Un pequeño escarabajo sobreviviendo
entre gigantes del Pleistoceno.
Por
Mariano Magnussen Saffer. Integrante de Grupo Paleo,
Museo Municipal Punta Hermengo de Miramar y
Fundación Argentavis.
marianomagnussen@yahoo.com.ar
La región pampeana argentina, es ampliamente
conocida en forma mundial por la diversidad en
restos fósiles de vertebrados de fines del Plioceno
y Pleistoceno, desde grandes criaturas, como de
otros tan minúsculos como los de un pequeño roedor.
Si bien gran parte de la región pampeana los rastros
fósiles de grandes como el Megatherium (de 4,4
metros de altura y el peso superior de un elefante
moderno) y pequeños vertebrados como Calomys (como
los de un pequeño roedor) abundan a lo largo de su
litoral marítimo (mamíferos, aves, reptiles,
anfibios, peces y otros).
Esto se debe a que característicamente los
vertebrados están constituidos por un esqueleto óseo
interno mas resistente al tiempo y a otros agentes,
compuesto por minerales, principalmente fosfato
cálcico, lo cual favorece la
preservación de sus vestigios en el registro fósil.
Otros son tan infrecuentes como los insectos y los
vegetales.
Durante las III Jornadas Regionales del Centro en la
ciudad de Olavarria se presento un interesante
trabajo titulado “Primer registro de un Tenebrionidae (Arthropoda, Coleoptera)
asociado a restos del cráneo de un Mylodontidae
(Mammalia, Xenarthra), en el Pleistoceno Superior de
Punta Hermengo, Miramar, Provincia de Buenos Aires,
Republica Argentina”, donde se da a conocer el
icnofosil de un escarabajo que vivió hace miles de
años.
 |
En algunos casos excepcionales, se logra
identificar moldes de algunas partes de un
organismo invertebrado.
Los moldes se forman tiempo después del que
el organismo se incorpore en el sedimento,
perdiendo todo contacto con el exterior
cuando las bacterias y otros organismos del
suelo acumulan minerales. Al desintegrarse
las partes orgánicas, estas paredes
revestidas de minerales se rellenan de
sedimento o solamente quedan totalmente
huecas, preservando la forma original, e
incluso, detalles muy íntimos de la
estructura. |
Durante el Cenozoico, el número de géneros de
escarabajos con representantes actuales fue
aumentando paulatinamente. Así, en el ámbar báltico
del Eoceno más de la mitad de los géneros
registrados han sobrevivido hasta la actualidad y en
el Mioceno la mayoría de los géneros existen en la
actualidad y ya empiezan a existir especies que han
sobrevivido hasta nuestros días. Los fósiles del
Cuaternario son en su mayoría perfectamente
adjudicables a especies actuales y prácticamente no
se conocen extinciones o especiaciones durante este
período, pero sí grandes cambios en la distribución
geográfica de muchas especies en consonancia con los
cambios climáticos.
En diciembre de 2002, se recupero la mandíbula y
parte del cráneo de un
Scelidotherium leptocephalum,
un perezoso gigante extinto de unos 3,5 metros de
largo y de una tonelada de peso, por debajo de
sedimentos lacustres de la localidad fosilífera de
Punta Hermengo, sobre la zona sur de la ciudad de
Miramar, históricamente conocida por el aporte de
material paleontologico de vertebrados del
Pleistoceno medio-superior.
Cuando el personal técnico del Museo Municipal de
Miramar se encontraba en las tareas de limpieza del
cráneo, se retiro un fragmento de sedimento, que al
quebrarse expuso dos moldes negativos de un
individuo coleóptero.
 |
La presencia de Scelidotherium
leptocephalum es un buen referente
estratigráfico y cronológico, por lo cual,
lo consideramos como un espécimen
fundamental para conocer la antigüedad de
los terrenos donde se recupero el
escarabajo. Se pudo reconocer en dos
fragmentos de sedimentos que se unían a la
perfección, los moldes de los elitros por un
lado, y los ventritos por otro del
escarabajo. El
molde natural del animal seguramente se
formo poco tiempo después de la muerte del
coleoptero. |
Debido a la ausencia de la cabeza y patas del mismo y de las
condiciones tafonomicas observadas, en el molde solo
se conservaron los restos que fueron sepultados. La
exposición del cráneo del perezoso gigante a la
intemperie durante un buen tiempo,
podría ser un indicador de que ambos organismos
estuvieron a la intemperie antes de ser cubiertos
por sedimentos.
Luego de varias comparaciones y consultas
bibliografiítas, se determino que el coleóptero
pertenece a la Familia: Tenebrionidae (Latreille, 1802).
Los
Tenebrionidae, en la actualidad, es una gran familia
de coleópteros, conocida por unas veinte mil
especies descritas. Su tamaño oscila entre 1 y 80 mm;
son predominantemente de coloraciones oscuras, de
donde deriva su nombre. Son básicamente detritívoros,
ósea, se alimentan de los desechos tardíos en
descomposición de un cadáver, como cuero pegado en
los huesos, tendones etc, y especialmente diversos
en ambientes esteparios y desérticos. Los
detritívoros constituyen una parte importante de los
ecosistemas porque contribuyen a la descomposición y
al reciclado de los nutriente
 |
Tenebrionidae es una familia con gran
diversificación cuyos miembros podrían ser
mal identificados dentro de otros grupos de
Coleoptera, incluyendo familias tan
distantemente relacionadas como Carabidae y
Curculionidae. Como son definidos hoy en
día, los Tenebrionidae incluyen a los antes
Alleculidae, Lagriidae y Nilionidae.
|
Según los datos obtenidos en estudios comparativos,
se determina que el molde recuperado junto a los
restos del cráneo y mandíbula de un
Mylodontidae corresponde a un
escarabajo coleóptero de la familia Tenebrionidae
cuya presencia en la región es conocida en la
actualidad.
Por ahora, no se ha identificado correctamente el
género y especie del mismo, cuyos estudios y
observaciones se harán en un futuro próximo, debido
a la pobreza del registro fósil en la región
pampeana argentina sobre la presencia de vestigios
fósiles al respecto, y cuya presencia es un
indicador importante en aspectos paleobiologicos y
paleoclimaticos.
Lo que se puede especular sobre estos dos
organismos, es que el escarabajo
Tenebrionidae
podría haberse alimentado de los restos de
materia orgánica del perezoso gigante, siendo
los datos aquí reunidos, congruentes con
los antecedentes disponibles sobre esta familia de
coleópteros y el primer registro en su tipo sobre la
asociación faunistica durante el Pleistoceno.
Bibliografia sugerida.
Allsopp, P.G. 1980. The biology of false wireworms
and their adults (soil-inhabiting Tenebrionidae) (Coleoptera):
a review.
Bulletin of Entomological Research, 70:343-379.
Cione, A. & Tonni, E. 2005. Bioestratigrafía basada
en mamíferos del Cenozoico superior de la provincia
de Buenos Aires, Argentina. In: R.E. de Barrio; R.O.
Etcheverry; M.F. Caballé & E. Llambías (eds.)
Geología y Recursos Minerales de la Provincia de
Buenos Aires.
16° Congreso Geológico
Lawrence, J. F. & Newton, A. F., Jr. 1995. Families
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notes, references and data on family-group names).
In: Pakaluk y Slipinski (Eds.). Biology, phylogeny
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Instytut Zoologii PAN, Warszawa. Pp. 779-1006
Laza, Jose H. 1995.
Signos de actividad de insectos.
In: Alberdi, M.T.; Leone, G. & Tonni, E.P. (eds.)
Evolución biológica y climática de la región
pampeana durante los últimos cinco millones de años,
Un ensayo de correlación con el Mediterráneo
occidental. Museo Nacional de Ciencias Naturales,
Madrid, Monografías, 16:341–361.
Magnussen Saffer, Mariano (2012).
Hallan e identifican un
milenario escarabajo prehistórico en Miramar. Paleo,
Revista Argentina de Paleontología. Boletín
Paleontológico. Año 10. 78: 09-11.
Pomi, L. H. y Tonni, E P.
2010.
Marcas de insectos sobre huesos del Pleistoceno
tardío de la Argentina.
X Congreso Argentino de Paleontología y
Bioestratigrafía-VII Congreso Latinoamericano de
Paleontología
Tonni, E. P. Y Fidalgo, F. 1982. Geología y
Paleontología de los sedimentos del Pleistoceno en
el área de Punta Hermengo (Miramar, prov. Bs. As,
Repub. Argentina); Aspectos paleoclimaticos.
Ameghiniana 19 (1-2): 79-108.
Tschinkel, W. R. 1981.
Larval dispersal and cannibalism in a natural
population of Zophobas atratus (Coleoptera:
Los fósiles en Bariloche que
atestigüen la conexión con otros continentes.
Por
Ari Iglesias, paleontólogo del INBIOMA
(CONICET-UNCOMA). Columnista ANB.
Algunos contenidos modificados para la adaptación en
este medio.
En
esta región, así como en muchos otros lugares de la
Patagona, existen indicios marinos y terrestres que
avalan la teoría de la deriva continental.
Hoy en día estudiamos los movimientos de las placas
tectónicas desde nuestros primeros inicios en la
escuela primaria. Numerosas son las evidencias
irrefutables de que la Tierra se encuentra
constituida de fragmentos de corteza sólida que se
mueven unas respecto de otras, gracias a la fluidez
de roca en estado fundido que se encuentra en capas
profundas de El Manto.
