Paleontólogos identifican tres especies de équido
'hipparion' en Teruel.
Publicado
en
Paleo. Año
9.
Numero 64. Diciembre de 2011.
Paleontólogos
de la Fundación Dinópolis y del CSIC han identificado tres
especies diferentes de équido 'Hipparion' en un
yacimiento de la zona de Puente Minero, en las cercanías de la
ciudad de Teruel.
Se trata de un género extinto de mamíferos perisodáctilos de la
familia 'Equidae' y cuyo hallazgo ha sido publicado en la
revista 'Palaeontology' por la paleontóloga de la Fundación
Dinópolis, María Dolores Pesquero, informa esta organización en
una nota de prensa.
La más abundante de las especies corresponde a 'Hipparion
laromae', con similitudes tanto morfológicas como
biométricas con la especie encontrada en el yacimiento de La
Roma 2 (Alfambra, Teruel) y que fue definida por el mismo equipo
en 2006 en la revista 'Journal of Paleontology'.
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Aunque más escasamente representada, se ha determinado
una segunda forma como 'Hipparion matthewi',
debido a las semejanzas encontradas con restos fósiles
determinados en otros yacimientos españoles como el de
Las Casiones, en Milagros (Teruel), o el de Venta del
Moro (Valencia).
La
tercera forma, y la más escasa, corresponde a un équido
atribuido a la especie 'Hipparion longipes',
caracterizada por la gran longitud de sus metápodos.
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Este fósil
presenta semejanzas con las formas de 'Hipparion longipes'
registradas en Çalta y Akkasdagi (Turquía) y en Pavlodar
(Kazajistán), con las que se las ha comparado.
Según señala Pesquero en su artículo, el hecho de encontrar
tanto 'Hipparion longipes' como 'matthewi'
en un yacimiento del Turoliense hace pensar que ambos son
"inmigrantes de localidades euroasiáticas". En opinión de la
paleontóloga, el caso de 'Hipparion longipes' tuvo
poca relevancia, mientras que la especie más pequeña, el 'Hipparion
matthewi', "evolucionó dentro de la Cuenca de Teruel a
otras formas de tallas todavía más pequeñas y muy abundantes en
los yacimientos españoles del Turoliense superior".
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En
el estudio también han colaborado la profesora de
Investigación del CSIC en el Departamento de
Paleobiología del Museo Nacional de Ciencias
Naturales-CSIC María Teresa Alberdi y el
director-gerente de la Fundación Dinópolis (Museo
Aragonés de Paleontología), Luis Alcalá. |
'Paleontology'
es una revista internacional dedicada a la publicación de
artículos relacionados con la Paleontología que incluye
paleobotánica, paleoecología, micropaleontología,
paleobiogeografía, morfología funcional, estratigrafía,
taxonomía, tafonomía, reconstrucción paleoambiental, análisis
paleoclimáticos o estudios de biomineralización.
La revista está
editada por 'The Paleontological Association' de Londres.
Encuentran un fósil de dinosaurio durante una
excavación petrolífera bautizado como Wapuskanectes.
Publicado
en
Paleo. Año
9.
Numero 64. Diciembre de 2011.
Una
operadora canadiense de maquinaria pesada desempolvó lo que
parece ser un esqueleto completo de un tipo de dinosauro, el
plesiosauro, cuando se encontraba excavando en las arenas
petrolíferas de ese país, anunció la compañía Syncrude
El fósil fue
descubierto el 14 de noviembre y está siendo ahora examinado por
el Museo de Paleontología Royal Tyrrell, que espera tenerlo
listo para el final de esta semana, dijo la empresa en un
comunicado. "Es un descubrimiento poco común", aseguró Don
Brinkman, quien trabaja en el museo. "Es un plesiosauro de
cuello largo, lo que quiere decir un reptil marino de cuello muy
largo, cabeza pequeña y cuerpo reducido".
 |
"Hace diez años que se recuperó el último ejemplar. Fue
reconocido como una nueva especie y se le llamó
Wapuskanectes", añadió. La operadora Maggy Horvath
afirma que dejo de excavar inmediatamente después de
descubrir los huesos y que se lo comentó a un geólogo de
Syncrude que trabaja en Royal Tyrrell en descubrimientos
fósiles. "Me sentí muy bien cuando llamé a mi hijo para
contarle que había encontrado un fósil prehistórico al
trabajar en la mina", declaró. |
Las arenas
petrolíferas de Canadá son la tercera reserva de petróleo en el
mundo y están situadas en un área que fue una vez parte de un
mar prehistórico.
Anomalocaris, un
artrópodo con mayor agudeza visual y máximo depredador
del Cámbrico.
Publicado
en
Paleo. Año
9.
Numero 64. Diciembre de 2011.
Hace unos
515 millones de años, a principios del Cámbrico, un
artrópodo de más de un metro de longitud, perteneciente al
género Anomalocaris, exhibía unos ojos que han resultado ser
los más complejos descubiertos hasta ahora.
Son las
conclusiones a las que ha llegado un equipo internacional de
expertos tras analizar fósiles encontrados en el yacimiento
paleontológico de Emu Bay Shale, en Isla Canguro
(Australia). Los detalles del trabajo se publican en el
último número de la revista Nature. La superficie ocular de
Anomalocaris tenía forma de pera, en lugar de hemisférica, y
su tamaño rondaba entre dos y tres centímetros. Los restos
de este pariente lejano de los artrópodos han revelado que
poseía, como mínimo, 16.700 lentes hexagonales de hasta 110
micrómetros en cada ojo.
 |
“Dado que la forma de sus ojos pedunculares es
parecida a la de un chupachús, el fósil comprimido
sólo muestra la mitad, por lo que suponemos que el
número total de lentes podría ascender hasta los
30.000”, explica Diego García‐Bellido, investigador del Instituto de Geociencias del CSIC y coautor del
artículo. Cada lente proporciona el equivalente a un
píxel en una imagen digital, por lo que este nivel
de resolución es comparable al de los artrópodos con
la vista más aguda de la actualidad, las libélulas
con unas 28.000 lentes. La cifra es, a su vez, muy
superior al de la mosca del vinagre (Drosophila
melanogaster) y el cangrejo cacerola (Limulus), con
entre 800 y 1.000 lentes en cada ojo. |
Además, el
Anomalocaris es el animal más grande descubierto en el Cámbrico,
y por su desarrollado par de apéndices frontales cazadores, una
boca circular armada de afiladas placas y su gran capacidad
visual, se le atribuye un hábito depredador: “sería el gran
tiburón blanco de los mares de aquella época”, afirma A pesar
de tener una agudeza visual mayor que la de cualquier artrópodo
actual, el tamaño de las lentes y el ángulo estimado entre cada
una de ellas sugiere que sus ojos no tenían sensibilidad
lumínica excepcional, sino similar a los artrópodos marinos
diurnos actuales. Este dato concuerda con la figura de los
Anomalocaris como depredadores de la zona fótica del mar.
