PaleoArgentina Web. Hallan fosil de una telaraña. Icnofosiles de Trilobites Cruzianas furtivas del Ordovícico de Bolivia. Descubren fósiles de mamíferos del cretácico con el virus del Hiv. La autopsia de un Tyrannosaurus rex culpa a un parásito llamado Trichomonas gallinae. Encuentran en China reptiles emplumados anteriores a Archaeoptery. Científicos argentinos hallan un gliptodonte nonato en perfecto estado de conservación en Tarija, Bolivia.
 
   

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Paleontólogos identifican tres especies de équido 'hipparion' en Teruel.

  Publicado en Paleo. Año 9. Numero 64. Diciembre de 2011. 

Paleontólogos de la Fundación Dinópolis y del CSIC han identificado tres especies diferentes de équido 'Hipparion' en un yacimiento de la zona de Puente Minero, en las cercanías de la ciudad de Teruel.

Se trata de un género extinto de mamíferos perisodáctilos de la familia 'Equidae' y cuyo hallazgo ha sido publicado en la revista 'Palaeontology' por la paleontóloga de la Fundación Dinópolis, María Dolores Pesquero, informa esta organización en una nota de prensa.

La más abundante de las especies corresponde a 'Hipparion laromae', con similitudes tanto morfológicas como biométricas con la especie encontrada en el yacimiento de La Roma 2 (Alfambra, Teruel) y que fue definida por el mismo equipo en 2006 en la revista 'Journal of Paleontology'.
 

Aunque más escasamente representada, se ha determinado una segunda forma como 'Hipparion matthewi', debido a las semejanzas encontradas con restos fósiles determinados en otros yacimientos españoles como el de Las Casiones, en Milagros (Teruel), o el de Venta del Moro (Valencia). La tercera forma, y la más escasa, corresponde a un équido atribuido a la especie 'Hipparion longipes', caracterizada por la gran longitud de sus metápodos.

Este fósil presenta semejanzas con las formas de 'Hipparion longipes' registradas en Çalta y Akkasdagi (Turquía) y en Pavlodar (Kazajistán), con las que se las ha comparado.

Según señala Pesquero en su artículo, el hecho de encontrar tanto 'Hipparion longipes' como 'matthewi' en un yacimiento del Turoliense hace pensar que ambos son "inmigrantes de localidades euroasiáticas". En opinión de la paleontóloga, el caso de 'Hipparion longipes' tuvo poca relevancia, mientras que la especie más pequeña, el 'Hipparion matthewi', "evolucionó dentro de la Cuenca de Teruel a otras formas de tallas todavía más pequeñas y muy abundantes en los yacimientos españoles del Turoliense superior".

En el estudio también han colaborado la profesora de Investigación del CSIC en el Departamento de Paleobiología del Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC María Teresa Alberdi y el director-gerente de la Fundación Dinópolis (Museo Aragonés de Paleontología), Luis Alcalá.

'Paleontology' es una revista internacional dedicada a la publicación de artículos relacionados con la Paleontología que incluye paleobotánica, paleoecología, micropaleontología, paleobiogeografía, morfología funcional, estratigrafía, taxonomía, tafonomía, reconstrucción paleoambiental, análisis paleoclimáticos o estudios de biomineralización.

La revista está editada por 'The Paleontological Association' de Londres.

 

Encuentran un fósil de dinosaurio durante una excavación petrolífera bautizado como Wapuskanectes.

  Publicado en Paleo. Año 9. Numero 64. Diciembre de 2011. 

Una operadora canadiense de maquinaria pesada desempolvó lo que parece ser un esqueleto completo de un tipo de dinosauro, el plesiosauro, cuando se encontraba excavando en las arenas petrolíferas de ese país, anunció la compañía Syncrude

El fósil fue descubierto el 14 de noviembre y está siendo ahora examinado por el Museo de Paleontología Royal Tyrrell, que espera tenerlo listo para el final de esta semana, dijo la empresa en un comunicado. "Es un descubrimiento poco común", aseguró Don Brinkman, quien trabaja en el museo. "Es un plesiosauro de cuello largo, lo que quiere decir un reptil marino de cuello muy largo, cabeza pequeña y cuerpo reducido".

"Hace diez años que se recuperó el último ejemplar. Fue reconocido como una nueva especie y se le llamó Wapuskanectes", añadió. La operadora Maggy Horvath afirma que dejo de excavar inmediatamente después de descubrir los huesos y que se lo comentó a un geólogo de Syncrude que trabaja en Royal Tyrrell en descubrimientos fósiles. "Me sentí muy bien cuando llamé a mi hijo para contarle que había encontrado un fósil prehistórico al trabajar en la mina", declaró.

Las arenas petrolíferas de Canadá son la tercera reserva de petróleo en el mundo y están situadas en un área que fue una vez parte de un mar prehistórico.

 

Anomalocaris, un artrópodo con mayor agudeza visual y máximo depredador del Cámbrico.

 Publicado en Paleo. Año 9. Numero 64. Diciembre de 2011. 

Hace unos 515 millones de años, a principios del Cámbrico, un artrópodo de más de un metro de longitud, perteneciente al género Anomalocaris, exhibía unos ojos que han resultado ser los más complejos descubiertos hasta ahora.

Son las conclusiones a las que ha llegado un equipo internacional de expertos tras analizar fósiles encontrados en el yacimiento paleontológico de Emu Bay Shale, en Isla Canguro (Australia). Los detalles del trabajo se publican en el último número de la revista Nature. La superficie ocular de Anomalocaris tenía forma de pera, en lugar de hemisférica, y su tamaño rondaba entre dos y tres centímetros. Los restos de este pariente lejano de los artrópodos han revelado que poseía, como mínimo, 16.700 lentes hexagonales de hasta 110 micrómetros en cada ojo.