Como prueba solo hace falta ver la generación de
grandes cordones montañosos en los sectores de
choque de placas (como es la Cordillera de los
Andes, desde Tierra del Fuego hasta Colombia), o
como surge el magma (o lava) en los bordes
divergentes de placas en el fondo del Océano
Atlántico, o donde es que se ubican la mayoría de
los terremotos (entre bordes de placas).
A principio del 1900, Alfred Wegener (astrónomo y
meteorólogo alemán) no tenía las herramientas ni la
tecnología con la que contamos en nuestros días,
como para poder probar que es lo que ocurría por
debajo de la superficie de la Tierra, ni por debajo
de los océanos. No se conocía como era la base de un
volcán, ni como era el fondo bajo el agua de los
mares.
 |
Sin embargo la presencia de fósiles muy
similares (o casi los mismos) en rocas de
los continentes Sudamericano y Africano le
llamó muchísimo la atención, ya que no
existían en otros lados del mundo. En aquel
momento se pensaba en la existencia de
puentes entre los continentes, por donde la
fauna y flora habría podido conectarse, y
que luego quedaban bajo agua. Pero para
Wegener, ocurrían formas de animales y
plantas netamente terrestres que no podrían
sortear un Océano Atlántico tan extenso
entre regiones tan distantes, como para
haber existido tal puente. |
En 1915, Alfred Wegener, basado en la silueta de los
bordes de los continentes y en la presencia de
fósiles de reptiles y plantas, publicó la teoría de
que todos los continentes se encontraban unidos en
un supercontinente denominado Pangea. Fue muy
criticado, ya que nunca pudo explicar como es que
esos continentes se movieron a la posición actual.
Hoy sabemos que la respuesta es por Tectónica de
Placas y la propia estructura interna de la Tierra.
Wegener utilizó la presencia de reptiles terrestres
y marinos, así como la presencia de fósiles de un
grupo de plantas extinto (las Glossopteridales). Uno
de esos reptiles fue
Cynognathus,
cuyo nombre quiere decir mandíbula de perro y fue
hallado en rocas de 240 millones de años en
Argentina (Provincia de Mendoza), en África y en
Antártida. La particularidad de ese reptil es que la
morfología de su cráneo, mandíbula y dientes los
acerca al origen de los mamíferos.
Eran reptiles muy raros, de un metro de largo,
cuadrúpedo, carnívoro con mandíbulas muy fuertes y
poderosos músculos masticatorios. Otro de los
reptiles fósiles que utilizó fue
Mesosaurus,
una especie de apariencia cocodriliforme, adaptada a
la vida acuática en zonas costeras durante el
periodo de tiempo Pérmico y Triásico (270-250
millones de años). Para Wegener, no había
explicación para que un animal de aguas someras
pudiera nadar a través de tan extenso océano. Restos
de Mesosaurus
fueron hallados en Argentina, Uruguay, Brasil y en
Sudáfrica.
Las Glossopteridales son un grupo de plantas
arbóreas con conos o piñas (Gimnospermas) que son
conocidas por la abundancia en la producción de
hojas durante el tiempo del Pérmico (300-250
millones de años). Por ellas, es que se denomina la
"Flora Fósil de
Glossopteris", que se encuentra en
América del Sur, África, India, Australia y
Antártida.
 |
Poseían hojas muy particulares con patrones
de venas parecidas al de los helechos, pero
se hallaron vinculadas con semillas y conos
(a diferencia de los helechos que poseen
solo esporas).
El grupo que contiene a las Glossopteridales
se denomina Pteridospermas, y corresponde al
grupo de transición entre los helechos y que
luego diera origen a las araucarias, pinos y
cipreses (coníferas) e inclusive, se piensa,
habría dado origen a las plantas con flores
(Angiospermas). |
Luego de la publicación original de Wegener,
numerosas otras investigaciones en el campo de la
geología, paleontología y la física (incluyendo
geología tectónica y acústica de los fondos
oceánicos) siguieron produciendo importantísima
información sobre la deriva de los continentes.
Gracias a esta información sabemos que hacer durante
los sismos y donde se generan, cómo actuar si cae
ceniza volcánica y ¿por qué?, qué afección tiene en
la vida de los animales y como cambia el clima en el
tiempo. Esta información nos da las herramientas
para entender sucesos del pasado y cómo predecir
situaciones en el futuro.
En la región de Bariloche, así como en muchos otros
lugares de nuestra Patagonia, ocurren muy
importantes fósiles tanto marinos como terrestres.
En el Museo Paleontológico Bariloche se exponen
varios de estos interesantes fósiles.
Uno de los registros más interesantes y únicos que
pueden verse, son varias ranas en estado de
desarrollo desde renacuajos a grandes adultos, que
corresponden a un grupo particular denominado
pípidos. Los pípidos son ranas de aspecto plano,
totalmente adaptadas a vivir en el agua, con largos
dedos con membranas y que carecen de dientes y una
larga lengua. Con sus dedos realizan una corriente
de agua que al pasar por su boca, filtran pequeños
organismos para la alimentación. Estas extrañas
ranas, curiosamente, hoy viven en el norte del
Amazonas y en el centro y sur África. No existe
posibilidad alguna de que estas ranas adaptadas a
condiciones de agua dulce en climas tropicales
hallan podido atravesar un gigantesco océano de agua
tan salada para poder estar presentes en un
continente y en otro. Tampoco existen posibilidades
de conexión por medio de otros "puentes
continentales".
La presencia de pípidos fósiles en Bariloche de 50
millones de años es la evidencia de que este grupo
de ranas vivió hace muchísimo tiempo atrás, lo
suficiente como para que 1° el clima en el pasado
de Bariloche halla sido muy cálido y húmedo
(subtropical calido) y 2° que los continentes de
Sudamérica y África hallan estado conectados por
ambientes acuáticos de agua dulce.
 |
Otro ejemplo pero esta vez con otra placa
tectónica y también expuesto en el Museo
Paleontológico Bariloche, corresponde al
Megatherium
americanum, hallado en las
costas del Lago Nahuel Huapi.
Fue un perezoso gigante que existió hasta
hace 15.000 años. El grupo de los perezosos
(conocido científicamente como Pilosa)
evolucionó y se desarrolló en el Continente
Sudamericano. |
Como muchos otros mamíferos solo existió en este
continente, no obstante cuando la placa tectónica de
América del Norte se puso en contacto con varias
microplacas de Centro América se estableció un
puente continental por donde estos perezosos
migraron hacia el norte avanzando hasta el sur de
los Estados Unidos. Por ese mismo pasaje en Centro
América, invadieron América del Sur varios otros
animales incluyendo pumas, tigres, zorros, ciervos,
caballos, guanacos, conejos y hasta elefantes -que
llegaron de América del Norte y no de África- y
ahora son extintos. Todos los perezosos gigantes se
extinguieron, pero sus "primos" arborícolas aún
existen en las selvas amazónicas.
Muchas historias como esta son capaces de ser
explicadas a partir de los fragmentos de madera
fósil, marcas o huesos petrificados de animales
prehistóricos en sedimentos y rocas de Argentina,
solo aguardan ser encontrados. Las suerte de llegar
a manos del investigador indicado que se encargue de
desentrañar esa información, muchas veces depende de
la voluntad de mostrarlo por parte de los
descubridores de los fósiles (que no siempre son
paleontólogos).
La Argentina tiene un reconocimiento internacional
muy importante a nivel de la Paleontología; no solo
por los importantes materiales fósiles que en ella
se descubren y publican sino también por el
importante desarrollo científico que ha tenido y
tiene la Paleontología desde sus comienzos en el
país. Argentina ha tenido y tiene muy prestigiosos
paleontólogos con relevancia internacional y muchos
estudiantes e investigadores han sido formado con
ellos. Fuente; ANB.
Nidos, huevos, embriones y grandes
Sauropodos (Dinosauria- Saurischia -Titanosauria) en
el yacimiento de
Auca Mahuida, Neuquén, Argentina.
Tomado de: Magnussen Saffer,
Mariano (2011).
Nidos,
huevos, embriones y grandes dinosaurios (Sauropóda-Titanosauridae)
en el yacimiento de
Auca
Mahuida, Neuquén, Argentina. Paleo,
Revista Argentina de Paleontología. Boletín Paleontológico.
Año 9. 59: 18-22.
marianomagnussen@yahoo.com.ar
Los dinosaurios fueron ovíparos y los huevos a
menudo se preservan como fósiles.
El primer gran campo de nidificación de estos
dinosaurios fue reconocido en su gran extensión en
el Bajo Santa Rosa, Provincia de Río Negro, unos 100
Km. al oeste de la ciudad de Lamarque y dentro de la
Estancia de la familia Berthe.
Pero al pie del volcán Auca Mahuida, se extiende una
zona de suelo arcilloso y agrietado. Es posible
observar unas especies de manchas color gris,
distantes unos dos o tres metros entre sí. Se
trataría de acumulaciones de cáscaras de huevos de
dinosaurios. El lugar, apodado Auca Mahuevo, se
encuentra a unos 145 kilómetros al norte de la
ciudad de Neuquén y a 100 kilómetros al sudeste de
Rincón de los Sauces y es el lugar donde se hallaron
los primeros huevos del mundo con restos de
embriones y piel fosilizados. Aunque varios se
hallaron rotos, hay otros en estado adecuado de
conservación.
 |
Los huevos fueron cubiertos por un aluvión
de barro y, por ese motivo, sobrevivieron
hasta nuestros días. En Auca Mahuida, se
pueden observar en las bardas las huellas
inconfundibles de las distintas eras
geológicas. En la parte superior, de color
más verdoso, pasó el mar. Y las capas
inferiores, de mayor antigüedad,
corresponden a la arcilla del período
Cretácico. Los huevos encontrados en Auca
Mahuida pesan aproximadamente un kilogramo,
tienen una capacidad de 800 cm3 y sus
cáscaras tienen poros de ventilación muy
similares a los de las aves actuales.
|
Auca Mahuida es un
lugar olvidado,
de temperaturas extremas y que está lejos de todo. Pero
también es un lugar fantástico que esconde las leyendas
de los mineros y los secretos del nacimiento y de la
muerte de los dinosaurios saurópodos.