Desde el punto
de vista evolutivo, Anomalocaris demuestra que este tipo de
órganos visuales aparecieron y se desarrollaron muy temprano en
la rama a la que pertenecen los artrópodos. Según García‐Bellido,
“se originaron antes que otras estructuras anatómicas
características del grupo, como el exoesqueleto endurecido con
quitina o los apéndices articulados en los diversos segmentos
del cuerpo”.
 |
“La
capacidad de ver a un depredador podía ser la diferencia
entre sobrevivir o extinguirse. La presión de la
selección natural debió de ser muy fuerte para
desarrollar y refinar el sentido de la vista. Tanto es
así que algunos científicos sugieren que la visión fue
uno de los motores que propulsaron la radiación animal
durante el Cámbrico”, detalla el experto. Durante este
periodo, la Tierra sufrió una explosión de diversidad en
la que aparecieron 25 de los 30 filos del reino animal
que existen en la actualidad. La capacidad de formar
esqueletos mineralizados entre algunas especies propició
una carrera armamentística en el que las estrategias
defensivas de las presas se fueron compensando con
nuevas técnicas ofensivas de los depredadores.
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García‐Bellido
cuenta: “Si un animal débil desarrollaba un caparazón duro, los
cazadores debían armarse de dientes más potentes y apéndices
especializados para romperlo”.
El trabajo ha
contado con la colaboración de investigadores de las
universidades de New England, Adelaide y Macquarie‐Sydney
(Australia), del South Australian Museum y del Museo de Historia
Natural de Londres (Reino Unido).
Un nido con 15 pequeños dinosaurios de
Protoceratops andrewsi.
Publicado
en
Paleo. Año
9.
Numero 64. Diciembre de 2011.
No es frecuente
encontrar restos fósiles de crías de dinosaurios y mucho menos
hallar en el mismo nido varios ejemplares. De ahí, la
importancia de desenterrar 15 pequeños dinosaurios juntos.
Los esqueletos
pertenecen a la especie
'Protoceratops andrewsi'
y fueron encontrados en el desierto de Mongolia, en una zona
denominada Tugrikin Shire. Todos se encontraban en el mismo
nido, que tenía un diámetro aproximado de 2,3 metros. Estos
pequeños dinosaurios
vivieron
hace aproximadamente 70 millones de años,
durante el Cretácico tardío, en una zona de dunas. Los
paleontólogos que firman este estudio, publicado en 'Journal of
Paleontology', creen que les sorprendió una gran tormenta de
arena en el desierto, durante la que quedaron sepultados.
Diez de los 15 ejemplares se conservan completos y todos ellos presentan características propias de especímenes jóvenes.
El tamaño de las crías sugiere que todos son de la misma madre.
 |
También
es posible que los ejemplares no perteneciesen a la
misma familia y que se tratase de individuos sin
relación que llegaron al nido arrastrados, quizás, por
una tormenta de arena. Sin embargo, los autores rechazan
esta hipótesis ya que, en ese caso, sería improbable que
todos los ejemplares fueran jóvenes y tuviesen un grado
similar de desarrollo. El autor que lidera la
investigación, David Fastovsky, de la Universidad de
Rhode Island (EEUU), no tiene referencias de que en el
pasado se hayan encontrado tantas crías juntas de una
misma especie de dinosaurio. |
Según este
estudio, el tamaño relativamente grande de las crías y su
avanzado estado de desarrollo respalda la teoría de que estos
animales
permanecían en el nido durante las primeras etapas de su
crecimiento y sugiere que los cuidados de los
progenitores jugaban un papel importante en su crecimiento. Sin
embargo, los autores admiten que aún no hay pruebas para
demostrarlo.
Los
Protoceratops medían alrededor de dos metros de longitud
y tardaban unos 10 años en alcanzar su desarrollo completo. Los
primeros fósiles de este género de dinosaurios, que debieron ser
muy abundantes en Mongolia, se hallaron en la década de los años
veinte del siglo pasado. En aquella poca se encontraron también
los primeros huevos de dinosaurio que demostraron que estos
animales eran ovíparos.
Mureropodia apae, un antepasado de los anélidos y
los artrópodos en un yacimiento Cámbrico.
Publicado
en
Paleo. Año
9.
Numero 63. Diciembre de 2011.
El
yacimiento de Murero ha sacado a la luz un fósil de hace 520
millones de años. Sus descubridores, un equipo de Zaragoza,
Valencia y Moscú, afirman que es el nuevo eslabón entre los
gusanos primitivos y los artrópodos. Mureropodia, representa un
género desconocido y alude a la localidad en la que ha aparecido
y a sus numerosas patas.
Un primitivo y
raro fósil de hace 520 millones de años ha sido recuperado en el
yacimiento Cámbrico de Murero. Este hallazgo ha sido estudiado
por un equipo de investigadores del Instituto Universitario de
Investigación en Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA) de la
Universidad de Zaragoza, de la Universidad de Valencia y del
Instituto Geológico de Moscú.
Según sus
descubridores José Antonio Gámez, Eladio Liñán y Andrey
Zhuravlev, el fósil representa un género desconocido que ha
recibido el nombre de Mureropodia en alusión a la célebre
localidad del hallazgo y a las numerosas patas que tiene el
fósil.
