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Paleo Hemeroteca Virtual:
Archivos de Noticias
Nacionales e Internacionales.
Año 2001.

Noticias Paleontológicas
Nacionales del año 2001:
Hallan en Neuquen un
Sauropodo de 35 metros de largo.
La bestia murió ahí,
junto a un curso de aguas someras que atravesaba bosques de plantas
que se elevaban tanto que parecían pinchar al mismo cielo. Había
humedad pegajosa en aquel escenario. Y muchos otros bichos como la
bestia: fieros, raros y grandes, muy grandes. Pero ninguno tan
enorme como el cuadrúpedo de cuello y cola larguísimos, que si
hubiera andado por nuestras calles en busca de un estacionamiento
tendría que haber dispuesto de prácticamente media cuadra. Es que
eran otros tiempos aquellos del período Cretácico, hace unos 90
millones de años. El planeta sufrió cambios y cataclismos varios,
pero el último lecho de la bestia (que era un dinosaurio casi tan
grande como el que más) siguió intacto, lo mismo que su pesada
osamenta. Arriba, el clima se volvió seco y árido, y como única
vegetación quedaron arbustos achaparrados, pinchudos y de verdes
opacos, que reciben caricias y también empujones de un viento que
parece perpetuo. Los restos de la bestia hubieran quedado allí hasta
quién sabe cuando de no ser porque en los "70 por obra y gracia de
otras criaturas -muy distintas a las del Cretáceo- se vaciaron
millones de litros de agua del río Neuquén la parte más baja de la
estepa. Así se formó el lago Los Barreales. Fue el mismo lago
artificial el que, de tanto subir y bajar, destapó los huesos
fosilizados del dino que midió unos 35 metros de largo. Hace un par
de años, durante el verano, los científicos localizaron los restos
del gigante junto al lago Los Barreales, que no es otra cosas que
una porción del complejo hidroeléctrico Cerros Colorados. El sitio,
por otra parte, está al lado del asentamiento de la comunidad
mapuche Paynemi y no muy lejos de la también impresionante planta
separadora de gas de Repsol YPF. Todo en el corazón de Loma de La
Lata, la mayor reserva gasífera de sudamérica. Todo llamativo, todo
neuquino y muy patagónico. Desde hace doce días, un equipo de 25
profesionales, técnicos y estudiantes escarban el fango que dejó el
lago en su fuga y revuelven las piedras rojas del paraje en busca de
los huesos del dino que -se sabe- era un herbívoro del tipo
saurópodo, de los más difundidos en nuestra región. Ya están a la
vista, los vértebras del espinazo, las caderas, el hueso sacro, las
patas y los huesos de la cola. Los huesos de la cadera tienen entre
dos metros ochenta y tres de ancho. "Es entre un siete y un diez por
ciento más chico que Argentinosaurus (Huinculensis). Podemos decir
que si bien los dos son saurópodos son de distinta especie, también
podemos afirmar que de los dinos más grandes que se conocen este es
el más completo, sin duda", afirma el paleontólogo del museo de la
Universidad Nacional del Comahue, Jorge Calvo. Argentinosaurus
-también del Cretácico y neuquino- es el más grande de todos los
dinosaurios que se conocen hasta la fecha. Las proyecciones
-realizadas a partir de los huesos que se encontraron- indican que
habría medido entre 37 y 40 metros de largo de la punta de la cola
hasta la cabeza: el animal más grande que pisó la Tierra. En algún
momento, el año pasado, Calvo y su equipo llegaron a pensar que
estaban frente otro dinosaurio de talla monstruosa. Pero a partir de
los últimos descubrimiento y con otras piezas para analizar
concluyeron que el dino de Los Barreales es apenas más chico. Este
hecho para nada empaña la expedición de Calvo y compañía que es la
más grande que realizó la UNC hasta la fecha. En el terreno, Calvo
trabaja con Edith Simón, paleontóloga del museo de El Chocón, los
técnicos de la UNC y los de los museos de la villa mencionada y de
Rincón de los Sauces. Junto a ellos, estudiantes de Geología y
Biología de las universidades del Sur y de La Plata. Además del
grupo que está específicamente dedicado a desenterrar al grandulón,
hay otro que tiene ubicados a otros tres dinosaurios en la zona
aledaña. Y un tercero de la Universidad de Río de Janeiro que busca
los huesillos huecos de un reptil volador: un pterosaurio. Los
brasileños están a cargo del paleontólogo Alejandro Kellner un
especialista en este tipo de criaturas, de las cuales el año pasado
se encontró el hueso de un ala, encriptado dentro de una roca. Ese
pterosaurio es el primero que se encuentra en Patagonia y sería uno
de los más grandes del continente. Calvo estima que el trabajo se
prolongará hasta fines de febrero, como mínimo. Todavía el lago no
se retiró todo lo que debiera y los lugares que quedaron libres
presentan aromas pocos amables. Sucede que por el calo la jarilla
fermentó en el barro y complica la respiración de los dueños de las
muchas manos que, afanosas, escarban y se hunden en busca del
gigante.
Desde la punta de la cola
hasta el hocico.
Los restos del dino gigante están ahora a unos
cinco metros de la costa del lago Los Barreales, pero se espera que
en los próximos días el agua retroceda unos cinco metros más. La
superficie en la que trabajan los especialistas es de unos 100
metros cuadrados. Más arriba o más abajo de la superficie están los
huesos despanzurrados del animal. En vida la criatura superó estuvo
por encima de las 60 toneladas y habría tenido una altura entre los
12 y 15 metros. El largo se establece midiendo desde la punta de la
cola y hasta el extremo del hocico, con lo que se estima que habría
alcanzado los 35 metros. Sobre la dimensión del Argentinosaurus las
discusiones varían pero van desde los 35 hasta los 40 metros. ¿Por
qué no se sabe con precisión cuánto midió Argentinosaurus? Porque la
longitud se determina a partir de proyecciones que se realizan
tomando como patrones los huesos que se encontraron (que en el caso
del Argentinosaurus fabulosamente grandes pero escasos) y con la
guía de las estructuras de otros animales conocidos. Calvo está
convencido que una vez que todos los huesos estén afuera y con la
cantidad de piezas que se encontraron no habrá problemas para
determinar cuánto midió el dinosaurio de Los Barreales. Por eso,
cuando el agua se empiece a retirar, todo estará más claro. La idea
es conseguir un galpón en Neuquén que tenga las dimensiones
suficientes como para hacer la limpieza de los materiales. Allí
también se exhibirían los fósiles para el público en general. Pensar
en llevar al grandulón a un museo es imposible. Sencillamente porque
no hay ninguno lo suficientemente grande. "Con este bicho tenemos
trabajo para mucho tiempo", afirmó el paleontólogo Jorge Calvo.
Descubren restos fósiles de
un Mastodonte y otros gigantes en Córdoba.
La noticia tuvo el
respaldo científico de Tauber, quien precisó que se trata no solo de
un Stegomastodon (mastodonte), sino también de un Scelidotherium,
especies extinguidas hace más de 10 mil años. El investigador, quien
mantuvo un extenso encuentro con el director del Museo Camín Cosquín,
Arturo Ferraretto, afirmó que “se trata de un caso poco frecuente, y
dentro de la provincia es único". No hay registros editados,
especialmente las heces fósiles encontradas”. Tauber, tras observar
atentamente los restos, llegó a la conclusión que se trataba de dos
especies distintas que, curiosamente, fueron encontradas en el mismo
sitio y entremezcladas. Explicó que el maxilar y la parte posterior
del cráneo de los restos encontrados pertenecen a un Stegomastodon,
emparentado con los desaparecidos Mamut y los actuales elefantes, y
cuyo peso rondaba los cinco mil kilos. Tauber precisó que parte del
hallazgo pertenece a un Scelidotherium, pariente de los actuales
perezosos. Aclaró que en este caso se trata de un perezoso terrestre
de tres metros de largo, con abundante pelambre y cola larga, de más
de 700 kilos de peso. El científico comparó al Scelidotherium con un
oso hormiguero, pero más robusto, de rostro más corto y con dientes
que crecían continuamente, siendo el color de su piel similar a los
leones. También resaltó y brindó una especial atención a las heces
fósiles encontradas, reiterando la calidad de “hallazgo único en la
provincia”. Dijo que estas especies desaparecieron en las últimas
glaciaciones o último máximo glacial, se estima hace 10 mil años.
Tauber marcó la necesidad de estudios profundos sobre los restos y
de continuar los trabajos en la región de las Sierras Grandes, dónde
fueron encontrados. La ubicación exacta se mantiene en total
hermetismo por temor a la depredación. Llegamos a un acuerdo y en
marzo comenzaremos los trabajos de campo pendientes en el lugar del
descubrimiento, para completar las tareas. Será un trabajo de
investigación en equipo y el museo Camin Cosquín servirá de
resguardo y exhibición”. El investigador indicó que el Museo de
Ciencias Naturales provincial en todos los casos ha brindado
asesoramiento especializado a los museos ubicados en el territorio
cordobés, muchos de ellos de corte privado pero de gran interés
público.
¿ Dinosaurios en la
Provincia de Córdoba ?
En su paso por Santa
Rosa, el geólogo y reconocido investigador en paleontología Adán
Tauber reveló, que están investigando el hallazgo de unos restos
óseos, en ésta y otras zonas, que podrían aportar datos inéditos
sobre la existencia de grandes saurios en la provincia de Córdoba.