“Dado que la forma de sus ojos pedunculares es parecida a la de un chupachús, el fósil comprimido sólo muestra la mitad, por lo que suponemos que el número total de lentes podría ascender hasta los 30.000”, explica Diego GarcíaBellido, investigador del Instituto de Geociencias del CSIC y coautor del artículo. Cada lente proporciona el equivalente a un píxel en una imagen digital, por lo que este nivel de resolución es comparable al de los artrópodos con la vista más aguda de la actualidad, las libélulas con unas 28.000 lentes. La cifra es, a su vez, muy superior al de la mosca del vinagre (Drosophila melanogaster) y el cangrejo cacerola (Limulus), con entre 800 y 1.000 lentes en cada ojo.

Además, el Anomalocaris es el animal más grande descubierto en el Cámbrico, y por su desarrollado par de apéndices frontales cazadores, una boca circular armada de afiladas placas y su gran capacidad visual, se le atribuye un hábito depredador: “sería el gran tiburón blanco de los mares de aquella época”, afirma  A pesar de tener una agudeza visual mayor que la de cualquier artrópodo actual, el tamaño de las lentes y el ángulo estimado entre cada una de ellas sugiere que sus ojos no tenían sensibilidad lumínica excepcional, sino similar a los artrópodos marinos diurnos actuales. Este dato concuerda con la figura de los Anomalocaris como depredadores de la zona fótica del mar.

Desde el punto de vista evolutivo, Anomalocaris demuestra que este tipo de órganos visuales aparecieron y se desarrollaron muy temprano en la rama a la que pertenecen los artrópodos. Según GarcíaBellido, “se originaron antes que otras estructuras anatómicas características del grupo, como el exoesqueleto endurecido con quitina o los apéndices articulados en los diversos segmentos del cuerpo”.

“La capacidad de ver a un depredador podía ser la diferencia entre sobrevivir o extinguirse. La presión de la selección natural debió de ser muy fuerte para desarrollar y refinar el sentido de la vista. Tanto es así que algunos científicos sugieren que la visión fue uno de los motores que propulsaron la radiación animal durante el Cámbrico”, detalla el experto. Durante este periodo, la Tierra sufrió una explosión de diversidad en la que aparecieron 25 de los 30 filos del reino animal que existen en la actualidad. La capacidad de formar esqueletos mineralizados entre algunas especies propició una carrera armamentística en el que las estrategias defensivas de las presas se fueron compensando con nuevas técnicas ofensivas de los depredadores.

GarcíaBellido cuenta: “Si un animal débil desarrollaba un caparazón duro, los cazadores debían armarse de dientes más potentes y apéndices especializados para romperlo”.

El trabajo ha contado con la colaboración de investigadores de las universidades de New England, Adelaide y MacquarieSydney (Australia), del South Australian Museum y del Museo de Historia Natural de Londres (Reino Unido). 

 

Un nido con 15 pequeños dinosaurios de Protoceratops andrewsi.

  Publicado en Paleo. Año 9. Numero 64. Diciembre de 2011. 

No es frecuente encontrar restos fósiles de crías de dinosaurios y mucho menos hallar en el mismo nido varios ejemplares. De ahí, la importancia de desenterrar 15 pequeños dinosaurios juntos.

Los esqueletos pertenecen a la especie 'Protoceratops andrewsi' y fueron encontrados en el desierto de Mongolia, en una zona denominada Tugrikin Shire. Todos se encontraban en el mismo nido, que tenía un diámetro aproximado de 2,3 metros. Estos pequeños dinosaurios vivieron hace aproximadamente 70 millones de años, durante el Cretácico tardío, en una zona de dunas. Los paleontólogos que firman este estudio, publicado en 'Journal of Paleontology', creen que les sorprendió una gran tormenta de arena en el desierto, durante la que quedaron sepultados.

Diez de los 15 ejemplares se conservan completos y todos ellos presentan características propias de especímenes jóvenes. El tamaño de las crías sugiere que todos son de la misma madre.

También es posible que los ejemplares no perteneciesen a la misma familia y que se tratase de individuos sin relación que llegaron al nido arrastrados, quizás, por una tormenta de arena. Sin embargo, los autores rechazan esta hipótesis ya que, en ese caso, sería improbable que todos los ejemplares fueran jóvenes y tuviesen un grado similar de desarrollo. El autor que lidera la investigación, David Fastovsky, de la Universidad de Rhode Island (EEUU), no tiene referencias de que en el pasado se hayan encontrado tantas crías juntas de una misma especie de dinosaurio.

Según este estudio, el tamaño relativamente grande de las crías y su avanzado estado de desarrollo respalda la teoría de que estos animales permanecían en el nido durante las primeras etapas de su crecimiento y sugiere que los cuidados de los progenitores jugaban un papel importante en su crecimiento. Sin embargo, los autores admiten que aún no hay pruebas para demostrarlo. 

Los Protoceratops medían alrededor de dos metros de longitud y tardaban unos 10 años en alcanzar su desarrollo completo. Los primeros fósiles de este género de dinosaurios, que debieron ser muy abundantes en Mongolia, se hallaron en la década de los años veinte del siglo pasado. En aquella poca se encontraron también los primeros huevos de dinosaurio que demostraron que estos animales eran ovíparos.

 

Mureropodia apae, un antepasado de los anélidos y los artrópodos en un yacimiento Cámbrico.

  Publicado en Paleo. Año 9. Numero 63. Diciembre de 2011. 

El yacimiento de Murero ha sacado a la luz un fósil de hace 520 millones de años. Sus descubridores, un equipo de Zaragoza, Valencia y Moscú, afirman que es el nuevo eslabón entre los gusanos primitivos y los artrópodos. Mureropodia, representa un género desconocido y alude a la localidad en la que ha aparecido y a sus numerosas patas.

Un primitivo y raro fósil de hace 520 millones de años ha sido recuperado en el yacimiento Cámbrico de Murero. Este hallazgo ha sido estudiado por un equipo de investigadores del Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA) de la Universidad de Zaragoza, de la Universidad de Valencia y del Instituto Geológico de Moscú.

Según sus descubridores José Antonio Gámez, Eladio Liñán y Andrey Zhuravlev, el fósil representa un género desconocido que ha recibido el nombre de Mureropodia en alusión a la célebre localidad del hallazgo y a las numerosas patas que tiene el fósil.

