Fósiles del Oligoceno de Argentina: Fosiles del Periodo Oligoceno. PaleoArgentina Web.
 
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Fósiles del Oligoceno de Argentina:

 

Se encuentra representado en la República Argentina solo por dos edades y comprenden de 35 a 24 millones de años antes del presente.

Sedimentos de Puerto Madryn.

La edad mamífero "Tinguiririquense", cuyos sedimentos fueron depositados en un lapso intermedio del Eoceno y el Oligoceno, y comprenden de una antigüedad de 36 a 31,5 millones de años. La segunda edad es "Deseadense", en el cual desaparecieron una cantidad considerable de mamíferos típicos de la región patagónica, lo que pudo ser causado por el notable descenso del nivel marítimo, calculados en unos 130 metros aproximadamente. Para entonces el clima era templado, incluso en las tierras más australes del continente. La presencia de numerosos troncos silificados e improntas de vegetales ponen en manifiesto la presencia de grandes bosques sub-tropicales. Esta edad comprende entre los 29 y 24,5 millones de años. Aparte de los afloramientos de patagonia, se observan otros menos espectaculares en las Provincias de Mendoza y Corrientes. A comienzos del Oligoceno las condiciones climáticas se desarrollaron ostensiblemente. El clima era templado y de vegetación estaba constituida por sabanas arboladas y gramíneas. A mediados de esta época, los Andes centrales se elevaron formando verdadero cordón montañoso con gran actividad volcánica. Simultáneamente se produce un brusco descenso en el nivel del mar, lo que debió exponer gran parte de la plataforma continental. A raíz de esto comienza a desarrollarse una leve deriva entre Tierra del

Fuego y la Península Antártica que lleva la apertura del Pasaje de Drake. A fines del Oligoceno el clima vuelve hacer cálido, y las aguas oceánicas profundas y superficiales vuelven a calentarse. Las condiciones en el continente eran benignas y las floras estaban representadas por bosques, sabanas arboladas y extensos pastizales. La plataforma continental estaba cubierta por un mar relativamente somero y de aguas templadas. <<< Principales sitios fosilíferos de Argentina.

 

Presbyornis pervetus. Wetmore, 1926.

Presbyornis  Presbyornis  Presbyornis Presbyornis  Presbyornis  Presbyornis Presbyornis  Presbyornis  Presbyornis Presbyornis  

            

 

Ave, Presbyornithidae. Es un género extinto de aves anseriformes. Está representada por dos especies unánimemente aceptadas, el conocido Presbyornis pervetus y el más desconocido Presbyornis isoni. Justamente Presbyornis pervetus tenía un tamaño similar al de un ganso, pero con las patas más largas. Presbyornis isoni, conocido a partir de unos pocos huesos, era más grande, superando el tamaño del cisne. El Presbyornis es uno de los anseriformes más primitivos. A causa de su cuello y sus patas alargadas, al principio se pensaba que se trataba de un flamenco, pero más adelante fue clasificado dentro de los anseriformes cuando se descubrió la anatomía del cráneo y del pico, muy similar a la de los patos. Más tarde, se pensó que representaba una transición entre los anseriformes y los charadriidae, pero se le considera parte de un grupo extinto de anseriformes, los Presbyornithidae, relacionados con los patos y los gansos. Según los hallazgos fósiles, se cree que el Presbyornis vivía en colonias alrededor de lagos poco profundos. Utilizaba su gran pico para filtrar los alimentos del agua, que solían ser pequeños animales y plantas, como los patos actuales.


Andrewsornis abbotti.  Patterson, 1941.

 

Cráneo recreado a partir de los restos encontrados en la Quebrada Fiera, inmediaciones de Malargüe. Museo de la ciudad de Mendoza.   Aspecto de la gigantesca ave hallada en el Oligoceno de la Provincia de Mendoza. (*)

Ave, Phorusrhacidae. Vivió en Oligoceno medio y superior de Argentina. Esta ave de gran tamaño tenía 1,70 metros de altura. Reconocido como un Phorusrhacidae, es un clado extinto de aves cariamiformes conocidas también como “aves del terror”, porque las especies más grandes eran depredadores en las diversas regiones que habitaron. Eran aves carnívoras y no voladoras, siendo los depredadores dominantes en América del Sur durante el Cenozoico, entre 62 y 2,5 millones de años. Sus alas habían evolucionado para utilizarlas como brazos para voltear una presa en movimiento. Eran corredores rápidos. Sus parientes más cercanos hoy en día son las chuñas de la familia Cariamidae. Restos de esta ave fueron exhumados en el Oligoceno de Quebrada Fiera, inmediaciones de Malargüe, Provincia de Mendoza. Su pico, grande y tosco le sirvió para pegar cabezazos a su presa mientras la perseguía. Una vez reducido, con la punta de su pico atravesaría los cráneos de su víctima, para luego comenzar a comerla.


Physornis fortis. Ameghino, 1895.

 

Imagen ilustrativa de Paraphysornis brasiliensis, emparentado directamente con Physornis fortis del Oligoceno de Argentina. Esqueleto montado en el MEF.   Aspecto en vida de Physornis fortis. (*)

Ave, Phorusrhacidae. Fue una especie extinta de aves gigantes no voladoras depredadores de la familia Phorusrhacidae o "aves del terror", dentro de la subfamilia Brontornithinae, que vivían en Sudamérica. Vivió entre los 28 a 23 millones de años, durante el Oligoceno. Se ha encontrado exclusivamente en la región de Cabeza Blanca, en Chubut. Su altura hasta la cabeza fue de aproximadamente 2 metros y el cráneo tenía una longitud de 60 centímetros. Se alimentaban de mamíferos y probablemente de otras aves terrestres parecidas al ñandú. Sólo competían con unos pocos depredadores como cocodrilos y marsupiales similares al tigre diente de sable. Pesaba unos 20 kilogramos, y vivía en lugares asociados a palmeras y cuerpos de agua. Los fororracos vivieron después de los dinosaurios, desde el Paleoceno, hace 50 millones de años, y hasta el Pleistoceno, hace 1,8 millones de años. Su extinción, estaría relacionada a cambios ambientales y climáticos, aunque posteriormente fue reemplazado por una importante variedad de aves del terror, que llegaron a medir unos 3 metros de altura durante el Mioceno. 


Anthropornis nordenskjoeldi.  Wiman, 1905.

Anthropornis Anthropornis Anthropornis Anthropornis Anthropornis Anthropornis Anthropornis Anthropornis Anthropornis
Restos fósiles del pingüino Anthropornis nordenskjoldi hallados en Tierra del Fuego. (*) Humero de Anthropornis sp. Museo de La Plata. Aspecto del primitivo pingüino Anthropornis nordenskjoldi del Oligoceno del sur Patagonico. (*)

Ave. Los pingüinos actuales constituyen un grupo muy particular de aves no voladoras, adaptadas para la natación y buceo, preferentemente en aguas frías y templadas. Su distribución geográfica se restringe al hemisferio sur en varias regiones entre la Antártida y las islas Galápagos. De manera semejante a su distribución actual, los hallazgos de pingüinos fósiles también están restringidos al hemisferio sur, y en particular el conocimiento paleontológico de este grupo de aves está basado en material fósil registrado en Nueva Zelanda, Australia, Sudáfrica, Antártida y Argentina. Los pingüinos fósiles más antiguos, aproximadamente entre 50 y 40 millones de años, se conocían para Nueva Zelanda y Antártida. Algunos de ellos fueron verdaderos gigantes y alcanzaron una talla entre 1,6 y 1,80 metros, como el Anthropornis nordenskjoeldi, una especie fósil hallada en la isla Marambio (Seymour), Antártida Argentina, por la célebre expedición de Otto Nordenskjöld en 1903, en la cual también participó el argentino José M. Sobral. En la actualidad la isla Marambio, situada en el extremo norte de la península Antártica, se encuentra separada del continente americano por el pasaje de Drake, y aproximadamente a unos 1.200 km de distancia de Tierra del Fuego. Sin embargo, hace unos 40 millones de años, el pasaje de Drake no existía y la península Antártica estaba físicamente conectada al extremo austral de América del Sur. El hallazgo en Tierra del Fuego de pingüinos fósiles de edad semejante a la del material de la isla Marambio en Antártida es consistente con esta antigua geografía y apoya otras evidencias climáticas del pasado, por ejemplares el marcado incremento en la abundancia de polen de Nothofagus y las muestras isotópicas en conchillas marinas, que indican el comienzo de una larga y continua tendencia de enfriamiento de las aguas oceánicas australes hacia los 40 millones de años. A pesar de la asociación popular de los pingüinos con las frías regiones polares, existen especies de estas aves, que viven también más cerca del ecuador. Los más primitivos, por tanto, debieron haberse desarrollado en climas más cálidos, para adaptarse lentamente a sus hábitats cuando éstos se helaron.