El estudio
de este ejemplar ha sido publicado como un capítulo del libro
Evolutionary Biology, editado por Springer-Verlag. Se trata del
único espécimen encontrado y ha sido depositado por la Dirección
General de Patrimonio en el Museo Paleontológico de la
Universidad de Zaragoza, donde será expuesto al público en un
futuro.
Mureropodia
apae, como así se llama la nueva especie, es considerado como un
animal del grupo extinto de los Xenúxidos e ilustra sobre cómo
eran las formas intermedias entre los “gusanos” primitivos
dotados de patas y los artrópodos.
 |
Sus
caracteres lo representan como una especie de animal
“puzle” que posee cuerpo de gusano cubierto por multitud
de diminutas verrugas y por microplacas de donde salían
“pelos” táctiles y quimiorreceptores, que tiene al menos
cinco pares de patas cortas y telescópicas para una
locomoción lenta y provistas de garras para excavar
galerías en el fondo marino, que posee una larga trompa
o probóscide para detectar y cazar presas ocultas en el
fango, dotado de un sistema digestivo con boca y ano y,
finalmente, con apéndices anteniformes insertados en la
parte anterior de la probóscide. |
La preservación
es tan excepcional que permite observar al microscopio haces
musculares entretejidos y distribuidos a lo largo de todo el
cuerpo formando un saco dermomuscular.
Esta especie
era, por lo tanto, un animal “todo terreno”, pero mejor adaptado
a vivir y cazar en el medio marino endobentónico (subterráneo)
mediante movimientos peristálticos y que seguramente no sería
demasiado veloz pero muy eficaz como depredador.
La investigación ha sido financiada por el Ministerio de Ciencia
e Innovación dentro del Proyecto Murero, dirigido por Eladio
Liñán, en el que también participa el Gobierno de Aragón y el
Programa CAI-CONAI Europa.
Con esta pieza única, el Museo Paleontológico de Zaragoza
refuerza aún más su papel de ser uno de los museos más
importantes del mundo por su contenido en fósiles excepcionales
relacionados con el evento conocido como la “explosión de la
vida en el Cámbrico”.
Éste fue un hito geológico y paleontológico único en la historia
de la Tierra, por el que la biosfera pasó (en un lapso muy corto
de tiempo) de estar dominada por un mundo microbiano a
constituirse en otra con una estructura ecológica ya moderna
donde, como en la biosfera actual, los animales eran los
organismos predominantes y existía la depredación.
Murero es el
yacimiento Cámbrico conocido como la “Capilla Sixtina de los
trilobites” por la conservación, abundancia y variedad de estos
fósiles, cuyo número se aproxima a la cifra de cien especies.
También lo es por sus recientes y excepcionales hallazgos de
animales primitivos de cuerpo blando fosilizados con una
extraordinaria nitidez.
Esta asociación de fósiles de conservación excepcional es
internacionalmente conocida como la biota de Murero. que
comprende numerosos grupos de artrópodos, algas, esponjas,
gusanos cefalorrínquidos, equinodermos, braquiópodos, pistas
fósiles y otros grupos de asignación biológica incierta.
Su importancia científica consiste en ser una de las pocas
ventanas abiertas que conocemos en la corteza terrestre donde se
puede estudiar e interpretar cómo se produjo el origen y
explosión de la vida animal en nuestro planeta.
El yacimiento celebrará el próximo año el 150 aniversario de su
descubrimiento. Después de 35 años de excavaciones
ininterrumpidas por parte del “equipo Murero”-IUCA de la
Universidad de Zaragoza, su riqueza paleontológica y extensión
es tal que se calcula apenas se conoce el 40 por ciento de las
especies que contiene.
Cementerio de Ballenas en el Pleistoceno de
Chile.
Publicado
en
Paleo. Año
9.
Numero 63. Diciembre de 2011.
Hace más de
dos millones de años, cantidades de ballenas se congregaron
frente a la costa de Chile y murieron misteriosamente. Tal
vez se desorientaron y quedaron varadas en la playa. O se
vieron atrapadas en una masa de agua salada que quedó
aislada del mar tras un desprendimiento de tierra o una
feroz tormenta. Sea como fuere, terminaron muertas en un
mismo sitio, separadas a veces por pocos metros, y sus
cadáveres fueron enterrados con el correr del tiempo y las
fuerzas geológicas.
Hoy, las ballenas reaparcieron en la cima de una colina
desértica a más de un kilómetro del oleaje, donde los
investigadores han comenzado a excavar uno de los
cementerios de ballenas prehistóricas mejor conservado de
que se tenga noticia. Científicos chilenos e investigadores
de la Smithsonian Institution están estudiando cómo fue que
estas ballenas del tamaño de un autobús fueron a dar al
mismo lugar.
 |
“Esa es la máxima pregunta”, declaró Mario Suárez,
paleontólogo y director del Museo Paleontológico de
Caldera, una localidad vecina.
Los
expertos dicen que ya se han hallado grupos de
ballenas prehistóricas en Perú y Egipto, pero que el
descubrimiento de Chile es inusual porque
aparecieron los fósiles de más de 75 ballenas,
incluidos los esqueletos intactos de 20 animales.
Las enormes vértebras sobresalen de entre la arena
bajo el sol abrasador del Desierto de Atacama. |
Los fósiles dan
pistas de la vida marina de la época e incluyen lo que bien pudo
ser un grupo familiar, formado por dos ballenas adultas y una
pequeña entre ellas. “Creo que murieron más o menos al mismo
tiempo”, expresó Nicholas Pyenson, curador de fósiles de
mamíferos marinos del Museo Nacional de Historia Natural de la
Smithsonian y quien dirige la investigación junto con Suárez.
En cuando a la cantidad de ballenas muertas en un mismo sitio,
Pyenson dijo: “Hay muchas
formas en las que las ballenas pueden haber muerto. Estamos
analizando todas las hipótesis”. Los científicos todavía no han
publicado su hallazgos. Los restos aparecieron el año pasado
cuando se trabajaba en la ampliación de una ruta. Las obras
fueron suspendidas temporalmente. Pyenson dijo que en el sitio
se percibe “un ambiente de lago de agua salada” y que las
ballenas habrían muerto hace entre dos y siete millones de años.