“El hecho de que hasta ahora no tengamos ningún dinosaurio en
Córdoba no quiere decir que no estén, quiere decir que no se han
encontrado”, indicó. Según se estima, en Calamuchita y zonas
aledañas debió haber dinosaurios, aunque los tipos de suelos y
sedimentos existentes hasta ahora impidieron su conservación y
descubrimiento, más sencillos en otros puntos del país. Tauber
visitó Santa Rosa para inaugurar una muestra itinerante de
arqueología y paleontología, organizada por el Museo de Ciencias
Naturales Bartolomé Mitre, que él dirige, y por la Fundación Amboy,
y que estará abierta al público. Anticipó que en sedimentos de la
época de los dinosaurios recogidos en Córdoba, se encontraron por
primera vez restos óseos que están siendo investigados. Uno de ellos
está ubicado en un sitio que por razones de seguridad no precisó, de
las Sierras de Los Cóndores, en Calamuchita. Tauber aclaró que esos
hallazgos están siendo analizados ahora. “Probablemente sean de un
Pterosaurio o de una pequeña ave, lo importante es que son los
primeros restos óseos que se encuentran en esos sedimentos”. A su
vez, el científico sostuvo que existen muchos lugares de la
provincia con este tipo de sedimentos cubiertos por vegetación, lo
que dificulta la búsqueda. “Quizá no encontremos huesos, pero es muy
factible que haya huellas o pisadas de dinosaurios”. El director del
Museo Mitre recreó la fauna que habitaba Calamuchita hace más de
8.500 años. Explicó que, entre otras, vivían especies como los
megaterios, uno de los más grandes mamíferos autóctonos de
Sudamérica, que llegaron a medir cinco metros y a pesar cuatro
toneladas: restos de uno de estos perezosos gigantes se encontraron
en el Embalse de Río Tercero. También habitó esta zona el smilodon,
o tigre de dientes sable, mucho mayor a los actuales pumas y con
colmillos sobresalientes. Tauber destacó también la existencia de
varios tipos de gliptodontes y del hippidium, una especie de caballo
más robusto, bajo y de cabeza más grande que el actual. Uno de los
ejemplares encontrados en el cauce del río Santa Rosa, le permitió a
Tauber desempolvar una vieja polémica científica internacional en
torno a la anatomía del gliptodonte. Ese reciente trabajo científico
del investigador cordobés, sobre el hallazgo de Santa Rosa, supera
una teoría de 130 años sobre algunas características de esa especie
extinguida.
Hallan restos de un
Mastodonte en el patio de una vivienda de Moreno.
A cualquier familia le puede pasar, pero encontrarse con un
mastodonte en el fondo de la casa siempre plantea una situación de
crisis: es el caso de los Barrientos, humildes vecinos de Moreno,
quienes, cuando cavaban un pozo para un tanque de agua, encontraron,
a un metro de profundidad, un esqueleto que podría tener hasta
300.000 años. El director del museo de la localidad está más que
interesado en desenterrar el monstruo, que se presenta "muy bien
conservado", pero ellos temen que las obras pongan en peligro los
cimientos, ya precarios, de su casita. La Municipalidad ofrece
firmarles un documento garantizando la reparación de eventuales
daños, pero los Barrientos desconfían, dudan y --en inversión de los
papeles que suelen jugarse entre municipios y vecinos-- los
funcionarios ya tuvieron que ir varias veces para tratar de
completar el trámite de la autorización.
En el patio de tierra de la casa de Caaguazú y López Buchardo
--en el barrio Cascallares, a una cuadra del río Reconquista, en una
de las zonas más modestas de Moreno--, Ramón Barrientos estaba
cavando un pozo. Preparaba los cimientos del nuevo tanque de agua
que proveerá --si el mastodonte no lo impide-- a las tres casitas de
la familia grande: la de su hermana Liliana y su cuñado, la de sus
padres y la que él ocupa con su mujer y sus hijos. Pero, a un metro
y cuarto de profundidad, la pala chocó con algo duro. ¿Qué era eso,
un hueso de perro? "No, m'hijo, esto no puede ser de un perro",
cuenta su padre, Santo Barrientos. El hueso parecía macizo, de unos
diez centímetros de lado. Lo lavaron, parecía una muela gigante.
Ante situación tan insólita, recurrieron a la persona del barrio que
ha visto más huesos de animal: el carnicero Juan Maiolino. "Vino el
chico y me dice 'Mire, don Juan': entonces yo puse la muela en la
balanza y pesaba 560 gramos", cuenta Maiolino, que se hizo cargo de
la situación y llamó al Museo Paleontológico de Moreno.
El mismísimo director del museo, Eduardo Schreiber, se hizo presente
en el barrio Cascallares, y lo que vio lo entusiasmó: los Barrientos
viven encima de un Stegomastodon platensis adulto que podría llegar
a los 300.000 años de antigüedad. En el fondo del pozo --que los
Barrientos protegen prolijamente con chapas y nylon-- puede verse
una osamenta de unos 80 centímetros de largo, y eso es sólo el
cráneo del mastodonte; bajo tierra deberían estar los colmillos, de
1,80 a dos metros, y, quizás, el esqueleto completo, de unos seis
metros de largo.
"Si el animal está entero, podría tratarse de la pieza más completa
y en mejor estado de conservación que se encontró hasta el momento".
Claro que para saber su estado hay que excavar, pero "el cráneo está
particularmente bien conservado, es realmente una linda pieza". El
fósil está contenido "en una capa sedimentaria correspondiente al
Cuaternario, cuya edad máxima es de trescientos mil años, y la
mínima de ocho a diez mil años, que es la época en que se extinguió
el Stegomastodon". Si es relativamente moderno, cobrará especial
interés en caso de que se encuentre acompañado por restos de
actividad humana. Es frecuente encontrar restos fósiles de
Stegomastodon en la región pampeana, pero hasta el momento sólo se
pudo encontrar un ejemplar completo, cerca de la localidad
bonaerense de Arrecifes.
Pero los Barrientos
temen que los colmillos del monstruo, en su retirada, amenacen los
leves cimientos de la casita con techo de chapas donde viven Liliana
Barrientos --hermana de Ramón--. "Nos van a romper todo", se
inquieto Santo Barrientos, quien todavía no quiere firmar la
autorización para que los paleontologos intervengan. "Lo único
que nos ofrecen es un camión de tierra", de volumen equivalente al
del Stegomastodon.
Schreiber aseguró a
los Barrientos, que "no hay ningún riesgo: por la posición en que se
encuentra el cráneo no hay posibilidad de que haya que excavar donde
está la casa. Les hemos dicho que una vez extraído les recomponemos
el terreno". Los Barrientos, por qué negarlo, se resisten a perder
la esperanza de que su mastodonte les permita, un poquito, salir de
pobres. Schreiber admite que "en Uruguay y otros países, el
propietario puede recibir una compensación por los fósiles hallados
en su terreno, pero en la Argentina no es así, los fósiles son
patrimonio del Estado. Yo entiendo, a uno le gustaría que esa
familia se viera beneficiada por el hallazgo, pero lamentablemente
no es posible".
Lo que la Municipalidad les ofrece es "un documento que les asegure
que, si hay algún daño, lo reparamos. Es un vehículo legal que les
da total seguridad". Pero ellos no terminan de confiar en documentos
firmados por funcionarios oficiales, y Schreiber se desespera: "Yo
ya fui como siete veces, y siempre dicen que cualquier cosa me
llaman".
Cuando los Barrientos
se decidan, el trabajo de los paleontologos empezará con una sesión
de fotografía y dibujo, para precisar, en tres dimensiones, la
ubicación del fósil en la capa sedimentaria. Luego se enyesan los
huesos, de manera que puedan retirarse sin riesgos con una pala
mecánica.
Según Schreiber, también "el intendente de Moreno (Mariano West)
está estudiando la manera de asegurar a los Barrientos que si nos
permiten retirar el mastodonte no tendrán ninguna dificultad".
"Entretanto, yo les dejé todos los teléfonos, les regalé un folleto
sobre los mastodontes..., pero ellos todavía no se deciden, y si no
nos permiten no podemos.
Hallan restos
fósiles en Corralito.
Restos de animales
prehistóricos debe haber en casi todos lados. Pero en la zona rural
cercana a Corralito, los hallazgos se suceden periódicamente y con
cierta facilidad. Lo que para los colonos y habitantes de la zona es
un verdadero problema, aparece como una especial “maravilla” para
los interesados en la paleontología: las cárcavas (grietas) que se
van produciendo naturalmente sobre la tierra en esa área, permiten
ver lo que hay debajo de las primeras capas de tierra. Los restos de
un gliptodonte fueron extraídos del lugar y se localizó lo que
podría ser un Mesoterio, un animal que caminaba sobre sus uñas y con
aspecto de roedor gigante que habitó estos suelos hasta miles de
años atrás. Las palabras y números no alcanzan para explicar algo
que sólo se dimensiona estando en el lugar: la grieta mayor se
extiende por casi 20 kilómetros, en algunos puntos las barrancas
alcanzan los 20 metros de altura y el ancho va variando de los 30 a
los 350 metros.Esas grietas atraviesan campos cultivables, que se
vieron obviamente perjudicados por su aparición, que además cortó
caminos y hasta vías ferroviarias. Las cárcavas reemplazan el sueño
de todo buscador de restos paleontológicos, porque dejan al
descubierto lo que hay cinco, nueve o veinte metros debajo de la
superficie. Su origen, en esta área, se dio fundamentalmente desde
fines de los años ‘70 y se apunta como factor desencadenante la
erosión que el agua de lluvia, mal derivada en la zona rural, fue
provocando sobre terrenos muy arenosos.“Lo que localizamos y tras
tres días de trabajo sacamos ahora es un gliptodonte, uno de los
últimos animales en extinguirse, que podría tener unos 15 mil años,
y que estaba a unos siete metros de profundidad. El gliptodonte
apareció sobre una de las paredes de la cárcava. “El dueño del campo
avisó, porque además necesitaba romper esa parte de la cárcava para
pasar con las máquinas para cosechar, por eso debimos apurar la
extracción”. Del fósil hallado, una especie de armadillo gigante, se
recuperó casi integralmente su caparazón, que tiene 1,20 metro de
largo. En tanto, Bia analiza ahora lo que en principio, supone,
podría ser restos parciales de un Mesoterio, otro animal
prehistórico, que fue observado en el lugar, ubicado a unos
kilómetros de la localidad de Corralito y unos 22 al norte de Río
Tercero.“Esta zona es un verdadero fenómeno para hallazgos de este
tipo, por la existencia de las cárcavas”, señala Bia. “Si se pudiera
recorrer en forma organizada y relevarla con tiempo y adecuadamente,
podría deparar muchos hallazgos”, asegura, apuntando a que alguna
vez se promueva esa decisión. Según explica, en esa zona han
aparecido, además de las especies ya citadas, restos de Macrauquenia
(especie de camélidos sin joroba y una larga trompa como elefantes),
de smilodon (o tigres de dientes sable), o de stegomaston (una
suerte de elefantes). A los restos fósiles se suman hallazgos,
protagonizados por Bia y otros interesados en el pasado, de
elementos de cultura aborígenes. En este caso, se presume que en la
zona de Corralito hubo asentamientos comechingones por la
existencia, hasta unos 300 años atrás, de una gran laguna, hoy
inexistente.