Parastrapotherium martiale. Ameghino 1901.

 

Rama mandibular y pieza tipo de Parastrapotherium, colectada por Ameghino y exhibida en el MACN.

 

 Reconstrucción del posible aspecto (*)

Mamífero Astrapoterio. Es uno de los elementos faunístico más característicos de la Edad Mamífero Deseadense (Oligoceno tardío) de Patagonia. Parastrapotherium reveló que este género sólo presenta un premolar inferior más que Astrapotherium, el cual es muy semejante a este último. Los astrapoterios, constituyen un orden reducido, pero bien representado de herbívoros de cuerpo bajo, que sobrevivieron desde fines del Paleoceno hasta mediados del Mioceno. Algunos de ellos eran tan grandes como los rinocerontes, con colmillos y una trompa pequeña. Era herbívoro, alimentándose principalmente de raíces, las cuales encontraba a orillas de los paleopantanos donde pasaban la mayor parte de su vida. Poseía un par de caninos bien desarrollados y una pequeña trompa. También se conoce a Parastrapotherium holmbergi y Parastrapotherium ephebicum.


Thoatherium minusculum.  Ameghino, 1887.

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Cráneo completo del extraño Thoatherium minusculum del Oligoceno y Plioceno. Al lado, extremidad semejante a los equinos actuales. (*)

Reconstrucción del Thoatherium. (*)

Mamífero Litopterno. Su nombre significa bestia feroz, y fue descrito por Florentino Ameghino en 1887, a partir de restos fósiles procedentes del Oligoceno y Mioceno de Patagonia. Es otro ejemplo de evolución paralela, es decir, el desarrolló de animales similares de antepasados diferentes, como es, la de los Litopternos de América del Sur y los caballos verdaderos. Mientras que las formas primitivas de equinos como Pliohippus se convertían en caballos modernos en América del Norte, el Thoatherium era un Liptoterna, un grupo de ungulados sudamericanos nativos, mucho mejor en varios aspectos. Como los caballos, el Thoatherium tenía una sola pezuña en cada pata, pero no hay una sobrecaña que aun mostraba Hyracotherium. El Thoatherium tenía las patas, el cuerpo, y la cabeza muy parecida al de un caballo. Tenía una longitud de 70 centímetros, siendo este, el de menor medida conocido entre los Litopternos. Debido a sus largas patas, creemos que fue un excelente corredor. Thoatherium probablemente consumía hojas y vegetación suave.


Cramauchenia normalis. Ameghino, 1902.

 

Cramauchenia insolita en el Field Museum of Natural History.   Aspecto de Cramauchenia. Por John Conrad Hansen

Mamífero Litopterno. Es un género extinto de mamífero herbívoro, miembro del orden de los litopternos, que vivió en América del Sur entre el Oligoceno superior y el Mioceno inferior. Cramauchenia fue nombrado por Florentino Ameghino. Su nombre no tiene traducción literal; de hecho, es un anagrama del mejor conocido género Macrauchenia. El género fue conocido inicialmente de la Formación Sarmiento en la provincia de Chubut, en Argentina, siendo más tarde descubierto en la Formación Chichinales en la provincia de Río Negro y la Formación Cerro Bandera en Neuquén, también en Argentina, en sedimentos asignados a la edad-mamífero sudamericana Colhuehuapense (Mioceno inferior). En 1981 Soria hizo de C. insolita un sinónimo menor de C. normalis. En 2010 se describió un C. normalis encontrado en Cabeza Blanca (Chubut, Argentina) en la Formación Sarmiento, en sedimentos asignados a la edad-mamífero sudamericana Deseadense (Oligoceno superior).


Archaeohyrax patagonicus. Ameghino 1897.

 

Cráneo y mandíbula de Archaeohyrax patagonicus, hallado en Chubut. Colección del Museo Argentino de Ciencias Naturales de Buenos Aires.

 

Posible aspecto de Archaeohyrax patagonicus (*)

Mamífero Notoungulado. Fue una especie de mamífero notoungulado extinto, conocido en sedimentos desde el Eoceno medio al Oligoceno de Argentina y Bolivia. Pertenecen a la familia de los Archaeohyracidae, eran animales pequeños poco diversificados en un principio. Se les ha considerado en una posición basal dentro del orden de los notoungulados y con todas las características de los ungulados primitivos. Pasaron de tener el aspecto y ocupar el nicho ecológico de los damanes. Se supone que solían vivir en grupos y se comunicaban con sus congéneres mediante diversos gritos. Su oído estaba muy desarrollado. Se alimentaban de distintos vegetales dependiendo del tipo de especie.


Gualta cuyana. Cerdeño, et, al. 2014.

 

Maxilar in situ de Gualta cuyana. Imagen del Conicet Mendoza. Aspecto de Gualta cuyana, según el paleoartista Jorge Blanco.

Mamífero Notoungulado. Fue un enorme mamífero perteneciente al orden notoungulata. Algunos de sus fósiles fueron encontrados en sedimentos terciarios de la Quebrada Fiera en Malargüe, Mendoza. De este animal del Oligoceno tardío, se han recuperado numerosos restos, entre ellos, el humero, articulaciones, varias vértebras, cráneo y mandíbula, lo que permite una reconstrucción de su aspecto en vida. Los leontínidos eran animales con una estructura corporal poderosa y es posible que algunos tuviesen cuernos como los rinocerontes. Habitaron en Sudamérica, ocupando los nichos ecológicos que en otros partes del mundo estaban ocupados por los paquidermos y otros herbívoros de gran tamaño. Estas bestias herbívoras eran cuadrúpedos. La familia se identifica por poseer incisivos parecidos a los de los cánidos. El resto de la dentadura suele ser braquiodonte. El estudio comparativo permite diferencias morfológicas con respecto a otros taxones del deseadense. Géneros relacionados; Scarrittia, Leontinia, Ancylocoelus, Anayatherium y Elmerriggsia.


Leontinia gaudryi.  Ameghino, 1895.

Leontinia Leontinia Leontinia Leontinia Leontinia Leontinia Leontinia Leontinia Leontinia Leontinia Leontinia

 
Cráneo de Leontinia gaudryi en el  Amherst Museum of Natural History.   Aspecto de Leontinia gaudryi. Tomado de deviantart.com.

