, con un
nivel de preservación que los investigadores califican de "excepcional".
El fósil, que se exhibe ahora en la facultad de Geológicas de Zaragoza,
pertenece a los metiorrínquidos, un grupo de cocodrilos marinos típicos
del Jurásico que se extinguieron hace 130 millones de años, en el
Cretácico Inferior.
Fue localizado
en 1994, durante las campañas de prospección previas a la
construcción de las vías del tren AVE entre Madrid y Barcelona.
Los paleontólogos que inspeccionaron la zona hallaron el cráneo
entre varios nódulos de roca a partir de unas esquirlas de hueso
que les orientaron en la búsqueda. Según los investigadores, que
han publicado su análisis en la revista científica "PLoS ONE",
los metiorrínquidos fueron los cocodrilos mejor adaptados al
medio marino, en contraste con los actuales, no vinculados
totalmente a la vida acuática.
Estos reptiles del
Jurásico contaban con extremidades en forma de alertas, cola larga y
bilobulada parecida a la de los tiburones, armadura dérmica como la de
los cocodrilos actuales y cuerpo y cabeza con formas hidrodinámicas.
El cráneo del "Maledictosuchus" tiene dispuestas unas filas de dientes
de pequeño tamaño que le permitían ajustarse a una dieta
fundamentalmente piscívora, aunque también comía cefalópodos y otros
invertebrados marinos.
Los investigadores
consideran que este ejemplar es el miembro más antiguo de la tribu de
los raqueosaurinos, un grupo de metiorrínquidos especializados,
piscívoros y altamente adaptados a la vida en el mar. Durante el
Jurásico Medio, este tipo de cocodrilos se distribuyeron por toda
Europa, especialmente en diversas zonas de las actuales Francia y Gran
Bretaña, aunque hasta el momento no se había descubierto ningún
raqueosaurino.
Por
lo tanto, concluyen los investigadores, el estudio de este nuevo
cocodrilo demuestra que su evolución hacia una dieta muy especializada y
a la vida en mar abierto comenzó al menos diez millones de años antes de
lo que se había pensado, en el Jurásico Medio. Fuente EFE
Hallan huevos de tenia de 270 millones de años en
heces fósiles de tiburón.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 83. Marzo de 2013.
Un
racimo de huevos de tenia descubierto en excrementos fosilizados de
tiburón de hace 270 millones de años sugiere que los parásitos
intestinales en los vertebrados son mucho más antiguos de lo que se
conoce, según un estudio publicado este miércoles en 'Plos One' por los
científicos Paula Dentzien-Dias y colegas de la Universidad Federal de
Río Grande (Brasil).
Los restos
de estos parásitos en vertebrados de esta época son raros en 500
muestras examinadas, ya que sólo una reveló los huevos de tenia.
Este descubrimiento particular ayuda a establecer una línea de
tiempo para la evolución de los actuales parásitos tenia que se
producen en los alimentos como el cerdo, el pescado y la carne.
Los huevos fosilizados fueron encontrados en un grupo muy
similar a los establecidos por las tenias modernas, algunos de
ellos son no nacidos y uno contiene lo que parece ser una larva
en desarrollo.
Según
el estudio, "este descubrimiento muestra que el registro fósil de
parásitos intestinales en vertebrados es mucho más antiguo de lo que se
conocía anteriormente y se produjeron al menos entre hace 270 y 300
millones de años".
El
fósil que se describe en este estudio es de mediana edad, del Pérmico
Superior, el punto y seguido de la extinción en masa más grande
conocido, cuando casi el 90 por ciento de las especies marinas y el 70
por ciento de las especies terrestres se extinguieron.
Encuentran fósil de Pannoniasaurus inexpectatus,
gran reptil marino en Hungría.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 82. Marzo de 2013.
Un
equipo de paleontólogos descubrieron restos fósiles de lo que sería una
nueva especie de mosasaurio, el primero en su tipo en vivir en agua
dulce.
Los
expertos realizaron el descubrimiento en una mina al oeste de Hungría.
Bautizado como Pannoniasaurus inexpectatus, el dinosaurio, con
una estructura similar a la de un cocodrilo, habría habitado los ríos de
agua dulce que existían en el Cretáceo y que separaban a África del
sureste de Europa, hace 84 millones de años aproximadamente.
A
diferencia de los mosasaurios que habitaban en los océanos, esta especie
tenía patas como un lagarto terrestre, un cráneo más plano como los
cocodrilos, y una cola distinta a los miembros de la familia de
mosasaurios.
Los científicos
creen que se adaptó a la vida en los ríos de la misma forma que
los delfines de agua dulce de la actualidad. "La evidencia que
encontramos es que es similar al linaje de los cetáceos" señaló
László Makádi, paleontólogo del Museo de Historia Natural de
Hungría. El equipo de expertos cree que el Pannoniasaurus
podría haber sido uno de los principales depredadores del
ecosistema, el cual incluía peces, anfibios, lagartos,
cocodrilos, tortugas y otros dinosaurios. Sus dientes
relativamente pequeños sugieren que se alimentaba
mayoritariamente de peces, anfibios y lagartos.
"El
tamaño del Pannoniasaurus lo hace el depredador más grande hasta
ahora conocido en las aguas de este ambiente" explicó Makádi.
En el
sitio de la excavación, los expertos encontraron miles de fósiles
pertenecientes a varios ejemplares de Pannonisaurus que variaban
en tamaño entre un metro a 4 metros. De acuerdo a las estimaciones, un
ejemplar adulto podría llegar hasta los seis metros.