Hallan restos de
un perezoso gigante en Monte Hermoso.
En la barranca costera de la localidad de Monte Hermoso, al oeste
del balneario Pehuén Có, en Buenos Aires, se descubrió el cráneo de
un perezoso terrestre gigante, denominado Lestodonte , que tiene una
antigüedad de entre 4 y 5 millones de años. Este fósil, el más
antiguo de su tipo, fue descripto en el último número de
Ameghiniana, la revista de la Asociación Paleontológica Argentina,
por Cecilia Deschamps y Susana Bargo de la Facultad de Ciencias
Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata, junto con
Graciela Esteban, de la Facultad de Ciencias Naturales e Instituto
Miguel Lillo de la Universidad Nacional de Tucumán. El cráneo fue
descubierto por un alumno de la Universidad Nacional del Sur,
Heraclio Ortiz, durante una campaña en la que participaron Deschamps
y otros paleontólogos. "Los Lestodontes eran mamíferos herbívoros
gigantes que medían unos 4 metros del hocico al extremo de la cola y
cuya masa corporal alcanzó las 4 toneladas. El rostro es
característico por su ensanchamiento, al igual que la parte anterior
de la mandíbula en forma de pala. Entre sus dientes se destacan los
primeros superiores e inferiores. Los estudios realizados sobre la
mecánica de su masticación indicarían que no eran usados
específicamente en la alimentación. Probablemente estaban vinculados
con actitudes defensivas o de ataque. Estos mamíferos se clasifican
dentro de la familia de los milodóntidos , que agrupa a una gran
variedad de perezosos característicos de América del Sur que se
registran desde hace unos 18 millones de años hasta unos 8.000 años
atrás Esteban reconoció en su tesis doctoral, presentada en 1996,
sólo dos especies de lestodontes, que se conocen como Lestodon
armatus y Lestodon australis . De la primera, que es la mejor
conocida, se descubrieron restos en sedimentos con antigüedades que
oscilan entre un máximo de 1,8 millón y un mínimo de unos 8000 años,
en la Argentina, Bolivia, Uruguay, Paraguay y Brasil. De la segunda
especie, que fue estudiada por el paleontólogo argentino Lucas
Kraglievich en 1934, sólo se conoce un cráneo con su mandíbula, que
fueron descubiertos en la playa del Barco, ubicada a 5 kilómetros al
oeste del balneario Pehuén Có. Debido a que se trata de un ejemplar
juvenil, las investigadoras no pudieron precisar si el nuevo
lestodonte pertenece a una de esas dos especies o a otra desconocida
hasta ahora.
Los bosques
fosilizados de Patagonia.
Este increíble lugar
está alejado de cualquier poblado, en el medio del desierto, clima
seco y sin agua por falta de lagunas o arroyos. La Laguna Grande, de
poca profundidad, pero por la permeabilidad de su fondo permanece,
la mayor parte del tiempo, seca. Para llegar a un lugar increible,
tome como punto de partida Puerto Deseado o Caleta Olivia. Desde
ambas hay que llegar hasta la localidad deFitz Roy. Si sale de
Puerto Deseado recorrerá 126 km hasta este pueblo y desde Caleta
Olivia 87 km. Una vez allí hay que transitar por Ruta Nac. 3 en
dirección sur 70 km, hasta el empalme con la Ruta Provincial 49,
esta es de ripio en sus 50 km. Y entonces usted estará en esta
reserva, creada en 1954 para preservar el yacimiento fósil más
importante de la Argentina. Al arribar lo recibirá el guadaparque
que le explicará, en forma didáctica, la historia geológica del
sitio. Este bosque surgió en medio de condiciones climatológicas
diferentes a las actuales, no existiendo la Cordillera de los Andes,
vientos provenientes del Océano Pacífico derraman copiosas lluvias
sobre la Patagonia, posibilitando el surgimiento de exuberante
vegetación, perteneciente en su mayoría a la especie "araucatis
mirabilis", elevando sus copas hasta 100 metros de altura.Una
intensa actividad volcánica y el afloramiento de la Cordillera de
los Andes provocaron la muerte de la vida natural. El bosque quedó
sepultado bajo las cenizas y un largo proceso posterior produjo la
muerte súbita del mismo. Después de 1.400.000 años se pueden
contemplar los árboles petrificados más grandes del planeta. Algunos
troncos corresponden a ejemplares que tenían 1000 años antes de
morir bajo las cenizas. Los árboles tienen sus raíces allí, no han
sido movidos por el viento ni otra acción de la naturaleza, por eso
es un "bosque" y no un "afloramiento".Contemple estos colosos, palpe
su dureza granítica y admire su imponencia. Un sitio imperdible.
Hallaron restos de
Megatherium en Villa Mercedes.
Justo Daract. En el cálido domingo pasado, mientras una familia
paseaba por un recodo del Río Quinto en el Establecimiento "Las
Felizas" de la sucesión Hermanos Arias, sorpresivamente encontraron
un enorme resto fósil que les llamó la atención, por supuesto
también sorpresa por su dimensión.
Mientras doña Angélica Giordano de Arias,
con su 78 años de edad, caminaba por la ribera del río, se encontró
con un hueso que emergía entre la arena y guadal que el cauce había
dejado al retirarse, como si fuera una límpida playa.
Sorprendida la dama llamó a su hijo Luis Arias, que se encontraba
junto a su cuñado Claudio Juri y sus respectivas familias y entre
ambos comenzaron la tarea de descubrir la totalidad del fósil y
rescatarlo del lugar, tarea que demandó su esfuerzo, puesto que
húmedo como estaba el hueso pesaba mas de 30 kilogramos.
Como todo hombre de campo, conocedor de restos óseos de los animales
mas comunes de la zona, como vacunos y equinos, Luis Arias se
percató de que no se trataba de huesos de estos animales, por lo que
trasladó su hallazgo paleontológico a la ciudad.
Cabe consignar que el Establecimiento Las Felizas se encuentra
ubicado a unos 25 kilómetros al sudeste de Justo Daract, en el
límite con la provincia de Córdoba.
En sus propiedades, el río había cambiado su cauce en las últimas
crecidas produciendo un atajo que les robó varios metros cuadrados a
la superficie del campo, para internarse caprichosamente en él,
dejando la quebrada y barrancas por donde deslizaba sus aguas
anteriormente. En ese lugar donde se
encontró la pieza ósea que se estudia para determinar de que especie
se trataría, estimándose al compararlo con un hallazgo similar
producido en esta zona, con un "Megatherium", animal de grandes
dimensiones que habría existido en la era ternaria.
Arias comentó asimismo que unos hermanos "habían localizado tiempo
atrás en esos campos una vértebra que por sus dimensiones podría ser
parte del que encontraran últimamente", en el que puede constatarse
que la cara articular con vértebra lumbar tiene alrededor de 15
centímetros de diámetro. También
algunos segmentos de costillas de medidas inusuales se habrían
localizado en la zona, de acuerdo a las versiones de los moradores
del lugar, pero no se han conservado dichas piezas arqueológicas.
Luis Arias mantiene el resto fósil en su domicilio, mientras se
pueda determinar su destino, y ha sido auscultado por los
veterinarios Angel Luco y Jorge Perino, quienes coinciden en que se
trata de algún animal muy antiguo y de grandes dimensiones, opinando
el primero que se trataría de un Megatherium.
Los restos fósiles miden alrededor de 70 centímetros de ancho, por
50 de alto y unos 60 de largo, conformando la zona "Sacro coxal de
un mamífero", pesando alrededor de 30 kilogramos.
A pesar de que podría contar alrededor de 10 millones de años de
antigüedad, el estado de la pieza ósea es buena, presentado una de
las alas del "Ilion" casi completa y la otra algo fracturada.
El "foramen obturador" lugar de alojamiento del nervio isquiático no
ofrece deterioro, ni tampoco están deterioradas las caras
articulares con vértebra lumbar y coxígea, ofreciendo la primera un
diámetro de 15 centímetros, mientras que la segunda oscila en casi 9
centímetros, siendo este el sector donde continuaría la cola del
animal. Algunas piedras incrustadas
en orificios óseos donde se ubican generalmente nervios y tendones,
son un signo el paso de los años, que no han deteriorada la cavidad
de alojamiento de la médula espinal.
Un gigantesco
Dinosaurio en la Patagonia.