Mamífero Notoungulado. Es un género extinto de leontínido, familia del orden de los notoungulados que evolucionaron aisladamente en Sudamérica. Florentino Ameghino fue quien, al describir el género en 1895, le puso ese nombre en honor a su esposa parisina Leontina Poirier. Sus fósiles se han hallado en la formación Deseado en Argentina, y son de los más abundantes restos de cualquier animal encontrados allí. El género data de finales del Oligoceno. En Leontinia, los primeros dientes incisivos de la mandíbula superior eran pequeños dientes recortados, mientras los segundos eran más alargados y formaban colmillos caniniformes. En la mandíbula inferior el tercer incisivo se desarrolló como colmillo, no así el segundo. Variaciones en la longitud de los incisivos han sido usados para distinguir a las distintas especies del género unas de otras, y podrían ser evidencia de dimorfismo sexual entre los individuos de estas especies. De hecho, se ha sugerido que las distintas especies asignadas sobre la base de las proporciones dentales podrían estar realmente representando las variaciones de género entre los miembros de una única especie. Los huesos nasales están muy elevados desde la cavidad nasal y sugieren que este animal puede haber poseído una especie de cuerno similar al del rinoceronte Diceratherium, del Mioceno de América del Norte, Europa y Asia.


Scarrittia canquelensis. Simpson, 1934.

Scarrittia canquelensis Scarrittia canquelensis Scarrittia canquelensis Scarrittia canquelensis Scarrittia canquelensis Scarrittia

Esqueleto Scarrittia (*)

Cráneo de Scarrittia. Foto Conicet

Aspecto de Scarrittia canquelensis (*)

Mamífero Notoungulado. Es una especie extinta de mamíferos notoungulados, el único miembro de los leontínidos que conocemos a través de un esqueleto en buen estado de conservación. El nombre del género, hace referencia a Scarrit Pocket, una cantera fosilífera ubicada en la provincia de Chubut. Durante su vida, es probable que se pareciera mucho a un rinoceronte de movimientos lentos y pies planos. Scarrittia era un animal bastante pesado, de cuerpo y cuello largos, patas robustas, pies con tres dedos ungulados y un rabo muy corto. La tibia y el peroné estaban fundidos parcialmente por la parte superior, por lo cual las patas no podían girar hacia los lados. La cara era bastante corta y las mandíbulas presentaban una dentadura completa, formada por 44 piezas con coronas bajas y bastante poco especializadas. Scarrittia canquelensis, Scarrittia barranquensis y Scarrittia canquelensis, fueron encontradas en varias localidades de Patagonia, mientras Scarrittia robusta, solo se encontró en Paso del Cuello, en Uruguay. Este herbívoro de cuerpo grande, y pesado tenía 2 metros de longitud. Su aspecto, tal vez, era parecido al de un tapir, alimentándose de la floresta húmeda, cerca de la costa de pantanos, ríos y lagos, en donde había vegetación blanda, pastos, frutos y arbustiva.


Pachyrukhos mayonoi.  Ameghino, 1885.

Esqueleto de Pachyrukhos mayonoi. (*)

Cráneo de Pachyrukhos mayoni.  (*)

Recreación de Pachyrukhos. (*)

Mamífero Notoungulado. Es una especie de mamífero extinto, del orden de los notoungulados, es decir, los extintos ungulados sudamericanos. Fue un pequeño mamífero común en la Patagonia a finales del Oligoceno y principios del Mioceno, es decir, hace 25 millones de años atrás. Presenta morfología similar a los roedores y media unos 30 centímetros de largo. Tenía una cola muy corta y extremidades delanteras cortas a comparación de las traseras. Su cráneo era ancho y tosco por la nuca, y se achicaba hacia los nasales. Poseía mandíbulas fuertes, las cuales estaban adaptadas para vegetales muy duros. Bulas timpánicas bien desarrolladas, lo que podría señalar orejas finas y largas. Cuencas oculares algo grades señalando hábitos crepusculares o nocturnos.


Pyrotherium romeroi.  Ameghino, 1889.

Cráneo de Pyrotherium en el MEF.

Mandíbula. Foto Conicet.

Reconstrucción de Pyrotherium romeroi. (*)

Mamífero Pyrotheria. Es una especie extinta de mamífero del orden pyrotheria, propia de América del sur. Tenía unos 3,6 metros de largo y pesaría 600 kilogramos. Su nombre significa "Bestia de fuego" ya que los primeros restos hallados por Florentino Ameghino en 1889, provenían de depósitos sedimentarios de origen volcánicos. Algunos mamíferos fósiles de Sudamérica eran extraños, pues, evolucionaron aislados del resto de los continentes. Pyrotherium se veía como un elefante primitivo en algunos aspectos, pero poseía características propias muy llamativas. Las características nasales del cráneo, de unos 75 centímetros, sugiere que desarrollo una trompa, menor a la de los proboscideos. Tenía patas muy fuertes para soportar el enorme peso de su cuerpo. Su cabeza estaba dotada de una trompa y sus mandíbulas estaban acompañadas por seis colmillos, no como los elefantes modernos o como algunas formas fósiles. Eran cortos y en forma de cincel, los cuales eran utilizados para excavar la tierra en busca de raíces y bulbos. Los esqueletos se conocen imperfectamente, las especies más comunes halladas muestran un cuerpo alargado y bajo. Algunas características recuerdan al grupo de grandes herbívoros primitivos, los xenungulados del Paleoceno, con los que se supone que están emparentados. Sin embargo, el estudio completo del tarso de Pyrotherium no apoya esta relación. No se observaron las características más derivadas del mismo en otros mamíferos examinados, exceptuando al Arsinoitherium del Paleógeno de África. Sus restos, fueron también hallados en otros países de Sudamérica, como Brasil, Bolivia y Perú.


Nesodon conspurcatusAmeghino, 1887.
     

Vista inferior del cráneo in-situ. (*)

Cráneo completo de Nesodon en el MEF.

Aspecto del extinto Nesodon. (*)

Mamífero Notoungulado. Es un género extinto de mamíferos notoungulados de la familia Toxodontidae que vivieron en el Oligoceno tardío al Mioceno medio. El aislamiento de América del Sur, permitió la evolución separada de estos grupos de mamíferos, muchos de los cuales se diversi­ficaron en nichos ecológicos que, en otras partes del mundo, ocuparon otros grupos. El Nesodon se parecía a los rinocerontes y los hipopótamos. La relación entre ellos se confirma tanto por la distribución de las cúspides de los dientes como por los huesos del oído, que son exclusivos de este orden de mamíferos. Nesodon se tenía el cuerpo robusto. Alcanzaba un tamaño relativamente grande, pesando más de 600 kilogramos, con 1.5 metros de altura a los hombros y algo más de 3 metros de largo. El aspecto de estos animales era impresionante. Su cuerpo era parecido al de un bisonte, con la espalda arqueada y dotada de grupa. Las pezuñas eran pequeñas y la cabeza de gran tamaño, casi desproporcionada con el resto del cuerpo. Se alimentaba de vegetales en zonas áridas. Es una de las especies más características del Oligoceno de Patagonia Argentina.


Anatrachytherus soriai. Rugero, M. 2004.

Anatrachytherus Anatrachytherus Anatrachytherus Anatrachytherus Anatrachytherus Anatrachytherus Anatrachytherus

Ilustraciones mandibulares y reconstrucción de Anatrachytherus soriai, del Oligoceno de Patagonia. (*)

Mamífero Notoungulado. Los Trachytheriinae son mamíferos notoungulados mesotéridos de tamaño mediano, similar al de un cordero, con un peso estimado de aproximadamente 60 kilogramos. Se consideran herbívoros pastadores por la gran altura de sus molariformes y la espesa capa de cemento que cubre los mismos. La distribución cronológica de los Trachytheriinae es Edad divisaderense-Edad deseadense. Ameghino en 1897, describió e ilustró una mandíbula con la dentadura completa, proveniente de Cabeza Blanca, Provincia de Chubut, descubierta por Carlos Ameghino en 1896, y la asignó a Trachytherus spegazzinianus = Anatrachytherus soriai, la única especie de Trachytheriinae reconocida para el Deseadense de Patagonia. Los sedimentos portadores han sido referidos a la Formación Sarmiento. Representantes de la subfamilia Trachytheriinae son conocidos en Argentina y en Bolivia. Sin embargo, hay registros extrapatagónicos en las provincias de Mendoza y Corrientes como el traquiterino de la Formación Divisadero Largo en Mendoza, conocida como Trachytherus mendocensi.