El estudio de este ejemplar ha sido publicado como un capítulo del libro Evolutionary Biology, editado por Springer-Verlag. Se trata del único espécimen encontrado y ha sido depositado por la Dirección General de Patrimonio en el Museo Paleontológico de la Universidad de Zaragoza, donde será expuesto al público en un futuro.

Mureropodia apae, como así se llama la nueva especie, es considerado como un animal del grupo extinto de los Xenúxidos e ilustra sobre cómo eran las formas intermedias entre los “gusanos” primitivos dotados de patas y los artrópodos.

Sus caracteres lo representan como una especie de animal “puzle” que posee cuerpo de gusano cubierto por multitud de diminutas verrugas y por microplacas de donde salían “pelos” táctiles y quimiorreceptores, que tiene al menos cinco pares de patas cortas y telescópicas para una locomoción lenta y provistas de garras para excavar galerías en el fondo marino, que posee una larga trompa o probóscide para detectar y cazar presas ocultas en el fango, dotado de un sistema digestivo con boca y ano y, finalmente, con apéndices anteniformes insertados en la parte anterior de la probóscide.

La preservación es tan excepcional que permite observar al microscopio haces musculares entretejidos y distribuidos a lo largo de todo el cuerpo formando un saco dermomuscular.

Esta especie era, por lo tanto, un animal “todo terreno”, pero mejor adaptado a vivir y cazar en el medio marino endobentónico (subterráneo) mediante movimientos peristálticos y que seguramente no sería demasiado veloz pero muy eficaz como depredador.

La investigación ha sido financiada por el Ministerio de Ciencia e Innovación dentro del Proyecto Murero, dirigido por Eladio Liñán, en el que también participa el Gobierno de Aragón y el Programa CAI-CONAI Europa.

Con esta pieza única, el Museo Paleontológico de Zaragoza refuerza aún más su papel de ser uno de los museos más importantes del mundo por su contenido en fósiles excepcionales relacionados con el evento conocido como la “explosión de la vida en el Cámbrico”.

Éste fue un hito geológico y paleontológico único en la historia de la Tierra, por el que la biosfera pasó (en un lapso muy corto de tiempo) de estar dominada por un mundo microbiano a constituirse en otra con una estructura ecológica ya moderna donde, como en la biosfera actual, los animales eran los organismos predominantes y existía la depredación.

Murero es el yacimiento Cámbrico conocido como la “Capilla Sixtina de los trilobites” por la conservación, abundancia y variedad de estos fósiles, cuyo número se aproxima a la cifra de cien especies. También lo es por sus recientes y excepcionales hallazgos de animales primitivos de cuerpo blando fosilizados con una extraordinaria nitidez.

Esta asociación de fósiles de conservación excepcional es internacionalmente conocida como la biota de Murero. que comprende numerosos grupos de artrópodos, algas, esponjas, gusanos cefalorrínquidos, equinodermos, braquiópodos, pistas fósiles y otros grupos de asignación biológica incierta.

Su importancia científica consiste en ser una de las pocas ventanas abiertas que conocemos en la corteza terrestre donde se puede estudiar e interpretar cómo se produjo el origen y explosión de la vida animal en nuestro planeta.

El yacimiento celebrará el próximo año el 150 aniversario de su descubrimiento. Después de 35 años de excavaciones ininterrumpidas por parte del “equipo Murero”-IUCA de la Universidad de Zaragoza, su riqueza paleontológica y extensión es tal que se calcula apenas se conoce el 40 por ciento de las especies que contiene.

 

Cementerio de Ballenas en el Pleistoceno de Chile.

   Publicado en Paleo. Año 9. Numero 63. Diciembre de 2011. 

Hace más de dos millones de años, cantidades de ballenas se congregaron frente a la costa de Chile y murieron misteriosamente. Tal vez se desorientaron y quedaron varadas en la playa. O se vieron atrapadas en una masa de agua salada que quedó aislada del mar tras un desprendimiento de tierra o una feroz tormenta. Sea como fuere, terminaron muertas en un mismo sitio, separadas a veces por pocos metros, y sus cadáveres fueron enterrados con el correr del tiempo y las fuerzas geológicas.

Hoy, las ballenas reaparcieron en la cima de una colina desértica a más de un kilómetro del oleaje, donde los investigadores han comenzado a excavar uno de los cementerios de ballenas prehistóricas mejor conservado de que se tenga noticia. Científicos chilenos e investigadores de la Smithsonian Institution están estudiando cómo fue que estas ballenas del tamaño de un autobús fueron a dar al mismo lugar.
 

“Esa es la máxima pregunta”, declaró Mario Suárez, paleontólogo y director del Museo Paleontológico de Caldera, una localidad vecina. Los expertos dicen que ya se han hallado grupos de ballenas prehistóricas en Perú y Egipto, pero que el descubrimiento de Chile es inusual porque aparecieron los fósiles de más de 75 ballenas, incluidos los esqueletos intactos de 20 animales. Las enormes vértebras sobresalen de entre la arena bajo el sol abrasador del Desierto de Atacama.

Los fósiles dan pistas de la vida marina de la época e incluyen lo que bien pudo ser un grupo familiar, formado por dos ballenas adultas y una pequeña entre ellas. “Creo que murieron más o menos al mismo tiempo”, expresó Nicholas Pyenson, curador de fósiles de mamíferos marinos del Museo Nacional de Historia Natural de la Smithsonian y quien dirige la investigación junto con Suárez.

En cuando a la cantidad de ballenas muertas en un mismo sitio, Pyenson dijo: “Hay muchas
formas en las que las ballenas pueden haber muerto. Estamos analizando todas las hipótesis”. Los científicos todavía no han publicado su hallazgos. Los restos aparecieron el año pasado cuando se trabajaba en la ampliación de una ruta. Las obras fueron suspendidas temporalmente. Pyenson dijo que en el sitio se percibe “un ambiente de lago de agua salada” y que las ballenas habrían muerto hace entre dos y siete millones de años.