En un paraje desolador,
en donde apenas unas cuantas ovejas y un puñado de hombres enfrentan
estoicamente las inclemencias del tiempo, fueron encontrados los
restos del más grande de los dinosaurios que habitaron la Tierra. En
el mismo lugar en donde ahora reina el viento y la sequedad, hace
unos cuantos millones de años había tiernos pastos regados por
abundante agua que eran degustados por enormes animales; los mismos
que -por razones que aún se desconocen con certeza- se extinguieron
de una vez y para siempre. En ese paraje patagónico, distante 90
kilómetros al sur de la capital neuquina, un grupo de paleontólogos
argentinos hallaron los restos de uno de ellos; el más grande de
todos. Los restos en cuestión pertenecían a un animal herbívoro de
por los menos 50 metros de largo, espécimen aún más grande que el
Argentinosaurus huinculensis (un dinosaurio patagónico que figuraba
primero en la lista por su tamaño). La llave para encontrar al
“súper dinosaurio” la dio el hallazgo casual de una vértebra de,
nada más y nada menos, un metro con veinte centímetros de altura.
Este resto fósil estaba entre las piedras de un campo fiscal que
explota un criador de ovejas y cabras. El descomunal tamaño del
hueso alcanzó como para saber que el animal que la poseía en su
anatomía no era uno más. El dinosaurio, que todavía no fue
clasificado, vivió por lo menos medio siglo durante el cretácico
superior, hace unos 95 o 100 millones de años. Esta fecha, que por
sí sola no dice mucho, fue unos 20 millones de años anterior a
cuando la Patagonia se hundió y quedó tapada por cálidas y
cristalinas aguas. El lugar en donde se dio el hallazgo, conocido
como La Buitrera, es un paraje aislado de la estepa patagónica,
donde la dureza del clima hace que no sean muchas las personas que
la recorren. Pero uno, Raúl Avelaz, osó caminar por esas tierras
devastadas por el viento. En su recorrida, este hombre divisó un
enorme hueso que sobresalía de la tierra. Inmediatamente comunicó la
novedad a los investigadores del Museo de Ciencias Naturales
“Florentino Ameghino” de la localidad de Cipolletti, los que de
inmediato acudieron al lugar. La primer impresión bastó para
convencer a los paleontólogos que el hallazgo no era uno más. Y
realmente que no lo fue. “Durante todo un año se trabajó en el
lugar, junto a la dirección de paleontología del Museo Rivadavia de
Buenos Aires”, explicó Carlos Muñoz, responsable del equipo de
excavación. Días más tarde, a esta empresa se sumó un grupo de
investigadores porteños, que estuvo integrado por nueve estudiantes
e investigadores al mando de Fernando Nova. Luego de un arduo
trabajo, lograron sacar una enorme vértebra, un fémur de más de dos
metros de largo y muchos fragmentos de otros huesos. Todos estos
restos dan una idea -casi precisa- del porte del animal. Así, los
investigadores explicaron que el espécimen es similar -aunque mucho
más grande- a los típicos dinosaurios: un cuello largo, cabeza
pequeña y una cola bien larga. Cementerio de dinosaurios No resulta
casual el hecho de que en ese rincón del planeta se hayan encontrado
los restos del más grande de los dinosaurios conocidos. Es que en
las bardas del cañadón se pueden ver con claridad los estratos
dejados por cada cambio climático y los restos de los animales que
vivieron en cada uno de ellos. Junto a los restos fósiles del
dinosaurio en cuestión, se hallaron huesos de otros carnívoros y
lagartos, lo que da a los científicos una idea cabal del milenario
ecosistema. “El lugar es un verdadero cementerio de animales
prehistóricos... hay restos de ellos por donde se mire”, explicó
Muñoz, en tanto Sebastián Apestegui -otro de los paleontólogos que
participaron del trabajo- aclaró que “nunca antes se había
encontrado anteriormente los rastros de un animal tan grande”.
Hallan un
Dinosaurio Carnívoro junto a un nido con huevos en Neuquen.
La cola de un dinosaurio
carnívoro afloró en la superficie del Auca Mahuida, y así pudo ser
rescatado del sitio en el que descansó durante cerca de 80 millones
de años. Un equipo de paleontólogos y técnicos trabajó en el área
que el año pasado revolucionó al mundo científico internacional
después del hallazgo de la mayor "nidada" que se tenga registro, y
luego de tres semanas desenterró el esqueleto casi completo del
ejemplar. Ayer se terminó de descargar en el museo "Carmen Funes"
los bochones de yeso, que contienen los fósiles del dinosaurio
hallado en Auca Mahuida a 200 kilómetros de Plaza Huincul, a
principio de mes. El ejemplar se encontró cuando el grupo de
paleontólogos y técnicos realizaban otra tarea. Era la segunda
campaña relacionada al estudio de los huevos encontrados el año
anterior y que alcanzaron relevancia internacional, por contener
restos de piel y embriones fosilizados. Se trata del esqueleto casi
completo de un animal que se lo puede emparentar con el
"Carnotaurus", especie encontrada hace quince años en Chubut. "La
relevancia está dada en que hallamos materiales que aportarán nuevos
datos e información a los que ya teníamos", explicó el paleontólogo
Rodolfo Coria. Los fósiles rescatados por este equipo, que también
integró el paleontólogo Luis Chiappe del Museo de Historia de Los
Angeles -EEUU-, permiten señalar que el animal era un carnívoro que
vivió por estas latitudes, en el cretácico superior. Es decir en un
lapso de 78 a 82 millones de años atrás. Es probable que mida siete
metros de largo -aunque la cola no fue rescatada en su totalidad- y
se considera de un peso mediano, porque se estima que alcanzó las 5
toneladas. Según indicó Coria, el 'dino' habría muerto por causas
naturales. En este caso, fue Alberto Garrido quien descubrió que
"algo" nuevo había y que no se trataba precisamente de los huevos ya
encontrados. Este estudiante de geología, que está a punto de
recibirse en Córdoba, trabaja desde hace años en colaboración con el
museo local. "Lo encontramos al volver a la localidad, después de
almorzar. Uno camina, siempre mira el suelo y allí estaba", dijo
Garrido. A pesar que no es la primera vez que Garrido encuentra un
fósil, sí se convierte en su primer hallazgo de magnitud. Fue una
parte de la cola, la que afloró en los niveles superiores y
erosionados, mientras que para descubrir el resto, sólo tuvieron que
excavar a medio metro de profundidad. Coria explicó que por la
información obtenida en esta etapa inicial, se puede estimar que en
aquel tiempo, esta región era una extensa planicie, con la presencia
de importantes cursos de agua que generaban desbordes. Y de acuerdo
a los estudios hechos, las corrientes de agua seguían su curso en
dirección a lo que hoy es el Pacífico. Es que por aquella época aún
no se había formado la cordillera de los Andes. A partir del
hallazgo, Alberto junto a José Barrera, Cristian Giménez, Adrián
Garrido y Daniel Hernández -técnicos del museo local- comenzaron la
ardua tarea de rescatar los huesos del sitio en el que, durante
millones de años, permaneció oculto. A lo largo de tres semanas, el
equipo trabajó desde las 9 hasta las 19, y sólo paraban para
almorzar. El trabajo más duro fue para hacer el traslado de los
"bochones" y ni siquiera el tiempo ayudó. Además de la lluvia, hubo
niebla que en reiteradas ocasiones, obligó a los choferes a casi
detener la marcha porque no se podía avanzar. Ahora comienza toda la
etapa de laboratorio. Los técnicos son los encargados de "limpiar" y
preparar los fósiles que serán analizados. También hubo extracción
de capas que más adelante se someterán a un estudio "paleomagnético"
para establecer la datación absoluta de este dinosaurio. Esta
campaña se llevó a cabo, con el aporte de National Geographic, la
Dirección General de Cultura de Neuquén, además de la empresa Honda
que aportó dos vehículos para el trabajo de campo y un grupo
electrógeno. Mientras que Pérez Companc, donó yeso y colaboró con
una grúa para hacer los movimientos de los materiales extraídos.
Los hallazgos
Paleontologicos en Córdoba y los cambios climáticos.
El hallazgo de un reservorio de fósiles en las sierras cordobesas,
que podría ser uno de los más grandes del mundo, obligaría a
replantear diversas teorías paleontológicas, revelaron
investigadores de la Universidad Nacional de Córdoba.
El descubrimiento se produjo en el interior de una explotación
minera de piedra caliza, en la zona de La Calera, en el Valle de
Calamuchita, a 150 kilómetros de Córdoba. Los investigadores se
sorprendieron al descubrir que el sitio contiene hasta 30 huesos por
cada kilo de sedimento. En realidad, las
expediciones a la zona comenzaron hace cinco años, pero sólo ayer se
hicieron públicos sus resultados. El investigador Adán Tauber
aseguró que se trata de un fenómeno geológico nunca visto en la
región, por la cantidad de restos encontrados. Dichos restos, que
pertenecen a ranas, caracoles, iguanas y mamíferos varios que
habitaron la región hace más de tres millones de años, no incluyen
fósiles de dinosaurios. Los reptiles gigantes se extinguieron mucho
tiempo atrás, hace 65 millones de años. A
partir de una resolución de la Dirección de Minería, el lugar no
puede ser explotado y sólo pueden acceder a él investigadores y
autoridades. Sin embargo, los restos corren peligro, ya que están a
la intemperie y resulta casi imposible frenar la depredación de los
curiosos. En una explotación minera de
las sierras cordobesas, a 150 kilómetros de esta ciudad,
descubrieron el mayor yacimiento paleontológico del país. El
hallazgo podría hacer replantear teorías paleontológicas conocidas,
informó el investigador Adán Tauber, que integró el equipo que hizo
el descubrimiento. Los científicos
encontraron una importante concentración de restos de vertebrados
fósiles, que constituye un fenómeno geológico nunca visto hasta el
momento en la región. El descubrimiento
permaneció mantenido en reserva durante cinco años por
investigadores y funcionarios. Se produjo en el interior de una
explotación de piedra caliza del departamento Calamuchita, cerca del
paraje Las Caleras, y salió ahora a la luz, luego del inventario
realizado por el geólogo Fabián Leynaud, como parte de un proyecto
de investigación aplicada de la Universidad Nacional de Córdoba.