La mayoría de los fósiles corresponden a ballenas desdentadas
conocidas como rorcuales, que son los antepasados de las ballena
azul, las fin y las jorobadas, y miden unos ocho metros (25
pies) de largo, indicó Pyeson. Los investigadores encontraron
asimismo el esqueleto de un viejo cachalote y restos de un
delfín hoy extinto que tenía dos colmillos como los de una
morsa. Muy pocas ballenas de ese tipo habían sido halladas en el
pasado, todas en Perú, indicó el experto. “Estamos muy
entusiasmados con esto”, expresó Pyenson en una entrevista
telefónica. “Es un animal muy extraño”.
 |
Los
restos de ballenas fueron encontrados en una parte del
Desierto de Atacama donde abundan los fósiles marinos.
En esa región aparecieron también otras criaturas
inusuales, como perezosos acuáticos y enormes aves
marinas con alas de cinco metros (17 pies). Erich
Fitzgerald, paleontólogo especializado en vertebrados
del Museo Victoria de Melbourne, Australia, dijo que el
hallazgo de las ballenas es muy importante. “Los fósiles
están excepcionalmente bien conservados y muy enteros,
una combinación poco frecuente en la paleontología, y
seguramente arrojarán luz sobre muchos aspectos de la
ecología y la evolución de estas especies extintas”,
afirmó Fitzgerald en un correo electrónico. |
Indicó que a
menudo es difícil determinar si varios animales murieron al
mismo tiempo y hizo notar que “estos restos fosilizados bien
podrían haberse acumulado a lo largo de un período prolongado de
tiempo”. Hans Thewissen, experto en ballenas de épocas remotas
que no está involucrado en la investigación, coincide en que los
animales pueden haber llegado al lugar en distintas épocas. Otra
posibilidad, expresó, es que hayan sido encerradas en un lago de
agua salada luego de que fenómeno geológico como un terremoto o
una tormenta haya cerrado su salida al mar. “Posteriormenten el
lago se seca y las ballenas mueren”, dijo Thewissen, profesor de
anatomía en la Northeast Ohio Medical University de Estados
Unidos. Agregó que la acumulación de tantos esqueletos enteros
“es muy inusual”.
Pyenson dijo
que es demasiado pronto para sacar conclusiones. Mientras tanto,
él y otros investigadores tienen hasta diciembre para completar
sus estudios en Cerro Ballena. Cumplido ese plazo, los fósiles
van a ser trasladados a otro sitio, para que continúen las obras
viales en la Ruta 5, que está siendo ensanchada. Muchos fósiles
han sido trasladados en envolturas de yeso al museo de Caldera.
Investigadores del Museo Nacional de Historia Natural de Chile
también los están analizando. Pyenson dijo que espera que se
pueda construir algún día un nuevo museo en Cerro Ballena para
exhibir los esqueletos intactos que hay en el suelo, igual que
se exhiben fósiles de dinosaurios en el Monumento Nacional al
Dinosaurio de Utah y Colorado, en Estados Unidos.
 |
El
gobierno chileno alentó esas esperanzas este mes, cuando
la ministra de Bienes Nacionales Catalina Parot anunció
que unas 300 hectáreas de la región con fósiles serán
declaradas zona protegida para asegurar su preservación.
Ese podría ser un primer paso con miras a la creación de
un parque nacional. Dado que pronto habría que retirar
los restos de aproximadamente una docena de ballenas
para permitir la continuación de las obras, Pyenson y su
equipo trabajan a paso acelerado bajo tiendas para
documentar los esqueletos intactos. El equipo de la
Smithsonian, que usa fondos de la Sociedad Geográfica
Nacional de Estados Unidos, emplea sofisticados equipos
fotográficos y escáners con láser para tomar imágenes
digitales 3D. |
“Estamos
escaneando en 3D muchas de estas ballenas para poder preservar
esta información antes de que sea perdida”, dijo Pyenson.
“Podemos hacer copias exactas en 3D, del tamaño real de las
ballenas, para que alguien camine junto a ellas”.
Esa información puede ser usada para armar modelos tamaño real
de los esqueletos, acotó. Suárez sabía desde hacía años que
había huesos de ballenas en Cerro Ballena porque algunos de
ellos aparecieron en lo largo de la carretera. Cuando se
comenzaron las obras de ampliación de la vía el año pasado, la
empresa constructora le pidió a Suárez que supervisara los
trabajos para evitar destruir los fósiles. “Nos dimos cuenta
durante la primera semana que había algo mucho más grande de lo
que pensábamos, (porque) aparecieron seis o siete ballenas,
prácticamente una ballena por día”, comentó el experto chileno.
“Después ya comenzaron a aparecer más. Nos dimos cuenta que era
un sitio realmente extraordinario”.
Cristian Varas
González, biólogo marino y administrador del museo de Caldera,
dijo que “cuando comenzamos a trabajar con la empresa, y ellos
comenzaron a sacar la tierra superior de manera lenta,
controlada y bajo supervisión nuestra, comenzaron a salir
ballenas completas, pues, y prácticamente cada vez que avanzamos
más, iban saliendo más”. “Y no estaban muy distantes unas de
otras. Todas estaban cercas. Entonces realmente la sorpresa
nuestra fue la cantidad”, añadió. Suárez sospecha que puede
haber muchos más fósiles en el lugar, tal vez cientos más,
porque por ahora se ha excavado una superficie relativamente
pequeña de 240 metros a lo largo de la carretera.
“Tenemos una oportunidad única de desarrollar un gran proyecto
científico y hacer un gran aporte a la ciencia”, dijo el
chileno. Acotó que hay tantos fósiles que “quizás me quede
trabajando por el resto de mi vida” en ese sitio.
Proponen reclasificar a "ave" como dinosaurio.
Publicado
en
Paleo. Año
9.
Numero 63. Diciembre de 2011.