En
1997, los paleontólogos Luis Chiappe del Museo de
Ciencias Naturales de Los Angeles y Rodolfo Coria del
museo Carmen Funes de Plaza Huincul iniciaron la primer
campaña científica por esta zona, luego de analizar
cuidadosamente los mapas geológicos de la región. Este
descubrimiento en la Patagonia Argentina, nos colocó
definitivamente entre los tres países del mundo que más
aportan al conocimiento de la secuencia evolutiva de la
vida de los vertebrados durante el "reinado" de los
dinosaurios.
En una zona de la Patagonia donde cientos de
generaciones de dinosaurios iban a encubar, se ha
hallado una serie de embriones de la última familia de
Saurópodos herbívoros. Los ejemplares jóvenes de
dinosaurios se ahogaron dentro del cascarón justo antes
del momento en que estaban maduros para nacer cuando un
río se desbordó hace unos 80 millones de años en lo que
es ahora el sur de la Argentina.
 |
Los Saurópodos se reunían en grandes números,
cientos de miles, para encubar en este sitio. Y
volvían a él una y otra vez durante
generaciones. Los Saurópodos tenían cuellos
largos rematados en cabezas pequeñas. Su cuerpo
abultado terminaba en una cola muscular. Los
animales comían follaje de las copas de los
árboles y estaban entre las variedades más
exitosas de dinosaurios, ya que aparecen en los
vestigios fósiles en casi todos los continentes
a partir de hace 200 millones de años. |
Los Saurópodos se reunían en grandes números, cientos de
miles, para encubar en este sitio. Y volvían a él una y
otra vez durante generaciones. Los Saurópodos tenían
cuellos largos rematados en cabezas pequeñas. Su cuerpo
abultado terminaba en una cola muscular. Los animales
comían follaje de las copas de los árboles y estaban
entre las variedades más exitosas de dinosaurios, ya que
aparecen en los vestigios fósiles en casi todos los
continentes a partir de hace 200 millones de años.
La importancia de este hallazgo consiste en que, por
primera vez, se dispone de información concreta y
numerosa de los caracteres anatómicos embrionarios de
los grandes dinosaurios saurópodos que habitaron el
supercontinente de Gondwana, integrados hoy por
Sudamérica, África, India, Australia y Antártica, pocos
millones de años antes de su global extinción al
finalizar el período Cretácico.
El
primer titanosaurio fue encontrado en 1842. A partir de
ese año, nuevos fósiles de este tipo fueron hallados en
todos los continentes excepto la Antártida y Australasia.
Los huevos fosilizados contienen
embriones de
dinosaurios,
e incluso hay
piel
fosilizada
contra la cáscara. También hay un huevo que tiene el
cráneo y los dientes de la criatura que jamás nació. El
nido con huevos fosilizados que durante más de 80
millones de años se mantuvo armado tal cual lo dejaron
sus padres, el estudio de este nido reveló muchísimos
secretos sobre los hábitos reproductivos de los
saurópodos, que al nacer medían 15 centímetros de largo
pero que en la adultez superaban los 20 metros.
 |
Diversos son los aportes paleontológicos de
estos hallazgos. Los gigantescos saurópodos y
también los de mediano porte, tenían el hábito
gregario de construir sus nidos en apretada
conjunción, como lo hacen en la actualidad
numerosas aves marinas, seguramente para
defenderlos de los numerosos predadores. Este
hábito tiende a reforzar el concepto de vínculos
filogenéticos entre dinosaurios en general y
aves, aunque bien podría tratarse también de un
carácter adaptativo adquirido convergentemente
por algunas especies modernas ante
requerimientos similares de protección.
|
Pero es muy difícil encontrar los cráneos bien
preservados, porque los huesos que conforman la cabeza
son muy frágiles. Pero seis huevos que contienen fósiles
de bebés dinosaurio fueron encontrados en el Cretácico
de Argentina. Los cráneos, que están muy bien
preservados, pueden dar nuevas pistas sobre cómo se
desarrollaban y evolucionaban las cabezas de los
antiguos dueños del planeta.
Los
embriones de saurópodos aportan información morfo-anatómica
sobre los caracteres del cráneo y postcráneo, para
conocer las transformaciones ocurridas durante la
ontogenia de estos saurópodos. Uno de esos caracteres es
que, en estado embrionario, los pescuezos eran muy
cortos y que su gran alargamiento, típico de los
saurópodos, se lograba con el crecimiento de los
individuos.
Finalmente el estudio de las condiciones de sepultación
revela un episodio brusco de asfixia por haber quedado
cubiertos por una espesa capa de aluvión que impidió su
nacimiento. Otra de las singularidades de Auca Mahuevo
es, apunta Coria, la aparición de muchos huevos
patológicos, que "corresponden a períodos de estrés que
afecta a la población y que, como sucede en la
actualidad con las aves, provoca la reabsorción del
huevo antes de ser puesto".
 |
Los dinosaurios herbívoros de la zona de Auca
Mahuida nacían con un "diente de huevo", un
cilindro óseo sobre su hocico que les servía
para romper las cáscaras de los huevos y similar
al que tienen las actuales aves, cocodrilos y
tortugas para poder eclosionar.
Así lo determinó un estudio realizado por el
joven paleontólogo Rodolfo García, de Cipolletti,
Río Negro, para rendir su tesis doctoral en la
Universidad de La Plata. El trabajo no es un
estudio aislado: forma parte de las
investigaciones que se realizan en Neuquén y en
Los Angeles, EE.UU., sobre los cientos de huevos
y embriones de dinosaurios encontrados en el
yacimiento de Auca Mahuida, en el desierto del
Nordeste de Neuquén. |
Si bien hasta ahora se estimaba que los dinosaurios
podrían utilizar un sistema similar a algunos animales
actuales para poder romper la cáscara de los huevos,
nunca se había podido confirmar. Para hacerlo, García
pasó meses observando los embriones. Así descubrió que
sobre las fosas nasales tenían un pequeño promontorio
óseo. Luego lo comparó con esqueletos de dinosaurios
adultos para establecer que en ellos el promontorio
había desaparecido.
Pero, según los estudios de García, los "dinos" tenían
una diferencia fundamental con los animales actuales: su
"diente de huevo" era óseo (estructura mesodérmica) y en
los pájaros, cocodrilos y tortugas es córneo (estructura
ectodérmica).
Sucede que se ignora si a esos embriones les faltaban
días para nacer —y, por lo tanto, no habían formado su
estructura córnea sobre la piel— o estaban a punto de
salir y no la tenían porque podían romper el huevo sólo
con el diente óseo. Incluso se ignora si la parte córnea
ya estuvo formada y no se conservó.
Leonardo Salgado, paleontólogo de la Universidad
Nacional del Comahue —quien trabajó en Auca Mahuida
desde la década pasada.— aclaró que la diferente
composición entre los dientes de huevos de los animales
actuales y los de estos dinosaurios demuestra que hay
una "convergencia" en el sistema evolutivo. Las
estructuras tienen diverso origen, pero poseen una forma
similar y una misma función.
 |
Se ignora también si los dinosaurios rascaban
primero la cáscara del huevo para poder comer
calcio y recién rompían el huevo, como hacen las
aves actuales. Pero sí está claro que ese hueso
en forma de "diente de huevo" no se caía como
los de estructura córnea (estaba abajo de la
piel), sino que luego quedaba absorbido por el
mismo hueso del hocico. Hay que tener en cuenta
que esos animales crecían rápido. |
Los huevos de Auca Mahuida o Auca Mahuevo tienen entre
12 y 15 centímetros de diámetro, con cáscaras de hasta 2
milímetros de espesor. Los pequeños dinosaurios tenían
entre 25 y 30 centímetros de largo cuando nacían.
Estos herbívoros —saurópodos titanosaurios— vivieron en
la zona, cuando todavía no se había levantado la
Cordillera de los Andes y la región era una zona plana,
por la que corrían ríos que venían de la actual
provincia de La Pampa, con destino al Océano Pacífico.
Eran ríos tranquilos, con zonas de lagunas y abundante
vegetación como para poder alimentar a semejantes
animales.
Bibliografía Sugerida:
José
Bonaparte. Los dinosaurios de la Patagonia argentina.
Buenos Aires. Asociación Herpelógica Argentina, 1985,
Serie de Divulgación Nº 3, 31 páginas.
José
Bonaparte. Dinosaurios de América del Sur. Buenos Aires.
Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino
Rivadavia”, 1996, 174 páginas.
Jorge
Orlando Calvo. Los dinosaurios del período Cretácico de
Patagonia. Neuquén. Universidad Nacional del Comahue,
1995, 31 páginas.
Rodolfo Coria Y Leonardo Salgado. “Dinosaurios
carnívoros de Sudamérica”. Investigación y Ciencia, Nº
237 (1996), páginas 39-40.
Alfredo Monetta. Ischigualasto. Valle de Luna y
dinosaurios. San Juan. Editorial Fundación Universidad
Nacional de San Juan, 1993, 66 páginas.