Según declaró el paleontólogo Tauber, se contabilizaron hasta 30
huesos de animales de entre tres y cuatro millones de años por kilo
de sedimento. Además, los restos aparecieron en el interior de
cavernas, moldeadas a lo largo de miles de años por un inédito
fenómeno para la región, conocido como "proceso de carstificación".
Ese tipo de procesos es propio de las zonas cálidas intertropicales,
donde el agua y el calor disuelven con mayor facilidad las piedras
calizas y generan cuevas subterráneas, y los fenómenos más grandes
se han registrado a orillas del Mediterráneo.
Tauber, que viene estudiando el fenómeno desde 1996, indicó que la
rareza es tal que ni siquiera se enseña en las universidades y nunca
fue descripto en trabajos científicos. "Esta formación y el tipo de
fósiles indican que por esa época el clima de este sector era muy
cálido, y este hecho va a reformular muchas teorías".
El hallazgo tal vez obligue a replantear las
hipótesis y visiones de los científicos sobre los cambios
ambientales, la localización de fósiles y las variaciones
climáticas. Tauber informó que los
vertebrados que allí vivían eran de hábitos cavadores, y de tamaño
chico y mediano, de tal manera que el más grande encontrado fue un
peludo de 1,80 metro. Además, las investigaciones registran una alta
diversidad de especies: se hallaron unas 30 en los estudios
preliminares. Los restos fósiles que
presentan roturas nuevas por efecto de las explosiones de la mina
son de ranas, sapos, caracoles, iguanas y mamíferos como ratones,
comadrejas, y antecesores del grupo de las vizcachas, las maras y
los carpinchos. El estado de conservación de esas piezas es muy
bueno. En uno de los extremos de la
caverna se detectó otro hueco, también lleno de fósiles, pero de
animales más grandes. "Esto nos lleva a suponer que la caverna tenía
varias entradas y las formas de relleno en unas y otras fueron
distintas", explicó Tauber. A partir de
una resolución de la Dirección de Minería, la zona no puede ser
explotada y tampoco pueden acceder visitantes, con excepción de los
investigadores y autoridades. A su vez, la Dirección de Patrimonio
Cultural declaró ese sector como área de valor. Sin embargo, los
restos corren peligro porque están a la intemperie y es difícil
frenar a los curiosos que, según se supo, ya se han llevado algunas
piezas de importancia. La semana próxima,
nueve estudiantes de las carreras de Geología y Ciencias Biológicas
de la Universidad de Córdoba comenzarán las tareas de investigación
en el sitio, con la coordinación de Tauber.
El especialista reveló que se harán estudios para conocer el tipo de
fósiles, y a partir de eso sacar conclusiones paleoclimáticas y
paleoambientales.
Arqueología de
alta montaña en Argentina.
Ceruti tiene 29 años y
es la única experta en el mundo en esa especialidad. Descubrió las
momias congeladas de tres niños incas a 6.739 metros de altura.
Increíble destino para una persona que fue asmática en su infancia.
En Groenlandia, doscientos especialistas que concurrieron en
septiembre del año pasado al Congreso Mundial de Momias aplaudieron
de pie a Constanza Ceruti. Era su última disertación como
arqueóloga. Hoy ya es doctora en arqueología de alta montaña, y la
única experta en esa área en el mundo. Una especialidad acorde con
una joven de 29 años que escaló 80 montañas de más de 5.000 metros,
pero casi increíble para quien fue una niña asmática y desde la
adolescencia soporta problemas de columna. Esbelta y de aspecto
deportivo, con un rostro agradable y plácido que oculta un carácter
inquebrantable, Constanza admite que las películas sobre Indiana
Jones "algo tuvieron que ver" para terminar de decidir su vocación.
La tesis de 322 páginas con la que se doctoró, coronó una verdadera
prueba de resistencia en las alturas y dejó sin aliento a la
comunidad científica: el hallazgo de tres niños congelados en un
enterratorio inca en la cumbre del volcán Llullaillaco (6.739
metros), en febrero de 1999. Constanza conocía bien la expedición
conducida por el estadounidense Johan Reinhard: ella había sido la
codirectora. Desde que se recibió hace 7 años en la Universidad de
Buenos Aires, Constanza hizo 80 cumbres, lo que hace un promedio de
casi un ascenso por mes. No tiene ropa especial para montaña y a
veces recurre a dos pantalones superpuestos. Confieza que al
Llullaillaco trepó con una campera prestada. Es lo que le permiten
los 800 pesos que recibe como becaria del Conicet. Sólo con lo
puesto y el ímpetu de su juventud, a los 22 años, recién recibida de
antropóloga, cambió el Barrio Norte porteño por una casita de adobe
cerca del Pucará de Tilcara, la fortaleza que habían erigido los
indios Omaguacas. Afincada a 3 kilómetros del pueblo, cobró vida
todo lo que había estudiado. Inclusive aquel apunte que había
escrito en las vacaciones de 1984 cuando tenía 11 años, y que tiempo
después, en la universidad, le sirvió para aprobar con 10 el examen
de Prehistoria del Viejo Mundo. Pero también eso es prehistoria en
la intensa vida de Constanza. Los cuerpos de los niños incas -un
varón, una nena y una adolescente-, sacrificados hace cinco siglos,
resultaron las momias precolombinas mejor conservadas. Y la National
Geographic, que había financiado la expedición, lo difundió por todo
el planeta.
Restos fósiles de
criaturas marinas en Rió Negro.
Entre piedras sueltas y
en la cima de un cerro chato, un equipo científico identificó los
fósiles de un reptil marino que habitó las profundidades de un mar
que hace millones de años cubrió esta parte del planeta. Los huesos
estaban en el curso seco de una cañada mínima y a una elevación de
1.300 metros sobre el nivel del mar contemporáneo, muy cerca del
centro de este paraje ubicado a 60 kilómetros de Loncopué y unos 80
de Las Lajas. Trahuncura, una palabra de origen mapuche, que
significa "entre piedras".Cuando uno deja la cinta de la ruta 40 no
hacen falta explicaciones del porqué del nombre. Los fósiles,
precisamente, permanecían encriptados dentro de una roca durísima
que el agua de las lluvias fue desgastando pacientemente durante un
inmensurable período de tiempo. A ese lugar inhóspito, donde en
febrero el frío puede ser diez veces más dañino que el calor, sólo
llegan chivas desobedientes, ágiles, y tercas. Fue precisamente
siguiendo a un bicho mañoso que Hugo Jara se topó con los restos de
un ejemplar de ictiosaurio, una especie que gobernó los mares del
Jurásico y del Cretácico durante más de 150 millones de años. Hugo,
que obviamente no sabía de qué se trataba, pensó en un uso práctico
para esa "piedra rara". Imaginó un cenicero. Y se llevó el material
en la mano. El muchacho, que se mueve tan bien en el campo como
aquellos animales lo hacían en el agua, desconocía tanto los
secretos del extinto mar patagónico y del fabuloso muestrario sobre
el que camina buena parte de sus días. Y es que en éste y otros
rincones del norte de Neuquen lo mismo que en el valle medio de Rio
Negro, como en pocas partes del planeta, se exhiben para quien sepa
verlos, fabulosos registros de un increíble mundo marino. Los
fósiles hallados por el muchacho de Trahuncura pertenecieron a la
especie pisciforme más exitosa de la que se tenga conocimiento. Los
ictiosaurios fueron reptiles marinos que descendieron de animales
terrestres, los que a su vez habrían descendido de... peces. En fin,
un verdadero revoltijo en el árbol genealógico que, paso a paso, los
científicos empiezan a desentramar.Con ese objetivo, a Trahuncura
llegaron Sergio y Rafael Cocca, del museo Olsacher de Zapala, el
paleontólogo de la Universidad del Comahue (UNC), Leonardo Salgado;
y su colega y ex profesora de la universidad de La Plata, Zulma
Gasparini, una de las máximas especialistas en reptiles marinos de
todo el mundo. Del bicho se encontraron los discos de la columna,
algunas costillas y restos que serían del cráneo, cuyas partes
complementarias siguen bajo tierra desde hace 120 millones de años,
principios del período Cretácico. Estos animales de respiración
aérea tenían tamaños variados. Los más chicos no llegaban a los 40
centímetros, pero los más grandes alcanzaron e incluso superaron los
15 metros de extensión.
Hallan en
Patagonia otro esqueleto de un Sauropodo Titanosaurio.
La Patagonia argentina
se está revelando como uno de los depósitos más importantes de la
tierra para descubrir las claves de la vida de los dinosaurios. Si a
mediados de febrero científicos del Museo Paleontológico Egidio
Feruglio descubrieron lo que se llevó a calificar de auténtico
Parque Jurásico, ahora ha trascendido que en las inmediaciones del
municipio de Villa El Chocón, han descubierto fósiles de un enorme
dinosaurio, el llamado Titanosaurio. El intendente de este municipio
argentino, José Luis Mazzone, confirmó el hallazgo de estos restos,
algo que consideró un acontecimiento que aseguró que "enriquece el
atractivo turístico y científico de la Patagonia". Los fósiles se
cree que pertenecen a un titanosaurio, un animal que vivió hace unos
70 millones de años aproximadamente. Los científicos creen que se
trata de un animal herbívoro que pesaría unas 70 toneladas y mediría
casi 40 metros de largo y unos 20 metros de alto. Este
descubrimiento se une al que se produjo en el Campamento Los Adobes,
situado en el centro de la provincia de Chubut, en plena Patagonia y
que se anunció a mediados de febrero. En esa ocasión un grupo de
paleontólogos descubrió lo que calificaron de "tesoro paleontológico
del período Jurásico Medio" que consistía en el esqueleto casi
completo de un dinosaurio y los restos de pequeños mamíferos,
tortugas, anfibios y pterodáctilos (reptiles voladores).