Michael
Caldwell, un experto en mosasaurios de la Universidad de Alberta en
Canadá, cree que es poco probable que los mosausarios hayan sido los
únicos reptiles marinos en adaptarse al agua dulce. "Estoy seguro que
deben existir plesiosaurios e ictiosaurios de agua dulce también",
señaló.
El
descubrimiento fue publicado en la revista PLOS ONE.
Descubren cráneo de juvenil de
cuvieronius hyodon
en Chiapas.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 82. Marzo de 2013.
Los restos hallados pertenecieron a un bebé mastodonte, un
raro descubrimiento, que perteneció a la Era de Hielo
Paleontólogos chiapanecos descubrieron el cráneo juvenil de un
mastodonte
(cuvieronius hyodon) de
hace 10 mil 800 años, correspondiente
al Pleistoceno o la llamada Era de
Hielo. Después de varios meses de trabajos de
prospección realizados en la localidad "La Simpatía", en el municipio de
Villacorzo, el hallazgo se dio sobre la corriente del río.
La pieza, de
acuerdo con un comunicado del gobierno del estado, fue protegida
para su traslado al laboratorio del Museo de Paleontología de la
Secretaría de Medio Ambiente e Historia Natural (SEMAHN), para
iniciar con la limpieza y restauración. "Nos percatamos que el
cráneo perteneció a un organismo bebé de mastodonte, nuestra
reacción fue de satisfacción, ya que este tipo de
descubrimientos son muy raros, debido a que en esta edad los
huesos no se encuentran bien osificados" , precisó Marco Antonio
Coutiño José, director de Paleontología de la SEMAHN.
Detalló que en los
últimos años la región Frailesca se ha convertido en una zona de gran
interés paleontológico, ya que se han obtenido hallazgos importantes de
megafauna, en los municipios de Villa Corzo y Villaflores. Con ello,
explicó,
se ha logrado establecer una reconstrucción paleoambiental de los
paisajes que dominaron al menos la depresión central de Chiapas,
entre los registros más comunes de esta región, se encuentran mamut,
mastodontes, perezosos terrestres, gliptodontes, caballos y venados.
Resaltó la relevancia
de este descubrimiento, ya que permitirá hacer conclusiones acerca del
desarrollo ontogénico de estos organismos, que a la fecha se sabe poco
de ellos. El proyecto de rescate del patrimonio paleontológico de
Chiapas lleva 16 años ejecutándose con gran éxito, lo que ha permitido
un crecimiento importante en la colección científica del Museo de
Paleontología.
Precisó que este centro
alberga actualmente a más de seis mil 892 ejemplares fósiles, lo que lo
convierte en único en el sureste de México, cuenta con varias especies
"Tipo" , es decir, que revisten especial importancia para la ciencia.
Los trabajos de investigación y rescate de más piezas en la Frailesca
continuarán, luego de que en esa misma zona se han registrado hallazgos
de molares de caballo, vertebras de mamut y placas de armadillos
gigantes.
Recuperan mandíbulas de Pelagiarctos, una morsa
del Mioceno de California.
Publicado
en Paleo.
Año 11. Numero 82. Marzo de 2013.
Leones
marinos, nutrias, ballenas jorobadas y focas son animales que resultan
familiares para la mayoría de los californianos de hoy en día. Pero las
costas de california albergaron una vez animales mucho más exóticos y
extraños: pájaros gigantes con dientes, tiburones del tamaño de las
ballenas, pingüinos voladores... Y una de estas especies era una morsa
gigante y asesina que se comportaba como un pez pero que devoraba a sus
presas gracias a sus fuertes mandíbulas y enormes dientes.
Las investigaciones que se han realizado gracias a este nuevo
fósil, y que han sido publicadas en la revista PLoS ONE, revelan
que este animal era un diestro depredador de otros animales
marinos gracias a sus robustas mandíbulas con grandes caninos.
Además, este tipo de morsa, conocida como
Pelagiarctos y que ya
se extinguió, era capaz, gracias a su morfología, de devorar
grandes presas sin discriminar: se alimentaba de peces,
invertebrados y, en ocasiones, podía también comer presas de
sangre caliente.
Robert
Boessenecker, paleontólogo de la Universidad de California y uno de los
autores del estudio, asegura que los más característico de las
mandíbulas de esta morsa asesina es que son muy grandes y sus huesos se
fusionan en la barbilla, como en el caso de los hombres. Los grandes
dientes son parecidos a los que tienen los animales 'rompe-huesos' como
las hienas.
En este
sentido, el paleontólogo asegura que esta morsa "se adaptó para
alimentarse de presas de sangre caliente". Y así, el gran tamaño y la
fusión de sus mandíbulas la convertían en un "depredador de primera
línea o en una morsa asesina, si se prefiere", señala Boessenecker
acerca de este nuevo descubrimiento.
Esta
morsa vivió hace 15 millones de años, en un momento de calentamiento
global en la Tierra. De ella, el paleontólogo recuerda que sólo se han
encontrado 7 ejemplares en la zona de Sharktooth Hill de California,
unos fósiles que son "extremadamente raros".
Que información deseas encontrar
en Grupo Paleo?
Nuestro sitio Web posee una amplia
y completa información sobre geología, paleontología,
biología y ciencias afines. Antes de realizar una
consulta por e-mail sobre algunos de estos temas,
utilice nuestro buscador interno. Para ello utilice
palabras "claves", y se desplegara una lista de
"coincidencias". En caso de no llegar a satisfacer sus
inquietudes, comuníquese a
grupopaleo@gmail.com