Fernando E. Novas. “Origen de los dinosaurios”.
Investigación y Ciencia, Nº 217 (1994), páginas 52-59.
Fernando E. Novas. Guía de los dinosaurios de la
Argentina. Buenos Aires. Edición del autor, 1996, 24
páginas.
Leonardo Salgado y Rodolfo Coria. Los ornitópodos en
Patagonia. Neuquén. Universidad Nacional del Comahue,
1993, 21 páginas.
Mariano A. Magnussen Saffer. Los primeros hallazgos de
Dinosaurios Sauropodos (Saurischia - Sauropoda) durante
la primera década del siglo XXI en el Cretácico de
Argentina. Paleo, Revista Argentina de Paleontología.
Boletín Paleontológico. Año 9. 56: 17-28. 2011.
|
Historia
y revisión de los Cetáceos Fósiles |
|
de
la Republica Argentina.
|
|
Por
Laureano Clavero. Integrante de Natural
History Museum of Los Angeles County. Barcelona,
2 Diciembre de 2002.
laureanoclavero@yahoo.com.ar
|
Introducción:
Una parte muy
importante y poco conocida de la paleontología de la
República Argentina son los cetáceos fósiles. El
siguiente trabajo tratará básicamente de las
diferentes especies de este orden halladas en nuestro
territorio, su clasificación, historia evolutiva, etc.
Concluyendo con la importancia de estos yacimientos y
sus temáticas pendientes.
Generalidades
de los cetáceos.
Los cetáceos (Brisson,
1762), son mamíferos marinos que en la actualidad
habitan casi la totalidad del mundo, mares, lagos, ríos,
etc. Se dividen en tres subórdenes, uno extinto, y
otros dos existentes en la actualidad.
El primero es el
suborden extinto de Archeoceti (Flower, 1883),
que incluye tres familias y tres subfamilias. Este grupo
tiene características morfológicas particulares de
Mysticeti y Odontoceti (los otros
dos grupos existentes, Barnes, 1994). Los dientes son
muy arcaicos, con unos miembros muy diminutos que no
utilizaban para la natación, su cavidad nasal estaba en
una posición mas anterior en el cráneo que en los cetáceos
actuales. El largo de sus vértebras cervicales permitiría
una mayor movilidad de la cabeza. Su registro fósil
solo se encuentra en el Eoceno (Barnes, 1994).
 |
|
Aspecto de Cetotherium. |
|
El otro grupo de
los existentes es Mysticeti, su principal diferencia
morfológica con los otros subórdenes sería la
presencia de barbas en el maxilar superior y la ausencia
de dientes, las primeras le permiten filtrar
microorganismos en grandes cantidades para su alimentación.
Este grupo se divide en nueve familias. En actualidad la
de mayor tamaño es la ballena azul (Baleonoptera
musculus), con casi sesenta metros de largo. En
el registro fósil son muy abundantes, el género mas
común es el Cetotherium. Se encuentran desde el
Eoceno superior en adelante (Barnes, 1994).
|
También se han encontrado
barbas fosilizadas en sedimentos marinos del Mioceno
medio en México (Gascón-Romero, 1994).
A
diferencia de los archeocetidos, estos tienen las vértebras
cervicales comprimidas lo cual produce una movilidad
casi nula de la cabeza. Tienen un sistema de ecolocación
muy desarrollado, basado en la emisión de ondas de
sonido las cuales rebotan en diferentes objetos y son
devueltas a través de los maxilares inferiores que están
conectados en su parte posterior a las bullas timpánicas,
produciendo una visualización del tamaño y de la
distancia del objeto captado por este sonido.
 |
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Pontoplanodes sp.
Parte anterior de Mandíbula (Vista superior).
Oligoceno superior de Paraná, y resto mandibular
incompleto de Pontinegra fischeri del Mioceno de Paraná. |
|
Por último esta
el suborden de los Odontoceti. Este, es el mas
numeroso y diversificado de todos. Cuenta con diecisiete
familias y una cantidad considerable de subfamilias. Sus
características principales son la presencia de dientes
en ambos maxilares, con excepción del Cachalote actual
. Su premaxilar y maxilar es estrecho y alargado. Los géneros
mas conocidos de este grupo son la “Ballena Orca” (Orcinus
Orca), y gran diversidad de delfines. El sistema de
ecolocación es similar al de los mysticetos. En el
registro fósil, los mas antiguos que se han
encontrado son del Oligoceno tardío. |
A medida que los odontocetos
fueron evolucionando hasta la actualidad sufrieron
algunos cambios considerable. La asimetría facial se
incrementó como así también la elevación del cráneo
con respecto al rostrum (maxilar, premaxilar, etc.).
Registro
de los cetáceos fósiles mas importantes del territorio
Argentino.
Suborden:
Odontoceti
Flower,
1864
Familia: Delphinidae
Gray, 1821
Los delphinidos
están, ecológicamente en la actualidad muy
diversificados. Algunos de ellos llegan al extremo de
ser cosmopolitas como el género Orcinus (Barnes,
1994), este grupo posee dos o mas vértebras cervicales
fusionadas. El registro fósil mas antiguo de los
delphinidos se encuentra entre el Mioceno medio y
Mioceno tardío.
En el territorio
argentino encontramos al Argyrocetus patagonicus
del Terciario de la Patagonia nombrado por Richard
Lyddeker, (Rusconi, 1967).
Familia: Physeteridae
Gray, 1821
 |
El único miembro
actual de esta familia es el Physeter macrocephalus
clasificado por Linnaeus (1785).Su registro fósil es
muy diversificado.
El desarrollo de sus dientes en el maxilar
superior fue disminuyendo hasta la actualidad. Los
miembros mas antiguos de esta familia se encuentran en
el Mioceno inferior de la región Patagónica (Barnes,
1985).
En el territorio argentino encontramos a
Diaphorocetus poucheti
(Moreno, 1892), del Mioceno inferior.
|
Éste, fue descrito
nuevamente por Kellog (1925). Otro de los odontocetos
descritos por R. Lyddeker es el Idiorophus
patagonicus , en 1894; también del Terciario
patagónico. Un género y especie nueva descrita por
Caviglia & Jorge (1980), es Preaulophyseter
gualichensis. Gondar (1975), nombra a una nueva
especie, Aulophyseter rionegrensis, que
juntos con P. gualichensis
provienen del Terciario de la provincia de Río Negro,
Patagonia. Cabrera (1926), nombra una nueva subespecie,
Hoplocetinae.
Familia:
Iniidae Flower, 1867
Inia
geoffrensis es el único iniido existente, este
habita el Río Orinoco y Amazonas. La evolución de I.
geoffrensis esta relacionada con los movimientos
tectónicos de la Cordillera de los Andes (Grabert,
1983). Su registro fósil se halla a partir del Mioceno
tardío en Argentina, Brasil y Venezuela.
Hay varias formas
típicas de este grupo. Una es Saurodelphis
argentinus nombrada por Burmiester (1866-1867),
encontradas en el “paranense” de Entre Ríos. Era de
rostro alargado, provisto de dientes grandes,
comprimidos lateralmente y distanciados entre sí,
especialmente los posteriores (Rusconi, 1967). Otro de
los nombrados por Ameghino, es el Ischyrorhiynchus
vanvenedeni, que tiene molariformes de corona cónica;
paladar ancho y ha sido descubierto en el Mioceno de
Entre Ríos (Rusconi, 1967). Cozzuol (1985) hizo una
revisión de los géneros Ischyrorhynhcus y Saurodelphis,
catalogando muchos otros géneros y especies de iniidos
nombrados como sinónimos. El género menos
caracterizado de este grupo es el Anisodelphis
brevirostratus, nombrado por Rovereto.
Familia: Ziphiidae
Gray 1865
En la actualidad
esta familia cuanta con cinco géneros vivientes. Su
tamaño es mediano y la base de su alimentación son los
calamares. Poco se sabe de ellos dado que viven en aguas
profundas. Los datos obtenidos provienen de animales
varados.
 |
El
registro fósil comienza en el Mioceno medio
(Mead, 1975). Los ziphiidos fueron también clasificados
con physiteridos en
una súper familia Phyteroidea. En las
formaciones argentinas encontramos géneros como Notocetus
vanbenedeni, Moreno (1892), de la Patagonia y otra
especie del Pleistoceno de Bahía Blanca Notocetus
romerianus nombrada por Ameghino (Rusconi, 1967).
|
Familia: Pontoporidae
Gill 1871
Se caracterizan
por ser delfines de río. En la actualidad la única
especie viviente es Pontoporia blainvillei en el
este del Océano Atlántico Sur. Este es el de menor
tamaño.
Su registro fósil
es conocido a partir del Mioceno medio.
En Argentina
encontramos especies fósiles como Pontises rectiform
nombrada por Burmiester. Otra es Pontivaga fischeri
nombrada por Ameghino (1904). Otros géneros de este
grupo del Mioceno tardío-Plioceno, son
Pontoporia y Pontistes que
proviene de sedimentos marinos (Cozzuol, 1985).
Suborden:
Myisticeti Flower 1864
Familia:
Cetotheriidae (Brandt 1872) Miller 1923
Los cetotheridos
mas antiguos que se conocen son del Oligoceno tardío.