Trachytherus spegazzinianus. Ameghino, 1889.

Cráneo de un Trachytherus s.p (ilustrativo) del Museo de Historia Natural de Lima. Oligoceno de Perú.

El técnico Mariano Magnussen Saffer, junto a restos de Trachytherus spegazzinianus, recreados a partir de un cráneo del oligoceno de Patagonia. Museo de Cs Nat de Miramar.

Aspecto de Trachytherus s.p. (*)

Mamífero Notoungulado. Se trata de otra especie de mamífero ungulado nativo de Sudamérica, es decir herbívoros con pezuñas. Este notoungulado mesoterio según todos los indicios era un animal con pezuñas muy diferente. Tenía dientes de crecimiento permanente parecidos a los que presentan los roedores. Adicionalmente su distribución parece circunscribirse solamente al Oligoceno tardío y su distribución estratigráfica se restringe a la parte superior del miembro Puesto Almendra de la formación Sarmiento, en la cuenca del golfo de San Jorge, provincia del Chubut, y a los estratos de la cuenca de Salla-Luribay, Bolivia. En Patagonia, Pyrotherium romeroi tiene la misma distribución estratigráfica que la de Trachytherus spegazzinianus. Se ha recomendado también a esta especie para caracterizar la fauna del Oligoceno asignada a la edad deseadense en la Patagonia y Bolivia, al contar con un completo registro estratigráfico. Era un animal de mediado tamaño, semejante a una oveja. Usaban sonidos para comunicarse entre ellos, posiblemente para emparejarse y advertir del peligro. Eran primariamente herbívoros y se desplazaban según su hábitat, en busca de hojas, raíces, flores, cortezas, frutos, etc, ya que, la Patagonia no era un gran desierto como en la actualidad, sino era más bien, una selva subtropical. Adicionalmente, también comían insectos y pequeños animales.


Rhynchippus equinus. Ameghino, 1897.

Rhynchippus equinus Rhynchippus equinus Rhynchippus equinus Rhynchippus equinus Rhynchippus equinus

                   

 

Mamífero Notoungulado. Es un género extinto de mamíferos notoungulados de la familia Notohippidae, que vivió a principios del periodo del Oligoceno en el continente sudamericano. Sus fósiles se han hallado en Argentina y Chile. Representa un ejemplo clásico de la convergencia de los ungulados sudamericanos con otros grupos no relacionados del resto del mundo, en este caso, con el caballo. Era muy similar al antepasado de los caballos Hyracotherium del período Eoceno. Era un pequeño herbívoro del tamaño de un zorro, con un metro de longitud, parecido a los caballos actuales que el propio Hyracotherium. Tenía tres dedos en las patas delanteras, en vez de los cuatro del hiracoterio, y tres en las traseras, protegidos por pezuñas, siendo el central más largo.  Su esqueleto, con el cuerpo grueso y los dedos en forma de garra, no se parecía demasiado al del caballo, pero los dientes eran similares a los de un animal que se alimenta de hierba, como el caballo o el rinoceronte. Los caninos no formaban colmillos, como en la mayoría de los demás toxodontos, sino que tenían el mismo tamaño y la misma forma que los incisivos. Eran altos e ideales para cortar plantas. Las muelas eran grandes y llevaban esmalte enrollado para moler la vegetación dura y, además, estaban recubiertas de cemento. A pesar de que alguna vez se creyó que eran los antepasados de los caballos auténticos, las similitudes, que residen fundamentalmente en la forma del cráneo y en los incisivos para cortar plantas, son consecuencia de la evolución convergente, es decir, formaron características morfológicas similares debido que evolucionaron en ambientes parecidos. En lo esencial, presenta todas las características de los notoungulados.


Mendozahippus fierensis. Cerdeño y Vera, 2010.

 

              

Cráneo de Mendozahippus, tomado de morphobank.

Posible aspecto de Mendozahippus (*)

 

Mamífero Notoungulado. Es una especie de mamífero notoungulado extinto, que existía en la región cuyana, en la provincia de Mendoza, durante el Oligoceno tardío. Los fósiles se conocen desde el sitio de la Quebrada Fiera del Agua de la Formación Piedra e incluye una completa cráneo y dos asociados metatarsianos, dos maxilares fragmentos y cinco dientes superiores aisladas. Los notohípidos (Notohippidae, griego "caballos meridionales") son una familia extinta de mamíferos placentarios del orden Notoungulata, perteneciente al superorden Meridiungulata, que habitaron en Sudamérica. Fueron unos cuadrúpedos herbívoros con caracteres que indican un cambio de hábitat del bosque a las praderas. Las patas fueron alargándose y la dentadura muestra que se alimentaban cada vez con mayor frecuencia de pasto que de follaje. Los fósiles de los notohípidos están datados desde el Eoceno hasta el Oligoceno tardío, es decir de hace unos 25 millones de años antes del presente. En esta época, la cordillera de los Andes no se había elevado y el clima era diferente. Entre los restos encontrados de estos mamíferos herbívoros, se incluyen, entre otros, los hegetoterios tan pequeños como conejos, los notohípidos, con aspecto de un caballito del tamaño de un perro grande, los leontínidos, que doblan en tamaño a los anteriores, piroterios, con el aspecto y la talla de un elefante mediano y homalodoterios, quizá los más parecidos a los conocidos rinocerontes. A ellos les acompañaban depredadores como marsupiales carnívoros y grandes aves corredoras, los fororracos.


Santiagorothia chiliensis. Hitz et al. 2000.

 

Cráneo de Santiagorothia chiliensis (*).   Aspecto en vida de Santiagorothia chiliensis. Por Darin Croft and Velizar Simeonovski

Mamífero Notoungulado. Fue una especie de mamífero notoungulado, interatheríido, herbívoro, que vivió hace entre 40 y 28 millones de años, en el Oligoceno Temprano. Sus restos fosiles fueron hallados en la provincia de Río Negro, y descrito por Hitz. En el orden Notoungulata, los interatéridos fueron animales en su mayoría de pequeño y mediano tamaño que ocuparon el hábitat de animales actuales como las liebres o las vizcachas. La mayoría de los interaterios eran mamíferos bastante pequeños, parecidos a los roedores. Fueron un grupo longevo, con representantes fósiles desde fines del Paleoceno hasta fines del Mioceno. La familia Interatheriidae es uno de los grupos de mamíferos mejor representados en la fauna de la Formación Santa Cruz. Sus cráneos también recuerdan vagamente a los roedores, otro ejemplo de convergencia adaptativa, donde sus molares demuestran estar adaptados para una dieta herbívora. Pudo ver sido un gran corredor. Otro género bien conocido es Interatherium, del cual el resto fósil más abundante pertenece a Interatherium robustum.


Cladosictis lustratus. Ameghino, 1887.

Cladosictis Cladosictis Cladosictis Cladosictis Cladosictis Cladosictis Cladosictis Cladosictis Cladosictis Cladosictis

 
Cráneo del primitivo depredador marsupial sudamericano Cladosictis lustratus, hallado en Santa Cruz. (*)   Cladosictis lustratus, un astuto y pequeño marsupial del Oligoceno de la Patagonia Argentina. (*)

Mamífero Marsupial. Fue un depredador marsupial con aspecto de coipo (falsa nutria) por su forma y pequeña dimensión, con un cuerpo largo y extremidades relativamente cortas, con un tamaño de la cabeza a la cola de 80 centímetros. La hembra daba a luz a pequeños embriones, los cuales terminaban su desarrollo en una bolsa materna externa. Era de hábitos carnívoros, alimentándose de peces, ranas, reptiles y mamíferos pequeños. Los dientes comprendían de incisivos en la parte anterior, para sujetar las presas. Los caninos puntiagudos para matar, molares y premolares carniceros. La fórmula dentaria de este extraño marsupial hace acordar a las de los mamíferos placentarios.