La mayoría de los fósiles corresponden a ballenas desdentadas conocidas como rorcuales, que son los antepasados de las ballena azul, las fin y las jorobadas, y miden unos ocho metros (25 pies) de largo, indicó Pyeson. Los investigadores encontraron asimismo el esqueleto de un viejo cachalote y restos de un delfín hoy extinto que tenía dos colmillos como los de una morsa. Muy pocas ballenas de ese tipo habían sido halladas en el pasado, todas en Perú, indicó el experto. “Estamos muy entusiasmados con esto”, expresó Pyenson en una entrevista telefónica. “Es un animal muy extraño”.

Los restos de ballenas fueron encontrados en una parte del Desierto de Atacama donde abundan los fósiles marinos. En esa región aparecieron también otras criaturas inusuales, como perezosos acuáticos y enormes aves marinas con alas de cinco metros (17 pies). Erich Fitzgerald, paleontólogo especializado en vertebrados del Museo Victoria de Melbourne, Australia, dijo que el hallazgo de las ballenas es muy importante. “Los fósiles están excepcionalmente bien conservados y muy enteros, una combinación poco frecuente en la paleontología, y seguramente arrojarán luz sobre muchos aspectos de la ecología y la evolución de estas especies extintas”, afirmó Fitzgerald en un correo electrónico.

Indicó que a menudo es difícil determinar si varios animales murieron al mismo tiempo y hizo notar que “estos restos fosilizados bien podrían haberse acumulado a lo largo de un período prolongado de tiempo”. Hans Thewissen, experto en ballenas de épocas remotas que no está involucrado en la investigación, coincide en que los animales pueden haber llegado al lugar en distintas épocas. Otra posibilidad, expresó, es que hayan sido encerradas en un lago de agua salada luego de que fenómeno geológico como un terremoto o una tormenta haya cerrado su salida al mar. “Posteriormenten el lago se seca y las ballenas mueren”, dijo Thewissen, profesor de anatomía en la Northeast Ohio Medical University de Estados Unidos. Agregó que la acumulación de tantos esqueletos enteros “es muy inusual”.

Pyenson dijo que es demasiado pronto para sacar conclusiones. Mientras tanto, él y otros investigadores tienen hasta diciembre para completar sus estudios en Cerro Ballena. Cumplido ese plazo, los fósiles van a ser trasladados a otro sitio, para que continúen las obras viales en la Ruta 5, que está siendo ensanchada. Muchos fósiles han sido trasladados en envolturas de yeso al museo de Caldera. Investigadores del Museo Nacional de Historia Natural de Chile también los están analizando. Pyenson dijo que espera que se pueda construir algún día un nuevo museo en Cerro Ballena para exhibir los esqueletos intactos que hay en el suelo, igual que se exhiben fósiles de dinosaurios en el Monumento Nacional al Dinosaurio de Utah y Colorado, en Estados Unidos. 

El gobierno chileno alentó esas esperanzas este mes, cuando la ministra de Bienes Nacionales Catalina Parot anunció que unas 300 hectáreas de la región con fósiles serán declaradas zona protegida para asegurar su preservación. Ese podría ser un primer paso con miras a la creación de un parque nacional. Dado que pronto habría que retirar los restos de aproximadamente una docena de ballenas para permitir la continuación de las obras, Pyenson y su equipo trabajan a paso acelerado bajo tiendas para documentar los esqueletos intactos. El equipo de la Smithsonian, que usa fondos de la Sociedad Geográfica Nacional de Estados Unidos, emplea sofisticados equipos fotográficos y escáners con láser para tomar imágenes digitales 3D.

“Estamos escaneando en 3D muchas de estas ballenas para poder preservar esta información antes de que sea perdida”, dijo Pyenson. “Podemos hacer copias exactas en 3D, del tamaño real de las ballenas, para que alguien camine junto a ellas”.

Esa información puede ser usada para armar modelos tamaño real de los esqueletos, acotó. Suárez sabía desde hacía años que había huesos de ballenas en Cerro Ballena porque algunos de ellos aparecieron en lo largo de la carretera. Cuando se comenzaron las obras de ampliación de la vía el año pasado, la empresa constructora le pidió a Suárez que supervisara los trabajos para evitar destruir los fósiles. “Nos dimos cuenta durante la primera semana que había algo mucho más grande de lo que pensábamos, (porque) aparecieron seis o siete ballenas, prácticamente una ballena por día”, comentó el experto chileno. “Después ya comenzaron a aparecer más. Nos dimos cuenta que era un sitio realmente extraordinario”.

Cristian Varas González, biólogo marino y administrador del museo de Caldera, dijo que “cuando comenzamos a trabajar con la empresa, y ellos comenzaron a sacar la tierra superior de manera lenta, controlada y bajo supervisión nuestra, comenzaron a salir ballenas completas, pues, y prácticamente cada vez que avanzamos más, iban saliendo más”. “Y no estaban muy distantes unas de otras. Todas estaban cercas. Entonces realmente la sorpresa nuestra fue la cantidad”, añadió. Suárez sospecha que puede haber muchos más fósiles en el lugar, tal vez cientos más, porque por ahora se ha excavado una superficie relativamente pequeña de 240 metros a lo largo de la carretera.

“Tenemos una oportunidad única de desarrollar un gran proyecto científico y hacer un gran aporte a la ciencia”, dijo el chileno. Acotó que hay tantos fósiles que “quizás me quede trabajando por el resto de mi vida” en ese sitio.

 

Proponen reclasificar a "ave" como dinosaurio.

Publicado en Paleo. Año 9. Numero 63. Diciembre de 2011. 

Uno de los fósiles más famosos del mundo, que durante 150 años fue considerado como la primera ave conocida, resulta no ser ave alguna, según un nuevo análisis.

Científicos chinos proponen un cambio al árbol genealógico que elimina el arqueoptérix de la rama de las "aves" para colocarlo en otra rama estrechamente relacionada con la anterior, de dinosaurios con forma aviaria.