Noticias Paleontológicas
Internacionales del año 2001:
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Un reptil de 220
millones de años con plumas.
Paleontólogos de la Universidad del Estado de Oregón (OSU)
han descubierto que el fósil de un pequeño reptil,
Longisquama insignis, al que unos científicos rusos habían
atribuido un relieve escamoso, presenta en realidad una
serie de "cañones" o fundas en las que se embutían plumas.
Este fósil "prueba que las plumas no evolucionaron a partir
de los dinosaurios", ha explicado John Ruben, profesor de
zoología de la citada Universidad, y uno de los
investigadores. "La supuesta vinculación entre dinosaurios y
aves es muy utilizada en paleontología, pero no es tan
sólida como se ha hecho creer a la opinión pública", afirma
Ruben. Longisquama insignis era una criatura con forma de
lagarto que vivió hace 220 millones de años en las llanuras
de la provincia de Osh, en Kirguistán, en lo que hoy es el
fondo de un inmenso lago seco. Según los investigadores,
este reptil, que no podía volar, es un antepasado de las
aves, sin que la relación este aún clara, pero de lo que no
hay duda es de que no es un dinosaurio. Los Antecedentes
Numerosos paleontólogos opinan que dinosaurios y aves tienen
un nexo común directo y, el pasado año, quedaron
entusiasmados con el anuncio formulado desde la National
Geographic Society de que se había hallado el posible
"eslabón perdido" entre ambos grupos.Le denominaron
"Archaeoraptor", que designa a un dinosaurio con plumas, y
fue presentado como una criatura híbrida, con alas
emplumadas y la poderosa cola de un dinosaurio. Pero la
solidez del descubrimiento se desvaneció en pocos meses.En
diciembre, arqueólogos chinos indicaron que el "eslabón
perdido" era falso y la National Geographic reconoció el
error y explicó que, en realidad, se trata de dos fósiles
superpuestos
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Hallan una medusa
de 500 millones de años.
Un equipo de científicos
de Estados Unidos descubrió un raro y preciado depósito de fósiles
de medusa, que permitirán un mayor conocimiento de estos animales
marinos y de su entorno hace 500 millones de años.Las marcas dejadas
sobre piedra miden casi un metro de largo, lo que las convierte en
el resto fósil más grande de este tipo de especie encontrado hasta
el momento. El descubrimiento tiene especial relevancia porque la
estructura física de las medusas -no tienen huesos y están
compuestas fundamentalmente de agua- no facilita su preservación
como fósiles. Además, las medusas casi nunca sobreviven intactas
porque al acercarse a la orilla, o se secan o son engullidas por
depredadores. Sin embargo, este descubrimiento servirá a los
científicos para establecer cúales eran las condiciones
climatológicas y ambientales hace 500 millones de años en el estado
de Wisconsin, en donde fueron hallados los fósiles. El doctor James
Hagadorn, uno de los científicos encargados de investigar las
medusas, considera que es importante estudiar con cuidado los pocos
restos de organismos marinos de cuerpos blandos, que rara vez se
fosilizan. Es posible que hayamos ignorado importantes detalles
sobre el mundo natural en ese período por haber carecido de
información sobre los organismo blandos, que también participan en
la cadena alimenticia, y, por lo tanto, afectan el ecosistema".
Hallan el fósil de
un extraño escorpión acuático.
El estudio del fósil,
que se presenta mañana en Albarracín (Teruel) durante las XVII
Jornadas de la Sociedad Española de Paleontología, ha sido realizado
por miembros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas
(CSIC) y del Instituto Geológico y Minero de España (IGME).El fósil,
cuyo original se exhibe temporalmente en el Museo Geominero de
Madrid, fue descubierto por el paleontólogo aficionado leonés José
Vicente Casado en la escombrera de una antigua mina de carbón,
próxima a Garaño, y corresponde a un euriptérido de pequeño tamaño,
articulado y conservado por su cara dorsal.Los euriptéridos son un
grupo extinto de artrópodos quelicerados, relacionados con los
escorpiones primitivos, pero de hábitos nadadores y esencialmente
marinos.El fósil leonés podría tipificar una especie nueva del
género Adelophthalmus y tiene la particularidad de corresponder a
una forma de agua dulce (mucho más rara en el registro del grupo),
de la que hasta la fecha sólo se conocían dos ejemplares
comparables: uno encontrado en el norte de Portugal hacia 1890, y
otro aparecido en 1973 en Ablaña (Cuenca Central asturiana).Los tres
fósiles ibéricos datan de finales del periodo Carbonífero, con una
antigüedad cercana a los 300 millones de años para el ejemplar
leonés.El estudio ha corrido a cargo de los paleontólogos Juan
Carlos Gutiérrez Marco e Isabel Rábano, quienes resaltan la extrema
rareza e interés de los fósiles de euriptéridos del Carbonífero
europeo, y el parecido superficial del ejemplar español con ciertos
euriptéridos conocidos previamente en rocas algo más antiguas de
Austria y de la República Checa.
Descubren un
Gasteropodo de 440 millones de años.
El fósil, que pertenece
al grupo de los gasterópodos pero constituye un nuevo género y
especie, ha sido localizado en un afloramiento de roca caliza al
sureste de Constantina, en Sevilla. El fósil tiene la particularidad
de pertenecer a un grupo de caracoles marinos extinguidos (los
microdomátidos) exclusivos de aguas cálidas, lo que concede al
hallazgo una gran importancia paleoambiental.Además, también tiene
un gran interés evolutivo porque este tipo de gasterópodos se ha
hallado en otros lugares pero no con una antiguedad de 440 millones
de años sino mucho más recientes.Eopagodea sevillana es el fósil más
antiguo de este raro grupo de gasterópodos encontrado hasta la fecha
en Europa y su denominación genérica evoca las relaciones evolutivas
con pagodea, un género algo más moderno (400 millones de años), que
había sido descubierto en 1903 en rocas del Devónico inferior de
Bohemia en la República Checa.Según ha explicado Juan Carlos
Gutiérrez Marco, uno de los científicos, el hallazgo se produjo
cuando en una de las excavaciones empezaron a aparecer "unos
caracolillos pequeños que tenían un aspecto muy moderno" y cuya
datación se ha podido realizar gracias a unos fósiles acompañantes,
"conodontos", de tan sólo dos décimas de milímetro, que se ven
disolviendo las rocas en ácidos, y que "son buenos fósiles guía para
datar el hallazgo".Además de Gutiérrez Marco, han participado en las
investigaciones realizadas en Andalucía y Norteamérica, Jirí Fryda,
del Servicio Geológico checo; David Rohr, de la universidad
estadounidense de Sul Ross (Texas); y Michel Robardet, del Centro
Nacional de la Investigación Científica (CNRS) francés.Gutiérrez
explicó que fue Robardet quien empezó las investigaciones en el
Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla, una zona de gran
interés paleontológico.En este lugar se han descubierto muchos
fósiles nuevos de invertebrados marinos como trilobites, moluscos o
equinodermos, de gran interés científico, parte de los cuales
adoptaron nombres explícitamente andaluces, Termierella sevillana,
Alanisicystis andalusiae o Saukianda andalusiae, Andalucilites,
entre otros, todos con una edad geológica comprendida entre los 530
y los 440 millones de años.
El mamífero mas
pequeño tiene 195 millones de años.
El Hadrocodium wui, como
se llama el pequeño animal, poseía un gran cerebro y un oído medio
igual al de los mamíferos modernos, dos características nunca
descubiertas hasta ahora en especies de más de 150 años de
antigüedad.El gran tamaño del cerebro, unido al pequeño cuerpo,
debió obligar al animal a comer continuamente, probablemente
diminutos insectos y lombrices, por lo que se supone que tenía un
metabolismo muy avanzado.El hallazgo de este fósil, de un centímetro
de longitud y dos gramos de peso, ha permitido remontar los orígenes
de los vertebrados mamíferos a hace unos 195 millones de años,
durante el Jurásico temprano, de la Era Mesozoica."Ha sido un gran
reto para los científicos encontrar los orígenes de estos
importantes rasgos de mamíferos en este pequeño fósil", declaró Luo
Zhexi, paleontólogo de origen chino que trabaja para el Museo
Carnegie de Historia Natural, en Estados Unidos.Luo dirigió el
equipo de investigadores que descubrieron al pequeño mamífero
fosilizado en la cuenca de Lufeng, en la provincia china sureña de
Yunnan, que constituye uno de los yacimientos más prolíficos de
vertebrados de la Era Mesozoica.El Hadrocodium es un pariente lejano
de algunos mamíferos actuales, como los canguros o los primates.
El origen de las
aves y una nueva teoria.