Proborhyaena gigantea.  Ameghino, 1897.

Esqueleto de borienido, en el MEF. Cráneo exhibido in-situ en el parque paleontológico Bryn Gwyn. (*) Reconstrucción en vida. Tomado de Prehistoric Fauna.

Mamífero Marsupial. Fue un marsupial de hábitos carnívoros, del orden Sparassodonta del tamaño de un lobo, de unos 2 metros de longitud. Era parecido a un oso, con las patas planas. Como muchos metaterios, probablemente las hembras poseían una bolsa para llevar a las crías en desarrollo. Los borhiénidos tenían fuertes y potentes mandíbulas, capaces de triturar huesos. Eran depredadores muy importantes durante el Oligoceno de la Patagonia Argentina, los cuales se alimentaban de mamíferos notoungulados y armadillos. Las patas cortas señalan que no era un animal corredor, pero seguro que asechaba a sus víctimas en los antiguos bosques que existían hace 30 millones de años en los actuales desiertos de la provincia de Chubut. Originalmente, la familia Borhyaenidae fue uno de los grupos más extensos entre los esparasodontes, incluyendo a todas las especies que no fueron incluidas originalmente en Thylacosmilidae (marsupiales dientes de sable). Sin embargo, en años recientes, otros grupos de esparasodontes han sido elevados al rango de familia y esto junto al descubrimiento de que los borhiénidos están más cercanamente relacionados con los proborhiénidos y los tilacosmílidos que a otros esparasodontes, la familia ha sido reducida a seis especies en tres géneros.


Palaeothentes pressiforatus. Ameghino 1887.

 

Cráneo y mandíbula de Palaeothentes lemoinei, del  Mioceno de Santa Cruz. (*).

 

Aspecto del pequeño Palaeothentes. (*).

Mamífero Marsupial. Fue un mamífero marsupial con características similares a las musarañas, endémicas de América del sur, que incluye a géneros vivientes como Caenolestes, Lestoros y Rhyncholestes, caracterizados por su pequeño tamaño y su dieta insectívora - frutícola. Conocidos desde Eoceno temprano, pero con más presencia durante el Oligoceno. Este pequeño animal, no más grande que un ratón, tenía una especialización particular en los dientes, similar a los roedores. El Palaeothentes pertenece a la superfamilia de Caenolestidae, mamíferos arcaicos marsupiales que sobrevivieron con pocas especies hasta la actualidad. Entre las especies más conocidas del género, podemos citar a Palaeothentes pascuali, Probablemente Palaeothentes era un excelente escalador.


Kramadolops maximus. Goin et al. 2010.

 

Fósil de  Kramadolops maximus. (*).

 

Aspecto de Kramadolops maximus. Ilustracion de  Gabriel Lío.

Mamífero Marsupial. Es una especie extinta de mamífero marsupial polidolópido. Eran pequeños animales herbívoros, de dieta variada, como frugívoro, insectívoro y folívoro. De estos marsupiales se conocen principalmente restos de dientes, mandíbulas y maxilares. Se estima que el tamaño pudo variar de acuerdo a la especie de cada integrante de la familia, entre los 70 gramos y los 3,5 kilogramos. Los polidolópidos se conocen del sur de América del Sur (en Chile y la Patagonia Argentina) y de la Península Antártica. Los polidolópidos antárticos fueron registrados en la Isla Marambio en niveles de una edad aproximada de 45 Millones de años. Si bien hoy parece impensable que un marsupial (y cualquier mamífero terrestre) sobreviviera en este continente, en la época en la que vivieron los polidolópidos, había grandes bosques similares a los bosques andino patagónicos, y aun compatibles con climas más cálidos en tiempos más antiguos.  Más aun, durante gran parte del Mesozoico, América del Sur, Antártida y Oceanía estuvieron unidos, y es por eso que muchos grupos de plantas y animales hoy están compartidos en estos continentes en la actualidad (o en el registro fósil). En particular, hacia fines del Cretácico y comienzos del Paleógeno (hace unos 66 Millones de años) el sur de América del Sur y la Antártida estuvieron unidos por lo que los polidolópidos pudieron haber evolucionado en esta gran masa continental sin tener mayores barreras que las aislaran. Por eso hoy los registros de la Antártida nos muestran restos de estos grupos (junto con otros grupos de mamíferos). Incluso es posible que este grupo de marsupiales esté más relacionado con los marsupiales australianos que con las zarigüeyas sudamericanas actuales. Los polidolópidos desaparecieron del registro a comienzo del Oligoceno, hace unos 30 millones de años, probablemente debido al deterioro del clima, con una disminución tanto de la temperatura como la humedad, particularmente en la región patagónica donde estos restos fósiles fueron registrados.


Los saltadores de Islas, balseros y el intercambio faunístico con África.

En el lago  Chippewa, en Wisconsin en, EE.UU.,, alberga  una  isla  flotante gigante que a veces se mueve y bloquea un puente extremadamente importante y necesita ser movida por barqueros locales.La masa flotante posee árboles de gran tamaño y animales.

A fines del Eoceno y principios del Oligoceno, hubo un breve ingreso y variación del contenido biológico conocido en la aislada Sudamérica, la cual, funciono como un continente aislado luego de la extinción de los dinosaurios, en el Cretácico, desarrollando una fauna muy particular, que se vio perturbada en algunas remotas ocasiones. De aquí surgen los primeros saltadores de islas o balseros de origen africano.

Sobrevivir a un viaje intercontinental sobre una masa de vegetación parece una posibilidad entre un millón. Por ello, los científicos han intentado determinar si hubo un único viaje en balsa con roedores y monos juntos, sobre un lecho de plantas enredadas, sedimentos, entre otros, que incluso hoy en día, suelen darse estos fenómenos naturales.

Los paleontólogos aún están tratando de averiguar cuándo se produjeron exactamente estas travesías. El nuevo estudio sugiere que las travesías tuvieron lugar hace unos 40.5 millones de años, cuando América del Sur y África estaban separadas por solo 965 kilómetros, mucho más cerca que el golfo actual, de casi 3000 kilómetros. El nivel del mar descendió, cerrando la distancia oceánica de una forma diferente. Una importante erosión en entornos cercanos a la costa podría haber provocado el desprendimiento de grandes balsas, repletas de animales y plantas.

Los primeros intercambios faunísticos que vivió Sudamérica acontecieron a finales del periodo Eoceno hace aproximadamente 31,5 millones de años, con la llegada de los ancestros de los roedores cávidos. La llegada de estos primeros inmigrantes de origen africano marcó el fin para muchos pequeños marsupiales sudamericanos, y sentó las bases para la evolución de los actuales capibaras, chinchillas, vizcachas y ursones, como coendúes y puercoespines.

Poco después, hace aproximadamente 25 millones de años, llegó una nueva oleada de inmigrantes; esta vez los principales inmigrantes fueron los ancestros de los monos americanos, los platirrinos. Estos pequeños primates llegaron a un continente con pocos animales arborícolas capaces de hacerles competencia, lo que derivó en un fructífero proceso de diversificación.

Estas migraciones fueron posibles gracias a la relativamente corta distancia existente entonces entre Sudamérica y la costa occidental de África, a la existencia del archipiélago de San Pedro y San Pablo que, por su ubicación, hicieron posible el salto entre continentes, y a la existencia de fuertes corrientes oceánicas en dirección oeste.

En el Oligoceno, llegaron nuevos inmigrantes. Los más destacados de esta oleada fueron las tortugas terrestres que, en un principio, se creyó habían venido de Norteamérica, pero recientes estudios de ADN han permitido demostrar que las tortugas terrestres sudamericanas y las tortugas gigantes de las islas Galápagos tienen un parentesco más cercano con las tortugas del género Kinixys, oriundo del centro de África que con las tortugas terrestres y dulceacuícolas de Norteamérica.