Cuenta con mas de treinta géneros y más de 60 especies
desde Oligoceno tardío al Plioceno tardío. Hoy en día
esta familia esta completamente extinta. Tiene
similitudes mofologicas con los Baleonopteridos en sus
ancestros.
 |
En Argentina
existe el Cetotherium moreni (Lyddeker, 1894) uno
de estos especimenes esta en el Museo de la Plata y el
otro en el Field Museum of Natural History en Chicago,
este fue encontrado en “Pampa del Castillo en frente
de Trelew, Provincia de Chubut, Patagonia. Hay un tercer
cráneo de esta especie que proviene del sur-oeste de
Pico Salamanca, Provincia de Chubut, Argentina y las
excavaciones estuvieron a cargo E. S. Riggs, que fue
descrito como Aglaocetus moreni, también por
Lyddeker. Todos estos especimenes proviene del Mioceno
inferior de las formaciones marinas de Patagonia (Kellog,
1934).
<<<Vista dorsal del cráneo
de Aglaocetus moreni.
|
Familia:
Balaenidae Gray 1825
Este grupo se
caracteriza por ser lentos nadadores y tener un cráneo
muy arqueado. Comprende tres especies actuales
importantes. No tiene aleta dorsal y sus siete vértebras
cervicales están soldadas. Su registro fósil se
remonta a el Mioceno inferior.
Una de las formas
fósiles de esta familia es Morenecetus parvus
(Cabrera, 1926), hallada también en el Mioceno inferior
de Pampa del Castillo, en Trelew, Provincia de Chubut.
Es el balaenido mas antiguo que se conoce y revela
ciertas conexiones para el origen de la “Ballena
Franca” actual.
Conclusión.
El registro fósil
de cetáceos del territorio argentino es muy extenso, su
abundancia y diversidad es considerable en las
formaciones Mio-Pliocénicas de la Patagonia; la zona de
Chubut, margen del Río Negro, Trelew, etc. El registro
en la Provincia de Buenos Aires es básicamente de
Balaeonopteridos. Podemos encontrar algunas especies en
el Pleistoceno. La información sobre material extraído
de formaciones estuaricas, holocenas, es muy escasa. Se
han extraído algunas vértebras y costillas de
balaeonopteridos no clasificadas de la formación “Querandinense”,
Partido de General Alvarado (nota del autor). Ameghino
(1918), nombra un balaeonopterido encontrado en un
islote del Delta del Paraná, que indicaría provenir de
un estrato Holoceno se sedimento removido. Pero el
Holoceno necesita ser mas estudiado en
profundidad.
Agradecimientos:
A la biblioteca
del Museo de Geología de Barcelona por el préstamo de
diferente bibliografía importante para la realización
de esta publicación; a Lawrence G. Barnes curador de la
sección de paleontología del Natural History Museum of
Los Angeles County por sus consejos sobre el tema y a
Belén Roca por el soporte técnico informático.
Bibliografía
Sugerida:
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Universidad de La Plata. Pag. 19-21.
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-Barnes,
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dolphins. Annu. Rev. Earth Planet. Sci. 1994. 22:
419-455.
-Barnes,
L. G. 1985. Status of studies on fossil marine mammals.
Marine Mammals
Science, 1(1): 15-53. Society for Marine
Mammalogy.
-Cabrera, A. 1926.
Cetáceos fósiles del Museo de la Plata. Revista del
Museo de la Plata 29: 363-411
-Caviglia,
S. E. & Jorge, R. E. 1980. Preaulophyseter
gualichensis Gen. Et. sp. nov. (Cetacea ;
Physeteridae), en el Terciario marino de Río Negro,
Republica Argentina. Actas del Segundo Congreso de
Paleontología y Bioestratigrafía y Primer Congreso
Latinoamericano de Paleontología. 2: 363-368.
-Cozzuol,
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Cetacea 7: 39:53.
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1: 483-484.
-Fidalgo, F. &
Tonni, E. P. 1983. Geología y Paleontología de los
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Cient.
Vol. 2 (No. Esp. SOMEMMA 2), UABCS.
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Durandeu, Buenos Aires, Argentina.
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de Río Negro. Actas del Primer Congreso Argentino
Paleontología y Bioestratigrafía, Universidad Nacional
de Tucumán, Asociación Paleontológica Argentina. 2:
349-356.
|
Un enorme Asteroide impacto en Argentina |
|
hace tres
millones de años.
|
|
Catástrofe Paleoambiental en el hemisferio sur. |
Por Mariano Magnussen Saffer,
Departamento Científico. Laboratorio
Paleontológico. Museo de Ciencias Naturales de
Miramar, Provincia de Buenos Aires, República
Argentina. Función de Historia Natural Félix de
Azara.
marianomagnussen@yahoo.com.ar. Tomado de;
Impacto de un enorme asteroide y una lluvia de
sedimentos fundidos entre Chapadmalal y Miramar.
Paleo, Revista Argentina de Divulgación
Paleontológica. Año XV. Número 152. 43-47.
Es difícil de
creer, que, en las tranquilas y hermosas playas de la
costa atlántica bonaerense, hace un poco más de 3
millones de años antes del presente, una roca espacial
impacta fuertemente sobre la superficie del planeta
tierra, generando una lluvia de sedimentos fundido,
enormes incendios y oscuridad total o parcial durante
varios años.
Un grupo de
investigadores reveló recientemente, que un gran
asteroide impacto contra la tierra, hace unos 3,3
millones de años, provocando un desequilibrio ambiental
de proporciones catastróficas, logrando la extinción de
numerosas plantas y animales que vivieron en el
continente Sudamericano durante la Era Cenozoica, como
las gigantescas aves corredoras o los marsupiales
dientes de sable.
Las primeras
publicaciones realizadas por los suizos Jakob Christian
Heusser y Georges Claraz, quienes, tras recorrer las
barrancas costeras, dieron conocer en 1865 un
interesante trabajo sobre la geología de los
acantilados, haciendo notar la presencia de escorias y
tierras cocidas, a las que interpretan como de origen
volcánico, posiblemente patagónico. No fue descabellado
pensar así, pues, estas rocas llamadas escorias, son
similares a las estructuras geológicas producidas por el
magma fundido. Además, los sedimentos costeros que
llamamos tosca, contienen una importante cantidad de
ceniza volcánica.
A partir de la
primera década del siglo XX, Florentino Ameghino visita
la zona y publicara en 1908, un portentoso trabajo sobre
la geología y paleontología de las formaciones
sedimentarias de este amplio sector de la costa. Junto a
su hermano Carlos y a Lorenzo Parodi, realizando varios
viajes más a este sector de la costa bonaerense
centrándose fundamentalmente en el área de Miramar con
el estudio del “hombre fósil”. A estas escorias y
tierras cocidas, Ameghino las interpreta como pruebas
fundamentales de la presencia de fogones de humanos en
el Terciario, colectando decenas de cajas de maderas con
escorias, que aún se conservan en el Museo Argentino de
Ciencias Naturales de Buenos Aires, como prueba del
origen pampeano de la humanidad.
 |
La presencia de
rastros geológicos, seguía abonando que estas
rocas fueron modificadas por altas temperaturas.
Las escorias presentaban “vidrios” producidos
por calentamiento y enfriamiento rápido de
silicatos, lo que parecía ser, un indicio serio.
En el año 1993, Peter Schultz de la Universidad
Brown en Providence, fue el primero en atribuir
este origen al material hallado en las costas
del sur de la Provincia de Buenos Aires, en un
radio comprendido de al menos 50 Km a un posible
origen espacial. Pocos meses después Theodore
Brunch especialista en meteoritos y cráteres de
la NASA, sostuvo que la hipótesis planteada de
un impacto de un meteorito en Argentina es por
lo más correcta, teniendo en cuenta la evidencia
obtenida. |
Según el estudio
publicado en la prestigiosa revista científica Science
presentada el día 11 de diciembre de 1998, sostiene las
nuevas evidencias geológicas y paleobiologicas, que, en
un punto no precisado correctamente en la República
Argentina, habría chocado un meteorito de tamaño
considerable, situando el área de impacto entre las
localidades de Mar del Plata y Miramar, ubicadas sobre
la costa atlántica al sudeste de la Provincia de Buenos
Aires de este país, en las inmediaciones de lo que es
hoy en día es la localidad de Chapadmalal, encontrándose
la mayor evidencia en el sector norte de la ciudad de
Miramar.
Al comentar el
posible choque de una roca espacial y sus posibles
consecuencias, no podemos dejar de recordar aquel hecho
similar ocurrido a fines del periodo Cretácico (limite
K-T), que tuvo como epicentro la península de Yucatán,
en la costa de México y que provoco la extinción de los
grandes saurios, por entonces las formas de vida más
exitosas y fabulosas de la evolución biológica.
De aquí salió una
tesis similar, que contestaría décadas de preguntas
incesantes sobre ciertas características estratigráficas
en Argentina en particular, y su asociación con la
desaparición de algunos grandes vertebrados
representativos de la Era Terciaria Sudamericana.
Si bien el
meteorito que se estrelló en Argentina fue de
proporciones menores al que extinguió a los dinosaurios,
fue lo suficientemente fuerte para provocar una cicatriz
a la superficie terrestre y a la historia natural del
hemisferio sur.
 |
La hipótesis que
sostuvo la presente investigación, partió en la
observación de distintos fenómenos geológicos
que aparecían en la estratigrafía de los
afloramientos sedimentarios pertenecientes al
litoral marítimo de estas localidades
bonaerenses. Según lo que revelo la
investigación realizada por los científicos
Schultz, Hames y King de Estados Unidos de
América y Zarate y Camilion de la República
Argentina en 1998, es que, la naturaleza de
estas rarezas se habría originado a partir de un
fenómeno poco frecuente para los habitantes de
este planeta, y que sucede cada miles de años.