El arqueoptérix era una criatura del tamaño de un cuervo que vivió hace 150 millones de años. Tenía alas y plumas, pero también características no aviarias como dientes y una cola con estructura ósea. Descubierto en 1861 en Alemania, dos años después que Charles Darwin publicó Sobre el origen de las especies, se convirtió en un ícono de la evolución.

Los científicos chinos admiten tener solo evidencias ligeras en apoyo de su propuesta, que depende de incluir un dinosaurio recientemente reconocido.

Otros expertos dicen que el cambio podría ser revocado por nuevos descubrimientos. Y aunque podría conmover los conocimientos científicos acerca de las aves, dijeron, no significaría casi nada para otras cuestiones en el proceso de la evolución.

El arqueoptérix está incluido en una sección del árbol genealógico modificada varias veces en los últimos 20 años y que todavía sigue incierta. Contiene los pequeños dinosaurios de dos patas que dieron los primeros pasos hacia el vuelo. Los fósiles descubiertos han borroneado la distinción entre las aves de apariencia de dinosaurios y los dinosaurios de apariencia aviar, mientras que algunas características como las plumas y las espoletas ya no son consideradas como guías confiables.

"Las aves han estado tan firmemente dentro de este grupo de dinosaurios pequeños que es muy difícil de distinguir unos de otros", dijo Lawrence Witmer, de la Universidad de Ohio, quien estudia la evolución de las primeras aves pero que no participó en el nuevo estudio.

La propuesta reclasificación del arqueoptérix no modifica la idea de que las aves proceden de esta parte del árbol, dijo, pero podría hacer reconsiderar a los científicos lo que piensan sobre la evolución dentro de la línea de las aves. El nuevo análisis de Xing Xu, de la Academia de Ciencias Chinas, y colaboradores, se publica en la revista Nature.

 

Hemibos gracilis, un búfalo del pleistoceno inferior en Granada.

 Publicado en Paleo. Año 9. Numero 63. Diciembre de 2011. 

En el yacimiento de Venta Micena, en Orce, Granada, un equipo de paleontólogos ha identificado unos restos de fósiles craneales pertenecientes a un búfalo asiático de hace alrededor de 1,5 millones de años, una antigüedad que corresponde al pleistoceno inferior.

Los restos pertenecen a un bóvido del género Hemibos, una extraña especie de búfalo estrechamente emparentada con Hemibos gracilis, hasta ahora sólo descrita en el continente asiático», dice Bienvenido Martínez-Navarro, del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), uno de los autores del estudio junto con los paleontólogos Sergio Montoya y María Patrocinio Espigares, del Museo de Prehistoria y Paleontología de Orce, y Paul Palmqvist, de la Universidad de Málaga. Martínez-Navarro resalta la importancia del hallazgo, ya que «es la primera vez que esta especie se encuentra en Europa, lo que confirma que la península Ibérica no era entonces un territorio aislado sino que estaba bien conectado con Eurasia, donde las poblaciones de fauna estaban intercomunicadas desde China hasta la Península».


A partir de los restos encontrados se ha podido deducir que el búfalo en cuestión era de un tamaño inferior a sus congéneres, los búfalos de agua actuales, y que aunque ambos comían el mismo tipo de plantas, parece ser que este rumiante prehistórico tenía querencia por zonas más arboladas. Los paleontólogos trabajan en los hallazgos de Venta Micena desde hace 20 años y han realizado muchos viajes a Europa, Asia y África antes de haber sido capaces de describir la nueva especie. Pero todo apunta a que este yacimiento todavía tiene mucho que contar.

 

Icnofosiles de Trilobites Cruzianas furtivas del Ordovícico de Bolivia.

 Publicado en Paleo. Año 7. Numero 40. Octubre de 2009. 

Luego de 10 años de haber sido rescatada de un aluvión y de la fuerza incontenible de maquinaria pesada que estaba a punto de destruirla, una roca de 25 toneladas y una antigüedad de 450 millones de años se convertirá en poco tiempo más en el principal centro de atracción de un “oasis” dedicado a la educación medioambiental y al contacto con la naturaleza. Pero la roca a la que se hace mención no es una roca común y corriente, se trata de un pieza cuya característica fundamental es la elevada concentración de icnofósiles del género trilobites, denominadas Cruzianas furtivas; la muestra más representativa de fósiles del período Ordovícico.

Bernardo Toranzo y Adriana Köller, responsables tanto del proyecto ecológico Munay como de la protección de la pieza paleontológica, han planificado la construcción de un bunker alrededor de la piedra y en cuyas paredes se expondrán murales explicativos de paleontología, de la teoría del big bang y de la teoría de la evolución. Los mencionados trilobites, según Toranzo, son las formas más primitivas de vida que salieron de los océanos para poblar la Tierra. “Son mucho más antiguos que los dinosaurios”, detalló. Si bien la presencia de huellas de trilobites no representa un hallazgo extraordinario, lo que es sorprendente es la alta concentración y el volumen de los mismos. “El museo de La Paz tiene una muestra muy interesante, pero comparada con lo que nosotros hemos rescatado es una muestra pequeña, de un metro cuadrado aproximadamente”, detalló Toranzo. Actualmente la roca no puede ser trasladada a ningún lado porque en uno de sus costados tiene una fractura y moverla implicaría su rotura total.

Sobre esta fractura, Toranzo comentó que recibió varias sugerencias, como la de aprovechar esa rotura para hacer una limpieza fina y explorar qué elementos fósiles más se pueden recuperar del interior de ella. Otra es la de buscar material rocoso similar al que tiene la piedra, hacer una molienda y soldar con eso la rotura. Finalmente, Toranzo optó por dejarla tal cual sin moverla un milímetro ni intervenirla; por el contrario, ahora su principal preocupación es protegerla y evitar su deterioro “Hemos tenido la mala experiencia que algunos vecinos han intentado sacar pedazos de la piedra a fin de llevarse un recuerdo pero a fuerza de golpes y de destruir la roca”, contó. 