Tremacebus harringtoni.  Rusconi, 1933.

Tremacebus Tremacebus Tremacebus Tremacebus Tremacebus Tremacebus Tremacebus Tremacebus Tremacebus Tremacebus

Cráneo de Tremacebus, un primate primitivo procedente del Oligoceno. (*)

Cráneo de Tremacebus harringtoni. (*)

Aspecto posible del primate de la desaparecida selva patagonica. (*)

Mamífero Primate. Fue un primitivo mamífero primate (monos) aloctono, cuyo ingreso al continente fue hace 38 millones de años según la evidencia fósil reunida hasta el momento. A diferencia de los monos del Viejo Mundo, los monos del Nuevo Mundo no parecen haberse dado a la vida en las praderas y siguieron siendo animales de selva. Una gran diferencia entre ambos, es que los primeros no poseen cola, mientras que los sudamericanos poseen unas vértebras caudales extensas y adaptadas como un quinto miembro para poder trepar. Tremacebus harringtoni, es un representante del periodo Oligoceno tardío, es decir, de unos 24 millones de años antes del presente, y se parecía a un mono búho moderno. Otros pequeños simios del territorio argentino son Homunculus patagonicus y Killikaike blakei. Los primates más primitivos por ahora en América del sur es Branisella, del Oligoceno temprano, de unos 34 millones de años procedente de Bolivia. Mientras que dos parientes del actual mono araña, el Protopithecus y el Caipora, vivieron en Brasil durante el Pleistoceno. Tremacebus era omnívoro y tenía una variada dieta, lo que lo convertía en un animal exitoso para resistir cualquier cambio. Este género fue descrito originalmente por el paleontólogo Hershkovitz en el año 1974. La única especie en que está basado, fue descrita originalmente por el paleontólogo Carlos Rusconi en el año 1933. Se incluye en la familia de los aótidos (Aotidae), exclusiva del Neotrópico, que comprende un solo género viviente, con un total de 11 especies, siendo los únicos monos nocturnos. Carlos Rusconi recibió la muestra en el año 1932 enviada por Harrington Thomas, quien lo recogiera junto con otros restos fósiles de mamíferos de la edad Colhuehuapense, encontrados a unos 12 kilómetros al suroeste del cerro Sacanana, en el centro-norte de la provincia del Chubut, en el centro de la Patagonia argentina.


Dolichocebus gaimanensis. Bordas 1942.

 

Cráneo de Dolichocebus gaimanensis, de la colección del MACN. Tomado del Twitter MACN.VP   Posible aspecto de Dolichocebus gaimanensis. (*)

Mamífero Primate. Es un primate platirrino que pertenece al Oligoceno tardío y Mioceno temprano. Vivió en la Patagonia argentina, cuando esta tenía una exuberante selva, a diferencia de lo que vemos en la actualidad. Pesaba de 2 a 3 kilogramos, como el actual género Cebus. Fósiles muy completos proceden del acantilado sur del Valle Bajo del río Chubut, cerca de Gaiman y en Sacanana. Dolichocebus se conoce por el tipo de cráneo encerrado en una concreción, numerosos dientes aislados, partes de dos mandíbulas y un astrágalo. Seguramente tenía una cola prensil que enrollan alrededor de las ramas para ayudarse en el movimiento en los árboles. Debió, adaptándose a varios tipos de bosques y consumiendo muchos tipos de comida, que incluian frutas, diferentes vegetales, invertebrados y pequeños vertebrados. Los platirrinos o monos del Nuevo Mundo se diferencian de los del Viejo Mundo, entre otras características, por las fosas nasales, que están más separadas y dirigidas hacia adelante en lugar de hacia abajo. Debido a lo pobre de su registro fósil, las relaciones de parentesco de los monos sudamericanos con otros grupos de primates y entre sí son las menos conocidas dentro del orden de los primates. La mayor parte de los platirrinos fósiles son conocidos solamente por dientes y mandíbulas aisladas. De unos pocos se conocen cráneos, los que generalmente carecen de dientes, están deformados o mal preservados.


Octodontotherium grandae. Ameghino, 1894.

Fragmento mandibular atribuido a Octodontotherium s.p del Oligoceno de Chubut. Museo de La Plata.

Posible aspecto de Octodontotherium. (*)

Mamífero Xenarthro.  Es un género extinto de perezoso terrestre de la familia mylodontidae, endémica de América del Sur durante el Oligoceno-Mioceno, poco común de hallar para estas edades. Vivió entre 29 a 21 millones de años antes del presente, existente por aproximadamente 8 millones de años. Era uno de los más grandes edentados para su época, con una talla similar al del genero Lestodon que vivió durante el Pleistoceno. Provisto de grandes y gruesos huesos por lo poco que sabemos de esta especie. Su alimentación era herbívora. El material asignado a Octodontotherium, colectado en distintas campañas por E. Riggs a principios del siglo XX y depositados en el Museos de Historia Natural de Chicago, como así también, en París, La Plata y Buenos Aires, permitió el estudio de numerosos elementos, como la tibia, el astrágalo, mandíbulas y un cráneo bien conservado. La distribución de fósiles es exclusiva de las provincias de Chubut y Santa Cruz, Argentina. Otra especie relacionada; Orophodon hapaloides Ameghino, 1894.


Deseadognathus riggsi. Carlini y Scillato-Yané, 2004.

 

Ramas mandibulares de Deseadognathus riggsi del Oligoceno de la Provincia de Santa Cruz.  

Posible aspecto del Megalonychidae Deseadognathus (*).

Mamífero Xenarthro. Es un género extinto de perezoso terrestre Megalonychidae del Oligoceno de Patagonia. Pudo haberse parecido a un típico perezoso terrestre megaloníquido, aunque era mucho menor, con una cola alargada y un torso ancho, así como miembros ágiles y largas garras. Los dientes caniniformes de Deseadognathus riggsi eran grandes y triangulares, y su cráneo era profundo y tenía una gran cresta sagital la cual en conjunto con la mandíbula ancha probablemente permitía un fuerte esfuerzo realizado por los músculos masticatorios, como otros representantes de este grupo. Seguramente fue un animal solitario, nocturno y arborícola, que habitaba en la selva secundaria y desarrollada, en los bosques extintos de la Patagonia. El nombre perezoso significa lento, pero los movimientos lentos de este animal son en realidad una adaptación para sobrevivir con una dieta de baja energía basada en hojas. Estos perezosos tienen la mitad de la velocidad del metabolismo de un mamífero del mismo tamaño. Los perezosos actuales, tienen una vista y oído muy pobre por lo que la mayoría del tiempo se basan en tocar y oler para conseguir alimento, por lo cual, es posible que sus representantes en estado fósil, tuvieron características y compartimentos similares. Sus restos proceden de la localidad de Puerto Deseado, provincia de Santa Cruz.


Pseudhapalops observationis. Ameghino, 1891.

Esqueleto casi completo de Pseudhapalops s.p, exhibido en el Museo de La Plata. Oligoceno-Mioceno temprano de Santa Cruz. Copia de cráneo y mandíbula de Pseudhapalops s.p, en el Museo de Ciencias Naturales de Miramar. Oligoceno-Mioceno temprano de Santa Cruz. Aspecto en vida de Pseudhapalops s.p, cuando la Patagonia era una selva tropical. (*)

Mamífero Xenarthro. A finales del Oligoceno, hace 24 millones de años, los Xenarthros estaban bien representados y adaptados en América del Sur, por lo cual, en el Mioceno se encontraba geográficamente bien distribuido por la actual Patagonia Argentina. Pseudhapalops era de tamaño más bien chico, media hasta un metro de largo, a diferencia de sus gigantescos parientes del Pleistoceno que superaban los cuatro metros de altura. Tenía garras muy desarrolladas y curvas (una característica común entre los mamíferos edentados) seguramente debió desplazarse sobre sus nudillos anteriores. Es muy probable que pasara la mayor parte de su tiempo en las copas de los árboles, sujetándose de sus garras y alimentándose de frutos suculentos en los tupidos bosques sub tropicales del Oligoceno patagónico. Como todos los edentados, Pseudhapalops tenía pocos dientes y sin esmalte. Sus mandíbulas solo tenían cuatro pares de dientes. Si bien hoy en día la Patagonia Argentina es un gran desierto, durante el Oligoceno y Mioceno estaba constituida por grandes y extensas selvas, evidenciado por la diversidad faunistica y botánica recuperada. Otras especies relacionadas; Eucholoeops ingens y Pelecyodon s.p.