<<<Vista
microscópica de una escoria donde se
observan sus propiedades. |
Fue, posiblemente,
la tremenda energía liberada en el impacto de un
asteroide o de un cometa la que fundió los materiales
del suelo y provocó la aparición de las escorias, unas
formaciones vesiculares, que varían de 5 centímetros a 2
metros, compuestas por una amalgama de metales de
apariencia cristalizada que solo se forman por choques
de gran velocidad, llamados Baddleyitas, con un color
variante, desde un grisáceo oscuro a un verde muy vivo,
con huecos y burbujas, formadas por altas temperaturas.
También se obtuvo pequeñas esferas de vidrios con alto
contenido de Níquel y Cromo.
Se calcula que, al
instante de estrellarse el asteroide contra la
superficie terrestre en este punto de Argentina, la
temperatura paso de 0° a una variaron instantáneo de
1720° a 1900°, provocando además de extensas nubes de
polvo y escombro en la atmósfera circundante, con
gravísimos incendios a cientos de kilómetros a la
redonda, lo que se evidencia con la presencia de tierra
cocida de color ladrillo, lo que demuestra a simple
vista el desastre ecológico ocurrido.
Los análisis
radiométricos y magnetoestratigráficos realizados en
Geochron Laboratories, Cambridge, Massachussets,
sugieren que se formaron hace 3,3 millones de años, en
el período denominado Plioceno Medio – Superior de la
Era Terciaria. El continente Sudamericano estaba ocupado
por aves de gran tamaño como el Argentavis
magnificens, con una envergadura de 8 metros, o las
feroces aves corredoras y carnívoras como Onactornis
depressus que superaban los 2 metros de altura y 200
kilogramos de peso. Otros representantes faunisticos
eran los mamíferos marsupiales como Thylacosmilus
atrox o los notoungulados con aspecto hipopótamos
primitivos, llamado Chasicotherium rothii, entre
otros.
Por ahora no existe
referencia exacta que aclare en dónde puede estar
situado el cráter principal del impacto del asteroide,
debido a que toda la región pampeana argentina es una
zona de aluvión, que, durante millones de años, se ha
depositado los materiales volcánicos de la cordillera de
Los Andes. Aparte, estas dos localidades balnearias de
la costa bonaerense, hasta hace unos 200 mil años atrás
se hallaban en el centro del continente, y las orillas
marítimas se encontraban donde hoy en día se halla el
comienzo de la plataforma submarina, es decir, a unos
200 kilómetros adentro de su ubicación actual, pero por
los cálculos obtenidos en el estudio, el posible área de
impacto sería en la línea costera, originada a partir de
una roca espacial menor a 1 kilómetro de diámetro,
produciendo un cráter de unos 20 kilómetros de
circunferencia.
 |
El área concreta
en donde aparecen las escorias y las tierras
cocidas, corresponden a una estratigrafía
denominada Formación Chapadmalal (Edad
Chapadmalalense), una capa sedimentaria que
varía en un espesor de 5 centímetros a 1 metro
según la zona, muy rica en material fosilífero,
la cual aloja en su interior las evidencias de
una gran fuente de calor que, de improviso,
hubiera fundido los materiales del suelo a
temperaturas increíbles de experimentar,
integrado por lo que se denomina "Loess",
depósitos piroclásticos.
<<<Sedimento
plioceno de Miramar, con un conjunto de "escorias"
concentradas por el impacto de un asteroide.
Foto Museo de Miramar. |
En el caso de
Argentina, aunque el área de impacto y el tamaño del
asteroíde fueran más reducidos que la ocurrida en la
península de Yucatán, y que provocara un desastre
universal, la potencia de la explosión debió enviar al
aire cientos de miles de toneladas de escombros, polvo y
fuego que, según creen los expertos en paleoastronomía,
pudo ocultar el cielo durante varios años en una región
de cientos de kilómetros a la redonda.
Esto acabó con gran
parte de la vida vegetal y, por extensión, con la
animal, que hasta entonces se los podía considerar como
formas biológicas exitosas, ya que evolucionaron
aisladas del mundo durante unos 40 millones de años, ya
que, para el Paleoceno, América del Sur se convirtió en
un continente isla, como es Oceanía en la actualidad,
obteniendo de esta forma el desarrollo gradual de formas
vivientes únicas, que no se repitieron en otros
continentes, como por ejemplo, los fabulosos y populares
gliptodontes, armadillos del tamaño de un automóvil.
Tal vez, el impacto
situado entre las ciudades de Mar del Plata y Miramar
ocurrido hace más de 3 millones de años, no creo una
crisis global como en otros casos previos, pero no hay
dudas que se hicieron sentir sus efectos en el ámbito
regional, expandiéndose rápidamente al resto del
continente Sudamericano. Además, fines del Plioceno y
poco después del impacto del asteroide, la unión de
ambas américas y la formación del istmo de Panamá, no
solo genero el intercambio faunístico, sino la
modificación de las corrientes oceánicas, y la falta de
interacción entre la fauna y flora marina del atlántico
y el pacifico, empobreciendo la biodiversidad y
enfriando el planeta, a tal punto, que pudo dar origen a
la edad de hielo.
También, al final
del Plioceno, explota una súper nova, lo que daño la
filtración de los rayos UV, afectando a la fauna marina.
Como se observa, el Terciario fue caótico para los
animales y plantas que vivían aquí.
Es importante
aclarar, que gran parte de la paleofauna de América del
sur correspondiente al Cenozoico superior, es decir, de
los últimos 4 millones de años, proceden de los
afloramientos geológicos ubicados en el sudeste
bonaerense, y que estos son los depósitos fosilíferos
más completos y claros en todo el mundo para esta época.
Es por ello que
justo en esta parte del continente, los investigadores
pudieron obtener resultados precisos de este
apocalíptico hecho natural, que no se apoya solamente de
evidencia geología, sino también de elementos
paleobiológicos, teniendo en cuenta que se extinguen por
lo menos unos 36 géneros de grandes vertebrados, más las
especies representativas de cada uno de estos, lo que da
una idea general de lo que paso por entonces en la
región Pampeana de la República Argentina.
 |
Más allá de
todo, sabemos que esta investigación sigue en
curso, y que por lo menos necesitaremos más
tiempo para lograr interpretar en forma absoluta
sobre el choque del asteroide y sus posibles
consecuencias en el ambiente prehistórico de
esta parte del planeta, ya que, se tendrán que
revisar y recolectar nuevas pruebas
paleontológicas para corroborar de mejor manera
la influencia del impacto con la extinción de
numerosos organismos y los cambios de corrientes
oceánicas y ambientales.
<<<Yacimiento
fosilífero de Miramar, Provincia de Buenos Aires, donde se
hallan restos de escorias provocadas por el impacto de un
Asteroide. |
No obstante, el
hecho ocurrido entre las ciudades de Chpadmalal y
Miramar hace 3,3 millones de años, no fue el único. A
partir de este estudio, sabemos que existieron en
Argentina, el impacto de varios cuerpos celestes, dando
a luz, otros tres impactos de meteoritos menos
espectaculares, como el que ocurrió en Chasico (Tomquist)
durante el Mioceno, hace 10 millones de años, al sur del
paraje de Centinela del Mar (Partido de General
Alvarado) durante el Pleistoceno, hace 600 mil años y
uno más reciente en el Holoceno de Río Cuarto, Provincia
de Córdoba, hace apenas 4 mil años, ante la presencia de
antiguos grupos humanos que transitaban la región.
La presencia de
asteroides y meteoritos en Argentina es un hecho
frecuentemente conocido, sobre todo en “campo del Cielo”
en el límite entre las provincias de Santiago del Estero
y Chaco, en donde se han recuperado centenares de
muestras de asteroides, incluso, entre las más grandes
del mundo.
La referencia más
conocida y estudiada en vivo del impacto de un asteroide
sobre la superficie terrestre se produjo a mediados de
siglo XX en la antigua Unión Soviética, en el territorio
de Siberia. La explosión de un pequeño cuerpo estelar de
pocos centímetros de diámetro destruyó cientos de
kilómetros cuadrados de bosques nevados, que quedaron
convertidos en un seco desierto en donde murieron
millones de seres vivos, hecho documentados con imágenes
de alta calidad. Otro hecho similar, fue el ingreso de
un asteroide a la atmosfera cerca de la localidad de
Termas de Rio Hondo el 21 de abril de 2013, que, si bien
no se encontró el meteorito, se calcula que tenía el
tamaño de un puño humano, e hizo templar varias
localidades a cien kilómetros a la redonda, e iluminando
la madrugada, quedando registrados en algunas cámaras de
seguridad.
Bibliografía
Sugerida:
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P. H. Schultz, M. Zarate, W. Hames, C.
Camilion y J. King. A 3.3 – Ma Impact in Argentina and
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Reig, O. A. 1958.
Notas para una actualización del conocimiento de la
fauna de la Formación Chapadmalal. I. Lista faunística
preliminar. Acta Geol. Lilloana 2:241-253.
El
Chocón hace 100 millones de años.
Juan Manuel Morales.
Colaborador Centro Paleontológico Los Barreales,
Neuquén, Argentina. Publicado el día 26 de Abril
de 2003.
Contacto por e-mail:
jamorales@neunet.com.ar
El Chocón es
reconocido por sus grandes hallazgos
paleontológicos, de los cuales se destacan los
dinosaurios:
Andesaurus delgadoi,
Rebbachisaurus tessonei y
Giganotosaurus carolinii.