Entre los objetivos de los científicos está también el de promover un nuevo destino turístico para la región reconocido mediante una ordenanza municipal (próxima a aprobarse en Sacaba) que declara a la roca como tesoro paleontológico de Cochabamba, y contribuir además con la formación ambiental de la población, “en especial de la juventud estudiosa, a través de un centro eco-turístico destinado a fortalecer los conocimientos de los estudiantes. 

Dos informes científicos dan cuenta de la validez y las características de la roca que contiene las huellas de los fósiles. Uno de ellos fue elaborado por el Museo de Historia Natural Alcide d'Orbigny de mayo de 2009 y dice que la “gigantesca roca es de origen sedimentario, cuya litología corresponde a una cuarcita gris-verdosa contenedora de decenas de trazas correspondientes a Cruziana fulsifera (d'Orbigny), huellas fósiles de artrópodos marinos (trilobites)”. Sobre la roca, el informe dice que corresponde a sedimentos marinos consolidados (cuarcita) de la formación Anzaldo ubicada en el Caradociano, de aproximadamente 570 a 550 millones de años, dentro el periodo Ordovícico de la Era Primaria.

 

 

Descubren fósiles de mamíferos del cretácico con el virus del Hiv.

 Publicado en Paleo. Año 7. Numero 40. Octubre de 2009. 

Los retrovirus que dan lugar al HIV, el virus del Sida, son mucho más antiguos de lo que se pensaba. De hecho, han sido encontrados en el sistema inmune de mamíferos muy primitivos, entre los primeros que existieron, hace unos cien millones de años, lo que ha supuesto una sorpresa mayúscula para los investigadores. Hasta ahora, los retrovirus de este tipo más antiguos "sólo" se remontaban a quince millones de años atrás.

El hallazgo, realizado por un equipo de la Universidad de Oxford, ha sido publicado en el último número de Science. Los restos de un antiguo virus muy parecido al Sida han sido descubiertos en el genoma de un antepasado de los perezosos actuales. "Encontrar los restos fosilizados de un virus así es un increíble golpe de suerte -asegura Aris Katzourakis, del Departemento de Zoología del Instituto de Enfermedades Emergentes de la Universidad-. Debido a que el perezoso  está geográfica y genéticamente aislado, su genoma nos proporciona una ventana abierta al pasado remoto de los mamíferos, su sistema inmune y los tipos de virus a los que debieron enfrentarse".

Los científicos encontraron claras evidencias de "virus esponjosos", una clase particular de retrovirus que se parece extremadamente al HIV y que no tiene nada que ver con otros retrovirus más simples encontrados en otros fósiles prehistóricos.

"En un trabajo anterior encontramos evidencias de virus similares en los genomas de conejos y lemures -afirma Katzourakis- , pero esta nueva investigación sugiere que los antepasados de los retrovirus más complejos, como el HIV, pueden haber estado con nosotros desde el comienzo mismo de la evolución de los mamíferos".

Los científicos encontraron claras evidencias de "virus esponjosos", una clase particular de retrovirus que se parece extremadamente al HIV y que no tiene nada que ver con otros retrovirus más simples encontrados en otros fósiles prehistóricos. "En un trabajo anterior encontramos evidencias de virus similares en los genomas de conejos y lemures -afirma Katzourakis- , pero esta nueva investigación sugiere que los antepasados de los retrovirus más complejos, como el HIV, pueden haber estado con nosotros desde el comienzo mismo de la evolución de los mamíferos".

Comprender el conflicto histórico entre los virus y el sistema inmune de los mamíferos puede llevar a nuevas estrategias para combatirlos en el presente. Esta clase de estudios, opinan sus autores, ayudarán a los científicos a decidir qué virus pueden pasar de una a otra especie y causar peligrosas pandemias -como el H1N1 de la gripe porcina- y cuáles, como el H5N1 de la gripe aviar, pueden cambiar de especie pero no causar pandemias entre los mamíferos.

 

 

La autopsia de un Tyrannosaurus rex culpa a un parásito llamado Trichomonas gallinae.

 Publicado en Paleo. Año 7. Numero 40. Octubre de 2009. 

Su propio nombre indica su fiereza: rey tirano de los lagartos.¿A qué podría tenerle miedo un Tyrannosaurus rex? Según un artículo publicado en PLoS ONE, los temibles dinosaurios deberían haber temblado de terror ante el Trichomonas gallinae, un parásito que actualmente es letal para las rapaces.

Si las aves descienden de los dinosaurios, los patógenos que afectan a aquellas podrían descender de los que afectaron a estos. O lo que es lo mismo, infecciones comunes entre las aves contemporáneas podrían haber tenido su equivalente en los dinosaurios. Esto es lo que pensó el equipo de paleontólogos responsable del estudio al tratar de encontrarle una explicación a los agujeros presentes en las mandíbulas de algunos fósiles de tiranosaurio, entre ellos el de Sue el espécimen completo más grande, que está en Chicago y el del ejemplar que sirvió para realizar la descripción científica de la especie, exhibido en Pittsburgh (EEUU). 

Según concluyen los investigadores, estos agujeros son iguales a los que causa la tricomoniasis aviar. "Los agujeros en las mandíbulas de los tiranosaurios se encuentran exactamente en el mismo sitio que en las aves modernas con tricomoniasis, y su forma y el modo en que se funden en el tejido que los rodea es también muy similar", explica Ewan Wolff, uno de los autores del estudio. La presencia de estos agujeros es muy común en los fósiles de tiranosaurios, pero no en los de otras especies de dinosaurios. Según Wolff, las alteraciones en los huesos son difíciles de detectar en cualquier individuo, y las enfermedades óseas son relativamente infrecuentes, por lo que algo debió facilitar la transmisión del parásito en los tiranosaurios. En las aves modernas, las rapaces contraen la enfermedad al alimentarse de otras aves infectadas, como las palomas, que son inmunes. Al dar de comer a la progenie, el patógeno se transmite de pico a pico. Algo similar podría haber ocurrido en los tiranosaurios.