Uno de los
fósiles más famosos del mundo, que durante 150 años fue
considerado como la primera ave conocida, resulta no ser ave
alguna, según un nuevo análisis.
Científicos
chinos proponen un cambio al árbol genealógico que elimina el
arqueoptérix de la rama de las "aves" para colocarlo en otra
rama estrechamente relacionada con la anterior, de dinosaurios
con forma aviaria.
El arqueoptérix
era una criatura del tamaño de un cuervo que vivió hace 150
millones de años. Tenía alas y plumas, pero también
características no aviarias como dientes y una cola con
estructura ósea. Descubierto en 1861 en Alemania, dos años
después que Charles Darwin publicó Sobre el origen de las
especies, se convirtió en un ícono de la evolución.
Los científicos
chinos admiten tener solo evidencias ligeras en apoyo de su
propuesta, que depende de incluir un dinosaurio recientemente
reconocido.
|
 |
Otros
expertos dicen que el cambio podría ser revocado por
nuevos descubrimientos. Y aunque podría conmover los
conocimientos científicos acerca de las aves, dijeron,
no significaría casi nada para otras cuestiones en el
proceso de la evolución.
El
arqueoptérix está incluido en una sección del árbol
genealógico modificada varias veces en los últimos 20
años y que todavía sigue incierta. Contiene los pequeños
dinosaurios de dos patas que dieron los primeros pasos
hacia el vuelo. Los fósiles descubiertos han borroneado
la distinción entre las aves de apariencia de
dinosaurios y los dinosaurios de apariencia aviar,
mientras que algunas características como las plumas y
las espoletas ya no son consideradas como guías
confiables. |
"Las aves han
estado tan firmemente dentro de este grupo de dinosaurios
pequeños que es muy difícil de distinguir unos de otros", dijo
Lawrence Witmer, de la Universidad de Ohio, quien estudia la
evolución de las primeras aves pero que no participó en el nuevo
estudio.
La propuesta
reclasificación del arqueoptérix no modifica la idea de que las
aves proceden de esta parte del árbol, dijo, pero podría hacer
reconsiderar a los científicos lo que piensan sobre la evolución
dentro de la línea de las aves. El nuevo análisis de Xing Xu, de
la Academia de Ciencias Chinas, y colaboradores, se publica en
la revista Nature.
Hemibos gracilis,
un búfalo del pleistoceno inferior en Granada.
Publicado
en
Paleo. Año
9.
Numero 63. Diciembre de 2011.
En el
yacimiento de Venta Micena, en Orce, Granada, un equipo de
paleontólogos ha identificado unos restos de fósiles craneales
pertenecientes a un búfalo asiático de hace alrededor de 1,5
millones de años, una antigüedad que corresponde al pleistoceno
inferior.
Los restos
pertenecen a un bóvido del género
Hemibos, una
extraña especie de búfalo estrechamente emparentada con
Hemibos gracilis,
hasta ahora sólo descrita en el continente asiático», dice
Bienvenido Martínez-Navarro, del Instituto Catalán de
Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), uno de los
autores del estudio junto con los paleontólogos Sergio Montoya y
María Patrocinio Espigares, del Museo de Prehistoria y
Paleontología de Orce, y Paul Palmqvist, de la Universidad de
Málaga. Martínez-Navarro resalta la importancia del hallazgo, ya
que «es la primera vez que esta especie se encuentra en Europa,
lo que confirma que la península Ibérica no era entonces un
territorio aislado sino que estaba bien conectado con Eurasia,
donde las poblaciones de fauna estaban intercomunicadas desde
China hasta la Península».
A partir de los restos encontrados se ha podido deducir que el
búfalo en cuestión era de un tamaño inferior a sus congéneres,
los búfalos de agua actuales, y que aunque ambos comían el mismo
tipo de plantas, parece ser que este rumiante prehistórico tenía
querencia por zonas más arboladas. Los paleontólogos trabajan en
los hallazgos de Venta Micena desde hace 20 años y han realizado
muchos viajes a Europa, Asia y África antes de haber sido
capaces de describir la nueva especie. Pero todo apunta a que
este yacimiento todavía tiene mucho que contar.
Icnofosiles de Trilobites Cruzianas furtivas del
Ordovícico de Bolivia.
Publicado
en
Paleo. Año
7.
Numero 40. Octubre de 2009.
Luego de 10
años de haber sido rescatada de un aluvión y de la fuerza
incontenible de maquinaria pesada que estaba a punto de
destruirla, una roca de 25 toneladas y una antigüedad de 450
millones de años se convertirá en poco tiempo más en el
principal centro de atracción de un “oasis” dedicado a la
educación medioambiental y al contacto con la naturaleza. Pero
la roca a la que se hace mención no es una roca común y
corriente, se trata de un pieza cuya característica fundamental
es la elevada concentración de icnofósiles del género
trilobites, denominadas Cruzianas furtivas; la
muestra más representativa de fósiles del período Ordovícico.
Bernardo
Toranzo y Adriana Köller, responsables tanto del proyecto
ecológico Munay como de la protección de la pieza
paleontológica, han planificado la construcción de un bunker
alrededor de la piedra y en cuyas paredes se expondrán murales
explicativos de paleontología, de la teoría del big bang y de la
teoría de la evolución. Los mencionados trilobites, según
Toranzo, son las formas más primitivas de vida que salieron de
los océanos para poblar la Tierra. “Son mucho más antiguos que
los dinosaurios”, detalló. Si bien la presencia de huellas de
trilobites no representa un hallazgo extraordinario, lo que es
sorprendente es la alta concentración y el volumen de los
mismos. “El museo de La Paz tiene una muestra muy interesante,
pero comparada con lo que nosotros hemos rescatado es una
muestra pequeña, de un metro cuadrado aproximadamente”, detalló
Toranzo. Actualmente la roca no puede ser trasladada a ningún
lado porque en uno de sus costados tiene una fractura y moverla
implicaría su rotura total.
 |
Sobre
esta fractura, Toranzo comentó que recibió varias
sugerencias, como la de aprovechar esa rotura para hacer
una limpieza fina y explorar qué elementos fósiles más
se pueden recuperar del interior de ella. Otra es la de
buscar material rocoso similar al que tiene la piedra,
hacer una molienda y soldar con eso la rotura.