Los estudios
sedimentológicos indican que en El Chocón
existieron dos tipos de facies alternantes: La
Asociación ‘’A’’
que consistió en cuerpos de agua poco
profunda tipo ‘’barreales’’ que podían llegar a
ocupar centenares de metros, estos eran
alimentados durante los periodos de lluvia por
canales poco profundos y no confinados
(asociación ‘’B’’).
En la Asociación
‘’A’’ se han hallado numerosas huellas
pertenecientes a distintos tipos de dinosaurios,
dentro de las huellas de terópodos podemos
encontrar huellas dejadas por carnosaurios y
coelurosaurios, mientras que de herbívoros
podemos hallar huellas dejadas por
ornitópodos y saurópodos. Algunas de estas
huellas tenían rebabas, lo que significa que el
suelo era sumamente húmedo.
Sus
dinosaurios.
Entre los
dinosaurios más conocidos se encuentran el
Giganotosaurus carolinii, Andesaurus
delgadoi y Rebbachisaurus tessonei.
Estos animales vivieron en un ambiente muy rico
en fauna (dinosaurios) , esto está comprobado
debido a la cantidad y variedad de huellas
encontradas en esta área.
Los saurópodos
mejor representados en esta zona son:
Andesaurus
delgadoi: titanosáurido de 16 metros de
longitud y un peso de unas 20 toneladas. Este
mediano saurópodo es un titanosáurido muy
primitivo ya que presenta algunas
características ausentes en los titanosáuridos
más evolucionados del cretácico superior
 |
Rebbachisaurus tessonei: se lo
considera hoy como el diplodócido más
primitivo
conocido. Esta atribución se debe a que las
espinas neurales
de las vértebras cervicales y dorsales
tienen forma simple y recta, similar a una
''I'' mientras que las del diplodocus
son en forma de ''V''. También los dientes
son más curvos en el
Rebbachisaurus que en el
diplodocus.
Huella de un
gran Teropodo del Cretácico hallada en las
inmediaciones de Villa El Chocon, Provincia
de Neuquén, Republica Argentina. |
El terópodo más reconocido de El
Chocón es famoso Giganotosaurus carolinii, se lo
considera como el mayor terópodo hallado hasta la fecha. Sus
medidas eran:
14 metros de longitud, 8 mts. de alto y un
peso de unas 10 toneladas. Probablemente era un cazador (debido
a sus dientes diseñados para cortar y arrancar carne), sin
embargo
aún queda
mucho por estudiar de este animal y lo que
se sabe es muy poco. Este gigante pertenece a la familia de los
carcharodóntidos, a la cual también pertenece otro gran terópodo:
Carcharodontosaurus saharicus de el norte de África y
Megaraptor namunhuaiquii de la provincia de Neuquén,
pero a diferencia de Giganotosaurus, este vivió
hace 90 millones de años.
Lecturas sugerida
Calvo, Jorge O. & Gazzera, César E. ''Paleoecología en el sector
Inferior del Miembro Candeleros (Fm. Río Limay, Grupo Neuquén,
Cretácico) en el área del lago Exequiel Ramos Mexía, Prov. del
Neuquén, Patagonia, Argentina.''VI jorn, Arg, de Paleontología de
Vertebrados. San Juan. Argentina. 1989. pp 3-5
Juan Manuel Morales.''Los dinosaurios
del Grupo Neuquén.''Página web www.paleontología.deargentina.net.ar"
(PaleoArgentina)
Salgado L.& Pasquali R.,’’El Cómo,
cuándo y dónde de los dinosaurios de La Argentina’’.Revista Ciencia
Hoy, Volumen 11-N* 65- Octubre/Noviembre 2001.
Los meridiungulados
característicos del Pleistoceno de Argentina.
Por Mariano Magnussen Saffer. Grupo Paleo.
Fundación Azara. Museo de Ciencias Naturales de Punta Hermengo
de Miramar.
marianomagnussen@yahoo.com.ar
Son un superorden extinto de mamíferos
placentarios originarios de Sudamérica, donde
evolucionaron independientemente en dicha
isla-continente. Se conocen a menudo como los
ungulados sudamericanos. No sería un grupo
natural, pero se lo mantiene para diferenciar a
los ungulados sudamericanos de otros grupos.
La clasificación como superorden del grupo
Meridiungulata, fue propuesta por Malcolm C.
McKenna en 1975 para agrupar a los cinco órdenes
extintos de mamíferos placentarios ungulados
únicos de Sudamérica. Este taxón no sería
monofilético, sin embargo se utiliza
principalmente para diferenciar a los ungulados
sudamericanos de otros grupos de ungulados. Al
no ser posible en la actualidad la extracción de
material genético de fósiles de épocas tan
antiguas, no se han realizado los análisis
moleculares de ADN para intentar comprender su
filiación taxonómica exacta.
 |
El Periodo Pleistoceno abarca los desde
los 2,5 millones de años hasta los 10
mil años antes del presente. Se halla
representado por cuatro edades. La edad
"Marplatense" se encuentra en un lapso
intermedio con el Plioceno, abarca de
los 3,3 a 1,9 millones de años, cuyos
afloramientos se pueden observar en las
barrancas costeras entre la ciudad de
Mar del Plata y Miramar. La edad "Ensenadense"
corresponde a sedimentos cuyas
antigüedad es son de 1,8 millones de
años a 700 mil años. La edad
"Bonaerense" corresponde a un lapso
entre 700 mil a 130 mil años atrás.
|
La ultima edad del Pleistoceno es la "Lujanense",
con una antigüedad entre 130 mil a 8 mil años,
ya ingresando al Periodo Holoceno, época donde
se extingue las grandes mamíferos y sobreviven
los actuales. Todas las edades ya numeradas
están representadas en las formaciones
geológicas entre las localidades de Santa Clara
del Mar y Monte Hermoso, Provincia de Buenos
Aires, Argentina, cuyo registro fosilífero y
estratigráfico son unos de los mas importantes
del Cenozoico de todo el Mundo.
Durante los últimos 2 millones de años se
produjo un descenso del nivel del mar hasta
alcanzar su actual nivel, después de varios
sucesos significativos. En este periodo vivieron
tal vez, las criaturas más grandes y raras de
toda la Era Cenozoica. Pero presenta una
paradoja, pues se extinguen el 96 % de la
Megafauna Sudamericana y aquellas de origen
norteamericano, ocurrido en un lapso de tiempo
entre los 12 y 10 mil años.
La causa de este fenómeno de extinción no se
conoce a ciencia cierta, pero uno de los
sospechosos es la llegadade otra especie
invasora y de caminar bípeda, conocida como
Homo sapiens, quienes pudieron cazar a estos
enormes animales, pero en realidad no hay
evidencia de cacerías abruptas y discriminadas
para señalar al hombre como la mayor amenaza
para estos gigantes. Los cambios climáticos muy
marcados pudieron ayudar, ya que hay notable
información de un evento agudo ocurrido entre
los 8 y 6 mil años.Prácticamente, todas las localidades del país
poseen sedimentos del Pleistoceno, aunque
algunas son más ricas en fósiles que otras.
 |
Alrededor de 1900, Florentino Ameghino
inició un catálogo que contiene
clasificaciones, estudios, comparaciones
y descripciones de más de 9.000 animales
extinguidos, muchos de ellos
descubiertos por él, procedentes de la
Argentina continental: Buenos Aires y
Patagonia. El número de meridiungulados
encontrados desde entonces, ha aumentado
mucho. Los meridiungulados descubiertos
hasta la fecha se han incluido en cuatro
órdenes, siete subórdenes, 25 familias y
más de 200 géneros. Se han identificado
como fauna de varias ecorregiones y
épocas distintas, en Río Negro, Brasil,
Colombia, Ecuador, y la Antártida. |
Dentro del superorden del grupo Meridiungulata,
encontramos en el Pleistoceno de Argentina dos
maximos referentes. En el Orden Notoungulata,
con toxodontes. Eran animales grandes con patas
macizas provistas de tres dedos protegidos por
pezuñas, siendo el tercero el mayor de ellos;
Toxodon, que sobrevivió hasta el Pleistoceno
medía 3 metros de longitud y tenía una cabeza
enorme, y las patas delanteras más cortas que
las traseras.
En cambio el orden
Litopterna, evoluciono a formas similares
a las de algunos mamíferos actuales con los que
no guardan ninguna relación; es un fenómeno de
evolución convergente, tan parecidos a camélidos
y jiráfidos, fue Macrauchenia.
Toxodon platenses.
Owen, 1837.
Su nombre significa "diente de arco". El
aislamiento geográfico de América del sur,
permitió el desarrollo gradual de mamíferos muy
extraños, los cuales se diversificaron ocupando
distintos ambientes.