Steve Salisbury, coautor del estudio, señala que cerca del 60% de los ejemplares de T-rex muestra evidencias de mordiscos en la cara, una consecuencia de las luchas a dentelladas entre individuos. "Esta forma de pelearse habría sido un mecanismo ideal para la difusión de la enfermedad", opina. De los individuos enfermos examinados, un 30% presentaba marcas de mordiscos. Wolff también cree que esta es la principal causa de contagio, pero también apunta a otra posible vía de infección: "Estudios sobre el comportamiento de los terópodos [el grupo de dinosaurios al que pertenece el T-rex] sugieren la práctica del canibalismo".

Salisbury, australiano, compara su descubrimiento con la epidemia de cáncer de boca transmisible que hoy esquilma a los demonios de Tasmania y que se transmite en sus luchas a mordiscos. "Es irónico pensar que un animal tan poderoso como Sue probablemente murió de una infección; ya nunca miraré igual a una paloma silvestre".

 

 

Encuentran en China reptiles emplumados anteriores a Archaeoptery.

 Publicado en Paleo. Año 7. Numero 40. Octubre de 2009. 

Científicos en China descubrieron fósiles "excepcionalmente bien conservados" de dinosaurios con el plumaje más antiguo que se conoce. Los ejemplares tienen más de 150 millones de años de antigüedad, lo que comprueba -dicen los investigadores en la revista Nature- que las aves son descendientes directas de los dinosaurios. Los restos fueron descubiertos por el profesor Xu Xing y su equipo de la Academia de Ciencias de Pekín en dos sitios separados en el noreste de China y el ejemplar mejor conservado, dicen los científicos, tiene cuatro alas, abundante plumaje y patas emplumadas.

Los fósiles de los cinco dinosaurios emplumados fueron presentados en la conferencia anual de la Sociedad de Paleontología de Vertebrados que se celebra en Bristol, Inglaterra. La relación entre las aves y los dinosaurios ha sido un tema acaloradamente debatido desde el hallazgo del Archaeopteryx en 1860 en Alemania.

Hasta ahora, éste era el ejemplar más antiguo que se había reconocido como un ave, y cuando fue descubierto -un año después de la publicación de El Origen de las Especies, algunos evolucionistas lo acogieron como el "eslabón perdido" entre los reptiles y las aves, que confirmaba que Darwin estaba en lo correcto. Si trazamos el árbol de la vida, es muy obvio que las plumas surgieron antes de que apareciera el Achaeopteryx en el registro fósil. Ahora este fantástico nuevo descubrimiento del profesor Xu Xing lo comprueba de una vez por todas.

Pero la teoría de que las aves descendían de los dinosaurios no había logrado ser confirmada porque todos los ejemplares descubiertos más antiguos que el Archaeopteryx carecían de plumas. Los nuevos fósiles, sin embargo, tienen unos 160 millones de años, es decir 10 millones de años más que el pájaro alemán descubierto en el siglo XIX. El profesor Xu describió como "espectacular" al dinosaurio mejor conservado, llamado Anchiornis huxleyi.

Éste cuenta con abundante plumaje que le cubre los brazos, cola y patas -que eran una estructura formada por cuatro alas- explicó a la BBC el profesor Xu. "El primer espécimen que descubrimos a principios de año estaba incompleto" dice el investigador. "Basados en ese espécimen, que llamamos Anchiornis, pensamos que podría ser un pariente cercano de las aves". "Pero entonces descubrimos a un segundo ejemplar que estaba muy completo y hermosamente conservado".

"En todo su esqueleto se podía observar la presencia de plumas. Y con este segundo espécimen nos dimos cuenta de se trataba de una especie mucho más importante para el entendimiento del origen de las aves y de su vuelo", dice el científico. El profesor Xu cree que la estructura de cuatro alas que posee el ejemplar pudo haber sido una etapa muy importante en la transición evolutiva de los dinosaurios a las aves. El científico dice que tiene otros especímenes de dinosaurios emplumados que están siendo analizados en su laboratorio.

Pero para muchos expertos la evidencia presentada hasta ahora es irrefutable y demuestra que las aves sí descienden de los dinosaurios. El reconocido paleontólogo británico Michel Benton, profesor de la Universidad de Bristol, afirma que el anuncio es extremadamente importante. "Si trazamos el árbol de la vida, es muy obvio que las plumas surgieron antes de que apareciera el Achaeopteryx en el registro fósil" explicó el científico a la BBC. "Ahora este fantástico nuevo descubrimiento del profesor Xu Xing lo comprueba de una vez por todas"."Porque este nuevo hallazgo es unos 10 millones de años más antiguo que el Archaeopteryx", agrega el paleontólogo.

 

 

Científicos argentinos hallan un gliptodonte nonato en perfecto estado de conservación en Tarija, Bolivia.

  Publicado en Paleo. Año 7. Numero 40. Octubre de 2009. 

Alfredo Zurita y Ángel Miño Boilini dieron con este ejemplar en perfecto estado de preservación en un valle en Tarija, Bolivia. Es una especie de armadillo gigante. Paleontólogos de la Universidad Nacional del Nordeste (Unne), del Centro de Ecología Aplicada del Litoral (Cecoal-Conicet) y del Museo de La Plata descubrieron un ejemplar nonato de gliptodonte, una especie emparentada lejanamente con los armadillos, que vivió hace 30 mil años y que de adulto tenía el tamaño de un auto pequeño. El hallazgo es considerado “excepcional”.

El doctor Alfredo Zurita y el licenciado Ángel Miño-Boilini realizaron un viaje en el año 2007 a Tarija (Bolivia), junto al doctor Esteban Soibelzon, del Museo de La Plata, y el ingeniero Freddy Paredes-Ríos, del Museo Arqueológico-Paleontológico de la localidad boliviana. El equipo de trabajo visitó el Valle de Tarija, una zona paleontológica estudiada de finales del siglo XIX, para continuar con una serie de trabajos que Zurita y Miño-Boilini vienen realizando en cooperación con una universidad del vecino país. Mucha fue la sorpresa cuando dentro de una coraza de gliptodonte encontraron un ejemplar nonato de la especie en excelentes condiciones de preservación.