Finalmente, Toranzo optó por dejarla tal cual sin
moverla un milímetro ni intervenirla; por el contrario,
ahora su principal preocupación es protegerla y evitar
su deterioro “Hemos tenido la mala experiencia que
algunos vecinos han intentado sacar pedazos de la piedra
a fin de llevarse un recuerdo pero a fuerza de golpes y
de destruir la roca”, contó. |
Entre los
objetivos de los científicos está también el de promover un
nuevo destino turístico para la región reconocido mediante una
ordenanza municipal (próxima a aprobarse en Sacaba) que declara
a la roca como tesoro paleontológico de Cochabamba, y contribuir
además con la formación ambiental de la población, “en especial
de la juventud estudiosa, a través de un centro eco-turístico
destinado a fortalecer los conocimientos de los estudiantes.
Dos informes
científicos dan cuenta de la validez y las características de la
roca que contiene las huellas de los fósiles. Uno de ellos fue
elaborado por el Museo de Historia Natural Alcide d'Orbigny de
mayo de 2009 y dice que la “gigantesca roca es de origen
sedimentario, cuya litología corresponde a una cuarcita
gris-verdosa contenedora de decenas de trazas correspondientes a
Cruziana fulsifera (d'Orbigny), huellas fósiles de
artrópodos marinos (trilobites)”. Sobre la roca, el informe dice
que corresponde a sedimentos marinos consolidados (cuarcita) de
la formación Anzaldo ubicada en el Caradociano, de
aproximadamente 570 a 550 millones de años, dentro el periodo
Ordovícico de la Era Primaria.
Descubren fósiles de mamíferos del cretácico con
el virus del Hiv.
Publicado
en
Paleo. Año
7.
Numero 40. Octubre de 2009.
Los retrovirus
que dan lugar al HIV, el virus del Sida, son mucho más antiguos
de lo que se pensaba. De hecho, han sido encontrados en el
sistema inmune de mamíferos muy primitivos, entre los primeros
que existieron, hace unos cien millones de años, lo que ha
supuesto una sorpresa mayúscula para los investigadores. Hasta
ahora, los retrovirus de este tipo más antiguos "sólo" se
remontaban a quince millones de años atrás.
El hallazgo, realizado por un equipo de la Universidad de
Oxford, ha sido publicado en el último número de Science. Los
restos de un antiguo virus muy parecido al Sida han sido
descubiertos en el genoma de un antepasado de los perezosos
actuales. "Encontrar los restos fosilizados de un virus así es
un increíble golpe de suerte -asegura Aris Katzourakis, del
Departemento de Zoología del Instituto de Enfermedades
Emergentes de la Universidad-. Debido a que el perezoso está
geográfica y genéticamente aislado, su genoma nos proporciona
una ventana abierta al pasado remoto de los mamíferos, su
sistema inmune y los tipos de virus a los que debieron
enfrentarse".
 |
Los
científicos encontraron claras evidencias de "virus
esponjosos", una clase particular de retrovirus que se
parece extremadamente al HIV y que no tiene nada que ver
con otros retrovirus más simples encontrados en otros
fósiles prehistóricos.
"En un
trabajo anterior encontramos evidencias de virus
similares en los genomas de conejos y lemures -afirma
Katzourakis- , pero esta nueva investigación sugiere que
los antepasados de los retrovirus más complejos, como el
HIV, pueden haber estado con nosotros desde el comienzo
mismo de la evolución de los mamíferos". |
Los científicos
encontraron claras evidencias de "virus esponjosos", una clase
particular de retrovirus que se parece extremadamente al HIV y
que no tiene nada que ver con otros retrovirus más simples
encontrados en otros fósiles prehistóricos. "En un trabajo
anterior encontramos evidencias de virus similares en los
genomas de conejos y lemures -afirma Katzourakis- , pero esta
nueva investigación sugiere que los antepasados de los
retrovirus más complejos, como el HIV, pueden haber estado con
nosotros desde el comienzo mismo de la evolución de los
mamíferos".
Comprender el conflicto histórico entre los virus y el sistema
inmune de los mamíferos puede llevar a nuevas estrategias para
combatirlos en el presente. Esta clase de estudios, opinan sus
autores, ayudarán a los científicos a decidir qué virus pueden
pasar de una a otra especie y causar peligrosas pandemias -como
el H1N1 de la gripe porcina- y cuáles, como el H5N1 de la gripe
aviar, pueden cambiar de especie pero no causar pandemias entre
los mamíferos.
La autopsia de un Tyrannosaurus rex culpa a un
parásito llamado Trichomonas gallinae.
Publicado
en
Paleo. Año
7.
Numero 40. Octubre de 2009.
Su propio
nombre indica su fiereza: rey tirano de los lagartos.¿A qué
podría tenerle miedo un Tyrannosaurus rex? Según
un artículo publicado en PLoS ONE, los temibles
dinosaurios deberían haber temblado de terror ante el
Trichomonas gallinae, un parásito que actualmente es
letal para las rapaces.
 |
Si las
aves descienden de los dinosaurios, los patógenos que
afectan a aquellas podrían descender de los que
afectaron a estos. O lo que es lo mismo, infecciones
comunes entre las aves contemporáneas podrían haber
tenido su equivalente en los dinosaurios. Esto es lo que
pensó el equipo de paleontólogos responsable del estudio
al tratar de encontrarle una explicación a los agujeros
presentes en las mandíbulas de algunos fósiles de
tiranosaurio, entre ellos el de Sue el espécimen
completo más grande, que está en Chicago y el del
ejemplar que sirvió para realizar la descripción
científica de la especie, exhibido en Pittsburgh (EEUU). |
Según concluyen
los investigadores, estos agujeros son iguales a los que causa
la tricomoniasis aviar. "Los agujeros en las mandíbulas
de los tiranosaurios se encuentran exactamente en el mismo sitio
que en las aves modernas con tricomoniasis, y su forma y el modo
en que se funden en el tejido que los rodea es también muy
similar", explica Ewan Wolff, uno de los autores del estudio. La
presencia de estos agujeros es muy común en los fósiles de
tiranosaurios, pero no en los de otras especies de dinosaurios.