Peltephilus pumilus. Ameghino, 1904.

 

 

Cráneo y mandíbula de Peltephilus. MACN. Reconstrucción en vivo . (*).

Mamífero Xenarthros. Fue una especie de mamífero xenarthro, emparentado con los actuales armadillos (tatus, peludos y mulitas). Tenía una coraza formada por placas óseas, las cuales habían evolucionado de placas dérmicas, formando un caparazón recubierto de córnea y con bandas móviles, lo que le brindaba movimientos rápidos. Peltephilus, poseía en el hocico un par de cuernos largos, originado de osteodermos modificados, protegiendo los ojos, que en vida se encontraban recubiertos por piel y tejido corneo, lo que facilitaba su utilización en momentos de defenderse de sus depredadores. Algunos científicos sostienen que este armadillo, tenía unos 60 centímetros de largo, y que, tal vez poseía otro par de pequeños cuernos córneos en el hocico. A diferencia de otros edentados, Peltephilus, tenía unos dientes gruesos y largos, muy parecidos a caninos, lo que podría indicar que era un animal carnívoro o al menos, carroñero, conducta que se repitió en otros armadillos más tardíos, aunque hay investigadores que sostienen una dieta exclusivamente herbívora. Curiosamente, el desarrollo de estos cuernos óseos, pareciera ser una convergencia adaptativa que comparte con el roedor norteamericano Ceratogaulus, siendo ambos, los únicos mamíferos fosoriales que poseen cuernos. Seguramente, construyo sus propias madrigueras para refugiarse o cuidar de sus crías.


Clypeotherium magnum.  ScillatoYané, 1977.

 

Coraza de Clypeotherium magnum. del Oligoceno de Chubut, Argentina. Museo de La Plata.

 

Posible aspecto de Clypeotherium magnum.

Mamífero Xenarthros. Se trata de un mamífero placentario extinto. Este enorme armadillo es comparable con los que vivieron durante el Pleistoceno, perteneciente a la familia extinta Glyptodontidae, del orden Cingulata. Originarios de Sudamérica, se diferenciaron en el Eoceno Superior. Tenían un cráneo y un caparazón formado por muchas piezas pequeñas fusionadas y, en ocasiones, una cola cubierta. Muestran una notable convergencia con las tortugas y algunos dinosaurios (anquilosauros). Tenían una adaptación a la dieta herbívora y conversión de sus bandas acorazadas del dorso en una suerte de único caparazón defensivo. Perteneció a la subfamilia de los Glyptatelinae, gliptodontes primitivos conocidos en el Oligoceno de Argentina, que aparentemente pudieron sobrevivir de manera relictual en el norte de Sudamérica en el Neógeno. Su coraza tiene un grosor de 4 centímetros, y por el margen de esta, estaba constituidas por placas puntiagudas. Su caparazón dorsal completo, llegaba a los 3 metros de largo.


Palaeopeltis inornatus. Ameghino 1894.

 

Placas u osteodermos de Palaeopeltis inornatus (*).  

Posible aspecto de Palaeopeltis inornatus (*).

Mamífero Xenarthros. Es una especie de mamífero extinto de gliptodontes, grandes mamíferos xenartros emparentados con los modernos armadillos con los que se incluyen en el orden Cingulata, caracterizados por la presencia de corazas óseas a lo largo de su cuerpo, incluyendo cabeza y cola, que vivieron en Sudamérica durante el aislamiento geográfico. Los gliptodontes sin embargo, formaban una familia diferenciada, ya que carecían de varias bandas móviles como sus parientes actuales, siendo éstas fusionadas en un caparazón más o menos rígido de pocas o ninguna banda en el dorso, además de presentar adaptaciones para la dieta herbívora como el acortamiento del cráneo, con la aparición de espinas en el hueso malar para ayudar a sostener un músculo masetero de mayor tamaño y el desarrollo de molares altos especializados en la masticación de materia vegetal. Esta nueva clasificación mostró que la subfamilia Glyptodontinae probablemente no evolucionó a partir de los gliptodontes de las subfamilias Propalaehoplophorinae o Hoplophorinae en el sur del continente durante el Plioceno, sino que más bien apareció en el norte de Sudamérica a mediados del Mioceno y luego avanzó hacia al sur, aprovechando los cambios climáticos que favorecieron los ambientes de sabanas y que serían característicos poco después, cuando se produjo el Gran Intercambio Biótico Americano. Los Palaeopeltidae fueron por primera vez descritos por Ameghino en 1894, a través de osteodermos provenientes de sedimentos donde también se hallaron los restos de Pyrotherium, los cuales corresponden a la “Edad Mamífero Deseadense” en la Patagonia Argentina.  También se encontraron restos de Palaeopeltis inornatus para la Formación Fray Bentos, Oligoceno tardío de Uruguay.


Chubutolithes gaimanensis. Bown & Ratcliffe 1988.

 

Nidos o icnofosil de Chubutolithes gaimanensis procedentes de Gaiman. El aspecto en vida, seguramente fue semejante a las avispas de barro actuales.

Insecto, Hymenoptera. Se trata de una avispa fósil, conocida principalmente por la presencia de nidos (icnofosil) en la formación Sarmiento, en la localidad de Gaiman, Provincia de Chubut, durante el Eoceno y Oligoceno de la Patagonia. Los sedimentos tienen grandes espesores de ceniza volcánica aplanada que formaban una vasta llanura con poco relieve y se cruzaron esporádicamente por los lechos de los ríos. Este paisaje, similar a la sabana africana, y fue habitado por diferentes mamíferos y reptiles hoy extintos. Es posible observar en la formación, abundantes madrigueras de invertebrados. Encontramos la formación de varios paleosuelos, con las raíces, nódulos de carbonato y nidos de Chubutolithes gaimanensis. Estos nidos de barro hechos por avispas, habitaban la zona hace 39 millones de años. Los nidos muestran diferentes capas de barro utilizadas para construir las paredes del mismo, formando parte del extraño ecosistema del Oligoceno. También se conocen cámaras pupales fósiles de coleópteros, es decir, escarabajos.


Argyrocetus patagonicus. Lydekker, 1894.

 

Cráneo y mandíbula del Oligoceno tardío - Mioceno temprano de Chubut. Museo de la Plata.   Aspecto de un integrante de la familia Eurhinodelphinidae (*).

Mamífero Cetáceo.  Eran unos mamíferos cetaceos de la familia extinta Eurhinodelphinida, unos odontocetos que vivieron del Oligoceno hasta el Mioceno. Argyrocetus patagonicus, es el miembro más primitivo de esta familia de cetáceos. Los miembros de familia poseían una prolongación de la mandíbula superior con apariencia similar a un pez espada, la cual pudo haber utilizado para golpear o apuñalar a sus presas o depredadores. De alimentación carnívora y oportunista. Pudo llegar a medir unos 2 metros de largo y tener un aspecto semejante a los delfines.  La historia evolutiva de los cetáceos estuvo marcada por al menos tres radiaciones adaptativas. La segunda radiación (Oligoceno-Mioceno Temprano) marcó la aparición de los Neocetos (Odontocetos y Mysticetos), y estuvo principalmente influenciada por la apertura del Océano Austral y cambios en el ecosistema oceánico y su productividad. Algunos de estos materiales más modernos, provienen del Oligoceno tardío - Mioceno temprano en la Formación Gaiman y con una antigüedad de 20 millones de años antes del presente. Tenían una compleja estructura auditiva, que le permitió desarrollar el sistema de detección través de un ultrasonido, como las ballenas y delfines actuales. Esto le permitió emitir sonidos para detectar el tamaño, forma, distancia y velocidad de un objeto.