No era para menos, ya que según explicó el doctor Zurita a la revista Ciencia y Técnica, se trataba del primer hallazgo de este tipo. “El proceso de fosilización es casi un milagro, encontrar un ejemplar nonato de alguna especie es excepcional”, explicó el investigador. Precisó que del gliptodonte nonato se encontró gran parte del cráneo, la mandíbula y algo del esqueleto poscraneano.

Y que “se lo descubrió mientras personal del Museo de Tarija extraía el sedimento de la coraza dada vuelta de un gliptodonte adulto del tamaño de un auto chico”. El doctor Zurita graficó cómo se ve el pequeño ejemplar descubierto. “El nonato tiene el tamaño de una mano humana”, dijo.

Respecto a qué conclusiones podrían arribarse a partir del descubrimiento, el doctor Zurita estimó que “una de las cosas más importantes es que esto abre la puerta para una serie de estudios acerca de la evolución ontogenética (las etapas en la vida de un organismo, desde que se concibe hasta que muere) de estos animales, una temática de la que se conoce muy poco”.  Los sedimentos del Valle de Tarija son conocidos por los paleontólogos desde principios del siglo XIX por la abundancia de los registros de mamíferos fósiles.  Los gliptodontes fueron un grupo de mamíferos acorazados, semejantes a los actuales armadillos, que en la zona del Litoral se conocen como tatú.

Éstos fueron muy comunes durante la mayor parte del Cenozoico de América del Sur. Es decir, durante los últimos 45 millones de años.  Pero también, durante los últimos dos millones de años (Pleistoceno), algunas formas alcanzaron tamaños gigantescos, de casi dos toneladas de peso, como es el caso del ejemplar en el cual se halló el nonato. Hace aproximadamente 10.000 años, los gliptodontes, junto con casi todos los grandes mamíferos, se extinguieron, probablemente por la acción combinada de una serie de cambios climáticos y la presión ejercida por los antiguos habitantes a través de las cacerías. El hallazgo de los investigadores del Cecoal-Conicet motivó la realización de un trabajo científico, que fue dado a conocer a través de una prestigiosa revista francesa, Comptes Rendus Palevol.

 

 

Científicos españoles hallan fósil

de una telaraña de Araneoidea con insectos.

Publicado en Paleo. Año 4. Numero 18. Julio de 2006.

Hace unos 110 millones de años, en lo que ahora es Escucha, en la provincia de Teruel (España), una araña de la familia de las «Araneoidea» debía de estar satisfecha. En su tela había atrapado un jugoso menú a base de ácaro, escarabajo y avispa. Después de alimentarse con sus tejidos internos, la araña los abandonó sobre su trampa, muertos y vacíos. En algún momento, la tela se quedó pegada a la resina de una planta cercana y se rompió. Después, la resina, junto con el trozo de tela y las presas de la «Araneoidea», se solidificó, y se fosilizó, conservando en su interior la tela de araña más antigua que se conoce hasta ahora.

El hallazgo se publico en un artículo de la revista científica «Science». Sus autores son Enrique Peñalver, colaborador del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universidad de Valencia, el investigador del Departamento de Entomología del Museo Americano de Historia Natural David A. Grimaldi, y Xavier Delclòs, del Departamento de Estratigrafía, Paleontología y Geociencias Marinas de la Facultad de Geología de la Universidad de Barcelona.

El pedacito de ámbar -de un tamaño menor que el de una uña- contiene 26 hebras de telaraña con un ácaro, una pata de avispa y un escarabajo adhiriéndose a un hilo pegajoso en el que pueden observarse incluso las pequeñas gotas del pegamento que impregnaban la red que la araña utilizó para atrapar a sus víctimas.

Los insectos que se observan en el fósil pertenecen a grupos ya extintos, pero, como señala David Grimaldi, «su tamaño y diversidad son precisamente los que uno esperaría ver en telarañas modernas». El hallazgo, según el científico norteamericano, podría indicar que «las arañas han estado pescando insectos en el aire desde hace mucho tiempo», y es posible que «las desafiantes trampas de seda de estos animales de principios del cretácico hayan presionado a varios tipos de insectos voladores para evolucionar».

La diminuta estalactita de ámbar encontrada en Teruel también proporciona información sobre el éxito de las «Araneoidea» frente a otras familias de arañas como las «Deinopoidea». La alta diversidad de las primeras se asocia, en primer lugar, con el cambio evolutivo que permitió a este tipo de arácnidos sustituir su primitivo hilo por uno más eficaz, viscoso y con capacidad adhesiva; y en segundo lugar, con la modificación de una posición horizontal de las redes, a una orientación vertical que aumentaba la capacidad de la telaraña para capturar insectos voladores. Ambas características se confirman en el fósil hallado en Escucha.

Además, los investigadores consideran que la disposición de las hebras en el interior del fragmento de ámbar sugieren que la tela podría tener una forma orbital -la clásica red en forma de rueda-, aunque otro tipo de telarañas también serían posibles.

Los fósiles de telarañas se encuentran entre los más raros que existen. La seda que las arañas emplean para elaborar sus redes no se fosiliza con facilidad, y en las pocas ocasiones en que se encuentra algún resto, suele tratarse de hebras aisladas. El fragmento de telaraña fosilizado más antiguo que se conoce, por ejemplo, consiste en un sólo hilo de seda con gotas de «pegamento» hallado en Líbano en 2003 y datado en alrededor de 130 millones de años.

Desde su aparición hace 385 millones de años, las arañas han tenido un destacado papel ecológico en el ecosistema terrestre y han sobrevivido gracias al uso del hilo para construir telas con el fin de atrapar insectos saltadores y voladores. Descubrimientos como el de Escucha permitirán comprender mejor cómo fue su evolución.

Fuentes: Revista Science, ABC, EFE y PaleoArgentina Web.

 

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