El hallazgo de restos
fósiles pertenecientes a un reptil emplumado que vivió hace 220
millones de años en Asia central, hacen poner en duda la teoría de
que los pájaros pertenecen a la raza de los dinosaurios y abre una
serie de interrogantes sobre el lazo evolutivo existente entre ambas
especies.Pese a que el descubrimiento fue hecho en 1969, éste recién
fue divulgado esta semana, en la revista Science por investigadores
de la Universidad de Oregón y la Academia Rusa de Ciencias, entre
otras instituciones . La información da cuenta del hallazgo de
fósiles que superan en 75 millones la edad del pájaro más antiguo
conocido, el Archeopteryx. El animal -bautizado como Longisquama
insignis- era un pequeño reptil con plumas que medía cerca de
veinticinco centímetros y habitaba en los bosques de Kyrgyzstán, ex
Unión Soviética.Pese a que los restos examinados no prueban
concluyentemente que estos animales sean ancestros de los pájaros,
esta es una posibilidad muy cierta. Entrevistado por La Tercera,
Terry Jones, paleontólogo de la Universidad de Oregon y coautor del
estudio, explicó que "las plumas son, tanto anatómica como
evolutivamente, las estructuras más complejas conocidas en los
vertebrados. Es muy difícil que esta característica y su mecanismo
igualmente evolucionado se hayan generado más de una vez. Este hecho
sugiere una estrecha relación entre el Longisquama y los
pájaros".Según John Ruben, profesor de zoología de la misma
universidad, un punto que ha sido ignorado por mucha gente es que
"la mayoría de los dinosaurios similares a los pájaros - tales como
el velociraptor - vivió 70 millones de años después de que
apareciera la primera ave, el Archeopteryx. Así que había pájaros
volando antes de la evolución de estos especímenes. Lo que ahora nos
cuestionamos seriamente es si alguna vez hubo dinosaurios
emplumados. Los ejemplares que han sido llamados de esta forma eran
probablemente aves incapaces de volar".
Descubren un
Cocodrilo fosilizado que comia pasto.
Un curioso hallazgo
hicieron esta semana paleontólogos estadounidenses en el noroeste de
Madagascar. Se trata de restos fósiles de una especie de cocodrilo
que se alimentaba principalmente de pasto y hojas, a diferencia de
sus actuales descendientes carnívoros.El espécimen data de la última
parte del cretáceo - entre 97 y 65 millones de años atrás- y fue
llamado Simosuchus clarki, combinación del término griego "nariz
achatada" y del nombre del dios cocodrilo de los egipcios.Los
actuales cocodrilos son considerados como fósiles vivientes, pues
parecen haber sobrevivido millones de años sin demasiadas
alteraciones en su anatomía.El grupo de investigadores que realizó
el descubrimiento incluyó a los paleontólogos Gregory Buckley, de la
Universidad Roosevelt, y Christopher Brochu, del Museo de Historia
Natural de Chicago. En un artículo publicado en la revista Nature
ambos señalan que el Simosuchus es "un especimen exquisitamente
conservado y que se aparta profundamente de lo que es un cocodrilo
común. Si hoy estuviera vivo, no asustaría a nadie".Este pariente de
los cocodrilos era más pequeño que los actuales, poseía un hocico
extremadamente plano y una dentadura muy similar a la de los
estegosauros, dinosaurios considerados como herbívoros. Los
científicos creen posible que el Simosuchus no se alimentara
exclusivamente de vegetales. "Dada la especialización craneal y
dental, se puede asumir que no podía atacar a presas muy grandes.
Sin embargo, es probable que su dieta incluyera invertebrados y
vertebrados pequeños como ranas", señalan los paleontólogos.
Descubren osos
fósiles en Madrid.
En un yacimiento que
había permanecido cerrado desde 1993, se han llevado a cabo este
verano lavados in situ del sedimento acumulado en las primeras
campañas para la obtención de microvertebrados fósiles. Asimismo ha
continuado la excavación de las cuadrículas abiertas en las campañas
anteriores, todo ello enfocado a la obtención de nuevos materiales y
a la valoración del potencial real del yacimiento. Entre los fósiles
encontrados hasta el momento destacan el esqueleto de un tigre
diente de sable (Paramachairodus), el de un hiénido primitivo
(Protictitherium) y una mandíbula de Simocyon, especie fósil
emparentada con el panda rojo actual. Otro aspecto importante es la
realización de prospecciones en el yacimiento denominado Batallones
3, donde se ha encontrado una nueva acumulación de carnívoros, lo
que hace suponer que el origen de este yacimiento fue semejante al
de Batallones 1. La mayor parte de la superficie investigada muestra
fuertes alteraciones causadas por la reforestación de la ladera del
cerro, realizada a comienzos de los años noventa. Se ha recuperado
una gran cantidad de fósiles, tanto removilizados como in situ. La
superficie prospectada, de cuatro metros cuadrados, muestra que los
fósiles están orientados y acumulados en un plano de unos 20 grados.
En este yacimiento se han encontrado asociaciones esqueléticas de
distintas especies de carnívoros, siendo abundantes los tigres de
dientes de sable. Una novedad de gran importancia la constituye el
hallazgo, por primera vez en Batallones, de osos fósiles
pertenecientes al género Indarctos, que son los más antiguos
encontrados en Madrid. Hasta el momento se han recuperado restos de
dos individuos, uno joven y otro adulto, del que se ha encontrado,
entre otras piezas, un cráneo muy completo. Todos los trabajos
realizados hasta ahora confirman, una vez más, que el Cerro de los
Batallones encierra una riqueza en mamíferos fósiles del Vallesiense
(hace 9-10 millones de años) sin precedentes en España. Estudios
geolégicos, geomorfológicos y geoquímicos se están realizando al
mismo tiempo por parte de geólogos de las Universidades Complutense
y Autónoma de Madrid y del Museo Nacional de Ciencias Naturales
(CSIC). Las excavaciones se realizan en el marco de un convenio
suscrito entre la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid
y el CSIC para el estudio de los yacimientos paleontológicos de
Madrid.
El origen del
hombre americano y las nuevas evidencias.
Los primeros humanos en
cruzar un puente desde Asia y establecerse en América pueden haber
sido descendientes de un antiguo grupo que habitó la región de
Japón, según un nuevo estudio. Los investigadores que examinaron y
realizaron mediciones de la estructura ósea de casi 10.000
antiquísimos cráneos humanos recolectados por todo el mundo
sostienen que los primeros americanos probablemente tenían vínculos
con las culturas Jomon y Ainu. C. Loring Brace, del Museo de
Antropología de la Universidad de Michigan, dijo que la medición de
cráneos y demás elementos indica que miembros de los grupos
Jomon-Ainu cruzaron lo que actualmente se conoce como Estrecho de
Bering y se esparcieron por América, desde Alaska hasta América del
Sur. "Estas personas no están emparentadas con los actuales
habitantes de Japón", expresó Brace, autor del estudio presentado en
la Academia Nacional de Ciencias. "Estos migraron hacia Japón
provenientes de otras partes de Asia, pero aún pueden encontrarse
rastros de la cultura Jomon entre los japoneses", añadió. Brace
comentó que los Jomon poseían algunas características europeas,
junto con ciertas influencias asiáticas. Miles de años atrás
Aquellos primeros pobladores llegaron a América hace unos 15.000
años, dijo, y al cabo de 1.000 años ya había gente viviendo en el
punto más austral de Sudamérica. En la época de la primera migración
el hielo cubría gran parte del hemisferio norte, por lo que el nivel
del mar estaba cientos de metros por debajo. El Estrecho de Bering,
que en la mayoría de sus tramos no supera los 20 metros de
profundidad, no existía todavía; en su lugar había un puente de
tierra seca que unía Alaska con Siberia. Brace indicó que los rasgos
característicos de estos primeros pobladores pueden verse claramente
en muchas tribus de indios de América del Norte, incluidos los Pies
Negros, Sioux y Cherokees. Hace entre 3.000 y 4.000 años hubo una
segunda migración, según Brace, pero esta vez fue una mezcla de
chinos, mongoles y habitantes del sudeste asiático. Probablemente
llegaron en embarcaciones, remando a través del Estrecho de Bering,
que para entonces se había llenado de agua proveniente del deshielo
boreal. Brace dijo que de esta segunda migración provienen los
esquimales que habitan el extremo norte. Algunos de ellos migraron
hacia el sur y hoy se ven representados por los Navajo, comentó. Las
conclusiones se basan en un detallado análisis y medición de 21
rasgos de antiguos cráneos recogidos por museos e investigadores de
todo el mundo, dijo Brace. El análisis por computadora de los miles
de mediciones reveló patrones de similitud que permiten a los
investigadores vincular a los habitantes de diferentes partes del
mundo. Entre los autores del informe se encuentran científicos de
China y Mongolia. Existen pruebas concluyentes sobre la habilidad
para construir embarcaciones de los integrantes de la cultura Jomon,
declaró Brace, quien sostiene que probablemente las hayan usado para
desplazarse a lo largo de la costa oeste del continente americano,
estableciéndose en aquellos lugares donde abundasen la vegetación y
los animales de caza. "Eran cazadores y recolectores", dijo. "Esto
ocurrió miles de años antes de la agricultura. Pero contaban con
tecnología para hacer embarcaciones", añadió.
Hallan una ballena
fosil del Pleistoceno.