Saurodelphis argentinus.  Burmeister,1871.

Mandíbula en el Museo de La Plata. Mioceno de Paraná.

Aspecto de un Delfín de Rió. (*)

Mamífero Cetáceo.  Se trata de un mamífero marino odontoceto, es decir, un cetáceo con dientes como el Cachalote y el Delfín, encontrados en sedimentos de origen marino depositados durante el Oligoceno inferior de Patagonia. El mismo comprende de un cráneo muy pequeño y rostro extremadamente delgado y alargado, el cual guarda un parecido muy particular con el Delfín del Ganges, de la costa India. Presenta ramas mandibulares soldadas en casi todo su largo, formando un hueso largo y angosto. El origen de los Cetáceos es un misterio, ya que aparecen súbitamente en la base del Terciario sin mucha evidencia fósil de sus antecesores, aunque en los últimos años se han hallado en distintas partes del mundo, restos de ballenas y delfines con rastros de patas traseras, las cuales, evidencian un antecesor continental y de hábitos carniceros. En el examen de su aparato dentario, muestra numerosos dientes simples y cónicos, como los reptiles y su cráneo demuestra cierto parecido a estos animales. Sufrieron la modificación de sus miembros anteriores, pasando de fuertes brazos a aletas especializadas para grandes impulsos y la adaptación de todos los órganos para el medio acuático. Seguramente se alimentó de peces y organismos menores, como los crustáceos.


Ribodon limbatus.  Ameghino, 1883.

iboron Riboron Riboron Riboron Riboron Riboron Riboron Riboron Riboron Riboron Riboron Riboron Riboron Riboron Riboron

Esqueletos de Riboron limbatus y reconstrucción en vivo del sirenido fósil de Patagonia y Paraná, Argentina. (*)

Mamífero Sirenido. Es una especie extinta de sirénidos, que vivieron en America del Sur.El material que hace referencia Ameghino, corresponde al Piso Mesopotámico de la formación Patagónica recogidos en las barrancas del Paraná por el Profesor Pedro Scalabrini. Los sirénidos, o vacas marinas, son el único grupo de mamíferos que se han convertido en herbívoros acuáticos completamente adaptados. En la actualidad, están representados por tres especies de manatíes (Trichechus) y una sola especie de dugongos (Dugong dugon). Todos tienen cuerpos bulbosos, miembros anteriores modificados en forma de aletas, carecen de extremidades posteriores y tienen una cola aplanada en sentido horizontal, como las ballenas, que utilizan para impulsarse a través del agua a un ritmo mesurado. Los sirénidos se conocen desde el comienzo del Eoceno en Hungría. Su evolución es misteriosa, pero muchos paleontólogos creen que es posible que compartan un antepasado con los elefantes. Durante todo el Eoceno, el clima fue bastante templado y en las aguas tropicales y poco profundas del Mediterráneo y el Caribe abundaban los prados vastos cubiertos de hierbas marinas, el principal alimento de los sirénidos marinos. Por su aparato dentario se acercan a los Notoungulados, pero su estructura esqueletaría es muy distinta a cualquier otro mamífero conocido. Se conocen restos fósiles en el Eoceno de Europa y África. Ribodon tiene su mayor parecido es con el género viviente Manatus, el cual vive en las desembocaduras de ríos de África occidental y América oriental, y en la costa marítima oriental en Sudamérica. Los Lamantiles no se alejan de la zona litoral. La presencia de los mismos en las opuestas orillas del atlántico, indica claramente que pasaron de África a Sudamérica emigrando a lo lardo de la costa desaparecida, por sobre la cual pasaron los mamíferos terrestres, por el puente Oligoceno.


Carcharodon megalodon. Agassiz, 1843.

Diente de Carcharodon megalodon.  (*)

Mandíbula de Megalodon recreada a tamaño natural en el Museo Paleontológico de Bariloche.

 Reconstrucción en vivo  (*)

Pez Selaceo. Es un enorme tiburón prehistórico que habito en los antiguos mares del territorio Argentina y distintas partes del mundo. Poseían un esqueleto cartilaginoso, el cual rara vez se preserva, pudiendo agregar que los hallazgos de este tipo de estructura se pueden contar con los dedos de las manos. La única parte del esqueleto que podemos hallar perfectamente preservado, son los dientes con esmalte, los cuales varían desde 2 a 20 centímetros. Sus raros esqueletos se distinguen claramente del gran número de especies de peces teleósteos (óseos) por su esqueleto cartilaginoso. Se estima que el tamaño adulto de Carcharodon megalodon, llego a tener entre 16 y 18 metros de largo. Los tiburones son peces versátiles y tienen sentidos muy agudos; muchas de sus especies son capaces de cazar y devorar a casi cualquier otro animal marino, tanto en mares profundos como en mares poco profundos. Estos dos rasgos explican su larga historia evolutiva; muchas de las especies de tiburones de nuestros días son muy similares a especies que nadaban en los mares del cretácico, hace más de 100 millones de años, o durante el Terciario. Su alimentación estaba constituida por grandes reptiles marinos de la época, peces y mamíferos marinos primitivos. Un sitio muy conocido en nuestro país donde se han hallado restos dentarios de la especie, es Cerro Gualicho en la Provincia de Rio Negro y en la Formación Paraná, en Entre Ríos, en sedimentos más recientes del Mioceno.


Archeogeryon fuegianus.  d'Orbigny, 1842.

Archaeogeryon peruviensis, Oligoceno superior y Mioceno de la Provincia de Santa Cruz, Argentina. (*) El segundo ejemplar Archeogeryon fuegianus se exhibe en el Museo Paleontológico Egidio Feruglio de Trelew (MEF):

Invertebrado Crustáceo. Se trata una especie de crustáceo, un cangrejo marino muy abundante en el registro fosilífero, aunque generalmente solo se hallan pequeños fragmentos, y rara vez formas completas. Estos vivían en los antiguos mares que se hallaban sobre los actuales sedimentos de Patagonia.  Poseen un cuerpo similar a las especies vivientes, formado por reducción del abdomen y el ensanchamiento y aumento de tamaño de la parte anterior (delantera) del cuerpo. El abdomen sirve como bolsa de cría para los huevos, que en el hembra es más notorio por su tamaño. El cuerpo está más o menos cubierto por un caparazón quitinoso, con una cubierta cerúlea. El cuerpo segmentado del cangrejo tiene varios pares de apéndices, de los cuales cinco suelen servir para la locomoción y dos hacen las veces de antenas sensoriales. Las patas delanteras estaban equipadas con pinzas que le servían para alimentarse, defenderse y realizar exhibiciones rituales de apareamiento. Los cangrejos son capaces de tolerar cambios en su medio ambiente, los que les permite prosperar en hábitats muy hostiles, por ello se lo considera junto a los artrópodos como formas exitosas y primitivas.  Sus hábitos alimentarios son variados. Algunos fósiles de Archeogeryon fuegianus fueron hallados muy completos recientemente en los afloramientos geológicos del Oligoceno de Península de Valdes en la Provincia de Chubut, como así también en sedimentos de Caleta Oliva en la Provincia de Santa Cruz.


Otros Vertebrados del Oligoceno Argentino: Mamíferos:  Proadianthus,  Argyrohippus, Cochilius,  Ameghinotherium, Diochotichus, y Proedrium. Peces: Myliobatis sp., Isurus sp., Lamna sp., Odontaspis sp., Hemipristis sp., Galeocerdo sp.,Carcharodón sp.

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