Según Wolff, las alteraciones en los huesos son difíciles de
detectar en cualquier individuo, y las enfermedades óseas son
relativamente infrecuentes, por lo que algo debió facilitar la
transmisión del parásito en los tiranosaurios. En las aves
modernas, las rapaces contraen la enfermedad al alimentarse de
otras aves infectadas, como las palomas, que son inmunes. Al dar
de comer a la progenie, el patógeno se transmite de pico a pico.
Algo similar podría haber ocurrido en los tiranosaurios.
 |
Steve
Salisbury, coautor del estudio, señala que cerca del 60%
de los ejemplares de T-rex muestra evidencias de
mordiscos en la cara, una consecuencia de las luchas a
dentelladas entre individuos. "Esta forma de pelearse
habría sido un mecanismo ideal para la difusión de la
enfermedad", opina. De los individuos enfermos
examinados, un 30% presentaba marcas de mordiscos. Wolff
también cree que esta es la principal causa de contagio,
pero también apunta a otra posible vía de infección:
"Estudios sobre el comportamiento de los terópodos [el
grupo de dinosaurios al que pertenece el T-rex] sugieren
la práctica del canibalismo". |
Salisbury,
australiano, compara su descubrimiento con la epidemia de cáncer
de boca transmisible que hoy esquilma a los demonios de Tasmania
y que se transmite en sus luchas a mordiscos. "Es irónico pensar
que un animal tan poderoso como Sue probablemente murió
de una infección; ya nunca miraré igual a una paloma silvestre".
Encuentran en China reptiles emplumados
anteriores a Archaeoptery.
Publicado
en
Paleo. Año
7.
Numero 40. Octubre de 2009.
Científicos en China descubrieron fósiles "excepcionalmente bien
conservados" de dinosaurios con el plumaje más antiguo que se
conoce. Los ejemplares tienen más de 150 millones de años de
antigüedad, lo que comprueba -dicen los investigadores en la
revista Nature- que las aves son descendientes directas de los
dinosaurios. Los restos fueron descubiertos por el profesor Xu
Xing y su equipo de la Academia de Ciencias de Pekín en dos
sitios separados en el noreste de China y el ejemplar mejor
conservado, dicen los científicos, tiene cuatro alas, abundante
plumaje y patas emplumadas.
Los fósiles
de los cinco dinosaurios emplumados fueron presentados en la
conferencia anual de la Sociedad de Paleontología de Vertebrados
que se celebra en Bristol, Inglaterra. La relación entre las
aves y los dinosaurios ha sido un tema acaloradamente debatido
desde el hallazgo del Archaeopteryx en
1860 en Alemania.
 |
Hasta ahora, éste era el ejemplar más antiguo que se
había reconocido como un ave, y cuando fue descubierto
-un año después de la publicación de El Origen de las
Especies, algunos evolucionistas lo acogieron como el
"eslabón perdido" entre los reptiles y las aves, que
confirmaba que Darwin estaba en lo correcto. Si trazamos
el árbol de la vida, es muy obvio que las plumas
surgieron antes de que apareciera el Achaeopteryx
en el registro fósil. Ahora este fantástico nuevo
descubrimiento del profesor Xu Xing lo comprueba de una
vez por todas. |
Pero la
teoría de que las aves descendían de los dinosaurios no había
logrado ser confirmada porque todos los ejemplares descubiertos
más antiguos que el Archaeopteryx carecían de
plumas. Los nuevos fósiles, sin embargo, tienen unos 160
millones de años, es decir 10 millones de años más que el pájaro
alemán descubierto en el siglo XIX. El profesor Xu describió
como "espectacular" al dinosaurio mejor conservado, llamado
Anchiornis huxleyi.
Éste cuenta
con abundante plumaje que le cubre los brazos, cola y patas -que
eran una estructura formada por cuatro alas- explicó a la BBC el
profesor Xu. "El primer espécimen que descubrimos a principios
de año estaba incompleto" dice el investigador. "Basados en ese
espécimen, que llamamos
Anchiornis, pensamos que podría ser un pariente
cercano de las aves". "Pero entonces descubrimos a un segundo
ejemplar que estaba muy completo y hermosamente conservado".
 |
"En
todo su esqueleto se podía observar la presencia de
plumas. Y con este segundo espécimen nos dimos cuenta de
se trataba de una especie mucho más importante para el
entendimiento del origen de las aves y de su vuelo",
dice el científico. El profesor Xu cree que la
estructura de cuatro alas que posee el ejemplar pudo
haber sido una etapa muy importante en la transición
evolutiva de los dinosaurios a las aves. El científico
dice que tiene otros especímenes de dinosaurios
emplumados que están siendo analizados en su
laboratorio. |
Pero para
muchos expertos la evidencia presentada hasta ahora es
irrefutable y demuestra que las aves sí descienden de los
dinosaurios. El reconocido paleontólogo británico Michel Benton,
profesor de la Universidad de Bristol, afirma que el anuncio es
extremadamente importante. "Si trazamos el árbol de la vida, es
muy obvio que las plumas surgieron antes de que apareciera el
Achaeopteryx en el registro fósil" explicó el científico a la
BBC. "Ahora este fantástico nuevo descubrimiento del profesor Xu
Xing lo comprueba de una vez por todas"."Porque este nuevo
hallazgo es unos 10 millones de años más antiguo que el
Archaeopteryx", agrega el paleontólogo.
Científicos argentinos hallan un gliptodonte nonato en perfecto
estado de conservación en Tarija, Bolivia.
Publicado
en
Paleo. Año
7.
Numero 40. Octubre de 2009.
Alfredo Zurita y Ángel Miño Boilini dieron con este ejemplar en
perfecto estado de preservación en un valle en Tarija, Bolivia.
Es una especie de armadillo gigante.