El
Toxodon
llego a medir unos 3 metros de largo y una masa
estimada de una tonelada. El cráneo de este
animal tiene un tamaño de 70 centímetros y sus
mandíbulas provista de incisivos de crecimiento
continuo, cuyos esmaltes se representan en fajas
longitudinales. Se asemejaban a los actuales
hipopótamos y rinocerontes, pero sin parentesco
alguno, es otro ejemplo de evolución paralela o
convergencia adaptativa, es decir, cuando dos
especies totalmente aislados comparten nichos
ecológicos similares, desarrollando algunos
rasgos morfológicos notablemente parecidos.
|
 |
Su hábitat estaba conformado por
llanuras abiertas y frondosos pantanos,
alimentándose principalmente de
vegetales, los cuales, podían ser
extraídos con sus mandíbulas en forma de
"pala". Otros autores sostienen que se
tratan de animales de condiciones
semiáridas, ya que se han reportado en
sedimentos de origen eólico del
Pleistoceno tardío, como por ejemplo: en
la localidad de Sayape, Provincia de San
Luis y Caleufu en La Pampa. Así mismo,
en la localidad de Tres Arroyos en la
Provincia de Buenos Aires se ha
descubierto la presencia del genero
Toxodon
asociado a restos culturales en un sitio
Arqueológico, cuya antigüedad se remonta
a unos 8500 años antes del presente.
|
También, se dio a conocer en el año 1916, el
hallazgo de un fémur de
Toxodon
con una punta de proyectil incrustada en el,
descubierta en la ciudad de Miramar y generando
hasta nuestros días notables polémicas entre la
comunidad científica, considerado un fraude de
la época.
Este género tiene una amplia distribución estratigráfica
ya que se extiende desde el Plioceno tardío hasta el
Holoceno temprano. Su distribución geográfica, parece
hallarse en Venezuela y llega hasta el sur de la
Provincia de Buenos Aires. Además, sus restos han sido
hallados en Paraguay, Brasil, Bolivia y Venezuela. Otras
especies relacionadas:
Toxodon chapalmalensis, Toxodon darwini, Toxodon
ensenadensis, Toxodon platensis, Toxodon gezi y Toxodon
gracilis.
En este sentido, es de destacar que algunos autores
opinan que tanto
T. platensis
como
T. gezi
podrían representar, en realidad, una única especie, sin
embargo, no se ha llevado a cabo, hasta el momento, una
revisión del género
Toxodon.
Macrauchenia patachonica.
Owen, 1838.
Los
primeros restos de la Macrauchenia fueron
hallados por Charles Darwin en su histórico viaje a
bordo del "Beagle" a comienzos de la década de 1830.
Proceden de sedimentos del Pleistoceno tardío aflorantes
en los alrededores de Punta Arena, en el sur de la
región patagónica; fueron dados a conocer por el
paleontólogo inglés Richard Owen en 1838.
Su
aspecto en vida es digno de una película de
ciencia-ficción. Su nombre significa "cuello largo" y es
otra especie del orden "Notoungulata". Sus dimensiones
eran semejantes al de los camellos actuales, pero los
orificios nasales y una gran fosa elíptica señala la
presencia de una trompa, algo mas larga que la del tapir
actual. Poseía largas patas y pies ungulados, provistos
de tres dígitos. Es probable que no corriera con mucha
velocidad, ya que las proporciones de las patas traseras
estaban invertidas, como ocurren con los animales no
corredores, por ejemplo, la jirafa.
 |
Su alimentación estaba basada en vegetales de
zonas pantanosas donde pasaba la mayor parte de
su tiempo, y del pastoreo. Algunos autores han
formulado la hipótesis de que estos mamíferos
estaban adaptados a una vida semiacuática. Sin
embargo, sus restos han sido hallados no sólo en
depósitos asociados a cuerpos de agua sino
también en eólicos correspondientes a ambientes
áridos y semiáridos.Los molares superiores son
de sección cuadrangular de corona alta. Se
extinguió a fines del Pleistoceno y principios
del Holoceno. |
En
la actualidad el hallazgo de fósiles de Macrauchenia
son muy escasos en todo América latina. Macrauchenia
patachonica se halla en sedimentos del Pleistoceno
tardío de Brasil, Paraguay, Chile, Bolivia, Uruguay y la
Argentina.
Los
primeros antecesores aparecen en Montehermorense
(Plioceno) representado por Promacrauchenia antiqua.
Por ultimo debemos agregar que restos recientes de
Macrauchenia proceden de la "Cueva del Mylodon"
con una antigüedad de 11 mil años, mientras que en el
Sitio 2 Arroyo Seco (Prov. Buenos Aires), poseen una
antigüedad de 8 mil años. Otras especies relacionadas:
Epitherium laternarium, Eoauchenia primitiva,
Diplasiotherium robustum, Neolicaphrium recens,
Promacrauchenia antiqua, Promacrauchenia kraglievichi,
Promacrauchenia chapadmalense, Windhausenia delacroixi,
Pseudomacrauchenia yepesi, Macraucheniopsis ensenadensis.
Bibliografía sugerida.
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Zurita, A. A. Carlini, G. J. Scillato-Yané and E. P.
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M.; Kessler, B.; Fischer, R.; Baessmann, C.; Kaspar, S.;
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J.-J.; Orlando, L.; Barnes, I.; MacPhee, R. D. E. (18 de
marzo de 2015).
«Ancient proteins resolve the evolutionary history of
Darwin’s South American ungulates».
Nature.
Ischigualasto y
la vinculación entre los eventos bióticos y
climáticos.
Por
Adriana Mancuso.
amancu@mendoza-conicet.gob.ar. Publicado
originalmente en Ciencia Hoy. Volumen 31, Numero 181.
Octubre de 2022. Adaptado para este sitio.
El Triásico fue escenario de una
revolución biótica que sentó las bases para el
desarrollo de los ecosistemas terrestres que le
siguieron y que llegaron hasta la actualidad.
Particularmente, el Triásico
tardío, donde dominaron las plantas con semilla como las
gimnospermas, presenció el origen y la diversificación
de los dinosaurios, el origen de la tortuga y la
diversidad de cinodontes no mamíferos que están
estrechamente relacionados con los primeros mamíferos,
como también la disminución de arcosauromorfos basales y
sinápsidos. Dado el contexto de cambio climático que se
está desarrollando cada vez con mayor intensidad, es
interesante descubrir si el registro geológico
correlaciona los eventos bióticos con los climáticos.
 |
Para poner a prueba esta
hipótesis durante el Triásico, se propuso un
estudio de múltiples variables que proporcionara
datos robustos sobre las condiciones climáticas
y su evolución con el depósito que contiene uno
de los registros más antiguos de dinosaurios, la
Formación Ischigualasto en la Cuenca
Ischigualasto-Villa Unión. El registro
paleontológico de la Formación Ischigualasto,
expuesta en diversas localidades de las
provincias de La Rioja y San Juan, es muy
diverso y cuenta con elementos tanto de la flora
como de la fauna que dominaban este sector de la
Tierra entre 231 y 224 millones de años atrás. |
El trabajo consistió en combinar la
información sobre diversidad y abundancia relativa de
plantas y tetrápodos con los datos de la evolución
climática y para ello se usaron modelos evolutivos
aceptados de cambios en los ecosistemas a escala de
cuenca.
Los resultados mostraron que,
aunque muchos patrones se explican mejor por sesgos de
muestreo y tafonómicos, o sea los relacionados con la
fosilización, la abundancia relativa de rincosaurios
(reptiles herbívoros cercanamente relacionados a los
arcosaurios) y la diversidad de seudosuquios (un grupo
de arcosaurios del linaje de los cocodrilos) se ajustan
a las expectativas de cambio biótico a medida que el
clima pasa de condiciones cálidas y secas a más
templadas y húmedas. Es decir, se observó una pequeña
extinción de arcosaurios de la línea de los cocodrilos y
una disminución en la abundancia de rincosaurios a la
mitad de la Formación hace aproximadamente 228 millones
de años.
Se verificó parcialmente la
relación planteada de una última aparición de
arcosaurios seudosuquios con un cambio a condiciones más
templadas y húmedas. La hipótesis proponía que los
pulsos de últimas apariciones de los arcosaurios
seudosuquios se correlacionan con condiciones más frías
y estacionales y los pulsos de primeras apariciones, con
condiciones más cálidas.
 |
Por otro lado, la disminución en
la abundancia relativa de rincosaurios, en
comparación con la tendencia climática, permitió
refutar la hipótesis postulada para este grupo
de reptiles. Se proponía que la abundancia
relativa de rincosaurios aumenta con el inicio
de condiciones más áridas y disminuye con el
inicio de condiciones más húmedas. Con base en
la evidencia sólida aportada en el estudio se
pudo formular una nueva hipótesis que propone
que su abundancia aumentó durante los intervalos
más húmedos. |
Si consideramos la flora y la fauna
registrada en la Formación Ischigualasto, notamos
algunos cambios sutiles que no parecen estar
relacionados con el muestreo. Sin embargo, es posible
preguntar por qué no existe una correlación más fuerte
con los cambios paleoclimáticos. Una respuesta podría
ser, por ejemplo, que la magnitud y/o el ritmo del
cambio climático observado simplemente no fueron lo
suficientemente grandes como para forzar cambios
importantes en la estructura del ecosistema. Otra es
que, a pesar del abundante registro fósil, los cambios
fueron lo suficientemente sutiles como para requerir una
resolución estratigráfica aún mayor, con un muestreo de
especímenes aún más denso.
La ventaja del uso de los modelos
evolutivos de forzamiento abiótico de cambios en los
ecosistemas consiste en poder hacer predicciones
específicas a priori, basadas en lo que sabemos sobre la
evolución. Así, se pueden probar utilizando el registro
fósil en lugar de tratar a posteriori de hacer coincidir
los cambios en los proxies del paleoclima con los de los
conjuntos fósiles. No obstante, este estudio demuestra
cuán difícil puede ser establecer correlaciones aun
cuando se cuenta con un rico registro de proxy climático
y un abundante conjunto de datos fósiles. Se mostró,
además, cómo el muestreo y la tafonomía pueden controlar
fuertemente los patrones en el registro fósil aun cuando
se conocen muchos especímenes de diferentes niveles
estratigráficos. / Modificado y adaptado por
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