Un equipo de
paleontólogos valencianos, bajo la dirección de Joaquín Sendra Saez,
está a punto de iniciar los trabajos para sacar a la luz los restos
fósiles de una ballena enana enterrados en un yacimiento de Rojales,
uno de los más ricos de España en mamíferos marinos del final del
periodo Terciario. Sendra, quien próximamente leerá su tesis
doctoral en la Universidad de Valencia sobre cetáceos fósiles y que
está considerado como uno de los más importantes expertos
internacionales en mamíferos del Pleistoceno, se trasladará esta
semana a Huelva para participar en las tareas de recuperación de una
ballena articulada fósil de dieciocho metros de longitud, invitado
por la Junta de Andalucía. Desde hace unos años este paleontólogo
alicantino del Instituto Cavanilles de la Universidad de Valencia
participa en las campañas de excavaciones de mamíferos marinos
fósiles de Rojales- Guardamar del Segura, uno de los más ricos de
España y que ha dado lugar a la conocida leyenda de "La Encantá",
que tuvo su origen en la época posterior a la dominación musulmana,
recreada literariamente por diversos autores. Joaquín Sendra dijo a
Efe que la Comarca del Bajo Segura, en el sur de Alicante, es una
zona que contiene numerosos e importantes yacimientos
paleontológicos. "Concretamente, la zona de Rojales-Guardamar del
Segura constituye el área más rica de yacimientos de mamíferos
marinos conocidas hasta el momento en la Comunidad Valenciana, y una
de las más ricas de este tipo de fósiles del Plioceno de España",
aseguró. Las especiales condiciones de este terreno y su clima han
permitido el buen estado de conservación de los restos óseos de
estas ballenas y de otros animales y plantas que vivieron a finales
del periodo llamado Pleistoceno Inferior, al final del Terciario. En
la reciente campaña emprendida por la Conselleria de Cultura y
Educación se han excavado treinta yacimientos paleontológicos
relevantes de macrofósiles en esta comarca. Joaquín Sendra recordó
que "estos fósiles de megafauna de Rojales ya eran conocidos desde
hace tiempo, y de hecho existe una leyenda popular postmusulmana que
hablaba de unos monstruos serpentiformes, bicéfalos, perros alados y
otros seres terroríficos, leyendas que sin duda fueron alimentadas
por los enormes cuerpos fosilizados de los cetáceos". "El
condicionamiento del folclore hizo que los esqueletos de cetáceos
fósiles que aparecían en Rojales se interpretaran erróneamente,
provocado por el desconocimiento de la anatomía de estos mamíferos,
que tienen ciertas vagas semejanzas con las serpientes, animales que
sí son popularmente conocidos desde hace mucho tiempo", precisó el
paleontólogo. Explicó que de las comparaciones de esqueletos
extraños (cetáceos) con otros conocidos (serpientes) bajo la luz de
creencias mitológicas y folclóricas surgieron los fantásticos seres
de la leyenda, que se desarrolla precisamente en el núcleo de un
lago Plio-Pliocénico que actualmente se corresponde con el área
geográfica comprendida entre los términos municipales de Rojales y
Guardamar del Segura. "Una de las referencias más conocidas y
antiguas de esta zona son las descripciones geográficas de
Cavanilles (1797), pero hay que esperar hasta principios de este
siglo para que el investigador Daniel Jiménez de Cisneros (1908)
haga una descripción del conjunto paleontológico de esta zona,
citando la presencia de fósiles de mamíferos continentales y
marinos, reptiles (cocodrilos y tortugas) e invertebrados", señaló
el paleontólogo. El Museo Paleontológico de Rojales, inaugurado en
1999, acoge, entre otras piezas, los restos fósiles de cetáceos
localizados como el cráneo de Balkaenoptera, restos de ballenas,
delfines y sirenios y se muestran fósiles de quelonios, cocodrilos,
aves, artiodáctilos y peces.
Reconstruyen el
dinosaurio mas grande del mundo encontado en Argentina.
Desde mayo del 2000,
el Museo Fernbank de Historia Natural (ubicado en Atlanta,
Estados Unidos) está construyendo una réplica en tamaño natural
del Argentinosaurio, el dinosaurio de mayor tamaño encontrado
hasta el momento, para exhibirla permanentemente en sus
instalaciones. El Museo Fernbank fue diseñado especialmente para
exhibir dinosaurios de gran tamaño y se inauguró en 1992. Por
tal razón, la portavoz de esta institución, Brandi Berr, indicó
"Por eso, cuando supimos que existía la oportunidad de tener el
Argentinosaurio y ser el primer museo en mostrarlo, fue como
cumplir una meta que nos habíamos propuesto desde el principio.
Durante mucho tiempo estuvimos buscando el ejemplar adecuado,
así que fuimos muy afortunados en conseguirlo". El
Argentinosaurio tiene un tamaño aproximado de 40 metros de largo
y pesa unas 100 toneladas. Su principal característica es el
gigantesco tamaño de sus vértebras, que le han dado fama como el
dinosaurio que desarrolló la mayor masa corporal, aunque
probablemente hubo otros que fueron más largos, según lo explicó
el paleontólogo argentino Rodolfo Coria. Coria, quien dirigiera
el grupo de investigadores que descubrió esta especie de
dinosaurio, se desempeña también como director del Museo Carmen
Funes, donde se encuentran los huesos originales del animal.
Este enorme herbívoro, perteneciente al grupo de los saurópodos
y que vivió durante el periodo cretácico hace unos 90 millones
de años, fue hallado en 1987 en la provincia de Neuquen, en la
Patagonia Argentina. Los trabajos de excavación se iniciaron dos
años más tarde y concluyeron en 1995. Pero, según aclara el
mismo Coria, "no significa que hayamos trabajado seis años en el
lugar, sino que más bien se trató de tres campañas
paleontológicas, de seis semanas cada una". Coria también añadió
que "dado el gran tamaño de los huesos del animal y la dureza de
la roca que lo envolvía, se requirió de la participación de un
promedio de 15 personas en cada una de las excavaciones". El
encuentro con el dinosaurio Unos vecinos de la provincia de
Neuquén, que encontraron unos grandes huesos, fueron los que
avisaron al grupo de paleontólogos. Tras la instalación de los
expertos en el lugar se realizó un trabajo de excavación en el
cual se obtuvo una decena de huesos, la mayoría de ellos de la
columna vertebral, la cadera y miembros posteriores. Coria
aseguró que "los afloramientos en esta zona son extremadamente
abundantes, de hecho, los dinosaurios son los vertebrados más
comunes que se encuentran en las rocas mesozoicas de la
Patagonia". Asimismo, el paleontólogo sostuvo que el
descubrimiento del Argentinosaurio permitió agregar una nueva
especie a la diversidad mundial de dinosaurios. "Este herbívoro
representa un paso más en la evolución de una familia de
saurópodos típicamente sudamericana que se denomina
Titanosaurios". "Además, es un ejemplar que posee un sistema de
articulación entre las vértebras del lomo muy sofisticado,
seguramente vinculado a su enorme talla. También se ha podido
ver que todos y cada uno de los huesos que se rescataron son
huecos, como una adaptación vinculada a sus dimensiones",
precisó el especialista. El proceso de reconstrucción La
reconstrucción del esqueleto del Argentinosaurio, que ya se ha
extendido por casi un año, es un proceso bastante complicado
pues este dinosaurio es un animal muy fragmentario y el mundo
científico todavía no tiene muchos conocimientos acerca del
mismo. Sin embargo, el buen estado de los restos óseos
rescatados permitió que se reconstruyera a tamaño natural el
esqueleto completo del dinosaurio. Coria explicó que el trabajo
de reconstrucción se había realizado mediante un proceso de
anatomía comparada. Esto implica que las partes que no han sido
encontradas se construyeron tomando en cuenta las relaciones de
parenteco del Argentinosaurio con otros dinosaurios. Según el
paleontólogo, "desde el punto de vista museológico, esta
exposición es muy novedosa, pues se trata del montaje del
esqueleto más grande de un dinosaurio que jamás se haya hecho en
cualquier museo, más allá de que, en gran parte, se trate de una
reconstrucción hipotética". Exitosa trayectoria A sus 39 años,
el argentino Rodolfo Coria es uno de los paleontólogos más
destacados. Además del Argentinosaurio, entre los
descubrimientos de Coria es posible mencionar ocho nuevos
géneros de dinosaurios patagónicos, los campos de huevos con
embriones de saurópodos mejor conservados y el dinosaurio
carnívoro más grande del mundo, el Gigantosaurio, que puede
medir hasta 17 metros de largo.Para Coria su misión es clara y
sencilla: "Aportar algo al conocimiento universal, bajo la forma
de un pequeño granito de arena que son los conocimientos sobre
los dinosaurios de Patagonia." Explica que sus descubrimientos
están muy relacionados con situaciones fortuitas pues "me pudo
haber tocado a mí o a cualquier otro. Tú no sabes dónde vas a
encontrar un dinosaurio, simplemente tienes que salir a
buscarlo".
Un Dino con
muchas plumas y poco vuelo.
Científicos
estadounidenses y chinos han descubierto en el norte de China el
fósil de un pequeño dinosaurio emplumado que no podía volar. Es
la prueba definitiva, según explican los estudiosos en la
revista 'Nature', de que las plumas surgieron antes que los
pájaros o que el vuelo, es decir que algunas especies con plumas
evolucionaron después hasta convertirse en aves. Los expertos
hallaron una criatura emplumada que era levemente más grande que
un faisán en la provincia china de Liaoning, un área rica en
fósiles que datan de al menos 125 millones de años. Era un
Dromaeosauro, un depredador pequeño de dos patas y de rápida
carrera, que según los científicos, comparte un ancestro cercano
común con los pajaros. Los cientificos han estado divididos
sobre si los pájaros evolucionaron de dinosaurios o de algún
reptil antiguo, aún no descubierto. Pero Norell piensa que las
últimas evidencias resolverían cualquier duda porque las plumas
son estructuralmente idénticas a las de los pájaros modernos."La
presencia de plumas modernas en este nuevo Dromaeosaur demuestra
definitivamente que evolucionaron en dinosaurios antes de
convertirse en pájaros y volar, y que por consiguiente, las
plumas no son una adaptación para volar". Los Dromaeosauros
pertenecen a un grupo de dinosaurios llamados terópodos, que
comparten con las aves cerca de 100 características anatómicas,
entre ellas el llamado "hueso de la suerte" y las patas de tres
dedos puntiagudos
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