Paleontólogos de la
Universidad Nacional del Nordeste (Unne), del Centro de Ecología
Aplicada del Litoral (Cecoal-Conicet) y del Museo de La Plata
descubrieron un ejemplar nonato de gliptodonte, una especie
emparentada lejanamente con los armadillos, que vivió hace 30
mil años y que de adulto tenía el tamaño de un auto pequeño. El
hallazgo es considerado “excepcional”.
El doctor Alfredo Zurita y el
licenciado Ángel Miño-Boilini realizaron un viaje en el año 2007
a Tarija (Bolivia), junto al doctor Esteban Soibelzon, del Museo
de La Plata, y el ingeniero Freddy Paredes-Ríos, del Museo
Arqueológico-Paleontológico de la localidad boliviana. El equipo
de trabajo visitó el Valle de Tarija, una zona paleontológica
estudiada de finales del siglo XIX, para continuar con una serie
de trabajos que Zurita y Miño-Boilini vienen realizando en
cooperación con una universidad del vecino país. Mucha fue la
sorpresa cuando dentro de una coraza de gliptodonte encontraron
un ejemplar nonato de la especie en excelentes condiciones de
preservación.
 |
No era para menos, ya que según
explicó el doctor Zurita a la revista Ciencia y Técnica,
se trataba del primer hallazgo de este tipo. “El proceso
de fosilización es casi un milagro, encontrar un
ejemplar nonato de alguna especie es excepcional”,
explicó el investigador. Precisó que del gliptodonte
nonato se encontró gran parte del cráneo, la mandíbula y
algo del esqueleto poscraneano. |
Y que “se lo descubrió
mientras personal del Museo de Tarija extraía el sedimento de la
coraza dada vuelta de un gliptodonte adulto del tamaño de un
auto chico”. El doctor Zurita graficó cómo se ve el pequeño
ejemplar descubierto. “El nonato tiene el tamaño de una mano
humana”, dijo.
Respecto a qué conclusiones
podrían arribarse a partir del descubrimiento, el doctor Zurita
estimó que “una de las cosas más importantes es que esto abre la
puerta para una serie de estudios acerca de la evolución
ontogenética (las etapas en la vida de un organismo, desde que
se concibe hasta que muere) de estos animales, una temática de
la que se conoce muy poco”. Los sedimentos del Valle de Tarija
son conocidos por los paleontólogos desde principios del siglo
XIX por la abundancia de los registros de mamíferos fósiles.
Los gliptodontes fueron un grupo de mamíferos acorazados,
semejantes a los actuales armadillos, que en la zona del Litoral
se conocen como tatú.
Éstos fueron muy comunes
durante la mayor parte del Cenozoico de América del Sur. Es
decir, durante los últimos 45 millones de años. Pero también,
durante los últimos dos millones de años (Pleistoceno), algunas
formas alcanzaron tamaños gigantescos, de casi dos toneladas de
peso, como es el caso del ejemplar en el cual se halló el
nonato. Hace aproximadamente 10.000 años, los gliptodontes,
junto con casi todos los grandes mamíferos, se extinguieron,
probablemente por la acción combinada de una serie de cambios
climáticos y la presión ejercida por los antiguos habitantes a
través de las cacerías. El hallazgo de los investigadores del
Cecoal-Conicet motivó la realización de un trabajo científico,
que fue dado a conocer a través de una prestigiosa revista
francesa, Comptes Rendus Palevol.
Científicos españoles hallan fósil
de una telaraña de Araneoidea con insectos.
Publicado
en
Paleo. Año 4. Numero 18. Julio de 2006.
Hace unos 110
millones de años, en lo que ahora es Escucha, en la provincia de
Teruel (España), una araña de la familia de las «Araneoidea»
debía de estar satisfecha. En su tela había atrapado un jugoso
menú a base de ácaro, escarabajo y avispa. Después de
alimentarse con sus tejidos internos, la araña los abandonó
sobre su trampa, muertos y vacíos. En algún momento, la tela se
quedó pegada a la resina de una planta cercana y se rompió.
Después, la resina, junto con el trozo de tela y las presas de
la «Araneoidea», se solidificó, y se fosilizó, conservando en su
interior la tela de araña más antigua que se conoce hasta ahora.
El hallazgo se
publico en un artículo de la revista científica «Science». Sus
autores son Enrique Peñalver, colaborador del Instituto
Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la
Universidad de Valencia, el investigador del Departamento de
Entomología del Museo Americano de Historia Natural David A.
Grimaldi, y Xavier Delclòs, del Departamento de Estratigrafía,
Paleontología y Geociencias Marinas de la Facultad de Geología
de la Universidad de Barcelona.
El pedacito de
ámbar -de un tamaño menor que el de una uña- contiene 26 hebras
de telaraña con un ácaro, una pata de avispa y un escarabajo
adhiriéndose a un hilo pegajoso en el que pueden observarse
incluso las pequeñas gotas del pegamento que impregnaban la red
que la araña utilizó para atrapar a sus víctimas.
Los insectos
que se observan en el fósil pertenecen a grupos ya extintos,
pero, como señala David Grimaldi, «su tamaño y diversidad son
precisamente los que uno esperaría ver en telarañas modernas».
El hallazgo, según el científico norteamericano, podría indicar
que «las arañas han estado pescando insectos en el aire desde
hace mucho tiempo», y es posible que «las desafiantes trampas de
seda de estos animales de principios del cretácico hayan
presionado a varios tipos de insectos voladores para
evolucionar».
|
 |
La
diminuta estalactita de ámbar encontrada en Teruel
también proporciona información sobre el éxito de las «Araneoidea»
frente a otras familias de arañas como las «Deinopoidea».
La alta diversidad de las primeras se asocia, en primer
lugar, con el cambio evolutivo que permitió a este tipo
de arácnidos sustituir su primitivo hilo por uno más
eficaz, viscoso y con capacidad adhesiva; y en segundo
lugar, con la modificación de una posición horizontal de
las redes, a una orientación vertical que aumentaba la
capacidad de la telaraña para capturar insectos
voladores. Ambas características se confirman en el
fósil hallado en Escucha. |